Se trata de un fenómeno antiguo en los centros penitenciarios, que vivió su apogeo en los años 80, que en los 90 cayó prácticamente en desuso, pero que ahora ha vuelto con fuerza.
El 60% los presos que han probado este alcohol penitenciario

Los sindicatos cifran en cerca del 60% los presos que han probado este alcohol penitenciario. Ahora bien, desde la conselleria de Justícia indican que "siempre hay casos" pero que se trata de "un fenómeno residual".
Los presos fabrican la chicha, muy popular en los países latinoamericanos, con tan sólo un puñado de frutas que han conseguido en el comedor de la cárcel. La mayoría de ellos usan botellas de 1,5 litros, pero los funcionarios de las cárceles han encontrado incluso garrafas de lejía de cinco litros.
"Actualmente se llevan a cabo más registros en las celdas", exponía ayer el responsable de prisiones de UGT, Miquel Pueyo. Si en estos controles se detecta cualquier recipiente con chicha, el preso es sancionado levemente, con una privación de paseos y espacios recreativos o bien el aislamiento en celda un día, a modo de ejemplo.
Pueyo destacaba también que actualmente "es más fácil pasar droga que alcohol" en los centros penitenciarios.

65.300 presos censados

Dado que actualmente hay 65.300 presos en todo el Estado, la directora general de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior, Mercedes Gallizo, apostó ayer por potenciar las medidas alternativas a la cárcel. Fue en el marco de un seminario celebrado desde ayer y hasta el miércoles en Barcelona, dónde se debatirá la reforma del Código Penal, entre otros ámbitos.

Cómo hacen la chicha

La definición: Es una bebida alcohólica que resulta de la fermentación de la fruta en agua azucarada.
La receta: Con un puñado de fruta troceada o exprimida, un poco de agua y azúcar colocados en un recipiente cerrado, al cabo de 4 días se obtiene el alcohol.

El último caso: El pasado viernes, un preso borracho agredió a un funcionario de la cárcel de Ponent.