Durante siglos los judíos fueron vitales en la producción y la comercialización de la cerveza.
Origen antiguo
La producción de cerveza es antigua. Las tumbas egipcias cuentan con dibujos que representan la elaboración de cerveza; el código Hammurabi de la Mesopotamia en el siglo XVIII AEC, menciona la cerveza; los antiguos griegos aprendieron de los egipcios cómo elaborar cerveza y llevaron su conocimiento a Europa.
En contraste, en el antiguo Israel se favorecía el vino antes que la cerveza. Pero luego de la destrucción del Templo en Jerusalem en el año 586 AEC, los judíos fueron exilados a Babilonia y allí adoptaron el gusto babilonio por la cerveza. El Talmud registra cuatro clases diferentes de cerveza, elaboradas a partir de cebada, dátiles, higos y bayas (Pesajim 107a). El uso moderno de lúpulo, una planta relacionada a la mora, para la producción de cerveza también se menciona en el Talmud, que señala las propiedades medicinales del lúpulo como preservante y antiséptico (Avodá Zará 31b).
La popularidad de la cerveza entre los judíos de la antigüedad también es evidente en el hecho de que la cerveza sea un sustituto aceptado del vino en la ceremonia de havdalá, cuando se efectúa la transición del Shabat a la semana.
Lúpulo: un ingrediente clave para la cerveza
En la edad media los alemanes adoptaron la cerveza. Por ley, los judíos tenían prohibido elaborar la bebida nacional. Eso no cambió hasta el siglo XIX, pero los judíos se convirtieron en un elemento clave en la industria de la cerveza de otra manera: al cultivar una flor llamada lúpulo, un ingrediente crucial para la cerveza.
La ley alemana de “pureza de la cerveza” de 1516, ordenaba que la cerveza sólo podía elaborarse con lúpulo, cebada, levadura y agua. De repente el lúpulo estaba en gran demanda, lo que creó una oportunidad clave para los negocios. En esa época, muchos judíos fueron expulsados de las ciudades alemanas. Al reasentarse en el campo, los judíos comenzaron a cultivar y vender lúpulo, y muy pronto dominaron la industria. Cuando los nazis subieron al poder en 1933, los judíos controlaban un 70% de la importante industria alemana de lúpulo.
Irónicamente, la pureza de la cerveza alemana era registrada con una marca que se veía bastante judía: una estrella de seis puntas, muy parecida a la estrella de David (aunque sin ninguna relación).
Amables posaderos judíos
Un censo de los judíos polacos de 1764 reveló que aproximadamente el 80% de los judíos que vivían en los pueblos se dedicaban al comercio del alcohol, destilando y vendiendo vino, vodka, licores y cerveza. La industria de vodka y cerveza de Polonia creció en el siglo XVI, cuando los terratenientes dedicaron más terreno al cultivo de los granos necesarios para esas bebidas y establecieron tabernas para venderlas. Muchos de los posaderos que atendían esas tabernas eran judíos, porque eran considerados más sobrios y responsables que la población general.
Estos posaderos judíos eran tan habituales que la imagen del bondadoso posadero judío quedó grabada en la vida polaca. Un ejemplo es el personaje de Jankiel el tabernero, un judío sabio y patriota creado por el poeta nacional polaco Adam Mickiewicz en su obra “Pan Tadeusz”
En el siglo XIX los judíos gradualmente fueron alejados del comercio de cerveza y licor en Polonia a través de una serie de leyes antisemitas. Pero incluso entonces, muchos cristianos que poseían tabernas siguieron empleando clandestinamente a los judíos, quienes habían dado forma a la cultura de la cerveza y la taberna en Polonia a través del tiempo.
La cerveza en Norteamérica Colonial
En Norteamérica Colonial la cerveza era una bebida popular, a menudo elaborada en el hogar para el consumo familiar. En una época en la que a menudo el suministro de agua estaba contaminado, la cerveza proveía una alternativa relativamente segura para beber. A diferencia de las cervezas modernas, algunas de estas cervezas eran menos alcohólicas, por lo que eran más adecuadas para beberlas de forma regular.
Parece que también los judíos bebían cerveza en tiempos coloniales. En su libro “The Jews in Colonial America”, el autor Oscar Reiss provee el ejemplo de la casa de la familia de Judá Hay, un judío de clase media de la ciudad de Nueva York, quienes en una época vivieron en una casa que alquilaban de John Jay, padre fundador de los Estados Unidos. La familia registró gastar mensualmente 1,3 libras británicas en tres barriles de cerveza, más que suficiente para beber cerveza todos los días si así lo deseaban.
El invento de la cerveza moderna
En Alemania, en 1868 finalmente se les permitió a los judíos elaborar y vender cerveza y rápidamente revolucionaron la industria, mejorando la producción de cerveza en Alemania y en otras partes. Bernhard Purin, director del Museo Judío de Múnich donde se presentó la exhibición “Historias de la cervecería judía”, señala que: “En Alemania los judíos siempre tuvieron mucho éxito en la época de la modernización, por lo tanto entraron al negocio de la cerveza cuando fue necesario introducir una modernización”.
Los cerveceros judíos introdujeron métodos modernos de fabricación de cerveza. Uno de los pioneros fue Jakob von Hirsch, un barón judío, quien visualizó una moderna fábrica de cerveza cerca de Múnich. Durante años su sueño se vio bloqueado por los locales que guardaban resentimiento hacia sus planes, pero eventualmente el Barón Hirsch abrió la Fábrica Planegg Castle en 1836, y se convirtió en el primer fabricante de cerveza a nivel industrial.
Lowenbrau, una de las marcas de cerveza alemana más conocidas, también se originó en la visión de su presidente, Moritz Guggenheimer, uno de los primeros en comprender el potencial de transportar la carga por tren, quien transformó lo que antes era una pequeña cervecera local en el mayor exportador de cerveza de Múnich. Al comienzo de la segunda Guerra Mundial, tras haberse unido a otra compañía cervecera que pertenecía a un judío, era la mayor fábrica de cerveza de Alemania. (Los nazis pasaron la compañía a dueños no judíos y enviaron a su último presidente judío a un campo de concentración).
Los judíos alemanes ayudaron a difundir la nueva forma de elaboración fuera de Alemania. Un cervecero judío amateur llamado JC Jacobson viajó a Múnich en 1840 para aprender la nueva tecnología. Cuando regresó a su Dinamarca natal, fundó Carlsberg Beer, hasta el día de hoy la mayor y más conocida marca de cerveza danesa.
Jarros de cerveza judíosSorprendentemente, los icónicos jarros de cerveza decorados de Alemania, son un invento judío. Los alemanes tradicionalmente bebían su cerveza de jarros simples, sin adornos. A partir del 1800, los empresarios judíos comenzaron a elaborar jarros decorativos. La moda cobró impulso y hoy los bellos jarros de cerveza forman parte del arte alemán.
Llevar la cerveza a los Estados Unidos
Cuando olas de inmigrantes alemanes, incluyendo judíos, llegaron a Norteamérica en el siglo XIX, llevaron su gusto por la cerveza y su conocimiento relativo a la elaboración. Una de las marcas de cerveza más conocidas fundada por una familia judía alemana es Rheingold Beer, fundada por un inmigrante judío llamado Samuel Liebermann en Brooklyn en 1850.
La actual explosión de elaboración de cerveza en los Estados Unidos incluye una gran cantidad de productores judíos. Algunos de ellos resaltaron sus raíces judías: la fábrica Schmaltz de Nueva York produce cervezas llamadas “Mesías”, Maná” y “Jewbilation”.
La cerveza en la Tierra Prometida
En la antigüedad Israel no se destacó por la cerveza, pero en la actualidad el estado judío sobresale en la escena de la cerveza con microcervecerías de alta calidad y festivales anuales de la cerveza en Jerusalem y Tel Aviv.
La primera compañía cervecera en el moderno Israel fue una empresa francesa-israelí conocida como la Palestine Brewery, que abrió en 1934 en la ciudad de Rishon leTzión. La compañía producía una cerveza liviana y una bebida simular a la cerveza llamada Nesher Malta. En los años 50, fundaron en Rishon leTzión otra compañía cervecera, Cabeer Breweries, que inventó Goldstar, una cerveza pálida al estilo alemán. En 1968 Macabi comenzó a producir una cerveza al estilo checo que rápidamente se convirtió en la cerveza más vendida en Israel.
La primera microcervecería autorizada en Israel fue Dancing Camel, que efectuó un sorprendente descubrimiento cuando comenzó a producir cerveza en el 2006: cerca de la moderna compañía en Tel Aviv encontraron los restos de una antigua cervecería de 5.000 años de antigüedad. La compañía asume la historia judía y creó una cerveza elaborada con miel de dátiles, siguiendo una receta judía del siglo IV. Decenas de cervecerías israelíes siguieron su ejemplo.
Hoy en Israel hay alrededor de 40 microcervecerías, Los cerveceros israelíes han inventado una cerveza sin gluten, produjeron la primera cerveza de dátiles del mundo y crearon cervezas especiales que capturan los sabores del estado judío, tales como una cerveza con sabor a granada para Rosh HaShaná o cervezas saborizadas con etrog. “Ganamos premios internacionales por nuestra cerveza”, asegura Avi Moskowitz, experto de la industria cervecera israelí.
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