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Último brindis en Cerro Baúl

Los arqueólogos del Museo Field de Chicago descubrieron la semana pasada una cervecería de hace mil años en la excavación andina de Cerro Baúl, a casi 3.000 metros de altitud, una antigua ciudad de la civilización huari que dominó las montañas y gran parte de la costa de Perú cuatro siglos antes del imperio inca. La instalación se dedicaba a la producción y dispensación de chicha, una cerveza de maíz todavía muy popular en el Cono Sur. Y no era precisamente un pequeño negocio familiar. Era la mayor cervecería a gran escala del continente americano. En la sala de fermentación se pueden ver aún los restos de media docena de grandes lagares cerámicos donde, según calculan los investigadores, se podían hacer dos o tres mil litros de chicha al día, suficientes para saciar la sed precolombina de cientos de clientes huari.

Patrick Ryan Williams, del Museo Field, explicó el domingo a Reuters que la élite huari organizaba una Oktoberfest en Cerro Baúl con la mínima excusa, como por ejemplo para agasajar a los funcionarios distribuidos por todo el imperio peruano, tan extenso que muchos de ellos hablaban diferentes lenguas, pero no tan dispar como para no poder diluir las tensiones territoriales en unas buenas pintas de chicha andina bien fresca.

La civilización huari es probablemente la misma que construyó Tiahuanaco, o Tiwanaku, junto al lago Titicaca boliviano. Una de las grandes sorpresas de la arqueología precolombina de finales del siglo XX ha sido el descubrimiento de que Tiahuanaco no era un complejo ceremonial o funerario, como siempre se había creído, sino una verdadera metrópolis en estado de ebullición, y la capital de una de las más asombrosas civilizaciones de la antigüedad, desarrollada al amparo de una brillante tecnología agrícola. Los huari construían superficies de cultivo elevadas sobre una matriz de canales. Los canales acumulaban calor de día y evitaban que los cultivos se congelaran de noche. Las algas que crecían en los canales eran aprovechadas como fertilizante para el cultivo. Cuando los arqueólogos descubrieron estos ingenios, algunos campesinos bolivianos empezaron a usarlos en sus campos y el resultado fue un aumento de la producción. Tipos listos los huari.

Los indios americanos tienen fama de no saber beber, como ha quedado reflejado en docenas de películas del Oeste. Los nativos norteamericanos son de las pocas sociedades humanas que no han descubierto por sí mismas la fermentación alcohólica. Pero las tonterías se van acabando según se desplaza uno hacia el sur del continente. Ya en Sonora y Arizona, los indios papago siempre han elaborado un contundente vino de cactus, y los tarahumara mexicanos idearon la cerveza de magüey. Ahora sabemos que los huari, como buena civilización avanzada, ya habían inventado el pub irlandés hace un milenio.

La excavación de Cerro Baúl ha revelado un secreto más. Los investigadores han encontrado los restos de una última Oktoberfestparticularmente concurrida y eufórica. Los huari se bebieron toda la chicha que quedaba y, acto seguido, prendieron fuego a la cervecería y tiraron sus copas sobre los rescoldos. Fue el último brindis en Cerro Baúl. La civilización huari se esfumó poco después. Nadie sabe exactamente por qué. Nadie, salvo un borracho.

(El País, 5 de Agosto de 2004)

Descubren fábrica de chicha de 1,000 años

Antropólogos comprueban que en zona de Cerro Baúl se producía chicha a gran escala. Calculan que los antiguos peruanos elaboraban entre mil y dos mil litros de la bebida. Tras varios meses de investigaciones, un grupo de arqueólogos peruanos y estadounidenses descubrió la estructura de una fábrica de chicha que tendría más de 1,000 años de antigüedad. Los restos fueron encontrados en la zona arqueológica alta de Cerro Baúl, una localidad ubicada a más de 2,500 metros de altura que fue habitada por las familias de elite del imperio Wari, entre los años 600 y 1,000, unos 400 años antes que los incas. Patrick Ryan Williams, antropólogo del Museo Field de Chicago y director del Proyecto Cerro Baúl del Museo Contisuyo de Moquegua, precisó a Perú.21 que en esta fábrica se producía la chicha de maiz que los antiguos peruanos usaban para sus banquetes y rituales. “Se habían hallado antes vestigios de vasijas y cerámicas que evidenciaban el consumo y también la producción de chicha artesanal, pero es la primera vez que se tienen indicios de una producción a gran escala. Creemos que se trata de la fábrica de chicha más grande que hubo en los Andes,” puntualizó. Williams detalló que en diversas zonas de Cerro Baúl se han encontrado los recintos donde los antiguos pobladores hervían el agua, así como las salas donde se realizaba la mezcla de ingredientes y donde se sometía el líquido al proceso de fermentación. “Aún no tenemos un dato exacto sobre la capacidad de producción de estas estructuras, pero calculamos que aquí se preparaban entre mil o dos mil litros de chicha en una sola vez”, indicó.

CHICHA PICANTE. El antropólogo indicó que en el lugar también se han encontrado restos de granos de pimienta rosada del tipo Schinus molle, el cual se cree que habría sido empleado para producir un tipo de chicha picante. “Hoy los peruanos hacen chicha principalmente del grano, sin embargo, pruebas arqueológicas demuestran que los wari prefirieron la chicha picante hecha de molle”, resaltó. Wiilliams agregó que los botánicos del proyecto intentan recrear la cerveza antigua elaborada por los Wari de las bayas de árbol de pimienta que se usa en la cerámica tradicional. “Queremos seguir con las excavaciones para aprender más sobre la fabricación de la chicha y qué papel tuvo en la vida de los habitantes de Cerro Baúl,” subrayó.

(Perú 21, 1 de agosto de 2004)