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Historias de Limache: Trabajo, Comunidad y Familias de la CCU

Este cuadernillo es el resultado del proceso de memoria colectiva, promovido por la Biblioteca Pública de Limache y Memorias del Siglo XX del Archivo Nacional, que reune los testimonios y fotografías de ex trabajadores de la Compañía Cervecerías Unidas, sus familias, y vecinos y vecinas de la población CCU de Limache.


Historias de Limache: Trabajo, Comunidad y Familias de la CCU

LA FÁBRICA: COMPAÑÍA CERVECERÍAS UNIDAS DE LIMACHE

“En 1885 comienza primero un alemán… una cosa que no se ha dicho es la enorme influencia alemana de Valdivia en esta fábrica, el primer químico fue alemán y vino de la fábrica Anwandter por 1885 y fue un señor de apellido Hoffman, que en conjunto con otro químico y allá por 1904 o 1905 fundaron la Compañía de Cervecerías Unidas, que fundamental-mente enviaba cervezas a Valparaíso, porque ellos estaban llenos de barcos y porque el problema de la planta de Cha-cabuco era que el agua era muy salada, entonces por eso se recurrió a Limache, además porque en Valparaíso no había agua. Por eso se vinieron más hacia el interior. Ahí además hubo otro proble-ma, que pudo ser hasta un mito urba-no, pero se dice que el químico antes de decidir dónde se iba a instalar la planta para reemplazar fundamentalmente a la de Valparaíso, se recorrió entre Viña hasta Llay LLay a través de la línea férrea buscando la mejor agua y que la mejor la habían encontrado aquí en Lima-che. No sé si es una leyenda o no, pero hubo un químico en medio de aquello y a lo mejor no es casualidad porque en la hacienda de allá arriba en los cerros, desde donde baja el agua, el nativo hace mil años atrás le colocó ‘Aguas Claras’, eso significa Lliu Lliu, y en ese estero el químico recomendó levantar la fábrica”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Yo creo también que hay un tema im-portante que nadie lo mencionó, que pa-saba por aquí un tren... el ferrocarril. La CCU cuando se inicia, comienza prime-ro con una locomotora a leña y después a carbón, cuando esta línea era todavía de modalidad inglesa de trocha angosta y estuvo casi hasta el final con la trocha angosta. Pero por 1920 se transformó a la trocha ancha americana, con las nue-vas locomotoras que llegaron, así que habían dos líneas: la de Valparaíso pasa-ba por arriba y la de la CCU pasaba por abajo”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Yo por ejemplo, vengo del mundo del tomate. Imagínese yo a esa edad ¡cómo no iba a querer entrar a la CCU con to-das esas garantías! La presión por entrar a la CCU era tremenda, ellos (los traba-jadores de la CCU) no pagaban luz ni agua, porque era todo de la cervecería”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Como en los ´60 y ´70, había trueque de muchas cosas, es que en ese tiempo por ejemplo la hacienda Eastman era enorme, comenzaba aquí y llegaba a Peñablanca, y ahí se sembraba de todo; porotos, choclos, papas... entonces ge-neralmente cambiábamos allí las bote-llas de cerveza”. (Tercer encuentro, sep-tiembre 2018)

“Otra cosa que me acuerdo de que el año ´55, cuando tenía 15 años, me puse a trabajar y no sé qué tenía que ver con el sindicato CCU, pero me acuerdo de que debido al alcoholismo que se generaba se empezaron a restringir los accesos a las bodegas de los lugares que vendían alcohol; eso le pesó a la CCU que hicie-ron tremendas campañas y publicidad de bebidas de fantasía. Por ejemplo, en la CCU por el año 1925 crearon la pri-mera bebida de fantasía… y eso fue un hito, hasta que llegó la coca cola y ahí se vieron en aprietos otra vez, pero no sé si se acuerdan de la bebida BIDU, que la crearon para hacerle competencia a la coca cola”. (Segundo encuentro, no-viembre 2017)

“En su tiempo por los años ´30 se inven-tó un comisariato y se fijaban los precios de una canasta básica (…) lo que pasó es que los dueños de fundo le colocaban el precio al trigo, pero la cebada era pre-cio libre. Entonces en Chile faltaba tri-go para el pan y sobraba para la cerveza, porque la cebada tenía precio libre. En varias cosas ocurría: La industria procu-raba bebidas de fantasía que tenían pre-cio libre, pero la leche tenía un precio fijado por el comisariato… entonces el que tenía una vaquita, la vendió y com-pró acciones en la empresa de bebidas. Si esta es historia antigua, y lo que pasó el ´73 o cuando queríamos un país so-cialista el año ´70 no es porque a alguien se le ocurrió no más, sino que hay cien años de historia... están ahí los lucha-dores de la pampa, la gente del salitre, la gente que se quedó sin trabajo que se vino a trabajar a Limache por un plato de comida. Había incluso un subdelega-do de gobierno que tenía la obligación de hacer ollas comunes a la gente que se vino del norte. Entonces la historia es muy larga. La fábrica fue una isla social en la parte interna, había listas larguísi-mas de gente para entrar a la CCU. El máximo logro de un trabajador era en-trar a la CCU, ahí había garantías. Aquí mismo en este edificio se comenzó con el seguro social que llegaba hasta jubilar.

Quién no quería en el campo trabajar en la fábrica CCU sabiendo que en 20 ó 30 años más iba a jubilar, iba a tener un contrato de trabajo, atención en el hos-pital que era particular. Entonces traba-jar en la fábrica era un paraíso”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“La empresa suministraba luz y agua a toda la población. Y la primera lumina-ria que se instaló aquí en Limache, que iba desde la estación hasta la misma fá-brica, la pagaba la CCU, la empresa pa-gaba parte de la luz de acceso a la ciudad”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)


EL TRABAJO EN LA FÁBRICA

“El tema más importante era la confian-za, es decir, nosotros (los trabajadores) hacíamos todo en la empresa. Y esa con-fianza, era una seguridad para las fami-lias. Y eso era una esperanza, es decir, que eso no se esperaba que se fuera aca-bar. Además, que ¿cuántas generaciones pasaron por ahí? Yo al menos pienso que unas cuatro generaciones”. (Primer en-cuentro, agosto 2017)

“Yo partí el ´63 y en ese tiempo la planta se autoabastecía. Tenía más de 600 fun-cionarios y era una planta donde todo se hacía allí y después de estas nuevas políticas que empiezan a aparecer como los contratistas, hubo trabajos que em-pezaron a desaparecer porque la empre-sa empezó a despedir gente. Después de que la planta cerró yo me fui a trabajar a Santiago y ahí uno se da cuenta de la di-ferencia... claro esa es una ciudad gran-de, pero aquí todo el mundo se conocía”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“Entré a trabajar en la CCU el año ´65 y mi primera labor fue descargar sacos al hombro, después me pasaron a em-botellación, luego a fermentación y en-tonces hubo un concurso… porque llegó el gobierno de Allende. Antiguamente, los puestos que se ocupaban en la ofici-na eran por compadrazgo. Pero cuando llegó este nuevo gobierno comenzaron a hacerse concursos, la gente tenía que ganarse su puesto y entonces se hizo un concurso. Y fuimos 5, y salí yo, así pasé a la oficina”. (Segundo encuentro, no-viembre 2017)

“Yo trabajé 31 años en la fábrica desde el ´62 al ´93. Siempre trabajé en malte-ría, donde recibíamos la cebada y había que limpiarla y luego pasaba a unos es-tanques que les llamaban las tinas, había que mantener la temperatura de las tinas con el aire frío y después pasaban a los tambores donde se hacía la germinación, cuidando que no se rompiera el grano; la cebada se hacía germinar por dentro y quedaba blandita. Yo estaba en la par-te de ese proceso que era el secado, que duraba 10 días”. (Tercer encuentro, sep-tiembre 2018)


SECCIONES DE FUNCIONAMIENTO DE LA FÁBRICA

“Las secciones o departamentos eran maltería, cocimiento, fermentación, filtro, embotellación, después había bo-dega de envases, bodega de producto y después mantención, sala de máquinas, calderas, administración y control”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)

“En el departamento de Control, por ejemplo, entraban tareas como la cua-drilla de patio, la portería y cosas así… Sección maestranza realizaba la man-tención y reparación de la Empresa. Los trabajadores buscaban leña para cocinar y lavar. En ese tiempo se repartían el ‘boche’ cuyo verdadero nombre era oru-jo y se lo repartían para las gallinas y los patos. Ese se obtenía en el departamento de cocimiento y antiguamente se vendía el boche en la carretera de madrugada, la gente partía allá a buscarlo y se armaba un boche, de allí viene la frase. Y tam-bién recuerdo que a los trabajadores le daban su ración de cerveza que también la llamaban ‘cachá’. La cachá la cambia-ban en la hacienda Eastman por las ga-lletas que eran como una especie de pan. Aquí se trabajaba mucho el trueque, se cambiaba mucho la cerveza por fruta, verduras, el pan”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)

“Había un carrito que entraba a la fábrica con la cebada. Ese carrito llevaba el trigo al parecer a la sección maltería, para que empezaran el proceso de la cerveza. Me acuerdo de que se ponían ahí abajo del puente, se iban poniendo los carritos y de arriba un tren, unos carros grandes, tenían un hoyo abajo, abrían y caía el grano a los carritos y ahí lo iban llenan-do y después lo llevaban a la fábrica; eso era lo que más atraía. Cuando pasaba, nosotros corríamos todos detrás de los carros, nos subíamos y después, casi lle-gando a la fábrica, nos bajábamos porque ese carrito iba despacito, no iba fuerte.

Se caía mucho el grano y recogíamos el grano, lo llevábamos a las casas porque en ese tiempo teníamos gallinas, patos, conejos, etc., así se alimentaban los ani-males que se criaban en esos tiempos en nuestras casas. Igual que cuando venían los camiones, los camiones también traían mucha cebada… venían camiones llenitos de grano para la fábrica. Eso ten-go recuerdo”. (Entrevista con Lucy Se-púlveda, diciembre 2018)

“[El trabajo de embotellación consistía] primero que había que lavar la botella en una máquina y después la llenaban. Igual había que revisarla mientras se llenaba para que no pasara alguna cosa y después se cerraba con las tapas, luego pasaba a otra máquina que le ponía la etiqueta. Y adelante estaban otros trabajadores que esperaban para armar las cajas. Entrá-bamos a las siete, y nos levantábamos más temprano para tomar desayuno en el casino; a las siete teníamos que estar trabajando y de ahí el tiro era largo hasta el almuerzo. Almorzábamos en el casino o nos venían a dejar las viandas”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)

“Yo me acuerdo también de que antigua-mente todo se hacía a mano, la embo-tellación, el llenado de las botellas, todo se hacía a mano. Después llegaron las máquinas y cuando eso pasó se fueron varios trabajadores. Antes que llegara el casino, llevábamos la vianda a los traba-jadores como al mediodía y en muchos casos íbamos nosotros de niños, y a ve-ces tomábamos una cachá (que era una cerveza que servían en un tarrito) mien-tras esperábamos que terminaran el al-muerzo. Había que estar atento porque andaban los guardias mirando”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)

“Los jefes de embotellación, Hernán Inostroza era uno, y Don Mario Betanzo también”. (Tercer encuentro, septiem-bre 2018)


TRABAJO FAMILIAR

“Nuestra población CCU es una familia y el trabajo era como patrimonio fami-liar; es decir todo mi núcleo familiar tra-bajaba allí: abuelo, tíos, yo mismo hice la práctica de mecánica y me quedé hasta que cerraron. Yo fui uno de los últimos que entró. Los oficios se iban transmi-tiendo en la misma familia”. (Cuarto en-cuentro, septiembre 2019)

“Claro porque le daban casa al jefe de familia, pero cuando jubilaba tenía que meter a alguien más adentro porque si no tenía que entregar la casa. Además, había casas distintas. Te entregaban la casa de acuerdo a los integrantes, de uno, dos o tres dormitorios”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“Antes de ser propietarios de las casas, al morir el jefe de hogar, debían hacer abandono de las casas, pero en muchas oportunidades se heredaban a los hijos mayores que podían ‘ocupar el lugar del papá en la fábrica’”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Mi papá se llamaba Manuel Sepúlveda, todos lo conocían como Manolito, lo querían mucho aquí en la población. Él trabajó primero en la fábrica, creo que en embotellación, no me acuerdo bien, después era mozo del administrador, del que vivía en la casa grande, dónde des-pués estaba el casino de los obreros, tra-bajó muchos años ahí, le trabajó al señor Novoa y me acuerdo al final con Rojas que era el apellido del último adminis-trador. Y después se terminó eso y mi papá siguió trabajando en el casino, pero ya como casino de los obreros. Era coci-nero, mozo, hacía todo lo de cocina y ahí terminó mi papá en ese trabajo. Mi papá empezó a trabajar a los 9 años en CCU porque era… no tenía mamá, ni papá y tenía que trabajar para sus hermanos, ahí empezó él de a poquito, de a poquito, empezó a trabajar ahí, lo llevaban, en ese tiempo trabajaban los niños práctica-mente. Mi abuelo también trabajó ahí, el papá de mi mamá, vivían en la calle Prat abajo, y mi mamá nos contaba siempre que ella iba a dejarle la comida al abuelo a la fábrica y se tomaba de los camiones allá en la esquina de Prat, y llegaban a la CCU, casi casi con nada de comida para el abuelo. Pero era normal eso, porque entraban despacito los camiones y uno alcanzaba a agarrarse de los ganchos que tenían y era muy divertido”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)

“Trabajé en el año '85 en la fábrica en el área embotellación. Soy hijo de trabaja-dor cervecero”. (Tercer encuentro, sep-tiembre 2018)

“Mi esposo trabajó en varias secciones, pero más en maltería durante 35 años”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)

“Mi esposo trabajó en los cocimientos donde se hacía la cerveza. Trabajaba por turnos de doce horas, una semana de noche y otra de día”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)

“Trabajé en maltería durante 21 años”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)

“Mi marido era filtrador”. (Tercer en-cuentro, septiembre 2018)

“Mi esposo trabajó en embotellación hasta el cierre de la fábrica”. (Tercer en-cuentro, septiembre 2018)

“Entré a la planta en el año '66 como operario a descargar sacos de cebada o cajas de cerveza, o bebidas al hombro de los camiones que ingresaban a la fábrica, después pasé a embotellación y conocí a un jefe que me mandó a estudiar, saqué el cuarto medio y después me gané un concurso para pasar a la oficina; ahí la sufrí porque ahora tenía que ocupar cor-bata. Allí fui jefe de bodega, de almacén y allí me quedé hasta que cerró la planta”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)

“Mi papá trabajaba en el casino, en la cocina, y a veces tenía malos días con los empleados que supervisaban. Esos malos días llegaba a la casa muy enojado y pedía que no le habláramos mientras venía a la casa a descansar. Al principio llegaba solo a la cocina y muy temprano. El casino empezó como el año '71 o '72 porque para el golpe el casino me acuer-do de que se llenaba”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)


TURNOS Y HORARIOS

“Había dos turnos. Me acuerdo de que tocaban un pito a la una y después a las dos. Y por la tarde, a las seis que era la hora de salida. Y la entrada por la maña-na, a las siete. Y cuando trabajaban horas extras, a veces salían a las ocho, o has-ta el otro día, al menos eso nos decían”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)

“A veces sábado y domingo había que ir a hacerle aseo a las máquinas. Pero eso lo hacían los operarios que eran los obre-ros. Los que supervisaban eran una je-rarquía mayor. Estaban los obreros, lue-go los empleados y después la gerencia”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)

“Yo me acuerdo de que tocaban el pito de ingreso a la fábrica a las 7 de la mañana, luego a las 12 del día salían a sus casas a almorzar, al principio no había casino, y en la tarde entraban de las 2 hasta las 6, esos eran los horarios de trabajo. Tam-bién hubo un periodo en el que se les iba a dejar almuerzo, había que ir a de-jarles en vianda el almuerzo a los papás.

Por esas cosas de la vida mi tío trabajaba ahí también, hermano de mi mamá, y le iban a dejar el almuerzo, las viandas, iba mi hermana, un día mi hermana no es-tuvo y fui yo. Llegué allá y empezaron a llamar a mi Tío con puras señales, uno le hacía señal al otro, el otro le hacía al otro y de repente apareció mi Tío con un tarrito chiquitito, un choquero le de-cían. Ahí venía cacha', una cerveza que le llamaban cacha' y era muy rica. Me pasó el tarrito y yo le pasé la vianda, en eso hasta que terminó de comer me pasó la vianda y yo le pasé el tarrito vacío, ob-viamente. Me vine a la calle y venía afir-mándome de las viandas, me acuerdo, de la mitad de la calle venía el caballero que estaba en la puerta, que era un portero “Chiquilla de porquería como venís, te voy a acusar a tu mamá” y yo ni lo mi-raba porque trataba de mirar la raya de la calle no más. Llegué a la casa, dejé las viandas y me acosté porque venía ebria (risas)”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)

“La política de la CCU siempre fue así, en época de invierno se hacían las man-tenciones, se paraban las máquinas, y por agosto se trabajaba a full con el stock completo y se contrataba gente por temporada”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)


SALARIOS Y PAGOS

“A mí me pasaban una lista y luego se sacaban los billetes de ese tiempo, de 5 mil, de mil, de quinientos las monedas y se hacían los sobres con los pagos. Se ha-cía una fila. Siempre se pagó en efectivo. El suple y la liquidación se pagaban en efectivo, y después en cheque se pagaba el sueldo cuando el trabajador se iba de vacaciones. Y bueno cuando la fábrica cerró, las indemnizaciones se pagaron también con cheque”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)

“Había un departamento llamado pasa-tiempo, ellos me pasaban una lista con el detalle a pagar del suple; eran todos nú-meros cerrados. Pasa que a veces había trabajadores que pedían suple semana tras semana y cuando llegaba la liquida-ción salían para atrás”. (Tercer encuen-tro, septiembre 2018)

“Otra cosa que recuerdo ya que men-cionaron lo de los cheques, porque an-tes de eso se pagaba en efectivo, y los sobres estaban allí y cada uno sacaba el que le correspondía. Se pagaba todo en efectivo y hasta las monedas se metían en los sobres de los salarios”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“Se pagaba en sobres y el día de pago era los viernes, se pagaba un suple semanal y el 26 se pagaba la liquidación. El suple era como un anticipo del sueldo”. (Ter-cer encuentro, septiembre 2018)

“[El salario no era malo] no se pagaba luz, ni agua… si algo fallaba en la casa mandaban un maestro desde la fábrica, entonces el sueldo era completo para la familia, para la comida. Daban también cosas para el colegio, zapatos, el unifor-me, materiales, hasta plata para la ma-trícula. Después para el 18 daban javas de bebida y cerveza a cada trabajador. Así que nadie se quejaba de nada, era la mejor empresa de Limache. La otra em-presa que había era de tomate, pero no tenían beneficios como acá”. (Tercer en-cuentro, septiembre 2018)


SINDICATOS Y ORGANIZACIONES DE TRABAJADORES

“Al principio hubo sólo un sindicato. Pero antiguamente, la mayoría de los trabajadores eran operarios; empleados eran muy pocos. También había los de más arriba, que eran los torneros y los jefes que eran maestros de primera. Y cuando vino el gobierno de Allende, sa-caron una ley de que todos los maestros pasaron a ser empleados de la empresa. Ahí se formó el sindicato 2”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“Nosotros -los cerveceros- nos junta-mos todos los 1° de mayo, para el día del trabajador. Bueno al menos la parte administrativa que era el sindicato 2, el sindicato 1 eran los operarios. Nos jun-tábamos en el Parque la Victoria”. (Se-gundo encuentro, noviembre 2017)

“Tenían sindicatos de obreros y emplea-dos. Los empleados eran los más educa-dos, que tenían una profesión. Eran me-jor remunerados. Los obreros eran más, como del pueblo”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)

“La CCU estaba políticamente cataloga-da como que eran apatronados, el sin-dicato y todo aquello, porque ustedes ven que en la historia no hay huelgas, nunca hubo problemas con la gerencia. Incluso para formar el sindicato campe-sino Hernán Mery, costó bastante que nos facilitaran el local porque no que-rían problemas. Estaba todo el proceso de la reforma agraria y algunos fundos tomados acá en la zona, entonces costó. Al segundo intento se lograron reunir los 100 campesinos para formar el sin-dicato y vino el inspector del trabajo y todo aquello (…) yo fui politiquero, a los 14 años me metí en este cuento por Carlitos Bianchi. Hubo un trabajo en la CCU de gente de afuera, buscando fun-damentalmente gente joven porque los antiguos en la fábrica los encontraban apatronados, como ocurría también en los fundos, que eran gente muy con-servadora. Pero en ese entonces creo que nace la CUT, llega el diario El Siglo también en ese momento, y gente muy sacrificada. Yo me recuerdo que de aquí de Limache se iba a pie con los trabaja-dores del sindicato a Polpaico. Entonces pienso yo que fue un trabajo de joyería de gente de afuera, Limache y Olmué siempre ha sido muy conservador, hasta el día de hoy, los alcaldes, los regidores la mayoría son gente de derecha. Tiene cierto sentimiento el limachino de pro-pietario, el huaso que tenía un rancho con la vaquita y una mediagua se sentía igual que el Adolfo Eastman, más que era huaso también, entonces hay un am-biente huaso que es muy conservador, muy tradicionalista. Entonces hubo un trabajo de joyería acá en la CCU, en la Palma (…) fue un trabajo desde afuera, y especialmente gente joven que se en-tusiasmó con la idea de incursionar en el socialismo”. (Cuarto encuentro, sep-tiembre 2019)


CLUB DEPORTIVO CCU

En el año 1960 se creó una rama depor-tiva cuyo fin era la organización de cam-peonatos deportivos y entretención en-tre sus trabajadores de distintas edades. También pudieron comprar un Estadio frente a la Fábrica CCU de Limache, cuya compra fue gracias a que a cada tra-bajador le descontaban de su sueldo una cuota para cancelar este terreno.

“Yo era el nueve el más corredor, en la CCU no existía la rama de atletismo, puro fútbol, yo participé en el equipo de fútbol, fuimos a todas partes, a Santiago, Concepción, La Serena (…) Para algu-nos eventos llevaban el Orfeón, cuando fuimos a Santiago ahí lo llevaron. De at-letismo a veces juntaban gente para co-rrer. Pero era puro fútbol, el fútbol fue primera división, de los cientos se hacía la selección de 15 jugadores. Yo jugaba en la primera de la CCU, después bajé a sénior, jugaba de arquero y de central”. (Entrevista con René Catalán, octubre 2020)


OLIMPIADAS CERVECERAS

“Se organizaba una actividad deportiva anual denominada Olimpiadas Cervece-ras en la que participaban todas las fábri-cas de Chile, de Valparaíso, Antofagasta, La Serena, Talca, Concepción, Valdivia y Osorno. Las onsistían en hacer cam-peonatos de partidos de fútbol en distin-tas categorías de edad”. (Tercer encuen-tro, septiembre 2018)

“Las olimpiadas fueron unas cosas muy buenas que tuvo la empresa y los sindi-catos. Se hacían en distintas partes, yo fui a Santiago, a Talca, iba como dele-gado. Yo nunca fui bueno para la pelo-ta, pero me gustaba participar. Aquí en Limache se hizo una olimpiada bonita, llegó Osorno con un bus, Talca, Santia-go con dos buses, Concepción, Antofa-gasta, La Serena, llegaron aquí con dele-gaciones. Venía una delegación que eran los viejos tercios y lo otro era la primera, que eran los mejores para la pelota. Pero también estaba la competencia amplia-da que venía la rayuela, atletismo, había que correr desde las Cuatro Esquinas a la planta. Algunos llegaban muertos y lo que más gozaban era la rayuela, era típi-co”. (Entrevista con Max Olivares, octu-bre 2020)


EL ORFEÓN DE LA CCU

“Los sindicatos de obreros y de em-pleados, tenían un orfeón también que cuando fallecía un trabajador activo que trabajaba en la fábrica, el orfeón lo acompañaba desde la salida de su casa hasta la Parroquia Lourdes, se realizaba la misa y luego era acompañado hasta el cementerio Parroquial, tocando todo el camino”. (Entrevista con Lucy Sepúlve-da, diciembre 2018)

“La característica principal del orfeón, es que pasaba por nuestra población dando la vuelta por sus calles antes de ir a re-presentar los desfile del 21 de Mayo o 18 de Septiembre; el orfeón recorría toda la población primero. Nos despertaba (ri-sas) me acuerdo. Como a las 8 de la ma-ñana y empezaban a tocar y pasaban por toda la población y se volvían a su lugar que tenían como punto de encuentro en el casino de los empleados. Y después se iban a dónde tenían que realizar los des-files, pero siempre primero la población y después iban dónde tenían que ir no más”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)

“Yo también soy nacida y criada en la po-blación CCU. Mi papá fue jefe mayor-domo, y muere de pena por la fábrica, por el club deportivo CCU, participó en el orfeón también. Y uno de mis herma-nos también trabajó en la CCU y cuan-do llegó el golpe de estado se tuvo que ir, pero mi papá siguió trabajando. Yo también participaba del club deportivo, mi papá nos llevaba y nosotros teníamos que lavar la ropa de los niños del club, les hacíamos once a los niños y nos pres-taban el casino”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)


BENEFICIOS DE LA CCU CON LAS FAMILIAS CERVECERAS

“Primero que nada, las mamás cuando iban a tener guagüitas, les regalaban una cuna de madera, eran grandotas y el ajuar para la guagua era de todo, los pañales esos de género se usaban en ese tiempo, mantillas y ropa para la gua-gua, la cuna que era como lo más im-portante, parecía una cama chiquitita. Cada vez que una mujer tenía una gua-güita, cada vez le regalaban esas cosas, no era una sola vez y en ese tiempo las mamás tenían como varios hijos, no uno, ni dos como ahora. Otros benefi-cios eran los juguetes de la navidad, que eran muy lindos, paseos de la fábrica, los veranos había paseos a la playa, eran en diferentes lugares, Maitencillo, Los Molles, Loncura, Pichicui, Los Vilos, etc., a la playa eran los paseos. Prime-ro eran un día, después empezaron a hacerlo por dos días, el fin de semana y después por tres días, el viernes, el sábado y el domingo”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)

“Cuentan también que, para los naci-mientos, se les daba un ajuar, y tiempo antes también se les daba una cuna de madera”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Para el 18 y Navidad, etc, se les entre-gaban jabas de bebidas y cervezas que llegaban a la casa en un camión y que repartía puerta por puerta. Las familias llevaban la vianda a los trabajadores an-tes que hubiera casino; ahí contaban las señoras que cuando ellas entraban con la vianda (a la fábrica) y salían entonadas. También cuentan que les daban leva-dura de cerveza, especialmente para los trabajadores que tenían anemia”. (Pri-mer encuentro, agosto 2017)

“Todos los años, 21 de mayo, 18 de sep-tiembre y navidad, les regalaban, pare-ce que eran tres jabas de malta, una jaba de pilsener y dos jabas de bebidas, y eso lo intercambiaban con los campesinos. Se hacía un trueque con el sector de La Hacienda, con la hacienda Los Laureles, me acuerdo de que intercambiaban las bebidas, las cervezas con cosas del cam-po, verduras, papas, tomates, frutas, me acuerdo, de unas tortillas inmensas que hacían allá”. (Entrevista con Lucy Sepúl-veda, diciembre 2018)

“No se pagaba ni luz ni agua y además se daba una asignación de arriendo”. (Pri-mer encuentro, agosto 2017)

“Me acuerdo también de niño que cuan-do se cortaba la luz en las calles, siempre se buscaba al que era el eléctrico de la CCU”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Otra cosa es que cuando entrabas a tra-bajar allí, la empresa te pasaba una casa, pero una vez que jubilabas o morías, la familia se tenía que ir. Porque la casa era de la empresa”. (Segundo encuentro, no-viembre 2017)

“Los aguinaldos eran muy buenos, eran casi como un sueldo que se daban sólo para fiestas patrias y año nuevo, pero había otro beneficio más que era un bono, que se llamaba bolón, era de las utilidades de la empresa y se otorgaba como en marzo-abril”. (Tercer encuen-tro, septiembre 2018)

“En resumen, había muchos beneficios y muy buenos, entre ellos, estaba lo de la colonia de veraneo para los hijos en Maitencillo. Aunque al parecer lo de las colonias venía de una caja de bienestar, había también regalos de navidad para los hijos e incluso el viejo pascuero lle-gaba en helicóptero”. (Primer encuen-tro, agosto 2017)

“Cuando el trabajador cumplía años de jubilación, o lo echaban porque lo pi-llaban en alguna cosa en la empresa, les decían que tenían que irse y dejar la casa. Y ahí la asistente social era la que decidía quién ocupaba nuevamente esa casa. A quién le entregaba. Porque dependien-do de los hijos que tenía la familia, era… porque acá había casas chicas, había una corrida de casas chicas. Otras medianas, otras más grandes. Tienen dos o tres dormitorios, un dormitorio, dependía mucho de eso y de los hijos que tuviera”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciem-bre 2018)


LA ESCUELA SATÉLITE

“A principios de año a los niños que estudiaban, también les regalaban los cuadernos, los lápices, todo lo que sig-nificaba ir al colegio, libros también nos regalaban. A los obreros les dio mucho la cervecería”. (Entrevista con Lucy Se-púlveda, diciembre 2018)

“Otro beneficio que tenían los hijos de los trabajadores era la Escuela Satélite. Era una escuela que había por Prat ha-cia abajo, era de la Universidad de Santa María, era un beneficio de la fábrica y un convenio que tenían con la CCU. Salían técnicos ahí y una vez que finalizaban su carrera tenían la oportunidad de traba-jar en la CCU, para poder ingresarlos al sistema de trabajo de la empresa”. (En-trevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)

“La escuela satélite fue creada por un convenio que hubo entre la Compañía y la Universidad Federico Santa María para que los hijos de los operarios de la empresa se capacitaran e incursionaran en el mundo laboral en la misma em-presa. (…) Eso fue como en los `60, pero hasta los ´70 llegó porque me acuerdo de que dos tíos míos salieron capacitados de ahí. Y hubo capacitaciones también para los mismos trabajadores”. (Primer en-cuentro, agosto 2017)


ASISTENTE SOCIAL: TERESA MOLLER

“Había una asistente social que supervi-saba -de parte de la fábrica- si las casas estaban bien mantenidas, si se les daba un buen uso. Esa condición la alejaba un poco de las familias, aunque hay comen-tarios de que era bastante humana y que se le respetaba mucho por ser represen-tante de la empresa. Había también co-lonia de veraneo para los hijos”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“La asistente social entregaba bonos para solicitar créditos en distintas casas comerciales y Zapatería El Ferrocarril, no sé con qué motivo, al parecer algunos se descontaban por planilla. Pero cuan-do llegaba ese bono era motivo de fies-ta porque entonces, las familias podían comprar lo que querían o lo que necesi-taban”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Yo me acuerdo de que la señora Teresa, que era la visitadora social, era la auto-ridad ahí, pero también estaba el practi-cante Muñoz, que era otra figura de au-toridad de la CCU. Él era el médico de la población; si había alguien enfermo era el practicante (Ricardo) Muñoz el que se acercaba a revisarlo”. (Primer encuen-tro, agosto 2017)

“Yo no nací en la población. Llegué un poco más grande, adulta. Mi mamá mu-rió muy joven. Y el recuerdo más gran-de que tengo es de la señora Teresa, la asistente social; muy humana, muy so-lidaria y preocupada de las familias. La recuerdo cuando llegaba a la estación de Limache, desde Viña del Mar, en un ca-rro victoria la iban a dejar a la fábrica y llegaba siempre muy elegante a ver qué familia tenía problemas”. (Segundo en-cuentro, noviembre 2017)

“Recuerdo que cuando había problemas o discusiones en la casa, era más pro-blemático que te acusaran a la asistente social que a carabineros. Ella era la máxi-ma autoridad”. (Segundo encuentro, no-viembre 2017)

“Cuando cerró la empresa ella se había ido. Más o menos estuvo hasta como el año ´80”. (Segundo encuentro, noviem-bre 2017)

“Teresa Moller, era la asistente social, muy especial. Era fregada, pero solucio-naba muchos problemas. Ella muchas veces prestaba plata de su bolsillo para cubrir gastos como remedios o cosas así y después llegaba a mi oficina, porque yo era cajero, con los vales que ella hacía de sus préstamos para pedirme que les des-contara a los trabajadores. Eso para mí era un problema porque para sacar plata de los sobres necesitaba la autorización del contador o del administrador. No era cosa de descontar plata así no más”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)

“Yo me acuerdo también de Magdalena Escobar y la última fue Myriam Callejas, ellas también fueron asistentes sociales después de la señora Teresa; ella estuvo desde el principio. Me acuerdo de que llegué a vivir aquí el año ´52 y ella me entregó la casa. Y si la fábrica se cerró el año ‘93, ella debe haber estado hasta antes del golpe de estado”. (Tercer en-cuentro, septiembre 2018)

“La señora Teresa era muy importante, muy importante, porque todo le pre-guntaban a ella, la señora Teresa decidía quién ocupaba cuál casa, las casas eran de CCU. A ella le tenían mucho respeto ¡mucho respeto! en el fondo de repente le tenía miedo a esa señora, porque había papás que les pegaban a las mamás y ella iba y los ponía derechitos a los caballeros que les pegaban a las mujeres. Y cuando los hombres no le daban el dinero para mantener a la familia ella se los quitaba, les quitaba la plata y se las llevaba a las señoras. Hacía que la familia pudiera te-ner el resto del mes para comer y no se llevara la plata solamente en beber, por-que ese era el trasfondo”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)


UNIDAD POPULAR Y GOLPE DE ESTADO EN LA CCU

“A propósito del terremoto del ´71, en ese tiempo a nosotros el Banco del Es-tado nos prestó plata, en ese tiempo eran escudos, y la empresa también nos prestó. Me acuerdo de que nosotros nos juntábamos a contar los billetes porque teníamos plata, pero no había qué com-prar. Para comprar el primer televisor fui hasta Valparaíso”. (Cuarto encuen-tro, septiembre 2019)

“Ahora yo me acuerdo de que justo después que ganara Allende, vino el te-rremoto del ´71 y ahí nos tomamos la empresa nosotros porque las casas que-daron arruinadas y no había agua ni luz y el administrador no resolvía nada. Pero no duró mucho, menos que las huelgas sindicales”. (Cuarto encuentro, septiem-bre 2019)

“Yo me acuerdo en ese tiempo de la UP lo pasamos muy mal, no había nada. Me acuerdo de que mi mamá nos mandaba a todos los hermanos a ver si conseguía-mos algo. En la misma fábrica, en el casi-no había un local donde estaba instalada la JAP y nos avisaban cuando llegaban las provisiones e íbamos a hacer las colas”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“Todos acaparábamos porque no sabía lo que venía. Yo por ejemplo compraba cigarros y no fumaba, pero después los cambiaba por un tarro de leche porque estaba por nacer mi segundo hijo. Uno se ponía en la cola de lo que fuera, ha-bía que arreglárselas para sobrevivir. Lo otro es que además de eso, no esta-ba asegurada una larga vida a la Fábrica CCU en un gobierno socialista, pero eso lo podemos conversar, es que venía otra economía”. (Cuarto encuentro, septiem-bre 2019)

“Yo me recuerdo que en el ´73, en mi caso, nos regalaban muchos libros, de la editorial Quimantú y esos libros mucha gente los destruyeron, los tuvieron que quemar. Yo nunca escondí nada. Hubo gente que los enterró. Yo siempre los tuve ahí y aún conservo algunos”. (Cuar-to encuentro, septiembre 2019)

“La ideología del señor Allende era bue-na, pero lamentablemente el programa cayó en manos de gente que no estaba preparada. Aquí en la cervecería nos pasó también porque les entregaron el mando a personeros que en realidad no sabían qué hacer y ahí comenzaron los fracasos”. (Cuarto encuentro, septiem-bre 2019)

“La empresa fue intervenida durante la UP. Estas fábricas no fueron expropia-das, sino que intervenidas”. (Cuarto en-cuentro, septiembre 2019)

“Lo que nos dolía a nosotros era que nos la jugábamos, hacíamos trabajo volun-tario para evitar despidos, mientras que había otros que no hacían la pega por ir a participar de asuntos políticos y ahí la producción comenzó a bajar. Aquí llegó el momento en Limache en que no había ambulancias. El 4 de septiembre del ´73 nació mi hija y mi mujer se tuvo que ir al hospital en la camioneta del agua potable porque era lo único que andaba. Había un caos total, pero en principio las ideas eran buenas, aunque mal manejadas”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)


EL DÍA DEL 11 DE SEPTIEMBRE

“Recuerdo también el Golpe, porque su-frí mucho por mi hermana. Me acuerdo cuando corríamos a nuestras casas por-que llegaban los milicos”. (Segundo en-cuentro, noviembre 2017)

“Mi papá, creo que fue después del ´11, cuando hicieron una redada y mi papá estuvo detenido un día. Después del gol-pe se hicieron varias veces allanamientos a la fábrica durante los primeros días”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“[La planta] paró sólo unos días, pero ya después no. A pesar de todo nosotros aprendimos a convivir con los marinos y después ya éramos amigos. O sea, ya des-pués se hizo parte del cotidiano”. (Cuar-to encuentro, septiembre 2019)

“Lo que yo siempre tengo presente es que el día que llegaron los militares yo estaba con mi mamá vendiendo pollo. Yo en ese entonces tenía como 13 años y aparecieron unos camiones militares y nos gritaron a la gente que estaba allí que nos tiráramos al suelo y que no levantá-ramos la cabeza. [Eso fue] justo afuera de la empresa, había como un galpón y la gente se ponía a vender pollo y había mucha gente, muchas mujeres. Y luego de una media hora hicieron levantarse a las mujeres y niños para que corrieran de allí hacia sus casas, y mientras corríamos me acuerdo que se sentían las balas gol-peando el piso. Nunca me he olvidado de eso. Eso fue parece que después del ´11”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“Me tomé el último trago de la CCU el mismo día del golpe. Porque el Institu-to de Desarrollo Agropecuario arren-daba una oficina allí en el ministerio de agricultura, y por ahí llega un telefonazo desde Quillota donde estaba la jefatura, como a las diez de la mañana, avisando que habían problemas en Santiago y que teníamos que irnos todos a la casa. Yo vivía en una mediagua porque para el te-rremoto del ´71 la casa se había destrui-do así que nos mudamos con mi mamá a otra parte y yo tenía un montón de libros de Marx, de Lenin, y los enterré todos; al final se pudrieron. Y bueno la cosa es que como nos fuimos temprano a la casa me puse a trabajar en una huertita que teníamos y aproveché de ir a buscar unas maltas a una botillería”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)


LA FÁBRICA TRAS EL GOLPE: INTERVENCIÓN DE LA ARMADA

“En el ´73 nosotros fuimos interveni-dos. Ese momento fue conflictivo para nosotros que trabajábamos en la noche; porque por ejemplo yo vivía en el otro pueblo y para llegar hasta allá venía una camioneta a buscarnos y había que pedir un salvoconducto por el toque de queda; nosotros andábamos una o dos cuadras y nos paraban. Y además en la fábrica, que nosotros teníamos que ir desde la plan-ta donde trabajábamos a la maestranza -que quedaba retirado- íbamos con un marino detrás”. (Cuarto encuentro, sep-tiembre 2019)

“Oye, pero fue impresionante cómo la marina se tomó la fábrica; había helicóp-teros por todos lados, me acuerdo de que al frente de la puerta principal había un cañón apuntando supuestamente a una caseta que había arriba porque, según ellos, allí había una ametralladora apun-tando; de a dónde íbamos nosotros a te-ner armas, era una caseta que se había hecho para proteger”. (Cuarto encuen-tro, septiembre 2019)

“Yo que trabajaba de noche en la em-presa, recuerdo que en ese tiempo las fuerzas armadas llegaron con temor, o sea, estaban seguros que aquí iban a en-contrar un foco de resistencia. Con el mismo cervecero alemán que llevó al ca-pitán Ossiel Gómez a recorrer la fábrica y presentar a la gente que estaba traba-jando en cada una de las salas. Y los ma-rinos recorrieron sala por sala revisando las máquinas buscando armas”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“Yo tuve una experiencia con el capitán que estaba de interventor y despidiendo gente, miraba todo el historial si acaso teníamos participación en algún parti-do político, y cuando te llamaban uno se ponía nervioso porque había que tener cuidado para tratarlo porque no se sabía cómo. Pero yo no tenía nada”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“Respecto a eso de la intervención mili-tar en la empresa; el año´73 se despidió a mucha gente de la empresa, el año ´77 mi hermano salió también de la empresa porque participaba del partido. Noso-tros siempre fuimos muy políticos por-que mi abuelo era del partido comunista, participó en Pisagua, y de ahí se generó una herencia familiar partidista, aun-que nosotros éramos socialistas. En esa época despidieron a mi hermano por un sapo que era compañero. Y se tuvo que ir, estuvo 41 años en Venezuela y volvió hace poco”. (Cuarto encuentro, septiem-bre 2019)

“Hasta el año ´80 más o menos estuvo la armada. Es que tomaron posesión de la compañía. La gente estaba asustada; allá en Santiago por ejemplo, en el Banco del Estado había un barbón que azuzaba a los compañeros constantemente a par-ticipar de diversas actividades, y llegado el golpe desapareció la barba, apareció en uniforme y comenzó a echar gente de manera indiscriminada, a sus mismos compañeros; porque era un infiltrado”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“Yo tenía 11 años para el golpe. Me acuerdo de que mi abuela me contaba que estaba asustada por mi abuelo que estaba en la fábrica y que salió gracias a la ayuda del alemán que fue sacando gen-te que no tenía nada que ver; otra gente no corrió la misma suerte, obviamente porque eran dirigentes de sindicato, o dirigentes políticos que corrieron una suerte muy diferente. Y triste porque la familia CCU era una familia tremenda, o sea todos nos conocíamos (…) El alemán era Horzts Strummpt, el químico de la fábrica e intervino con las fuerzas arma-das que tenían tomada la CCU para, de cierta forma, dejar salir a las personas mayores que eran trabajadores y que no tenían nada que ver. Bueno, como en to-das partes en ese entonces se buscaron armas y arsenal, pero la gente no tenía nada, sólo eran trabajadores, parte de un movimiento social que se llamó Uni-dad Popular, que buscaban un gobier-no más social orientado a las familias, los trabajadores y de las bases más que el capitalismo que quería adueñarse de esta riqueza que tenía la CCU. Porque la CCU de Limache no sólo producía para la región, sino que para casi todo el país. Era la empresa de cerveza más produc-tiva del país. Pero la vivencia es esa, ahora igual para la edad que teníamos nosotros, el susto de ver tantas fuerzas armadas, tanta arma fue fuerte”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)


REPRESIÓN EN LA FÁBRICA Y LA POBLACIÓN

“Hubo un compañero que era de man-tención, Carlos Vargas, él desapareció. Ahora, dentro de los compañeros de mantenimiento, que él era electricista, nunca supimos nada de eso, nunca su-pimos que él tenía participación en ese tipo de cosas (…) A él se lo llevaron su-puestamente porque estaba implicado en algo, pero nunca supimos ni vimos nada en concreto. Yo imagino que habrá sido que tenía una ideología distinta; él desa-pareció y nunca más apareció. Incluso la mamá falleció esperando a que llegara a su hijo”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“[Los dirigentes sindicales que recuer-do] del sindicato 1 estaba Julio Herrera, Oscar Villanueva; del sindicato de noso-tros, el 2, estaba Cirilo González. Pero el sindicato de nosotros la verdad es que no se metía mucho en asuntos de política, o sea, si es que había era muy disimulado como el caso de Carlos Vargas, que uno nunca se enteró, nunca se habló de ese tipo de cosas. Cuando pasó esto que los tomaron detenidos a Raúl Vargas, que no eran familiares, Carlos Vargas, Car-doso, José Cabezas también, hubo varios detenidos pero que después de unos días volvieron, pero él nunca volvió”. (Cuar-to encuentro, septiembre 2019)

“Lo que pudo haber gatillado quizás en venganza, o los mismos muertos, por-que hubo dos o tres muertos en la CCU, es que estuvo no sé cuántos días en Chile el presidente de Cuba Fidel Castro, y la marina no quiso facilitar nada para actos oficiales en aquellas ciudades donde es-tuvo Fidel Castro. Entonces hasta donde es cierto de que la banda CCU acompañó en algunas concentraciones a Fidel Cas-tro, porque eso debe haber molestado mucho a la marina”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“Hay que recordar el trauma de tener una intervención militar en esta comuna que es súper tranquila. No estábamos acos-tumbrados más que a ver carabineros, y ver llegar tanques y armas, la comunidad quedó traumada. Hasta el sindicato tenía problemas para reunirse porque era muy peligroso poder congregarse porque po-días tener problemas, entonces yo creo que el miedo marcó para no hacer estos tejidos de resistencia social”. (Cuarto en-cuentro, septiembre 2019)


LA FÁBRICA EN LOS 80’S

"Lo que nosotros quizás si tuvimos fue un poco de resentimiento, porque según por orden de Pinochet había que tapar el hoyo que dejó la UP y nos rebajaron el sueldo a nosotros en un 6%”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“Bajaron el sueldo y también nos bajaron un día de cooperación nacional, porque la fábrica tenía una autorregulación que tiene que ver con el PEM y el POJH que venían de afuera, y que eran yo calcu-lo como 600 personas; las mandaron a limpiar canales, tranques y a sacar oro de Queronque. Y lo que tengo enten-dido es que, en el caso de la CCU, en invierno automáticamente se bajaba la producción porque bajaba el consumo. Y en primavera se contrataba más gen-te. Pienso que por eso capeó un poco la crisis”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“[La crisis económica del ´82 no tuvo efectos en la empresa] la empresa no se resintió. Ahí uno se da cuenta de lo sustentable económicamente que era la empresa; cómo mantenía a sus trabaja-dores. Acá no se sintieron esos avatares económicos que a lo mejor se sintieron en la capital, pero acá no porque los tra-bajadores tenían asegurados sus sueldos y porque la economía local giraba en torno a la CCU, Hacienda Eastman y fá-brica conservera la Palma”. (Cuarto en-cuentro, septiembre 2019)


POBLACIÓN CCU Y LA FAMILIA CERVECERA

“Antiguamente, la CCU tenía que pagar un 5% de impuesto por producir cerve-za, pero el gobierno lo eximía del pago siempre y cuando ese 5% se invirtiera en casas para los trabajadores. De ahí em-pezaron a formarse las poblaciones; en Valdivia, Osorno, La Serena”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“Se veía desde la arquitectura de las ca-sas, la dignidad para los trabajadores”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Llegué en el año ´57 con 7 hijos, des-pués tuve 6 hijos más acá y todavía vivo en la misma casa, más de 60 años. Esa casa la quiero mucho, tuve dos hijas que nacieron allí. Éramos 15”. (Segundo en-cuentro, noviembre 2017)

“Yo, por ejemplo, nací en la CCU en la calle Prat, y aunque hice varias cosas y me mudé finalmente a un condominio lejos de la población, siempre he sentido que es aquí donde pertenezco, que mis raíces están acá. Es tanto así que con mi señora volví a vivir a la misma calle, a un departamento que arreglé en la misma calle donde nací”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“Nacido y criado en la CCU, ahora soy el tesorero de la junta de vecinos. Me acuerdo de la fiesta de Navidad que era inolvidable y familiar. Yo nací en la calle del medio, como dicen ahora la Chaca-buco”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“Yo soy nieto de cervecero, mi familia también era grande, son 11 hijos. Y vi-víamos con mi abuela y las casas eran grandes, pero había que ampliar porque las familias eran muy numerosas tam-ién, a veces dormías donde te tocaba no más y de jóvenes bromeábamos con eso”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“Yo nací en pasaje Ferrari y hasta los 15 años, porque mi papá quiso trasladarse porque no quiso comprarse en ese tiem-po la casa y se mudó a la calle Prat, así que ahí viví hasta que eso lo demolieron y mi papá me dio la opción de postular a los departamentos. Tengo maravillosos recuerdos de ese tiempo, de la plaza, la vida familiar, los años nuevos en que to-dos se saludaban, se abrían las puertas de las casas”. (Segundo encuentro, noviem-bre 2017)

“Todas las casas eran amarillas. Esa era una característica de nuestra población, en un principio fue solo de un tono, has-ta que traspasaron a Serviu y las vendie-ron a cada uno de los trabajadores”. (En-trevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)

“Yo me acuerdo que después de almuer-zo, como que salían las vecinas a copu-char un poco y ver los niños que estaban jugando todos en la calle, porque no ha-bía luz, no sé de qué hora en la mañana hasta el anochecer, ahí llegaba la luz. El agua tampoco se pagaba y cuando había un terremoto o había algún problema de agua, íbamos a la fábrica a buscar agua a los pozos que había. Eran unos pozos inmensos de grande (…) sacaban el agua, pero la destilaban, limpiaban el agua y con eso hacían la cerveza, era las más rica de todo Chile”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)

“Al comienzo también la fábrica pagaba carretones para llevar el boche y botarlo en el estero. Allá iba la gente a buscarlo hasta que a alguien se le ocurrió vender-lo (…) Igual que antiguamente todas las casas tenían gallinas y les daban boche también”. (Segundo encuentro, noviem-bre 2017)


TRASPASO DE LAS CASAS A PROPIEDAD DE LOS TRABAJADORES

“El primer proceso yo creo que fue por-que legalmente tenía que separarse la fá-brica de lo que era la población, fue un tema territorial (…) fue por allá por el ´76”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Y desde que se vendieron las casas, el tra-bajador tuvo que pagar la luz y el agua”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“Hubo un traspaso de las casas al Serviu el año ´76. Para que la empresa no las regala-ra y entonces ahí hubo que postular y co-menzaron los pagos de dividendos, pero eran muy bajos, era casi como un gesto”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)


MUJERES DE LA POBLACIÓN CCU

“Los Centros de Madres que había en la población, había dos, y allí iban las ma-más en la tarde a hacer choapinos y otras cosas”. (Primer encuentro, agosto 2017)


NIÑEZ E INFANCIAS

“Recuerdo que nosotros partíamos a de-jar la vianda a mi abuelo y nos quedába-mos tomando una bebida hasta que nos echaban. De vuelta nos traíamos los ta-rros con levadura que eran los tarros que nos daban para traer a la casa”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Sobre la fiesta navideña, que eran inol-vidables... como decían antes, eso de que llegara el viejito pascuero en helicópte-ro, que tomábamos helados, bebidas y pasteles hasta que nos daba hipo, o sea para un niño era inolvidable porque era demasiado, además de todas las regalías, nos daban juguetes. Entonces nosotros que éramos los más chicos, lo disfrutá-bamos a concho”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Cuando nosotros íbamos a buscar a mi abuelo el día del pago y ¡ver los sobres con el dinero ahí en efectivo! Y nadie sacaba ni un sobre, sólo el que le corres-pondía. Y nosotros (de niños) acompa-ñábamos a mi abuelo que nos daba unas monedas para comprar dulces molidos en los almacenes, que nos daban unos dulces molidos en unas bolsitas de papel café”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Y otra cosa, los chupetes. Era un espec-táculo eso de cuando llegaban los chu-petes a la población; eran tremendos camiones que venían a retirar produc-tos a la planta. Los que éramos niños nos poníamos en la esquina a ver como pasaban los chupetes a cargar y era por-que llevaban cerveza a Antofagasta des-de aquí. Pero un espectáculo mirar esos camiones grandes”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Todos los juegos eran en la calle, no eran como ahora que todos juegan ahí con in-ternet y todo, pero siempre salíamos a jugar con la soga, jugábamos todos los niños y en toda la calle, jugábamos a la escondida, andábamos en bicicleta, jugá-bamos con los patines que nos hacían los papás, los tíos, en la fábrica nos hacían unos carretones súper artesanales, pero era nuestra entretención, esos son como los recuerdos, a la escondida, jugábamos a la payaya con las piedras. Eso más que nada eran las entretenciones que tenía-mos. En la nochecita ya se estaba oscure-ciendo todos nos acostábamos. A guar-darse en las casas”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)

“[Cuando jugábamos a la pelota y que-brábamos los vidrios de la casa] nos es-condíamos todos. Iba la mamá del que había quebrado el vidrio y decía: “Bueno ¿Cuánto sale?” Y pagaba el vidrio. Mu-chas mamás se enojaban porque era bien seguido que se quebraban los vidrios, porque era como angosta la calle, enton-ces la pelota que era hecha de puros cal-cetines viejos de repente se tiraba muy fuerte, y como en las ventanas no había protecciones, los vidrios se quebraban”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciem-bre 2018)

“Cuando pasaba el “panchote” corríamos todos los niños, corríamos al sector de dónde se veía la línea del tren para ver pasar el “panchote” que era un tren y te-nía una máquina bien antigua. El chofer tocaba el pito y salía el humo. Cuando pasaba por acá por la línea del tren el ca-ballero siempre parece que nos llamaba, nos conocía y nos tocaba el pito cuan-do venía por la estación más o menos y nosotros corríamos, todos los cabros chicos, corríamos a las cercanías de la línea del tren y a veces hasta por acá los acompañábamos y él tocaba y tocaba el pito. Eran entretenciones que teníamos nosotros”. (Entrevista con Lucy Sepúl-veda, diciembre 2018)


CELEBRACIONES EN LA CCU

“Las celebraciones eran familiares, se servía compartiendo todo en año nuevo, fiestas comunitarias, se hacían fiestas y bailes en la calle, había fuegos artificia-les, había una familia (los Olivares) que se hacían cargo de eso. Paseos organiza-dos por la fábrica al campo o la playa, a elección y podían ir por uno hasta tres días. Cuando era por más de un día partía un camión hasta con colchones, bancas y todo lo que se necesitaba, y las personas iban en buses. Por ejemplo, a Los Mo-lles y Maitencillo. Las fiestas religiosas también se celebraban; Cuasimodo con la parroquia de Lourdes, La Navidad, las primeras comuniones y confirmaciones que se hacían todavía cuando los niños tenían poca edad, no como ahora que la hacen como a los 15 ó 16 años, en ese tiempo era como a los 9, 10, 11 más a o menos y con poca diferencia de días, se hacía primero la primera comunión y después la confirmación. Y nombraron a una catequista, Ana Figueroa, que traba-jaba con las familias de la CCU”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“La fiesta de la primavera tenían fama más allá de Limache, venían de Viña, Valparaíso y todo era muy sano siem-pre, a pesar de que corría la cerveza. Los cumpleaños, por ejemplo, se celebraban en familia, pero en la calle también junto a los vecinos. Había familias que canta-ban serenatas por encargo en los santos. Había malones dirigidos a la juventud que también eran bastante sanos y cuan-do el orfeón participaba era atendido por los vecinos. En las tardes, la costumbre de niños y jóvenes era la de ir a jugar a la pelota en la cancha”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“[Para] el año nuevo, se cerraban los pasajes y se abrían las puertas; todo el mundo compartía. Como no había casi vehículos, nada molestaba ¡El mes de María! Ahí vamos viendo cómo se han ido perdiendo los valores religiosos, cul-turales. Porque antiguamente, mi abue-la nos llevaba en fila al pasaje durante el mes de María, y ahí estábamos todos en la catequesis, la primera comunión y la confirmación. Y son cosas que se han ido perdiendo”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Me acuerdo también de que la fiesta de Navidad era muy bonita, se hacían re-galos buenos, juguetes de calidad que ni siquiera encontrabas en el comercio; y los niños podíamos tomar toda la bebida que quisiéramos. La fiesta se hacía den-tro de la fábrica y se hacían shows con cantantes, orquesta de música”. (Tercer encuentro, septiembre 2018)


CARNAVAL CERVECERO

“El carnaval cervecero era único, porque era de la CCU, se organizaban se hacían carros alegóricos y cada sección hacía su carro alegórico, su presentación de la reina, era una fiesta grande y linda aquí en Limache. Se presentaban candidatas, por cada sección de departamentos de la empresa. Y cada uno de ellos hacía tam-bién parece carros alegóricos. Y pasaban por la población, salían los carros alegó-ricos súper lindos con las reinas y todo y repartiendo cerveza, bebidas, lo normal de la cervecería. Después el fin de sema-na se hacía una fiesta grande arriba, en la plaza de Limache, no pagaba nada, no pagaban entrada, venía una orquesta, en ese tiempo eran famosas cantantes, era muy linda la fiesta, el carnaval cervece-ro. Después fue la fiesta de la cerveza que es otra cosa”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)

“El carnaval cervecero se hizo solamente con trabajadores y se sumaban todos los departamentos con sus carros alegóricos. Después, con el tiempo, se pasó a llamar fiesta de la cerveza y allí empezaron a participar otras instituciones también, como la Municipalidad, la Cruz Roja”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“Esto da mucha emoción, mi papá es uno de los que hizo la pelota de fútbol. Y bue-no yo nací ahí en la población. Y lo que más recuerdo eran los carros que hacían para el aniversario de la CCU”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“En el carnaval cervecero participaba sólo la gente de la CCU, y después cuan-do se abrió a la comunidad ya se llamó fiesta de la cerveza, y eso lo tomó la Mu-nicipalidad. Y eso duró hasta que se ce-rró la fábrica, duró 8 años la fiesta”. (Se-gundo encuentro, noviembre 2017)

“El carnaval se hizo después del 66, pero primero el carnaval se hizo en base a to-dos los trabajadores no más, el carnaval era solamente de la empresa, participa-ban embotellación, maltería, maestran-za, contabilidad, cocimiento, granero, cada uno tenía que tener su carro alegó-rico. Cada sección debía tener su carro alegórico y su candidata a reina, cada uno presentaba su candidata, duraba dos días, viernes y sábado era corto. Después con el tiempo se modificó y se hizo par-ticipar a la comunidad, ahí participó el comercio, el Rotary, la cruz roja y algu-nos clubes deportivos de la comuna. El carro alegórico se hacía aquí en la em-presa, pero permitían que la comunidad entrara y ayudara a hacer el carro alegó-rico, ese era el fin, y después salían a dar la vuelta. Creo que era el último día, creo que era viernes, después que terminába-mos la hora aquí en la fábrica, salíamos a dar una vuelta por la comuna con los carros alegóricos y las comparsas, y lle-gábamos hasta la plaza de las 40 horas. Luego dábamos la vuelta por Urmeneta, era algo muy bonito y fantástico. Para escoger a la reina, nosotros llevábamos a una niña y esa niña tenía que vender votos, la que vendía más votos ganaba, que no eran tan caro, era más bien un aporte, la que vendía más salía reina. Eran fiestas muy hermosas, muy hermo-sas, que nunca más se harán en Limache, la gente participaba, el trabajador par-ticipaba, algunos eran medios reacios, pero a la mayoría nos hacían participar los jefes. Nosotros los contables éramos medios reacios también porque ¿en qué podíamos aportar nosotros? si trabajá-bamos en la oficina y todos andábamos de terno, era más complicado, pero igual participábamos. Había unos carros muy bonitos, me acuerdo que hicieron una locomotora. Una comparsa fue don Quijote de la Mancha, Tanito salía en un burro y don Quijote era don Félix Steel. Había una comparsa que me gustó mu-cho, que era de Tarzán, el cazador con su safari. El cazador era el Salvador Rodrí-guez con su sombrero de esos que usa-ban los cazadores, el traje y un rifle, y al lado venía Jane, no recuerdo quién era, y del Tarzán tampoco me acuerdo quién era. Lo que me gustaba era que atrás venían los gorilas ¡eran cosa seria esos compadres! con esa tela de los sacos de arpillera, con eso se hicieron los trajes. Muchos niños chicos se asustaban, por-que andaban con un collar y una cadena y se la tiraban a la gente.” (Entrevista con Max Olivares, octubre 2020)

“Yo me acuerdo en ese tiempo, por los años ´60, que en Limache se produjo una tremenda emigración campo-ciu-dad y comienzan a formarse campamen-tos en tránsito, campamentos sobre todo en Limache viejo. Allí como que hubo un quiebre entre generaciones, porque yo recuerdo que para tomarse una Pil-sen había que pedir permiso al padre. Era una tremenda falta de respeto beber alcohol frente a los padres sin autoriza-ción, o que te viera un vecino. Y cuan-do llegó gente de ciudad, eso rompió muchos esquemas (…) Y eso se reflejó también en las fiestas, porque se genera-ban rencillas entre localidades, barrios, clubes deportivos, orquestas. Y enton-ces eso empezó a generar que nadie se quisiera hacer cargo de la fiesta, porque donde llegaba tanta gente y había tan-to desorden, alcoholismo y pelea que al final nadie quería hacerse responsable”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“Cambió cuando se abrió a la comuni-dad. Eran 5 alianzas y cada alianza te-nía 15 instituciones representantes de Limache, entre ellas escuelas, centro de madres, etc. y las demás alianzas repre-sentaban a los departamentos de la CCU. Nosotros siempre ganábamos porque te-níamos la mantención de la maestranza”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“Yo me acuerdo de que cuando lo tomó la Municipalidad, traían shows de artis-tas para la fiesta”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)


PASEOS DE LA FÁBRICA

“Recuerdo también lo de los paseos de la fábrica, nosotros no dormíamos. De-jábamos todo listo la noche anterior, íbamos a dejar los bultos al camión. Re-cuerdo las ponchas, las carpas, que en ese tiempo eran de saco, ya después eran carpas de verdad, pero en ese entonces eran de saco. Y llevábamos las ponchas y la comida. Y cuando llegábamos a la playa lo más rico era ver cuando llegaba un camión con un tonel de bebida, que uno iba a buscar bebida en un balde, en un bidón y cerveza también había para todos. Entonces para nosotros que éra-mos chicos, todos eso era inolvidable, e incluso, para gente que no era de la CCU, les encantaba ser invitados por al-guna familia porque era el paseo anual de la comuna de Limache; todos querían ser invitados por alguna familia para ir al paseo”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“Venía el camión que llevaba las cosas que nosotros llevábamos, como a las 6 de la mañana, 5 y media más o menos empezaba alguien gritando: “¡Llegó el camión, llegó el camión!” y toda la gente salía con los carritos, con las carpas, las sillas, las mesas y todo lo que llevaban, todos querían estar primero porque el camión de repente se hacía chico y des-pués no hallaban dónde meter más co-sas. Se llevaba lo que uno tenía en la casa para ocuparlo en la playa”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)


EL CIERRE DE LA FÁBRICA

“Fíjate que cuando cerró la fábrica, yo me tuve que quedar casi de los últimos, porque como yo era cajero, tuve que ha-cer más de 500 cheques con el finiquito. Y el último día fue terrible porque el ad-ministrador había hablado con nosotros, nos pidió que estuviéramos tranquilos porque no iba a pasar nada, que no se iba a cerrar, y a los tres días a las diez de la mañana se cortó la luz, cosa que no era novedad porque la luz se cortaba siem-pre y había que esperar unos minutos para que los generadores echaran a an-dar de nuevo, pero esa mañana no llega-ba nunca la luz hasta que el contador nos reunió a todos y nos avisó que desde ese momento la CCU cerraba las puertas. A mí me trasladaron a Viña del Mar como cajero y duré como dos meses hasta que me retiré porque era un desorden, así que hablé con el administrador y me fui”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“Hubo una huelga grande al momento previo del cierre, pero me acuerdo de que antes hubo otra. Esa huelga la origi-nó el sindicato 1, el de operarios. Porque ellos no llegaron a acuerdo con la ofici-na de Santiago y toda la confederación nacional se fue a huelga. Fue en todo Chile. Eso fue como a fines de los ´80”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“Antes se comentaba entre la gente ma-yor que la CCU había pasado por situa-ciones complejas, pero ellos pensaban que nunca se iba a cerrar, para ellos era imposible, pero de repente corrió un ru-mor en la planta sobre la venta de CCU Limache. Acá en Limache partió la cer-veza en lata. Bueno y de repente comen-zó a correr el rumor y yo personalmente trabajaba en un taller y uno de los com-pañeros era dirigente sindical, del sindi-cato de empleados, y él nos informaba y nos decía que guardáramos silencio con algunas informaciones para no agitar a la gente, para evitar sabotajes o las re-acciones bruscas que pudieran surgir”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)

“El recuerdo más triste que tengo es cuando cerró la planta. Yo ya sabía del cierre, tenía un compañero que era di-rigente sindical e hicieron una reunión en Santiago y me dijo antes. Y apenas avisaron que la planta se cerraba, corta-ron todo: el agua, la luz, las máquinas. Se paró todo inmediatamente y todos para afuera. Y eso fue muy triste porque los más antiguos lloraban”. (Cuarto encuen-tro, septiembre 2019)


LAS RAZONES DEL CIERRE

“Yo creo que hay algo que la gente no se ha preguntado y es por qué cerró la CCU. Yo creo que es por los costos de producción. En Santiago empezaron a traer maquinarias grandes que hacían el trabajo más rápido”. (Segundo encuen-tro, noviembre 2017)

“Para mí la CCU cerró aquí por el cen-tralismo de Santiago, porque no tuvie-ron los pantalones para no permitir que siguieran llegando industrias. Que sigue recibiendo industrias de provincia”. (Se-gundo encuentro, noviembre 2017)

“Yo creo que la tecnología ha cambia-do mucho. Aquí en los campos antes se sembraba mucha cebada porque era la materia prima para la CCU, que la ob-tenía del campo. Ahora la CCU compra la cebada en polvo a Canadá”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)

“A mí me contaron que una de las razo-nes por las que cerró la fábrica es porque se contaminó el agua”. (Segundo en-cuentro, noviembre 2017)

“En la fábrica todavía quedan 5 pozos de tajo abierto que son como norias, pero también hay pozos de mucha profundi-dad y esos traen agua de La Campana y esa agua no está contaminada”. (Segun-do encuentro, noviembre 2017)

“La empresa era una sociedad anónima donde ellos tienen que buscar la forma donde obtener más divisas. De hecho, yo que soy mecánico y sabía lo que es-taba sucediendo, nosotros teníamos má-quinas que producían por ejemplo 1000 docenas de cervezas al día. En Santiago montabas la misma máquina y montabas 1000 docenas en una hora, entonces no había donde perderse. Los empresarios sacaron cuentas, había 9 plantas cer-veceras en el país y en cada planta ha-bía por ejemplo 200 trabajadores, había que pagar todos esos sueldos y cerrando la planta se pagaron los finiquitos y ya. Para mí no hubo relación, fue sólo una cuestión de economía”. (Cuarto encuen-tro, septiembre 2019)

“Yo pienso que hay relación entre el gol-pe con el cierre de la fábrica. Porque los que se instalan a gobernar después de Pinochet se dejaron llevar por lo que el viejo había dejado y no se ha intentado nada nuevo. Cuando en Londres no daba para más con el smog, el gobierno pro-hibió toda nueva industria en Londres para terminar con el humo, lo que pasa en Santiago. Y estas nuevas personas que gobernaron en Chile continuaron con el modelo que recibieron sin hacerle ningún cambio; si hubieran obligado a que la empresa se quedara en Limache porque en Santiago estaba saturado de gente y de humo, se habría tenido que obedecer aquella ley, pero los nuevos gobernantes se quedaron en el segundo piso de La Moneda y dejaron hacer y con eso empezaron a cerrar varias industrias en la V región y trasladarse a Santiago. Estos nuevos gobernantes sólo adminis-traron lo que les dejaron, que es muy di-ferente a gobernar”. (Cuarto encuentro, septiembre 2019)


CONSECUENCIAS DEL CIERRE

“Yo me acuerdo de que cuando cerró la fábrica lo que más afectó, aparte de los trabajadores, fue al comercio. Porque había una confianza directa con el traba-jador de la CCU, te daban crédito por ser trabajador de allí y eso se perdió”. (Se-gundo encuentro, noviembre 2017)

“Claro, después que la planta cerró apa-recieron aquí en Limache las autoridades a preguntar a qué nos íbamos a dedicar ahora. Pero no fue sólo en Limache, se cerraron casi todas las plantas; Chacabu-co, La Serena, Talca, Concepción. Por-que ya estaba una política empresarial ya establecida para privilegiar la cantidad y no la calidad. Las autoridades no hicie-ron nada. Ese día fue fuerte. Tocaron el pito a las 11.20 de la mañana y se acabó todo. Había gente que sabía claro, las je-faturas, pero no dijeron nada para evitar sabotajes. Eso sí que a todos se nos pagó nuestro finiquito en orden. Incluso los empleados teníamos un conflicto con la empresa por las horas extras que llevaba harto tiempo y cuando hicieron el fini-quito no apareció esa deuda, pero como a los dos años nos llegó una carta a cada uno con la resolución de ese juicio y con un pago como de un millón de pesos. Limache sintió ese cierre”. (Cuarto en-cuentro, septiembre 2019)

“Para el cierre que fue el 3 de enero del año 1993, a los trabajadores aquí en la CCU, los que todavía tenían la edad para seguir trabajando, los mandaron o les dieron la opción de ir a Santiago a tra-bajar a la cervecería allá en Quilicura. Y muchos se fueron a trabajar allá, otros rechazaron por las condiciones que les ofrecieron y muchos se quedaron. Mu-chos se separaron en ese tiempo, por-que los maridos se iban, estaban toda la semana y a veces buscaban otra señora. Se quedaron por allá y se separaron mu-chos, muchos se separaron”. (Entrevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)

“Un caballero que se fue con toda su fa-milia, don Sergio Olivares, hicieron su vida allá en Santiago, tenía un plan para jubilarse anticipado. Y resulta que estu-vo 3 años allá, hizo mucho sacrificio por su familia, sus hijos, y falleció ahí en la fábrica, creo que cayó en un tubo, en un pozo de amoniaco allá en la fábrica CCU de Santiago. Y no alcanzó a cumplir su sueño. Fue muy triste esa noticia, por-que era joven el caballero, eso fue una de las pérdidas que tuvo la CCU”. (En-trevista con Lucy Sepúlveda, diciembre 2018)

“Cuando hice mis estudios en Valparaí-so, después me vine a hacer la práctica en la CCU y entré a la maestranza como tornero hasta que se cerró, y cuando me dijeron que se cerraba y tenía que irme para Santiago, yo tenía 19 años y sólo había ido a Santiago en tren hasta la estación Mapocho y siempre había una persona, un familiar que nos iba a buscar, pero nunca más había estado en Santiago; ya con eso no más me asusté. Como no quise irme, dejé ir la oportu-nidad quizás de haber hecho una carrera en la compañía, pero preferí quedarme”. (Primer encuentro, agosto 2017)

“A la CCU la cerraron en plena demo-cracia, que algunos en los ´90 decían que habíamos recuperado la democracia, pero al final volvimos a esa democracia antigua y burguesa de antes del señor Allende que es la que había que abatir. A ustedes los dejaron solos entonces, ¿dón-de estaban las autoridades?”. (Cuarto en-cuentro, septiembre 2019)


PROYECCIONES: PRESENTE Y ANHELOS DE LAS FAMILIAS CERVECERAS

“Un momento de nostalgia es cuando a las 12 de la noche en el año nuevo no suena el pito de la fábrica. Eso era muy característico. Antes sonaba mucho, a las 6, 7 de la mañana. Pero lo típico a las 12 de la noche, aparte de la bomba, sonaba el pito de la fábrica. Y el orfeón que no pasa ahora, que no existe prácti-camente, esas cosas como que se echan de menos. En la fábrica, yo insisto, que un museo sería muy lindo ahí, con una visita guiada, conocer la fábrica, la gente que trabajó para los niños, los nietos, los hijos, los que no alcanzaron a conocer la fábrica, que puedan conocerla y saber dónde trabajaron sus papás, sus tíos, sus abuelos. Eso me gustaría que pasara con la fábrica”. (Entrevista con Lucy Sepúl-veda, diciembre 2018)

“A mí me gustaría saber qué va a pasar con la planta de la CCU, por qué no se piensa hacer un museo o un espacio cul-tural. Hubo un alcalde que tuvo la inten-ción de hacer algo, pero ya se fue”. (Se-gundo encuentro, noviembre 2017)

“Hay conversaciones de hacer un pro-yecto entre el municipio y la UVM y poder recuperar ese espacio con fines culturales. Pero eso depende de noso-tros como ciudadanos de generar redes y recuperar ese lugar. La única manera de hacer que ese espacio sea un área de conservación es que los mismos vecinos participen y estén atentos a resguardar la memoria de ese lugar”. (Segundo en-cuentro, noviembre 2017)

“Hay una cierta inquietud entre los veci-nos sobre la intención de la CCU fren-te a la idea de preservar el barrio. Por ejemplo, La Quinta que está en frente de la CCU está en venta y yo vi el dossier de la inmobiliaria que pretendía construir 5 torres. Nosotros como vecinos quere-mos que se respete el barrio y en lo posi-ble declararlo un espacio patrimonial, o monumento nacional, o una zona pro-tegida para evitar la llegada de proyec-tos inmobiliarios indiscriminadamente”. (Segundo encuentro, noviembre 2017)


SEDE VECINAL CCU

La primera Población construida en Limache fue la CCU, en el año 1932, y recién en el año 2009 se logró, gracias a la gestión de la Directiva de la Junta de Vecinos de ese entonces, la construcción de la Sede Vecinal.


AGRADECIMIENTOS

Agradecemos y reconocemos a los ex trabajadores de la Fábrica CCU y a las vecinas y vecinos de la Población CCU que participaron en los encuentros de memoria y actividades de recopilación junto a la Biblioteca Pública de Limache.

  • Consuelo Fuentes Olivares
  • Herminia Álvarez Martínez
  • María Soledad Maiben Carvelli
  • Fabiola Sepúlveda Fernández
  • Enrique Aranda Olivares
  • Rosa Santibáñez Contreras
  • Osvaldo Pérez Zamora
  • Juan Carlos Rojas Alvarez
  • Max Olivares Pérez
  • Carmen Zúñiga López
  • Aulikki Pollak Parada
  • Cristina Morales Vega
  • Jaime Pérez Pérez
  • Eugenio Bermúdez Olguín
  • Oriana Castro Oyarzo
  • Hernán Fernández Apablaza
  • Julia Olivares Meneses
  • Margarita Torres Torres
  • Julia Meneses O’Rian
  • Irma Villegas Montenegro
  • María José Jiménez Cortez
  • Paulina Pacheco Villegas
  • Juan Carlos Pacheco Donoso
  • Rosa Bermúdez Morales
  • María Castillo Roldán
  • Lucy Sepúlveda Fernández
  • Tamara Cortez Zamora
  • Rafael Pérez Espinoza
  • Rodrigo Olivares Barraza
  • Patricia Pacheco Villegas
  • María Villegas Gutiérrez
  • Patricio Rodríguez Carvajal
  • Andrés Moyano Vásquez
  • Gladys Olivares Meneses
  • Canciano Machuca Zamora
  • Patricio Olivares Meneses
  • Ana Calderón Contreras
  • Atilio Villegas Urrutia
  • Mirtha Correa Ferreira
  • Gonzalo Arratia Lacalle
  • Marta Díaz Fernández
  • Maribel Cáceres Cárdenas
  • Filomena Cárdenas Arco
  • Karem Olivares Villegas
  • René Catalán Arancibia
  • María Arancibia Rojas
  • Rose Steel González
  • Rodrigo Ogalde
  • Marco Caro Suárez
  • Carlos Quevedo






Defrutum, Carenum y Mulsum

 En la antigüedad tenían poca variedad de sabores para los alimentos, pero en Roma descubrieron que si hervían un montón de frutas hasta evaporar toda el agua quedaba un caldo dulce, conocido como defrutum, en el fondo de la olla.

Y solían combinar este defrutum con todo, desde la carne hasta el queso y el vino, incluso lo usaban como conservante.
El problema fue que elaboraban el defrutum en ollas de plomo, pues los recipientes de cobre o bronce perjudicaban el sabor. El proceso de reducción de las frutas producía una sustancia con más de 1,000 veces la dosis aceptada de plomo. Muchos romanos sufrían de envenenamiento crónico por plomo.
Dado que el envenenamiento por plomo incluye síntomas como la anemia, pérdida de peso, irritabilidad y delirio, quizá esto explique el extraño comportamiento de ciertos emperadores romanos.
Lo más extraño que es aparentemente los romanos sabían de los efectos del envenenamiento por plomo. Quizá simplemente no les importaba.

Defrutum

Defrutum (denominado también caroenum) es un tipo de vino reducido a mitad de su volumen, era muy empleado en la época del Imperio romano. Era muy habitual cocer el vino para obtener tres variedades: el sapa que se reducía a dos tercios de su volumen, el defrutum que se reducía a la mitad, y el carenum reducido a un tercio.

La consistencia de este líquido era densa (muy parecido al actual sirope) y su uso era fundamentalmente culinario. El caroenum es similar al defrutum pero se hace con vino, en lugar de con mosto, la única diferencia es que el caroenum no era tan dulce.

Cocinado con frutas servía para elaborar una salsa muy popular denominada savor. Era empleado igualmente en la proparación de helados mediante el uso de bolas de nieve a las que se vertía defrutum. El defructum guardado en un recipiente cerrado (preferiblemente de plomo) puede guardarse durante años. Es por esta razón por la que se menciona como un conservante de los alimentos de las legiones romanas.

Para hacer Defrutum debemos tomar uva negra, que debe estar bien madura, y aplastarla para que saque el mosto. Colar y ponerlo en una olla que pondremos a hervir y dejar que se vaya evaporando a fuego suave. Cuando quede la mitad del mosto, añadiremos calabaza dulce y diferentes frutas cortadas en rebanadas de medio centímetro de espesor, y dejar cocer hasta que quede de un color oscuro y de una densidad espesa. Ir removiendo con una cuchara de madera y, cuando este cocido, ponerlo en botes de vidrio y tapar muy bien.
Se pueden hervir, en mosto de uvas, membrillos o higos.

Mulsum

El mulsum (a veces denominado posteriormente como clarea o aloja) se trata de un vino típico no sólo de la época del Imperio romano, sino que también de épocas posteriores, particularmente entre los Visigodos. La única receta que se tiene hoy en día para la elaboración de este vino condimentado procede de Columella en la que el mosto y la miel fermentan juntos.

El mulsum es por tanto una bebida alcohólica de sabor dulce muy similar a la hidromiel (que se realiza por el contrario con la fermentación tan sólo de agua y miel). Era costumbre en la época ofrecer este vino al comienzo de los banquetes. Se sabe que a pesar de llevar miel en su composición resultaba más asequible que la miel pura, en los tiempos del Imperio romano.

Mulsum (vino de miel con especias)

Esta receta sugiere el uso de la miel para obtener un sabor más auténtico, pero se puede utilizar cualquier edulcorante que desea.
Ya que el vino no se cocina, es necesario colocar las las especias -a remojar- en infusión durante unas 24 horas como mínimo antes de servir. Después de eso, ya está listo para disfrutar.
Trate de usar un buen vino tinto de calidad, preferiblemente orgánicos.

Ingredientes:
  • 3 tazas de agua tibia
  • 1 taza de vino tinto
  • 1 rama de canela entera
  • 1 nuez moscada entera
  • 1 cucharadita de clavos de olor
  • 4 cucharadas de miel cruda u otro edulcorante natural al gusto
  • Rodaja de naranja o limón por cada vaso (opcional)
Preparación:
  1. Añadir el agua, el vino y la miel a un gran contenedor o jarra y revuelva bien. Si está utilizando la miel muy espesa es posible que desee calentar la miel hasta adelgazarla antes de usar o mezclar el vino, agua y miel en una licuadora antes de ser transferido al recipiente o jarra.
  2. Añadir las especias para el vino.
  3. Colocar el vino en la nevera durante 18 - 24 horas.
  4. Cuando esté listo, retirar las especias.
  5. Es el momento de servir con una rodaja opcional de naranja o limón. Se puede calentar si quieres también.
  6. Los rendimientos de alrededor de 4 tazas.
  7. Puede ser almacenado refrigerado hasta 5 días.
Nota: Para obtener una versión sin alcohol, puede utilizar el vino tinto sin alcohol o se puede utilizar mi receta original de la adición de los ingredientes para una cacerola, llevar a ebullición, reducir el calor y cocer a fuego lento cubierto durante 30 minutos antes de retirar la especias.

Mulsum modificado a partir de la versión de Ilaria Gozzini Giacosa impreso en "A Taste of Ancient Rome" (un gusto de la Antigua Roma).
  • 1 botella de Pinot Grigio (u otro vino blanco seco) 
  • 1/4 taza de miel
Mezcla de especias para Mulsum
  • montón de pimienta 
  • menta 
  • hinojo 
  • cilantro 
  • coriandro
Mulsum de Rosas
  • 1 l de vino blanco seco
  • 200 g de miel
  • extracto de rosa al gusto
  • 10 pétalos de rosas
Proceso
  1. Llevar a hervir el vino.
  2. Añadir la miel y continuar la cocción durante unos 10 ', revolviendo de vez en cuando.
  3. Descomposición de temperatura y sabor con el extracto de rosas.
  4. Servir con pétalos de rosa.





Stout de ‎Ariel Martino

Hacia una Irish Stout estándar estilo Guiness, un poco astringente. La malta black está tostada, lo cual le da unas notas de chocolate.

Ingredientes

-20 litros; rindió 22-

Fermentables

  • 5000grs. Malta pilsen
  • 600grs. Malta black (tostada)
  • 200grs. Cara120
  • 200grs. Avena

Lúpulo

  • Hervido de 60 minutos
  • 20grs Cascade al minuto 50
  • 10grs Kent golding al 20

Levadura

  • S04

Sobre la Preparación

  • Agua estándar de bidón. 
  • Maceración escalonada.
  • Fermentado a no más de 22°C por 8 días.
  • 7 días clarificado con gelatina, -4°C .
  • Carbonatación forzada a 0°C 1,5bares por 5 min de agitado a 0 °C la birra.

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