El calimocho (del euskera kalimotxo) es un cóctel de vino tinto y refresco carbonatado de cola. La mezcla recibe muchos nombres: en España, mocho, Rioja libre o ribermocho en la Ribera del Duero, así como Bicicleta, La Chapa o DonIsau en tierras del centro de la Peninsula, en Argentina, como cascarudo, dos tonos, cachetiao, vinola, karimocho, rifle según un campero cordobés, o simplemente como vino con coca; en Brasil es conocido como vinhoca; en Chile, como jote (en referencia al ave jote), licor de ave, vino cola o tincola (vino tinto con bebida cola) y en Uruguay, como vino cortado (por analogía con el café cortado). Sin embargo, fueron los vascos quienes popularizaron la bebida con el nombre de kalimotxo (pronunciado calimocho) que es el más utilizado actualmente.
Preparación
Generalmente se emplea vino barato, aunque cuanto mejor sea el vino, mejor será la mezcla resultante. En cuanto a las proporciones y si se bebe frío, incluyendo hielo, o a temperatura ambiente, va a depender del lugar geográfico donde se esté consumiendo, como también del gusto personal. Un combinado normal consiste en servir el calimocho en un vaso ancho con hielos mezclando a partes iguales el vino y la cola.
Una de las versiones más frecuentes en España es el kali de botellón. Se prepara a partir de dos «cartones» de vino (formato habitual del vino barato) y una botella de dos litros de cola, ya que la proporción ideal es 1:1, en una garrafa de agua vacía para mezclarlo. Este formato es habitual en la zona norte de España (Asturias, Cantabria, País Vasco, Galicia, Navarra, Aragón, La Rioja, Burgos, Soria, Valladolid, Palencia y León), y también en Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid.
En algunos lugares, para su elaboración, se utiliza una bolsa de plástico sin usar, y se abre completamente un cartón de vino y se echa en la bolsa de plástico, posteriormente se rellena el cartón con bebida de cola para separar la mitad de bebida necesaria para la proporción al 50% de cola. De nuevo se vuelca el contenido del cartón en la bolsa y, una vez hecho esto, se disponen dos litros de calimocho en la bolsa y rellenando la botella con el vino del otro cartón, otros dos litros en la botella. Luego cuidadosamente se hace un agujero en una esquina de la bolsa y se rellenan los dos cartones con el contenido de la bolsa, que será el exacto.
Hay una versión más agresiva y más barata denominada morta, que consiste en echar una lata de refresco en un cartón de vino. El tamaño es el exacto para que no se desborde, siendo la mezcla más fuerte. También existe otra versión llamada kalizer, cervino o cervemocho, que es la mezcla entre cerveza y calimocho; la mezcla varía entre el 50% cerveza y 50% calimocho, o 25% cerveza y 75% kalimotxo.
Otra forma de mezclar la bebida muy común en León consiste en comprar barreños, talegas o cualquier tipo de cubo de tamaño considerable. Se mezclan en él las partes de vino y cola, añadiendo hielo según va siendo necesario. Los comensales van rellenando del cubo sus vasos individuales. Esta práctica se la conoce en algunas regiones como «cubotellón».
El calimocho en España
El origen del nombre no está claro, pero ya antes del año 1970 existía esta combinación, y se le solía llamar rioja libre o cuba libre del pobre, dependiendo del lugar de España, antes de la leyenda popular. En la Barcelona de la década de 1970 también era conocido por El Cubata Gitano.
Según la leyenda popular, el nombre original vasco para la popular mezcla, kalimotxo, que dio origen a la españolización calimocho, se atribuye al grupo "Antzarrak" que inventó el término (en honor a un componente de dicho grupo apodado Calimero) en las fiestas de 1973 del Puerto Viejo de Algorta (Guecho, Vizcaya, País Vasco).4 En una txosna (caseta con barra de bar) de dichas fiestas vieron que el vino comprado estaba picado y antes de tirarlo pensaron en mezclarlo con algo para no perder ese dinero. El nombre de la mezcla viene de dos miembros de dicha cuadrilla apodados Kalimero y Motxo. El término kalimotxo se fue extendiendo por el País Vasco popularizándose ya a principios de la década de 1980 y de ahí se extendió por las regiones vecinas y finalmente a toda España.
Actualmente también pueden escucharse las formas abreviadas motxo o kali. Junto al término del calimocho nace el de cachi (en euskera katxi forma abreviada de "Kattilu", tazón grande), para referirse a un vaso de plástico de gran tamaño, también llamado en otras zonas como mini, litro, maceta, cubalitro o megavaso.
Existe también la teoría de que el origen de esta mezcla, hecha a base de vino tinto y Coca-Cola, se remonta a Italia, durante la Segunda Guerra Mundial, época en la que los soldados americanos tuvieron la feliz idea de combinar el vino tinto de Chianti con Coca-Cola, con la idea de crear un sofisticado cóctel.
Es muy popular preparar el kalimotxo en el fenómeno juvenil del botellón. Hay muchas formas de beber el calimocho, a veces mediante juegos como el Caballero del tres o el Quinito, aunque hay muchos otros juegos con katxis. Por otra parte, el kalimotxo está presente en los bares juveniles cuando se juega a El duro.
En las fiestas patronales de los municipios de la Comunidad de Madrid es frecuente que los establecimientos y puestos de venta de bebidas alcohólicas sirvan calimocho en vasos grandes de aproximadamente 1 litro denominados minis.
El jote chilenoEn Chile, este cóctel recibe su nombre en alusión al jote —un ave carroñera de plumaje negro y cabeza roja, colores que se asocian con el vino tinto y la bebida de cola, respectivamente—. Debido al origen de este nombre, esta preparación es también llamada, en tono lúdico, «licor de ave» o «avecor» [sic], este último como contracción de «ave cordillerana». También se le conoce como «tincola» por «vino tinto» y «bebida de cola».
Impacto social y cultural
Fácil de hacer, barato y refrescante, el calimocho tiene una gran presencia en todo tipo de fiestas, privadas o en la calle. Por tanto no es extraño que haya sido objeto de varias canciones de muy distintos estilos musicales.
En lo referente a cocina, el sabor del calimocho ha sido protagonista en algunas recetas en las que el calimocho contribuye con el sabor del vino tinto (muy recurrido en cocina) pero con el característico toque dulce que aporta el refresco de cola. El rifle, sin lugar a dudas, es de las bebidas más refrescantes para disfrutar un hermoso verano.
Goaßmass, el calimocho alemán que mezcla cerveza y Coca-Cola
La combinación de cerveza con Coca-Cola y licor de frutas puede sonar a mezcolanza digna de fiestas universitarias, pero se trata de la receta de un curioso cóctel que podríamos definir como el calimocho -o la michelada- alemán. Es la Goaßmass o Goaß, una bebida muy popular en el sur de Alemania durante los años 80 y que ahora está resurgiendo con nuevas connotaciones.
El país germano no vive ajeno a la moda de las cervezas artesanas y otras bebidas a mendo asociadas a los millennials. Reivindicar hoy la Goaßmass es una declaración de intenciones frente a esas tendencias globalizadas, incluso se está convirtiendo en la bebida simbólica del activismo urbano contra la gentrificación, el cambio climático y otras problemáticas sociales del siglo XXI.
Para comprender la cultura alrededor de este cóctel es importante el contexto en el que surge. Alemania es un país muy grande con regiones claramente diferenciadas en las que los modos de vida, las costumbres y la gastronomía difieren mucho, también en las bebidas. Para el resto del mundo es un país cervecero -aunque no es el que más consume en Europa per cápita- que asociamos a la Oktoberfest, pero la gran fiesta de la cerveza es, sobre todo, un evento puramente bávaro.
Los propios alemanes consideran a Bavaria como una región algo especial en cuanto a gustos y costumbres, con Múnich como el gran epicentro del que habitualmente surgen tendencias que se extienden al resto de regiones. Y aunque algunos medios vaticinan la inminente llegada de la Goaßmass a bares de todo el país, quizá sea una bebida demasiado local para convencer a otros paladares.
Bebida popular y humilde que se recuerda con nostalgia
Los años 70 y 80 vivieron la edad de oro de este cóctel de cerveza y refresco de cola, casi siempre aderezado con un buen chupito de licor de cerezas -Kirsch-. Era un trago popular entre la juventud de la época alejada de la pretenciosidad de las clases altas, muy común en las discotecas y fiestas de estudiantes.
Se tomaba en los bares sin tener que aparecer necesariamente en ninguna carta y también era muy consumida en festivales y eventos locales, fiestas de barrio y en las Stammtisch, una especie de mesas redondas o reuniones comunitarias de gente con algún interés en común, muy típicas en Múnich y alrededores.
Su nacimiento concreto no está muy claro, como ocurre con tantas especialidades de origen humilde. Se relaciona con los jesuitas de Múnich que en el siglo XVIII elaboraron una variante más ligera de la cerveza Bock. Tenía un sabor más dulce y la bautizaron como Gais, cabra, Goaß en dialecto bávaro. Se dice que la bebida adquirió su forma y nombre definitivo en el festival Gäubodenvolksfest de Straubinger.
Y como tantos productos populares, la bebida se conoce por otras denominaciones en distintas zonas; además de las variantes Goaßnmaß y Goaßmaß, los suevos la llaman Goißmaß, en la Alta Franconia se suele encontrar como Gaaßmoß, Bumber o Bumbaraparece más en la Franconia media, incluso hay quien la llama, sencillamente, Schwarze (“negra”).
La receta básica y sus variantes
¿Cómo se prepara una Goaßmass canónica? La receta no tiene mucho misterio, si bien, como el calimocho, admite variaciones y toques personales al gusto del consumidor.
- 0,5 l de cerveza negra o rubia oscura.
- 0,5 l de refresco de cola, habitualmente Coca-Cola.
- 1 chupito tipo Stamperl (4 cl) de Kirsch (licor de cereza) o brandy.
Se utiliza una jarra de cerveza de tipo Maß, que hoy en día tiene aproximadamente 1 litro de capacidad. Primero se llena la mitad con la cerveza, después se agrega el refresco, y se termina con el licor.
Por supuesto, también hay defensores del orden inverso, vertiendo primero la Coca-Cola y luego la cerveza, y versiones más creativas en cuanto al licor se refiere. En teoría a los jóvenes les gusta más un licor afrutado y dulce, pero hay versiones con whisky, licor de huevo o incluso huevo crudo.
En principio, una jarra de Goaßmass tiene menos alcohol que una cerveza “completa”, siempre que no se nos vaya la mano con el licor. Pero es una bebida muy calórica, con unas 526 kcal por ración.
¿Una cerveza activista?
La popularidad de este peculiar cóctel de cerveza empezó a decaer poco a poco desde la década de 1990, si bien se mantuvieron algunos “templos” donde ya en los 2000 conservaban una clientela fiel, sobre todo en la Baja Baviera. Pero hace un par de años que su consumo ha experimentado un notable repunte, como han señalado diversos medios del país.
Es inevitable que a las nuevas generaciones de jóvenes alemanes, en sus primeros contactos con la cerveza y el alcohol, esta bebida les llame la atención. La cerveza puede resultar muy amarga para bebedores novatos, pero la Goaßmass es más dulce y suave, con tiene este toque familiar de la Coca-Cola. Además, es divertida de preparar por la reacción del refresco carbonatado con la cerveza. Aunque pasada la curiosidad inicial, no parece calar a fondo entre la juventud.
Sin embargo, es entre los alemanes bávaros de mediana edad -o ya rondando la cincuentena- entre los que resurge esta bebida. Tiene el inevitable halo nostálgico de la juventud pasada, pero también está cobrando un matiz activista.
En Múnich, como en casi toda Alemania y tantas otras grandes capitales, la gentrificación se ha convertido en un grave problema que está disparando el precio de la vivienda. Vecinos de toda la vida y gente más humilde no puede asumir los costes de los alquieres, que siguen en alza mientras se transforman los barrios.
Locales y productos de moda como las cervezas artesanas y tantas bebidas que son “tendencia” se asocian a esta gentrificación, por eso recuperar algo tan popular y local como la Goaßmass tiene algo de simbólico. Es una forma de reivindicar la cultura propia, lo autóctono, y de reconectar con un tiempo pasado en el que había más conciencia de lucha social.
También, como exponen en ze.tt, pedir una jarra de Goaßmass en lugar del Spritz o cualquier otro aperitivo extranjero de moda es una declaración de intenciones como protesta por la huella ecológica. Frente a la obsesión por viajar y coger un avión a las primeras de cambio, se elige algo puramente local.
Una bebida aún muy localista
La oferta de Goaßmass está volviendo a recuperar su sitio en bares, Biergartens y festivales, pero aún le queda terreno por reconquistar fuera de sus consumidores habituales. Prácticamente desconocida entre los turistas, tampoco parece gozar de gran popularidad entre los treinteañeros que no la conocieron en su época, menos todavía entre quienes no son bávaros de pura cepa.