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Aloja

Aloja es el nombre dado a diversos tipos de bebida en España, Argentina, Chile, Bolivia y algunos otros países hispanoamericanos. Dependiendo del lugar del mundo al que se refiera, la aloja puede tener diversas recetas.

La etimología de la palabra, pese a que la primera sílaba de la palabra sugiere un origen arábigo, pasó al español desde el griego (ἀλόη (halóé), ὀξεῖα (óxia)= áloe agrio) a través de la transcripción latina: aloxia.

Argentina

La forma más común de aloja es una bebida alcohólica preparada por la "algarroba" o "algarrobo" (Prosopis alba o Prosopis nigra). Se elabora mediante un proceso rudimentario que consiste en colocar en un recipiente cerrado este fruto con agua pura, aproximadamente cinco algarrobas maduras, medianas por cada litro de agua. Basta con partir en dos partes cada algarroba para un correcto proceso de fermentación. También puede agregarse un poco de azúcar, pero desvirtúa el sabor final de la bebida. Colocado el recipiente en un ambiente oscuro por un periodo de aproximadamente 4 días se genera el suficiente grado etílico para convertirla en una bebida de sabor muy agradable. Cuanto más tiempo se deje el preparado mayor es la graduación alcohólica que alcanza, no siendo recomendable dejar por más de dos semanas el preparado, siendo frecuentemente de color anaranjado. Alcanzada la graduación deseada, se extraen las algarrobas y puede conservarse refrigerado.

Es una bebida típica del norte y de la región Chaqueña de Argentina, lugares donde abundan los algarrobos. Hasta los años 1960 era común la venta de aloja en quioscos (despachos callejeros) especiales ubicados en las plazas de ciudades como San Miguel de Tucumán, los quioscos de aloja eran estructuras metálicas que por su forma solían ser llamadas "campanas". Existen otras variantes de aloja según el ingrediente principal que se utiliza, por ejemplo: aloja de maní, maíz etc. Es de notar que con una preparación semejante aunque sin que llegue a fermentar o con una fermentación tan leve que la graduación alcohólica sea de <1° se produce una bebida refrescante llamada añapa. En Argentina la aloja de tipo español que se prepara solo con agua, especias y miel es llamada aloja de miel.

Chile

Una bebida tradicional en Chile, es la aloja de culén (Otholobium glandulosum). También se usa en la preparación del “ponche de culén,” una bebida espirituosa tradicional que se elabora para celebrar Navidad y año nuevo: palitos frescos y descortezados de culén se hierven en agua, se cuelan, y con el líquido y azúcar se hace un almíbar, al que se añade aguardiente una vez que está frío.

En la localidad de San Pedro de Atacama, Región de Antofagasta, el pueblo indígena lickanantai (atacamas o, atacameños) prepara una bebida alcohólica fermentada a base de agua y frutos de algarrobo criollo (Prosophis alba) que los españoles cuando llegaron a la región, lo llamaron aloja. Sin embargo el nombre en lenguaje kunza es ckilapana (Vaisse et al., 1896). La ckilapana hoy se utiliza principalmente en actividades tradicionales de las labores agrícolas-ganaderas como la limpia de canales, las mingas de siembra y trillas, “floreamiento” de ganado auquénido, etc. Sin embargo, no existen documentos de estudios de esta bebida, solo reseñas históricas de aquellos que visitaron la zona de San Pedro de Atacama en el siglo XIX.

España

Patio del Corral de comedias de Almagro.
Al fondo, se situaban los "alojeros".
Se llamaba aloja a una bebida que era servida en los corrales de comedias en los siglos XVI y XVII.1​ Estaba compuesta de agua, miel y especias (como canela o pimienta blanca) y era vendida en los alojeros, cuando había función. Es probable que esta bebida en principio anahalcólica (no alcohólica) fuera posteriormente mezclada con vino, burlando la legislación.2​

Los alojeros se situaban en la galería baja, en la zona inmediata al zaguán de entrada al corral, en el porche situado al fondo del patio; ese espacio fue más tarde ocupado por los llamados "palcos alojeros".3​

Referencias

  •  «alojería» Diccionario de la lengua española. Consultado el 2 de marzo de 2013.
  •  Romero, Francisco: Almagro y el Corral de Comedias, Baobab Ediciones, Almagro, 2003, pag.13
  •  Gómez García, Manuel (1997). Diccionario del teatro. Madrid, Ediciones Akal. p. 33. ISBN 8446008270.





La receta de la Aloja, el refresco con el que aliviaba el calor la Corte en el Siglo de Oro

«Agua del río, levadura antigua, miel muy buena, polvos de jengibre y pimienta longa, canela, clavo y nuez de especia».
  • En los calurosos veranos, Mariana de Austria autorizaba el pago de más de 250 maravedís al día para ser servida en palacio
La aloja fue en el Siglo de Oro el símil más cercano a una resfrescante caña de cerveza o un tinto de verano. Fermentada o no, la aloja –un agua miel especiado– se guardaba en las cuevas para ser disfrutada fresca. La helada –por contacto con cubas de nieve traída de la sierra o mezclada con ella a modo de granizados– estaba reservada inicialmente a la clase alta. Se sabe, por documentos antiguos, que en los calurosos veranos la reina Mariana de Austria, esposa de Felipe IV, autorizaba pago de más de 250 maravedís al día de aloja para ser suministrada en palacio.

La bebida, muy popular en toda España, llevó a la constitución en 1640 de un gremio de «alojeros» para regular el precio y la calidad de este refresco dulzón. La aloja dejó de mezclarse directamente con la nieve y se idearon máquinas para enfriar rápidamente esta bebida. Las alojerías adquirieron unos aparatos llamados «órganos» que, según el Diccionario de Autoridades de 1.737 consistía en «una máquina compuesta de dos o tres cañones de estaño, que se comunican entre si, y por un cabo remata en una boca angosta, y por el otro, que se levanta recto, hay uno como brocal de bota grande, del mismo metal. Poneseles nieve encima de los cañones y echando por el brocal la porción que se pide del mismo licor, sale otra tanta muy fría por la boca angosta. Usase el verano en las tabernas» [sic].

Las alojerías proliferaron en la capital hasta bien entrado el siglo XIX. En los corrales de comedias nunca faltaba una en sus laterales. En ellas, además de la bebida, se vendían obleas y barquillos para acompañar. Según María Isabel Gea en su «Diccionario breve de Madrid» estos establecimientos tenían en la puerta una bandera blanca con una franja roja, distintivo que recordaba a las tiendas de los campamentos cristianos, donde se repartía este brebaje a los soldados con fines curativos.

Los últimos establecimientos de este tipo que hubo en Madrid estaban en la calle Toledo, en la Puerta del Sol y en la calle Montera. Desaparecieron entre 1835 y 1838.

Las alojerías se reconocían por tener en la puerta una bandera blanca con una franja roja cruzada, distintivo que procedía de las tiendas de los campamentos cristianos donde se repartía esta bebida a los soldados con fines curativos.

La fórmula de este refresco era secreta, cada alojero tenía su receta propia, aunque tenemos una receta escrita en el libro "Tratado del vino aguado y agua envinada, sobre el aforismo 56 de la sección 7 de Hipócrates" de Jerónimo Pardo en 1656:

Receta para hacer aloja: 

  • Agua del río 30 libras
  • levadura antigua 4 onzas
  • miel muy buena 3 libras
  • polvos de jengibre y pimienta longa de cada uno media onza
  • canela 3 dracmas
  • clavo dracma y media
  • nuez de especia una dracma

El refresco de aloja, se servía muy frío así que después de hecha la mezcla y colada, se ponía en cántaros de vidrio y se enfriaba en las cuevas, pozos o lo mezclaban con agua de nieve, hasta que en 1639 se prohibió el uso de la nieve en contacto directo.
"querrás agua de limón
guindas o canela?
luego
Inés, ¿todo el día es de agua?
no, que también darte puedo
¿qué? ¿sorbete o garrapiña?
de aoja, que es lo que tengo"
 
(Pedro Calderón de la Barca)
En 1640 se creó el gremio de alojeros y en 1644 subió el precio de la bebida. En tiempos de Mariana de Austria (esposa de Felipe IV) en 1647 se consumían en Palacio 252,2 maravedíes al día de aloja.

En los siglos XVI y XVII, en los corrales de comedia, se crearon alojerías, donde se servían además de esta bebida, barquillos y obleas.

Noticia periodística:
"El día 1º de este mes se encontró una mula chica. Quien la hubiese perdido acuda a la alojería del Rastro, que dando las señas individuales la entregarán." 
(Diario de Mdrid, jueves 8 de marzo de 1810)






La chicha Aloja o Chicha de junta embarra

La chicha Aloja o Chicha de junta embarra, es muy gustada y en su preparación se pone a tostar el maíz hasta que se encuentre dorado, luego se le echa agua y se pone a hervir junto con rebanadas de piña, naranja, jengibre, canela y el secreto, fruto de malagueta hembra (Xylopia aromatica; esto es esencial ya que le da el toque especial). Todo se deja en cocimiento hasta que el maíz esté suave, se deja reposar hasta el día siguiente y luego se muele todos estos elementos, el jengibre no se le puede echar todo ya que puede quedar muy picante debes hacerlo con cuidado; el agua que se utilizó para hervir el maíz no se debe votar, después de molido el maíz se cuela; azúcar al gusto y nuez moscada.






Aloja en Chile

Aloja. 
Folk. 
Bebida casera compuesta de agua, miel y especias. Sin embargo, en América es sinónimo de licor fermentado con algarrobas. En Chile, en particular, la aloja se identifica con la bebida preparada con palos de culén, palo de guindo y quinina, que al hacerse hervir se deposita en un calabazo con pimienta, clavo de olor, canela y unas granos de maíz tostado.En la época colonial la aloja sirvió de refresco en las tertulias. Hoy día casi se desconoce y ha sido reemplazada por otros tipos de refrescos. 
Bibliografía 
Mackenna, Benjamín Vicuña. "Historia Crítica y social de la Ciudad de Santiago, desde su fundación hasta nuestros días". Tomo II. Valparaíso, 1869.Pereira Salas, Eugenio. "Apuntes para la Historia de la Cocina Chilena". Santiago, 1943.Real Academia Española. "Diccionario de la Lengua Española". Madrid, 1956.




Doña Zulma, portadora de la receta de la auténtica aloja de maní


Tarija es una región rica en gastronomía, principalmente por sus platos coloridos y sabores refrescantes y naturales de sus refrescos, entre los que sobresale el tan particular deleite que siente el comensal al poder disfrutar de una autentica aloja de maní, receta original que posee Doña Zulma Cruz en la comunidad de San Lorenzo.

La aloja de maní es una bebida típica de toda la región sur de Bolivia, pero aún se desconoce oficialmente su origen ya que hay versiones que sería de San Lorenzo pero otras de Padcaya, regiones cercanas a la capital del departamento donde tarijeños y no tarijeños visitan para poder refrescar su jornada o simplemente volver a saborear un sabor, que por su gusto tan especial y delicioso, deja sin palabras a todo el que lo prueba.

Sin embargo para Doña Zulma, el origen es netamente mendeño (porque San Lorenzo pertenece a la provincia Méndez) donde su familia viene preparando este tipo de bebida refréscate y sin alcohol desde hace ya tres generaciones.

“Es mendeña, la receta es mendeña, mi abuela obtuvo tu receta de una de sus sirvientas hace como 70 u 80 años, esa señora  que se llamaba Concepción, hacia el refresco para la fiesta del santo de aquí San Lorenzo, hervía el maní en una olla de barro para luego endulzarlo con azúcar”, comenta Doña Zulma mientras entrecierra los ojos como tratando de acordarse de su infancia.

“Mi mamá Asunta (como llamaba a su abuela) un año le ayudó a preparar el refresco para hacer más y así vender y ganar plata para poder comprar maíz que nos faltaba para la siembra, y al estar probando mi mama Asunta dijo que estaba muy caima (sin sabor) y le agregó clavo de olor y canela para darle más aroma, ese año hicieron cuatro ollas de refresco y se vendió toditito en solo la mañana”, cuenta Doña Zulma.

Doña Zulma actualmente tiene 64 años, ojos cansados y manos que tiemblan debido a inicios de parkinson que le diagnosticaron unos años atrás, pero que no le impide ponerse su delantal blanco de miércoles a lunes para seguir con la tradición familiar de vender aloja de maní, junto con otros refrescos como la aloja de cebada, linaza y pelón, frente a la plaza principal de la comunidad de San Lorenzo.

“Ya estoy vieja, me tiemblan las manos por esa enfermedad que tiene un nombre de un europeo, pero igual estamos aquí casi todos los días, menos los martes, porque ese día yo descanso, voy al cementerio a ver a mis papás, pero después estoy siempre aquí, los fines de semana me ayudan a veces mis hijas y cuando vienen a visitarme también mis nietos, aunque más que ayudar juegan y tomar harto refresco”, comenta Doña Zulma en medio de sonrisas.

La jornada laboral de Doña Zulma inicia a las tres de la tarde cuando comienza con la preparación de los diferentes refrescos que venderá al día siguiente entre ellos la aloja de maní, terminando esta preparación cerca de las diez de la noche para poder entrar a descansar porque al día siguiente se despierta a las cuatro de la mañana y transporta los refrescos para vender a la plaza de San Lorenzo que está a unas calles de su hogar para luego iniciar con la venta.

¿aparte del maní, el clavo de olor y la canela, que otros ingredientes tiene la aloja de maní?- «Se silba, pero no se canta”, dice Doña Zulma con picardía por lo que deja entender que parte de la receta permanecerá solo en su familia.

“Tengo una hija, la María, que es la única que le gusta esto de hacer refrescos, los otros tres me dicen que no da plata y que es mucho trabajo para que nos paguen tan poquito. Me gustaría que María siga con esto del refresco, aunque ella se va a vender a Tarija, no importa lejos, pero que siga haciendo aloja, es el regalo de la familia”, apunta.

La aloja de maní es una tradición tarijeña que muy pocas personas, como Doña Zulma, conocen su verdadera forma de preparación, sin embargo ya hay recetas simples que se las puede usar y que tiene ingredientes fáciles de encontrar en cualquier mercado de la ciudad.

La aloja de maní tiene como ingredientes base maní con la segunda cáscara, clavo de olor, canela, cáscara de naranja y miel, aunque en los últimos años también se la endulza con azúcar.

La preparación es simple, cualquier persona la puede realizar, primero se hace hervir en agua la cáscara de naranja con el clavo de olor y la canela para después dejar enfriar.

Mientras se espera que hierva el preparado, se tuesta el maní en el horno teniendo cuidado de no quemarlo, para luego pelarlo y molerlo hasta que quede seco, sin el aceite que tiene el maní para de ahí, teniendo ya el maní molido y sin aceite, se lo disuelva en agua hasta que no quede grumos pero que parezca una pasta espesa.

Finalmente se mezclan las dos sustancias, el agua hervida de naranja con el maní disuelto, se añade un poco más de agua hasta que tenga la consistencia que se desee, se endulza y se deja reposar en un recipiente bien tapado por un día. Para servir se le aumenta hielo.

La aloja de maní en Tarija se vende en los mercados y también en el atrio de la iglesia de San Roque en el barrio del mismo nombre, pero si lo que se desea es poder saborear el verdadero y original sabor de la aloja de maní de antaño, se debe visitar a doña Zulma en San Lorenzo quien con su amable sonrisa te servirá hasta con “yapita”.





Aloja y Añapa

La Aloja y la Añapa son dos tipos de bebidas realizadas con algarroba (de preferencia Prosopis alba); la primera se deja fermentar, la segunda no. La añapa se hace también de Chañar (Geoffroea decorticans) y Mistol (Schinus molle), la Aloja de Molle (Schinus molle) y Maiz.

De la aloja ha escrito Coluccio que es una cerveza de la algarroba blanca y, según Lafone y Quevedo, se prepara moliendo las vainas y echando todo a fermentar con agua en un noque (lagarcillo de cuero) o bilqui (tinaja grande cortada por la mitad). Para abreviar la operación se suele poner como levadura un poco de concho, heces de aloja hecha. A las pocas horas resulta una bebida fresca y agradable. Se prepara también aloja de molle y de maíz.

En Tucumán, para su preparación machacan en un mortero los frutos del algarrobo, en especial blanco, y ponen la pasta a fermentar con agua en una tinaja o en una batea de palo borracho. A los dos días van sacando con las dos manos los restos de chauchas que quedan y agregan mayor cantidad de algarroba machacada, para que siga la fermentación. De vez en cuando prueban para saber cuándo estará a punto la bebida. Una vez lista, la toman, porque no se conserva por mucho tiempo.
Esta bebida, al ser elaborada en forma casera, no es muy difundida. La misma se utiliza con fines medicinales por sus propiedades diuréticas.
Puede servir para la fabricación de aguardiente y alcohol.

Preparacion
  1. Moler el fruto del algarrobo blanco en mortero de madera.
  2. Agregarle agua y mezclar.
  3. Colocar la mezcla en un recipiente tapado y guardarla en lugar fresco, seco y oscuro.
  4. Dejarla unos días para que fermente.
  5. Luego de unos días, sacar la mezcla y colarla con un paño.
  6. Colocar el líquido en un recipiente y beberlo como bebida alcohólica.
La Añapa es una preparación dulce, elaborada por la algarroba (Prosopis alba o Prosopis nigra). Se prepara moliendo suavemente la algarroba en un pequeño mortero, sin ejercer demasiada presión para sólo despegar la carne de las semillas, luego se mezcla con leche fresca y se deja por lo menos 20 minutos para que la pasta generada absorba la leche. Se obtiene un alimento dulce, sin necesidad de agregar azúcar. Es usual consumirlo como postre.

Existe por otra parte una variedad de añapa realizada solo con agua y que en realidad se produce con un proceder semejante al usado para la aloja aunque sin permitir que el caldo fermente, por lo cual se obtiene una bebida bastante nutritiva, grata al gusto y refrescante.

Esta bebida refrescante que se hace con la vaina madura del algarrobo, bien tierna, con el chañar y el mistol. Es más suave que la aloja. Después de molida se mezcla con agua y se revuelve hasta que suelta todo el jugo; luego se cuela y se deja reposar en unas vasijas especiales.

Es mejor ocupar la algarroba blanca que la negra. Se puede echar agua hasta tres veces, porque después el jugo empieza a ponerse amargo´.

Añapa (bebida refrescante)
  1. Moler el fruto del algarrobo blanco en morteros (la algarroba debe estar madura).
  2. Agregarle agua helada y mezclar.
  3. Colar la mezcla con un paño.
  4. Beber el jugo como refrescante.




Chichas en el Chile precolombino


Chicha es una palabra de origen antillano que se refiere a una bebida de baja graduación alcohólica obtenida de la fermentación de almidón o azúcares de casi todos los granos, tubérculos, raíces y frutas espontáneas comestibles, mieles y otros. La palabra se difundió con los españoles por todo el continente, perdiéndose en la mayoría de los casos las voces vernaculares.

El objetivo del trabajo fue de pesquisar y sistematizar la información relativa a la preparación y consumo de bebidas fermentadas, registrando las especies botánicas empleadas en su elaboración y estableciendo relaciones con la vida civil, social y religiosa. La base de información fueron los cronistas, estudios etno-históricos y etno-botánicos, el análisis semántico de vocablos indígenas y tradiciones que aún perduran en algunas comunidades rurales.

El consumo de chicha estaba muy vinculado a la vida social y a los momentos trascendentes de la vida de las personas: nacimientos, matrimonios, muertes, inauguración de una vivienda, mingas por siembras, cosechas, etc. y también a las grandes ocasiones de la vida comunitaria como ceremonias rituales, nguillantunes, torneos de chueca, iniciación de machis, preparación a la guerra, etc. Tenía un rol determinante en los hábitos alimentarios, sumando un aporte calórico no desdeñable a la dieta en particular después de grandes esfuerzo, como es el caso de las mingas vistosamente regadas. En algunos casos se le atribuía también un rol medicinal.

La mas extendida en todo el país fue sin duda la chicha de maíz (Zea mays L.). En el norte se empleaban también los frutos de algarroba (Prosopis sp.) y de molle (Schinus sp.), mientras en el sur eran frecuentes las preparadas a base de frutas regionales (Fragaria chiloensis, Berberis sp., etc.). Solo las poblaciones del extremo sur no consumieron chichas.


Elaboración de las chichas

La palabra define a una bebida fermentada de baja graduación alcohólica, generalmente alrededor de 3 a 7 grados, que se obtiene por la fermentación de azúcares o almidones que se transforman en alcohol gracias a la acción de levaduras del género Saccharomyces. El grado alcohólico de la bebida varía según la mezcla de base, las levaduras presentes y el tiempo de fermentación. En las chichas el rendimiento en alcohol era bajo por la fermentación espontánea.

En el caso de los almidones, se produce primero su desdoblamiento en azúcares simples por la acción de enzimas a través del proceso de maltaje, necesario para la obtención de las substancias fermentables. Para la chicha de maíz y otros cereales, el procedimiento se iniciaba en líneas generales, remojando los granos por algunos días, para luego dejarlo en reposo en un local húmedo y oscuro hasta que empezara a germinar. Cuando aparecía la raíz se sabía que las transformaciones químicas de los almidones del grano habían formado las enzimas necesarias para la fermentación, al cabo de lo cual se colocaban al sol y se dejaba secar. Así tostado y seco el producto se molía constituyendo la base farinácea y fermento de la chicha. En el momento en que se requería, este producto era hervido en agua y dejado fermentar por algunos días, se obtenía la bebida (Madeiros 1988:19; Estrella, 1988:86).

El proceso de preparación tradicional partía a menudo de harina de maíz masticada, pues la ptialina de la saliva inicia la degradación de los almidones. Así se formaba el muku con lo que se obtenía una bebida con especiales propiedades de fermentación y gusto característico Mendoza, (1957:81). Un procedimiento similar es mencionado también para la yuca (Raimondi, 1929:59) y para la quínoa (Vásquez, 1967:268).

Según Cobo (1964:162) la chicha más ordinaria: “...es la que se hace de maíz mascado; para lo cual se ven no solo en sus pueblos sino también en muchos de españoles [...] hechos corrillos en las plazas de indias viejas y muchachos sentados mascando maíz [...] No mascan todo el maiz de que se hace la chicha, sino parte de él, que, mezxclado con los demás sirve de levadura. La cual tienen los indios por tan necesaria para darle el punto a la chicha”.

Un documento Anónimo atribuido a Blas Valera de aproximadamente 1594, señala que: “...para que el vino tuviese los efectos que se pretendía [...] se lindase el maíz con la saliva del hombre”. De esta manera: “habría nacido la costumbre de mascar los niños y las doncellas el grano de maíz, y lo mascado ponerlo en vasos para que después se cociese y pasase por diversos coladores de lienzo de algodón y agua limpia y el agua que de todo esto se exprime, sea el vino del cual usaron mucho tiempo” (Anónimo, 1968:174).

La chicha de fruta se obtiene por la fermentación espontánea del jugo. El tiempo de fermentación está en estrecha relación con la maduración (contenido de azúcares) y la temperatura ambiente. Está ampliamente documentado el empleo de diversas especies en la preparación de chichas. Ovalle (1978:62) indica que: “...la chicha es su vino ordinario, el cual también hacen de otras frutas de árboles”. En relación con esto, Reiche (cit. por Martínez-Crovetto, 1982:66) señala para los araucanos: “estos indios [...] además del maíz emplearon frutas silvestres”, entre las cuales las más importantes eran los calafates (Berberis sp.), la frutilla (Fragaria chiloensis), el maqui (Aristotelia chilensis), el miñe-miñe (Rubus geoides), la murtilla (Ugni molinae), la luma (Amomyrtus luma ), entre otras. A veces, los utilizaban solos pero con frecuencia los hacían fermentar mezclados. El mismo autor señala que una vez criado el fermento necesario en la fruta triturada con agua, se le guardaba de un caso al otro, de suerte que se puede decir que los microorganismos de la fermentación -la levadura en este caso- se conservaban y cultivaban. Un procedimiento parecido es mencionado por Furlong (1969:372, citando a Coluccio) en la preparación de chicha de algarroba (Prosopis sp.): “Para abreviar la operación se suele poner como levadura un poco de concho, heces de aloja hecha. A las pocas horas resulta una bebida fresca y agradable”.

Propiedades medicinales de las chichas

A las chichas se les atribuían diferentes propiedades medicinales. Según Patiño (1984:18), para algunos dietistas contemporáneos la chicha tuvo en la época prehispánica un efecto razonablemente benéfico en la normalización de las funciones de eliminación.

Los cronistas señalan para la chicha de maíz (Zea maiz), algarrobo (Prosopis sp.) y molle (Schinus sp.) en particular, propiedades preventivas o curativas de aparato urogenital. El que las poblaciones nativas no tuvieran cálculos (mal de piedra) ni enfermedades renales, sorprendió enormemente a los españoles, porque estos eran males frecuentes entre ellos.

En cuanto a la chicha de maíz, en Anónimo (1968:174) se hace hincapié en señalar que: “...para que el vino tuviese los efectos que se pretendía de lavar la vejiga y deshacer la piedra, se lindase el maíz con la saliva del hombre, que es muy medicinable”. Cobo (1956:II-15) escribe que: “...apenas se haya indio que padezca mal de orina ni críe piedra...”, y agrega que: “...toda suerte de chicha de maíz, bebida, aprovecha contra el mal de detención de orina; contra las arenas y piedras de los riñones y vejiga; a cuya causa, nunca en los indios, así viejos como mozos, se hallan estas enfermedades, por el uso que tienen de beber chicha”. Aconseja Cobo (1964:163): “Y tomando desta bebida, cuando no está muy agria o madura, medio cuartillo caliente en ayunas, aprovecha contra la cólica pasión y contra todo detenimiento de orina y mal de ijada. También sirve el concho o asiento de la masa que hace la chicha, porque, aplicado sobre los pies gotosos, les quita el ardor y mitiga el dolor”. Garcilazo (1960:77) escribe refiriéndose al maíz que: “es de mucho provecho para el mal de riñones, dolor de ijada, pasión de piedra, retención de orina, dolor de la vejiga y del caño; y esto lo han sacado de ver que muy pocos indios, o casi ninguno, se halla que tenga estas pasiones, lo cual atribuyen a la normal bebida de ellos, que es el brebaje del maíz.”.

Furlong, citando a Pedro Montenegro, indica que se hace con la fruta del algarrobo (Prosopis sp.) una aloja, que llaman chicha, la cual tomada con moderación por la tarde y mañana abre las vías, deshace las piedras y tofos de la vejiga. La chicha ha sido considerada diurética y de notoria eficacia para expeler los cálculos de la vejiga, pudiendo asegurar que no hay indio que sufra de este mal (Fourlong, 1969:370-389). En Perú la chicha de algarroba era además considerada como un tónico general (Chávez, 1977:317).

Los frutos de molle (Schinus sp.) proveían una chicha muy apreciada a la que se le atribuían numerosas propiedades medicinales. Garcilazo (1960:309) señala que es: “...muy sabrosa, y muy sana para males de orina, hijada y vejiga y mezclada con el brebaje de maíz lo mejora y lo hace sabrosa”. Hipólito Ruiz (cit. por Latcham, 1936:50) indicaba que: “...hacen una excelente chicha contra el mal de orina y contra la hidropesía”. Las propiedades medicamentosas de la chicha preparada con el molle también son citadas por Aldave y Mostacero (1988:241). Según Horkheimer (1973:101) la bebida es apreciada hasta hoy como tónico.

A la chicha según Vásquez (1967:273) se le atribuyen propiedades medicinales, especialmente curativas para combatir afecciones pulmonares. En algunas zonas del Perú, se toma para calmar o curar el resfrío y la tos. Según el mismo autor en Huamanga las mujeres parturientas toman chicha con huevo batido para recuperarse de las debilidades del parto. Según Pardo (1997:6) la chicha de molle fue un gran recurso usado en la medicina popular para combatir las inflamaciones de los riñones, vejiga, en la hidropesía, contra los dolores menstruales y usada como purgativa.

Según Vásquez de Espinoza (1969:294): “...hacen los chilenos con mucha curiosidad y limpieza al modo del nuestro [vino]; este no embriaga, consume los malos humores, alegra el corazón, calienta el estómago y es muy bueno a la digestión”.

En Farga y otros (1988:45) se señala que al vino preparado con los frutos de maqui (Aristotelia chilensis) se le atribuyen propiedades medicinales, afirmando que con sus frutos se elabora un vino que tiene propiedades astringentes y es tónico. Citando al padre Rosales agregan que: “...es restrictivo porque tiene calidad estítica [...] es muy dulce, suave y confortativo”. Según Zin y Weiss (1980:219) el vino que se hace con el fruto es astringente y tónico ( En general, los frutos de esta planta son considerados como astringentes y refrescantes, y son empleados en medicina popular y citados por numerosos autores para contrarrestar diarreas y disenterías.

La chicha como alimento

No hay dudas que desde el punto de vista nutricional la chicha cumplía un rol importante en la alimentación, por las calorías que aportaba a la dieta y por una cantidad no despreciable de otros nutrientes (vitaminas, sales minerales, aminoácidos), considerando la globalidad del consumo. Garcilazo (1609) estimaba que los indígenas incaicos consumían diariamente más de un litro y medio de chicha (citado por Guerra, 1980:80), lo que aplicado al valor nutritivo de una cerveza moderna, permite estimar la contribución de la chicha a la dieta diaria. ) Desde este punto de vista, la chicha de quínoa jugaba un rol importante, por su aporte en aminoácidos esenciales (glicina, metionina y fenilalanina) limitante en cereales como el maíz.Como dato comparativo, se señala que una cerveza corriente de 2,4° alcohólicos aporta unas 35 calorías y 0,3 grs. de proteínas por cada 100 gr, además de un contenido importante de vitaminas del complejo B y sales minerales (Randoin et al,1976).

Esta situación está frecuentemente documentada por los cronistas. Santillán (1968:129) indica: “su mantenimiento es maíz, ají y cosas de legumbres, nunca comen carne ni cosas de sustancia, salvo algún pescado los que están cerca de la costa, y por eso son tan amigos de beber chicha, porque les hincha la barriga y les da mantenimiento...”. En Anónimo (1968:175): “...el beber era extremado; porque fuera de que la chicha es poción verdadera, da también nutrimento como si fuese comida”. Oviedo (en Nicolau D’Olwer, 1963:377) señala: “Este vino es sano y templado, y tienenle los indios por preciado y gentil mantenimiento, y tienelos gordos”. Propiedades reconocidas también en Poma de Ayala (1980:189) cuando escribe: “...Que tengan medida de chicha los caciques principales y demás indios en las fiestas y pascuas y en la minga de las sementeras, cada día por la mañana dos puchuelos [para] almorzar, y a comer otros dos puchuelos, y a cenar otros dos puchuelos y no han de pasar más”.

Entre los cronistas chilenos, Ovalle (1978:30) señala que la chicha: “...más usual era la preparada a base de maíz, que es común pan y sustento de los indios”.

La mezcla de chicha con harina tostada se llamaba kupilka o cupilca según Augusta (1966:106), preparación también citada por Baeza (1936:185) para la chicha de huingán (Schinus polygama). Es una combinación altamente calórica, cuyo hábito de consumo perdura hasta nuestros días, indicado por Coña (1984:143) en el caso de las mingas.

El valor que se le concedía a la chicha como alimento queda también de manifiesto en las diferencias que establecía Poma de Ayala (1980:242) entre: “...los indios Chinchaisuyos, aunque son indios pequeños de cuerpo, animosos, porque les sustenta maíz y beben chicha de maíz que es de fuerza; y de los Collasuyos los indios tienen muy poca fuerza y ánimo, y gran cuerpo y gordo, seboso, para poco, porque comen todo chuño y beben chicha de chuño...”. El chuño al que se alude, es un producto alimentario obtenido de la dehidratación de las papas (Solanum tuberosum).

Todos estos aspectos se contrastan con el consumo excesivo que ha sido señalado por los cronistas y reprimido por las autoridades administrativas y religiosas, lo que se reconoce en el Código de la Política Indiana que señala: “...la embriaguez tan dañosa, y casi perpetua entre muchos de ellos”. Esta costumbre fue muy criticada y se trató de extirparla porque se la tenía como responsable de las idolatrías (Solórzano, 1972:93). Las prohibiciones que las autoridades civiles y religiosas trataron imponer a los conquistados, no dieron grandes frutos. N

Nombres y sabores de Chile

Son numerosos los nombres que se le asignaban.

Con diferencias regionales, la chicha de maíz (Zea maiz) era sin duda la más extendida. Llamada sora en el norte (Horkheimer, 1973:83; Bahamondes, 1978:336), con gran poder embriagante, es de consumo común hasta hoy en algunos pueblos precordilleranos de Arica, donde se repite esta palabra como topónimo. El mismo Bahamondes (1978) indica también el nombre de cach-ir para la chicha de maíz preparada conforme a las viejas prácticas de los atacameños.

Augusta en su Diccionario Araucano-Español señala para el sur de Chile dos voces principales para designar la chicha: mudai y pülku. Mudai es la chicha de maíz, trigo, cebada o de papas revueltas con trigo (1966:152), mientras pulku o pülku es un sustantivo quizás más genérico que significa “la bebida” o “la chicha”, voz que se puede componer para expresar un tipo específico. Así por ejemplo, pülku finu sería vino, pülku manshana sería chicha de manzana, pülku üwa chicha de maíz (üwa = maíz) y pülku fe los que saben hacer la chicha (1966:201). El mismo autor indica que se conoce con el nombre de koncho la chicha espesa y en general toda borra, mientras tomar por koncho a alguno, es hacer con él, el sacrificio o la ceremonia en que se basa esta forma de amistad (Augusta, 1966:99).

Coña proporciona la siguiente información: “También se trae un barril de chicha de maíz, llamada mushka” y agrega que para sus fiestas más concurridas solían proveerse de chicha de maíz que llamaban mushka (Musca en español en Coña 1984:143-149). Según el mismo autor (1964:145) el nombre de mushka o muday se asignaba a la chicha fabricada con granos de maíz a la manera tradicional. Aporta algunos elementos relacionados con la preparación de esta chicha: se muelen los granos secos de maíz, se tamizan, luego se humedecen en una batea donde se les agrega agua; esta operación recibe el nombre chëfëm = masa hinchada. Augusta (1966:87) llama kekün, al maíz molido y humedecido por primera vez. Esta masa se vuelve a moler en la piedra y recibe el nombre de mëlan = remolido (nombre también señalado por Augusta, 1966:146), la empapan y amasan en una artesa. Enseguida esta masa se cuece en una olla denominada këlilwe y se la deja enfriar. Aún tibia se vierte en una carca (gran envase) donde se deja fermentar, al cabo de la cual esta pronta a beberla.

Para Oña, muday es la misma chicha de maíz más suave, mientras pérper, es también la de maíz más gruesa y menos fuerte de todas (Oña, 1944:336).

No existe total concordancia en los nombres porque se establecían además diferencias según los días de fermentación. Según señala Latcham, (1936:143) los mapuches daban diferentes nombres a la chicha de maíz: mudai, o púlcu (ver Augusta mas arriba) cuando estaba fuerte, si se presenta turbia era muscu y si estaba bien clarificada, huycon.

También se preparaba la chicha de maqui (Aristotelia chilensis), llamada teku en voz mapuche (Montes y Wilkomirsky 1987: 86; Farga y otros, 1988:45).

Según Montenegro (2000:219) con los frutos de molle o lilén (Schinus latifolia) se prepara la chicha llamada müchu o muchi, de sabor muy agradable y apetecida.

Según Zin y Weiss (1980:254), la población nativa llama guarango o agua de la vida a la chicha de cancan o palma chilena (Jubaea chilensis).

Algunos nombres de esta bebida quedan en el canto de Oña (1944:220).

"...y en copas de madera no medianas
les dan liquor de Molle regalado,
Muday y Perper, y el Ulpo fu beuida.

Al parecer entre las poblaciones del extremo sur (Alacalufes, Yaganes, Onas) no existió la costumbre de preparar bebidas fermentadas.

Sabores

Las chichas fueron muy consumidas a lo largo de todo el país y se obtenían prácticamente de todos los granos y frutas comestibles cultivadas o espontáneas, e incluso de hongos, aunque algunas especies producen chicha de mejor sabor que otras. Se preparaban seguramente a lo largo de todo del año con granos de cereal o con fruta fresca de cada región a medida que iban madurando, o con frutas deshidratadas que se conservaban secas para este fin, como frutilla, huingán, maqui, uñi, lo que se refleja en la cita de Núñez de Pineda (1973:123): “...labran ellos sus frutillares, de que hacen mucha cantidad de pasas para sus bebidas”.

La chicha fue apreciada por algunos cronistas. Vásquez de Espinoza (1969:294), escribe: “...en el Reino de Chile la hacen de una frutilla que cría unos arbolillos pequeños, que así el árbol, como la fruta es a modo de murtilla de arrayán, aunque esta es la mejor bebida de todas, que puede competir con el vino de uvas en el color y en el sabor; el color es un dorado muy bueno, el sabor suave y bueno”.

Aunque se registran diferencias regionales, la chicha de maíz (Zea maiz) era la más extendida. Junto a ella, prevalecían en el norte la chicha de algarroba (Prosopis sp), denominada ckilampana o kilapana, de chañar (Geoffroea decorticans) y de molle (Schinus molle). Cuando el año agrícola era malo, el algarrobo constituía la base de sustentación; con sus vainas se preparaba pan y chicha.

De Bibar (1979:20), tenemos los siguientes testimonios: “...algarroba y chañar, que tengo dicho, del cual también hazen un gustoso breuaje para beber e miel [...] e donde tienen sus basixaz en que hacen el breuaje que tengo dicho (que son unas / tinajas de dos arrobas e de más o menos e ollas e cántaros para su servicio)”.

Según Molina (1810) los: “...arbustos que llevan bayas comestibles, de que sacaban los indios un jugoso vino antes que conociesen las vides, son muchos en aquel país”.

Reiche (cit. por Martinez - Crovetto, 1982:66) señala que además del maíz, emplearon frutas silvestres entre las cuales las más importantes eran los calafates (Berberis sp), la frutilla (Fragaria chiloensis), el maqui (Aristotelia chilensis), el miñe-miñe (Rubus geoides), la murtilla (Ugni molinae), la luma (Ammomyrtus luma ). Agrega que: “estos indios [los araucanos] aprovechaban cuanto jugo dulce conocían para hacer bebidas fermentadas y para ello utilizaron hasta hongos”. En realidad cualquier vegetal susceptible de producir o ayudar en una fermentación alcohólica, podía ser un recurso válido. A veces lo utilizaban solos, pero en general los ponían a fermentar mezclados.

Este criterio es compartido por Moesbach (1960:73) quien señala que los antiguos araucanos fabricaban bebidas fermentadas o pulcu como en mapuche las llamaban, en pequeñas cantidades de murtillas (Ugni sp.) chauras (Gaultheria sp. y Pernettya sp.), michai (Berberis sp.), maqui (Aristotelia chilensis), litre (Lithrea caústica), molle (Schinus molle y S. polygamus), luma (Luma apiculata) y hasta de lingue (Persea lingue).

Coña (1984:149) cita entre otras especis la frutilla (Fragaria chiloensis), papa (Solanum tuberosum), piñón (Araucaria araucana) y quínoa (Chenopodium quínoa). Para las fiestas grandes se proveían de pulcu, mudai o mushca, esto es de chicha de maíz, nombre asignado más tarde también a la de trigo (Triticum vulgare) y de cebada (Hordeum sativum).

Coña menciona también la chicha de pinatra (Cyttaria berteroi), coincidiendo con (Mösbach, 1999:52) quién señala que también se usaban en la elaboración de chichas los mapa-küfull, o mapu-cufüll, designación genérica en lengua mapuche para los hongos.

Según Guerra (1990:80) también se preparaba chicha de tubérculos como papa (a partir de chuño), oca (Oxalis tuberosa) y yuca (Manhiot esculenta). También Latcham (1936:80) cita el consumo de chicha preparada a partir de oca.

Para Irribarren (1969:153): “El chañar, el algarrobo, la palmera, el maqui, el molle y la mollaca tienen frutos aptos para el consumo fresco, deshidratado o fermentado”.

La población mostraba preferencia por algunos sabores y por el grado de fermentación, como lo señala Núñez de Pineda (1973:55): “...era mejor y más gustosa por estar fuerte, picante y pasada de punto”. Era también apreciado en las reuniones la oferta de varios tipos de chicha, como se desprende de las siguientes citas: “... y fuimos recibidos con sumo gusto y regalados en extremo... y lo principal entre ellos, mucha chicha de diferentes géneros” (Núñez de Pineda, 1973:103): “... se juntaron aquella noche más de cien indios a visitar a los recién venidos. Y todos traían sus cornadillos de muchos géneros de chicha...” (Gonzalez, 1974:35).

Especies de plantas utilizadas

Se incluyen en este trabajo, solamente las especies que han podido ser expresamente identificadas.

Alstroemeria ligtu L. Liuto
Crece desde Colchagua a Osorno. Con las raíces tuberosas, cilíndricas y de sabor agradable, los indios puelches: “... sacan della un licor o brebaje que apetecen mucho” (Padre Machón, cit. por Latcham, 1936:101).



Amomyrtus luma (Mol.) Legr et Kaus. Chaucháhue
Crece desde Maule hasta Aisén. Los frutos, llamados chauchau, son unas bayas redondas de color negro- violáceo (de 5 a 8 mm.), brillantes y de buen sabor.


Según Molina (1810:149) con ellos se prepara un vino gustoso y estomacal. También mencionado por Muñoz y otros (1981:51): “...con los frutos agregados a otros, los indios hacen una exquisita chicha”, y Mösbach (1999:95) fue: “aprovechada antiguamente en la elaboración de chicha”. Coincide Hoffmann (1982:80) y Montenegro (2000:38). También citada por Coña (1973:149).

Araucaria araucana (Mol.) K. Koch. Pehuén, piñón
Crece entre Concepción y Temuco, en dos áreas discontinuas. El fruto es esférico y contiene una gran cantidad de semillas llamadas piñón. La semilla es una cápsula cuneiforme de 3 a 4,5 cm. de largo, de color café rojizo, rica en almidón y de sabor suave y agradable.


Estos frutos constituyen hasta la actualidad el alimento base de la población pehuenche (che: gente) y un aporte no despreciable para la población mapuche. Eran almacenadas en depósitos subterráneos y se conservaban hasta por tres y cuatro años. Vásquez de Espinoza (1969:488) describe: “...y cantidad de pinares que crían grandes piñas con muy gruesos piñones [...] y de ello hacen los indios Purenes y los de la comarca su comida y bebida”. Marino de Lobera (en Moesbach, 1999:31) indica por su parte: “Y es tan grande el numero que hai de estos árboles en todos aquellos sotos y bosques que bastan a dar suficiente provisión a toda aquella gente que es innumerable, tanto que de ellos hacen el pan, el vino y los guisados”. También citada por Coña (1973:149) y Muñoz y otros (1981:10).

Aristotelia chilensis (Mol.) Stuntz, maqui
Crece desde Coquimbo a Chiloé. El fruto es una baya globosa trilocular, carnosa de 4-5 mm. de diámetro, con 3 a 4 semillas, de color púrpura oscura, dulce y algo ácidos que se pueden guardar secas para el invierno.


Con los frutos se preparaba la chicha de maqui, que el padre Rosales (cit. por Farga y otros, 1988:45), estimaba como: “su vino es restrictivo porque tiene calidad estítica [...] es muy dulce, suave y confortativo”.

Según Molina (1810:156) se preparaba un: “licor gustoso”. Ruiz y Pavón señalan que con los frutos se elabora una chicha refrescante (cit. por Chávez, 1977:25).

Murillo (cit. por Farga y otros, 1988:45) y Zin y Weiss (1980:219) indican textualmente: “...el vino que se fabrica posee propiedades astringentes y es tónico”. Baeza (1936:185) señala que:“...se preparaba una chicha de sabor agradable”. Para Latcham (1936:67) era una chicha refrescante que los indios llamaban ‘treco”. Para Muñoz y otros (1981:37): “...se prepara una especie de licor o chicha llamado ‘tecu”. Según Mesa y Villagrán (1991: 49) se preparaba una especie de chicha, los frutos se bruñen en una fuente y se cuelan con un paño. Según Irribarren (1969:153): “el maqui tiene frutos aptos para el consumo fermentado”. También citada por Coña (1983:149) Montes y Wilkomirsky, (1987:86) y Montenegro (2000:47).

Berberis sp. calafate, michay
Reciben el nombre de michay algunas especies del género Berberis del centro y sur del país (B. congestiflora y B. darwinii). A las especies del sur de les llama calafate. Pertenecen a este género B. microphylla, B. heterophylla, B. congestiflora y B. darwinii. El fruto es una baya esférica, carnosa, de color azul y de ocho mm. de diámetro, que contiene varias semillas.

La pulpa de sabor dulce acidulado se empleaba para hacer chicha (Mesa y Villagrán, 1991:49). Con los frutos de B. darwinii se preparaba la bebida que a veces se mezclaba con los frutos de chacai (Discaria sp.) (Latcham, 1937:67; Mosbach 1998:78).



Bromus mango Desv. mango o mangu.
El mango era un cereal cultivado en el sur de Chile por los puelches, picuntos y huilches. Esta es una especie que se ha extinguido en cultivo, pero que sobrevive al estado silvestre Parodi (1966:21). Con los granos secos de esta especie, se preparaba una chicha (Gay, en Latcham, 1936:160). Gay fue el último en encontrar y registrar la especie cultivada en Chiloé en 1837 (en Latcham 1936:160 y Parodi, 1966:21).

Es mencionado por Bibar (1979:188;213), como: “...tienen la yerba que e dicho. Es como avena.



Cytaria sp. dihueñ, pinatra.
Nombre genérico para varias especies de hongos de éste género que parasitan preferentemente los troncos y las ramas de algunas especies de Notofagus sp. El aparato esporífero tiene forma de un panal de avispas.


Reiche (cit. por Martinez –Crovetto, 1982:66) refiriéndose a los araucanos escribe que: “...aprovechaban cuanto jugo dulce conocían para hacer bebidas fermentadas y para ello utilizaron hasta hongos”, opinión compartida por Mösbach (1999:52) quién agrega que son de: “...aspecto y sabor agradables [...] y servían antaño para la fabricación de una bebida fermentada”. También citado por Arias de la Cruz (1980:225).

Chenopodium quinoa Willd. dahue.
Esta especie fue cultivada en el altiplano desde los tiempos preincaicos (Soukoup, 1970:121). Gay señala que se cultivaba desde Copiapó hasta Chiloé, asociada a maíz y papas (citada por Latchman, 1936:154). El cultivo de la quínoa en Chile en época precolombina está ampliamente demostrado y citado por los cronistas. En la provincia de Colchagua existe una ciudad llamada Requínoa, que quiere decir lugar de la legítima quínoa según Reiche (en Pardo, 2002:9). Según Muñoz y otros (1981:25) es actualmente cultivada desde Maule a Concepción y en algunos pueblos andinos del norte (Tarapacá y Antofagasta)


Según Cobo (1964:164): “La semilla de la quínoa es de tan diferentes colores como el maíz; porque hay quínoa blanca, amarilla, morada, colorada y cenicienta; una, silvestre, y otra doméstica y cultivada. La mejor de todas es la blanca, y esta comen los indios cocida como arroz y molida en poleadas; y también hacen de su harina pan como las arepas de maíz. De las otras quínoas de colores hacen chicha, señaladamente la cenicienta, llamada cañahua, cuya chicha es muy recia en el embriagar y algo agria cuando esta muy madura”. Al parecer, el cronista hace una confusión porque cañahua o cañihua sería Chenopodium pallidicaule. Garcilazo de la Vega (cit. por Latchman, 1936:151) señala que: “de la Quínua hacen los Indios brebaje para beber como del Maíz, pero es en las tierras donde falta de Maíz”. Cieza de León (1947:392), señala que: “...echa una semilla muy menuda, della es blanca y della es colorada; de la cual hacen brebajes”.

Según Vásquez (1967:268) la preparación de chicha de quínoa muqueada (mascada) es generalizada en algunas provincias andinas del Perú y en los departamentos del altiplano de Bolivia. Emplean la quínoa amarilla o colorada. En la preparación la mitad de la semilla era mascada y luego se mezclaba con el resto de la quínoa, se le agregaba agua tibia, luego se exponía al sol por algunas horas, se diluía de nuevo con agua tibia y se coloca a hervir a fuego. Filtrada se dejaba fermentar por dos o más días. Es muy probable que el mismo procedimiento se aplicaba en Chile. También citada por Coña (1973:149).

Fragaria chiloensis (L) Duchesne. quellen
Crece desde la zona central hasta Aisén. El falso fruto es ovoide o globoso, carnoso, de color rojo de 1,5 a 2 cm. de largo y de muy buen sabor.


La chicha aparece frecuentemente citada por los cronistas. Según Cobo (1964:157): “La frutilla de Chile se halló sólo en aquel reino, y por eso le dieron este nombre los españoles; llámanla los indios chilenos en su lengua quellen y hacen de ella chicha, que es su vino”. Bibar (1979:182): “...de la frutilla que dije en la ciudad de Santiago aparrada por el suelo hay muy gran cantidad, de la cual hacen un brebaje los indios para beber. [...] Es gustoso y pasada imita a higos”. Según Núñez de Pineda la chicha de frutilla ocupaba uno de los primeros rangos de apetencia entre las numerosas que se preparaban; escribe: “...sentado con otros 6 o 7 caciques, a la redonda del fuego comiendo y bebiendo, como lo hicimos los que llegamos, y después de esto me arrimaron un cántaro de chicha de frutilla de buen porte” (Núñez de Pineda, 1973:53): “...El viejo se sentó a mi lado y a él y los demás brindé y alabé grandemente la bebida, porque el licor era sazonado y cordial al gusto. Mandó el viejo que me la guardasen [...] respondió la hija que no me faltaría de aquel género porque ella tenía frutilla bastante” (en Gonzalez, 1974:51). Encina (1955:517) citando a Hurtado de Mendoza: “...apenas terminaran la estación de las frutillas y las fiestas y borracheras que celebraban con la chicha elaborada de esta fruta”.

La fruta se dejaba secar para preparar la bebida en épocas de escasez como indica Núñez de Pineda: “...me puso delante un cántaro de chicha de frutillas secas” (en Gonzáles, 1974:69), y mas adelante: “...aun con más cuidado labran ellos sus frutillares, de que hacen mucha cantidad de pasas para sus bebidas (en Gonzalez 1974:121). También citada por Coña (1973:149).

Gaultheria spp.y Pernettya spp. chauras
Chaura es el nombre genérico que se atribuye a especies de los géneros Gaultheria y Pernettya, en particular a las especies que producen frutos comestibles. Crecen desde la zona central hasta Magallanes. Los frutos del género Gaultheria son cápsulas secas revestidas del cáliz carnoso y los frutos de Pernettya son bayas producto del ovario maduro. Son frutos pequeños de 5 a 8 mm. de diámetro; según la especie pueden ser de color blanco, rosado o rojo, algunos son aromáticos, de sabor fresco, otros de buen gusto.

Antiguamente eran empleados en la elaboración de chichas ocasionales para la celebración de la: “chaura cahuin” fiesta de la chaura o junta de ayllarehue (Mösbach, 1999:100).



Geoffroea decorticans (Gill ex Hook et Arn) Burkat. chañar
La palabra designa al árbol y la fruta. Crece desde Tarapacá a Coquimbo. El fruto es una drupa rojiza, de 2 a 3 cm. de diámetro, agridulce, mantecosa y de buen sabor.


Su empleo en la preparación de chicha está ampliamente documentado. Citada frecuentemente por Bibar: “...en algunas partes hay chañares [...] algarroba y chañar que tengo dicho, del cual tambien hacen un gustoso brebaje para beber e miel”. En la parte baja de la casa: “...a un lado [...] tienen su dormida e donde tienen sus vasijas en que hacen el brebaje que tengo dicho (que son unas tinajas de a dos arrobas e de mas e menos e ollas e cantaros para su servicio)”. (1979:20). Referido a la provincia de comechingones (Córdoba, Argentina): “...se sustentan de algarrobas y chañares [...] y del chañar hacen vino que ellos beben” (Bibar, 1979:195)

Boman (cit. por Latcham, 1936:49) señala que con los frutos de pulpa agridulce, algo áspera, se preparan bebidas alcohólicas. Según Saubidet (1945:120): “...a partir de los frutos agridulces y de sabor agradable hacen un gustoso brebaje, llamado chicha, ckilampana o kilapana por la población local. Sin embargo, pudiera tratarse de un error porque le atribuye el mismo nombre que se le da a la chicha de algarroba. También llamada “aloja de chañar”, Irribarren (1969:153): “El chañar [...] tiene frutos aptos para el consumo [...] fermentado”. Saubidet (1945:120), Muñoz y otros (1981:55) también aplican el nombre de “aloja de chañar”a la bebida fermentada.

Jubaea chilensis (Mol.) Baillon. cancan, palma chilena.
Palmera endémica de Chile. Crece desde Coquimbo hasta Maule.

Se emplea la savia lo que obliga a cortar la planta, la que se deja escurrir, se recoge y se deja fermentar (Costantin 1922:142). Zin y Weiss (1980:254), indican que dejando fermentar la savia de la palma se obtiene una bebida fuerte y embriagadora. La población nativa la llamaba guarango o agua de la vida. También mencionada por Muñoz y otros (1981:15).



Litraea caustica (Mol). H. et Arn. litre.
Crece desde Copiapó a Cautín. El fruto es una drupa lenticular pequeña de 6 mm. redonda y aplanada, de sabor dulce, que se presenta en racimos densos.

Los frutos son empleados para producir chicha (Baeza 1936:185; Latcham 1936:67). Con el fruto se prepara un cierto tipo de chicha bastante buena según Zin y Weis (1980:203). Muñoz y otros (1981:17) escriben que con los frutos se prepara chicha y miel, y Montenegro (2000:155) señala que los frutos son empleados para producir algunas bebidas como la chicha. También citada por Coña (1973:149).



Luma apiculata (D.C) Burret. Quetri.
Crece desde Colchagua a Chiloé. Las bayas pequeñas de 1,3 a 1,5 cm. de diámetro, son redondas u ovoides de color negro brillante y de sabor dulce.


Según Molina (1810:149): “...los nacionales preparan con las bayas un vino gustoso y estomacal”. También citado por Muñoz y otros (1981:41)

Muhlenbeckia hastulata (J. Sm) Standl. ex Macbr. Quilo
Esta especie recibe el nombre de quilo en el centro y sur del país; en el norte es llamada mollaca. Crece entre Coquimbo y Valdivia. Los frutos (hojuelas carnosas del perigonio) de 5 mm. de diámetro, de color rosado, son jugosos y pulposos con grandes semillas.


Según Baeza (1936:184): “...en algunas partes se prepara chicha con ellos”. Según Latcham (1936:73), con los frutos se preparaba una chicha refrescante. Irribarren (1969:153): “... y la mollaca tienen frutos aptos para el consumo [...] fermentado”. Muñoz y otros (1981:58) con sus frutos se prepara una bebida fermentada refrescante.

Muehlenbekia thamnifolia (HBK) Meissen. Pelaifoqui.
Crece desde Maule a Llanquihue. Los frutos trígonos, pequeños de 2-3 mm. de largo, oscuros y lustrosos. Con los frutos se prepara chicha según Augusta (1966:183).


Ugni spp. (Myrtus ugni Mol.) uñi o murtilla
Uñi es el nombre genérico que se aplica a U. candollei (Barn.) Berg. y U. molinae Turcz., especies nativas de Chile continental. Crecen desde Talca hasta Aisén. Los frutos de U. molinae, la más abundante, son unas bayas pequeñas de 6 a 10 mm. de diámetro, de color rojizo, aromática y de sabor dulce.


Molina (1810:148), señala que las bayas son muy aromáticas. Los chilenos hacen con esta fruta un vino agradable y estomacal que excita el apetito y que para los extranjeros es preferido al mejor moscatel. Este licor es claro, brillante y de una fragancia muy suave.

Según Latcham (1936:68) esta fruta se empleaba en la fabricación de una chicha muy apetecida de mucho renombre entre los indígenas y alabada por los cronistas. También citado con este objeto por Muñoz y otros (1981:52) y Moesbach (1999:94).

Pernettya sp. Ver Gaultheria sp.



Peumus boldus Mol. folo.
Crece desde Coquimbo a Osorno. El fruto es una drupa, pequeña de 5-7 mm. de largo, elipsoidal, que se presenta en racimos, carnosa y de sabor y aroma agradable.

Con los frutos se preparaba chicha. Montenegro (2000:195) y también se mezclaba a otras chichas para mejorar el sabor.



Podocarpus andina Poepp. Ex. Endl.. lleuque.
Crece desde Maule a Aysén. El fruto es una drupa redonda, verdosa como una uva verde, ovoide de 2 cm. de largo, carnoso, de sabor dulce, agradable. El nombre vulgar de la planta se aplica también a la semilla.

Con sus frutos se preparaba chicha, Baeza (1936:182). Según Latchman (1936:67) servía para preparar una chicha muy gustada. También mencionada por Muñoz y otros (1981:11)



Prosopis sp. algarrobos.
El nombre genérico de algarrobo comprende diferentes especies del género Prosopis, principalmente P. alba, del norte del país y P. chilensis (Mol.) Stuntz, del Norte Chico y Chile central, hasta la cuenca de Santiago. Es una denominación atribuida por los españoles. Crecen en las regiones secas de la costa, en los desiertos y en las faldas a ambos lados de la cordillera de los Andes hasta los 3.500 m. Latchman (1936:35). El fruto es una legumbre, la vaina es indehiscente e interiormente articulada, con el mesocarpio, más o menos pulposo o fibroso, según la variedad, de sabor dulce. El análisis bromatológico de los frutos (Prosopis sp.) indica 189,2 calorías y 7,4 grs. de proteínas por 100 g. (Loza- Balsa, 1995:114).


Las vainas de Prosopis están entre los alimentos más antiguos utilizados por el hombre prehistórico del Nuevo Mundo (Habit y otros 1981:3). Han sido señaladas como un preciado producto de recolección en una vasta zona del noroeste argentino, norte de Chile y sur del Perú. Su empleo en la fabricación de chichas está ampliamente documentada por Latcham (1936:43-47), en particular para las poblaciones de la vertiente nororiental de los Andes, y para Chile sobre todo por Bibar (1979).

En general la algarroba no era consumida directamente sino molida para hacer pan y “chicha de aloja”, nombre atribuido por los españoles, ya que los atacameños y probablemente también los diaguitas empleaban la palabra ckilapana o ckilampana (Latcham (1936:46), denominación todavía registrada por Villagrán y otros (1998:61) quienes la señalan consumida hasta hoy, en las ceremonias de limpia de canales.

Las especies descritas por Bibar han sido identificadas por Muñoz (1975:8,13) como P. chilensis (Mol.) Stuntz y P. fruticosa Meyen, aunque sólo a la primera podría ser atribuida la fabricación de chicha. El cronista identifica y señala el algarrobo en los valles que va descubriendo en su avance hacia el sur del país. Así en el valle de Atacama (actual valle del río Loa) señala que hay: “...muy grandes algarrobales y llevan muy buenas algarrobas, que los indios muelen y hacen un pan gustoso de ellas. Y hacen un brebaje con esta algarroba molida y cuécenla en agua. Es brebaje gustoso” (Bibar, 1979:29). Mas al adelante, refiriéndose al valle de Copiapó escribe: “...Los árboles que hay en este valle son algarrobas que dan muy buen fruto. Y aprovéchanse de ellas los naturales, como tengo dicho” (Bibar, 1979:37). Y en el valle de Huasco: “Sus fiestas y regocijos es juntarse y allí beben vino que hacen artificial con algarroba y maíz, y allí se embriagan. No lo tienen por deshonra. Es general” (Bibar, 1979:40). Mas al sur, en el valle de Coquimbo (río Elqui) menciona la presencia de algarrobos (“...en algunas partes de este valle hay algarrobos...”, Bibar, 1979:44) pero no se refiere a su empleo, aunque sí existen referencias para la zona en Latchman (1936:43, citando a Boman, 1908) cuando escribe: “...que los habitantes de la región diaguita. Cuando la algarroba está madura aldeas enteras emigran a las selvas y hacen una cosecha abundante para todo el año. Durante la permanencia en las selvas no se come otra cosa que la fruta y se libran unas bacanales continuas, bebiendo la ‘aloja’, bebida alcohólica preparada con la algarroba”. Finalmente Bibar refiriéndose a la provincia de Mapocho escribe que: “Hay algarrobos, llevan muy buena algarroba y los indios se aprovechan de ello, como en otras partes tengo dicho” (Bibar, 1979:158). Boman (en Latchman, 1936:43) así como otros autores han hecho notar que los algarrobales de la zona estaban desapareciendo.

Encina (1955:61) afirma que los diaguitas preparaban la chicha de algarrobo. Falkner (1974:60) cita los frutos de algarrobo blanco y negro (P. alba y P. nigra) para la elaboración de chichas y específica su preparación: las vainas molidas se dejaban fermentar en agua fría por 12 o 24 horas, de este preparado se obtiene la chicha. Considerando este autor la chicha como muy fuerte, mareadora y produciéndose borracheras pesadas. Según Irribarren (1969:153): “El algarrobo [...] tienen frutos aptos para el consumo ...fermentado”.

Schinus sp. molle.

Con el nombre de molle se designan de manera general varias especies del género Schinus, tales como S. molle (L.) DC.; S. latifolia (Gill.) Engler; y S. polygama (Cav.) Cabrera. La homonimia en la denominación vulgar introduce confusión sobre la especie a la cual se refiere tal o cual cronista, tanto mas cuando las áreas de dispersión se sobreponen. Este hecho aparece señalado por Molina (1810:155), cuando escribe que éstos árboles presentan todos mas o menos el mismo aspecto, de manera que es fácil confundirlos. Por esta razón la coincidencia entre la descripción del cronista y la identificación de la especie pudiera ser discutible en algunos casos.


En primer término se presentan las referencias para las cuales no ha sido posible determinar con exactitud la especie.

Vásquez de Espinoza (1969:295): “...la del molle se hace como la otra, mucha gente la tiene por granjería, y para que acudan los indios a comprarla, tienen puestos a la puerta ramos en que hay gran desorden por la codicia de las ganancias y se siguen de ellos muchos pecados”. Según Ovalle (1974:30) con los frutos maduros se prepara chicha: “...bebida [que] suele ser muy apetecida, aún de las señoras”. Acosta (1954:125): “El molle es un árbol de mucha virtud, da unos racimillos, de que hacen vino los indios”.

Encina afirma que los diaguitas fabricaban chicha de molle. Hipólito Ruiz citado por Latcham (1936:50), señala que de las bayas maduras, los indios y criollos hacen una excelente chicha. La preparan: “...estregando los frutos en agua hasta que suelta la parte dulce o sacarina, en cuyo estado ponen el licor a fermentar por 3 a 4 días hasta que despide olor vinoso”.

* S. latifolius, llamado también lilén. Crece entre Coquimbo y Concepción Los frutos son drupas globosas de 3 a 4 mm. de diámetro de color oscuro con una cubierta quebradiza. Se presentan en abundantes racimos.

Según Bibar: “...otro árbol que se dice molle, y no es muy grande, tiene la hoja como granado y lleva un fruto tan grande como granos de pimienta. Lleva muy gran cantidad. de esta fruta se hace un brebaje gustoso” (Bibar, 1979:158; Muñoz, 1975:16)

Según Baeza (1936:186) los frutos son una drupas lenticulares, maduras, muy dulces que se usan para hacer chicha: “Me consta que en el balneario de Zapallar venden esta chicha bajo el nombre de chicha de molle”. También citada por Montenegro (2000:219)

* S. molle, llamado también pimiento de Bolivia, crece en el interior de las provincias del desierto nortino hasta Santiago. Los frutos dispuestos en racimos colgantes son pequeñas drupas globosas, de 5 a 7 mm. de diámetro, con mesocarpio carnoso, brillantes y fragantes, de color rosado y muy quebradizas, de las cuales se extrae un licor vinoso agradable según Molina (1810:155). El análisis bromatológico de los frutos de Schinus molle indica 336 calorías y 6,9 grs. de proteínas (Loza- Balsa, 1995:114).

Evidencias arqueológicas encontradas en extremo norte de Chile demuestran el consumo de esta especie en épocas prehispánicas, señaladas por Dauelsberg (1972) y Erice (1975).

Zarate (1947:469) señala: “También hacen otra bebida de una frutilla que nace en unos árboles, que llaman molles, aunque no es tan presciada como la chicha”.

Cieza de León (1947:450), señala: “... de una fruta menuda que cría este árbol hacen vino o brebaje muy bueno [...] con no mas disolver la cantidad que quieren de esta fruta con agua en alguna vasija, y puesta al fuego después de ser gastada la parte pertinente, queda convertida en vino.

Según Garcilazo (1960:309): “...el grano estando sazonado, tiene en la superficie un poco de dulce, muy sabroso y muy suave [...] Hacen brebaje de aquel grano para beber; traenlo blandamente entre las manos en agua caliente, hasta que ha dado todo el dulzor que tenía. Cuelan aquella agua y la guardan tres o cuatro días, hasta que llega a sazón: es muy lindo de beber, muy sabrosa y muy sana para males de urina, hijada riñones y begiga y mexclada con el brebaje de maíz la mejora y la hace más sabrosa”.

Según Falkner (1974:62), es una chicha mas fuerte en olor y sabor que la de algarroba, que produce una borrachera que dura dos o tres días. Soukup (1970:368) indica que los antiguos peruanos hacían con sus frutos una bebida fermentada, hoy llamada ‘chicha de molle’, la que preparaban restregando los frutos maduros suavemente entre las manos en agua caliente, hasta que el agua tuviera sabor dulzaino, procurando no disolver el amargo de estos; este líquido era filtrado en un lienzo, y dejado fermentar durante 3 o 4 días. Esta chicha se bebía sola o mezclada con la chicha de maíz emborrachándose con ella; se le bebía también porque se le atribuían propiedades medicamentosas. También citado por Lira, (1995:96) y Cabieses (1996:164).

* S. polygama, llamado también huingan, borocoi, boroco o incienso, crece desde Atacama a Valdivia. Sus frutos son unas drupas globosas de 3 mm. de diámetro, de las cuales los nacionales obtienen una vino de gran fuerza y buen gusto (Molina, 1810:155). Antiguamente era un árbol bastante abundante en el país según Latcham (1936:53).

Según Oña (1944:336) es una regalada fruta de la que se hace la mejor chicha y en el canto XIII escribe

”...y en copas de madera no medianas
Les dan licor de molle regalado”.

Frezier en 1712 (1982:114) señala: “...legua y media al NE de Valparaíso [...] se encuentra el molle que los indios llaman Ovighán o huiñán; tiene la hoja casi como la acacia, su fruto es un racimo compuesto de pequeños granos rojos [...] que se vuelven negras al madurar; tienen gusto a pimiento y a enebro. Los indios hacen con ella una chicha tan buena y tan fuerte como el vino, y aún más”.

Baeza (1936:185) señala que: “...los frutos tienen un sabor dulce pero poco agradable. Los campesinos prefieren hacer chicha con el fruto, la toman con harina de trigo, mejorando su sabor”. También citada por Latcham (1936:67), Coña (1973:149), Muñoz y otros (1981:17) y Hoffmann, (1982:196)

Solanum tuberosum L. poñü, voz mapuche para la papa.
Crece desde Aconcagua hasta Chiloé y en Archipiélago de Chonos. Ha sido desde siempre un gran alimento para la población que la cultivaba y aplicaba diferentes técnicas de conservación.

La única referencia de su empleo en la preparación de chicha en Chile viene de Coña (1973:149), quien señala que los antiguos hacían bebidas de muy distintas clases, incluso de papas. Aunque no aparece específicamente señalado para el país, Poma de Ayala (1980:242) y Guerra (1990:80) mencionan que se hacía chicha de chuño.



Zea maíz L. Uhua, hua, uwa, voz mapuche para esta especie.
En Chile este cereal se cultivaba en época prehispánicas desde el norte hasta Chiloé. La chicha de maíz era de consumo muy extendido y se elaboraba a lo largo del país, a partir de los granos secos, molidos y humedecidos.


Zárate (1947:469) refiere: “Beben un brebaje en lugar de vino, que hacen echando maíz con agua en unas tinajas que guardan debajo de tierra, y allí hierve; y demás del maíz crudo, le echan en cada tinaja cierta cantidad de maíz mascado, para la cual hay hombres y mujeres que se alquilan, y sirven como levadura. Tiénese por mejor y más recio lo que se hace con agua, embalsamada que con la que corre. Este brebaje se llama comúnmente chicha en lenguaje de las islas, porque en lengua del Perú se llama azúa: es blanco o tinto, como la color del maíz le echan, y emborracha más fácilmente que vino de Casilla”.

Vásquez de Espinoza (1969:294) escribe: “...la chicha que se hace con el maíz que es el trigo de las Indias la hacen de muchas maneras. La ordinaria la llaman jura o asua, ésta emborracha mucho a los indios y es una bebida poco limpia; para hacerla echan el maíz en remojo, y después lo ponen tapado con alguna estera u otra cosa, y lo dejan algunos días hasta que todo está nacido, y luego lo muelen muy bien, y van colando aquella masa con agua hirviendo, y echan en sus tinajas, botijas o vasijas hasta que ha hervido como el vino a cabo de dos días, y luego que ha hervido queda con un picante y lo beben y usan con él sus borracheras...”. Mas adelante el mismo autor señala que la preparan mascando el maíz las indias, muchachos y cuantos hallan para ello, “que es harto asquerosa bebida para que venga más presto y sea más fuerte haciendo lo mismo que al otro beneficio, otra hacen tostada que es la más regalada y limpia, tostando el maíz la cual es una bebida saludable y fresca”.

Cobo (1964:162) señala: “Esta se hace de muchas maneras y en lo que se diferencian unas de otras es en ser unas chichas más fuertes que otras y de diferentes colores; porque se hace chicha colorada, blanca, amarilla, cenicienta y de otros colores. Una muy fuerte, llamada sora, que hacen de maíz que primero está algunos días enterrado hasta que retoñece; otra, de maíz tostado; otra, de maíz mascado, y de otras maneras...”.

Bibar 1979:40 en su paso por el valle de Huasco señala: “...beben el vino que hacen artificial de algarroba y maiz, y alli se embriagan”. Según Ovalle (1978:30,62): “...la más usual es la que hacen de maíz, que es común pan y sustento de los indios” [...] es su vino ordinario”.

Molina (1810:107) señala que con el maíz maduro se preparaba una especie de cerveza muy gustosa. Según Guerra (1990:80): “La chicha obtenida por fermentación del maíz, era la bebida principal de los Incas. Para su preparación se partía de los granos masticados, pues la ptialina de la saliva inicia la degradación de los almidones. también se podía preparar con granos de maíz germinados y molidos”.

Pardo,O. 2004. Las chichas en el Chile precolombino.(Basado en una trabajo presentado en el XII Congreso Ítalo-Latinoamericano de Etnomedicina "Nuno Álvares Pereira" (Río de Janeiro, Brasil, 8-12 de Septiembre 2003). Chloris Chilensis Año 7 Nº 2. URL: http://www.chlorischile.cl.



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