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Los Araweté y el Cauim

Heweyehie y Heweyerä cosechan maíz de la granja
IwanaMaya para un cauim dulce colectiv.
Foto: Eduardo Viveiros de Castro, 1982.
Los Araweté son un pueblo tupí-guaraní de cazadores y agricultores del bosque de tierra firme. “Estamos en el medio”, dicen los Araweté de la humanidad. Habitamos la tierra, este plano intermedio entre los dos cielos y el mundo subterráneo, poblados por los dioses que se exiliaron al comienzo de los tiempos. Los Araweté dicen que viven ahora “en las márgenes de la tierra”: su tradición habla de sucesivos desplazamientos a partir de algún lugar al este (el centro de la tierra), siempre en fuga delante de enemigos más poderosos. Toda su larga historia de guerras, muertes y fugas, y la catástrofe demográfica del “contacto”, si bien no se borran de la memoria araweté, nunca llegaran a disminuir su ímpetu vital y alegría.
El nombre “Araweté”, inventado por un sertanista de la Funai (Fundación Nacional del Indio), no significa nada en la lengua del grupo. El único término que podría ser considerado una autodenominación es bïde, que significa “nosotros”, “la gente”, “los seres humanos”. Todos los humanos son bïde, pero los humanos por excelencia son los Araweté: los otros pueblos indígenas y los ‘blancos’ (kamarã) son awî, “extranjeros” o “enemigos”.
La población inmediatamente anterior al contacto era de por lo menos 200 personas. Debido a las condiciones en que el ‘contacto’ con la Funai se realizó, la mortalidad causada por las epidemias y la desnutrición llevó al grupo al mínimo de 120 personas, en 1977. En setiembre de 1992 la población llegó a 206, alcanzando así el efectivo de la época pre-contacto. En razón del relativo aislamiento en que viven (más que debido a la asistencia de los órganos públicos competentes), no tuvieron grandes bajas demográficas debido a enfermedades foráneas hasta el segundo semestre del 2000, cuando la población fue acometida por un brote de varicela (enfermedad viral popularmente conocida como catapora). En ese año, datos de la Funasa (Fundación Nacional de la Salud) registraban 278 indios, de los cuales por lo menos 218 fueron afectados por la epidemia, con el resultado de 9 fallecidos.
La agricultura es la base de la subsistencia araweté, siendo el maíz el producto dominante de marzo a noviembre, y la mandioca en el período complementario. De todos modos, hay un predominio absoluto del cultivo del maíz sobre el de la mandioca, lo que distingue al grupo de los demás Tupí-Guaraní amazónicos. El maíz es consumido como papilla de maíz verde, harina de maíz, papilla dulce, paçoca [pasta de maíz y bebida alcohólica. Esta último (cauim) es el foco de la mayor ceremonia, que se realiza varias veces durante la estación seca. También se planta camote, yuca, cará, algodón, tabaco, piña, cuieiras, curauá (una bromeliácea usada para cordonería), papaya, achiote.
La caza es también objeto de intensa elaboración cultural.
La pesca se divide en dos períodos: la estación de pesca con el timbó [bejuco usado como veneno de pesca, de octubre a noviembre, y los meses de pesca cotidiana, hecha con arco y flecha o anzuelo y sedal. Los Araweté son indios de tierra firme: la mayoría de las personas más viejas no sabe nadar. El agua de beber y cocinar es retirada de cacimbas abiertas en la margen arenosa de los cursos de agua o donde crecen las palmeras del açaí.
La recolección es una actividad importante. Sus principales productos alimentarios son: la miel, de la cual los Araweté poseen una refinada clasificación, con por lo menos 45 tipos de miel, de abejas y avispas, comestibles o no; el açaí (Euterpe oleracea); la bacaba (Œnocarpus SP.); la castaña del Pará (Bertholetia excelsa), importante en la época de lluvias; el coco-babaçu (Orbygnia phalerata), comido y usado como mezcla del achiote, y para flexibilizar la madera de los arcos; y frutas como el copoazú (Theobroma grandiflorum), el frutão (Lucuma pariry), el cacao silvestre (Theobroma speciosum), el ingá (Inga sp.), el cajá (Spondias sp.), y diversas sapotáceas. Sobresalen también los huevos de tracajás (Podocnemis sp.), objeto de excursiones familiares a las playas del Ipixuna en setiembre, y las larvas del babaçu (Pachymerus nucleorum), que también pueden ser criados en los cocos almacenados en casa.
Entre los productos no-alimentario de la recolección, se pueden registrar: las hojas y tablillas del babaçu para la cobertura de las casas, esteras, cestos; la vaina de las hojas de inajá (Maximiliana maripa), açaí y babasú, que sirven de recipientes; dos tipos de caña para flecha; el taquaruçu para la punta de las flechas de guerra y caza mayor; la taquarinha y otras talas para los coladores y el sonajero del chamanismo: la calabaza silvestre para la maraca de danza; maderas especiales para pilones, empuñaduras de los machetes, arco, puntas de flecha, soportes y vigas de casas, palos para cavar, formones; enviras y bejucos para amarres; el barro para una cerámica simple, hoy en desuso por la introducción de las ollas de metal.
La vida social y económica de los Araweté discurre en compás binario: floresta y aldea, caza y agricultura, temporada de lluvias y seca, dispersión y concentración.
Mascando cauim de maíz (Mitähi).
Foto: Eduardo Viveiros de Castro, 1982.
En las primeras lluvias de noviembre-diciembre, se planta la roza de maíz. A medida que cada familia termina de plantar, va abandonando la aldea por la floresta, donde permanecerá hasta que el maíz esté a punto para la cosecha – esto es, un período de cerca de tres meses –. Los hombres cazan, acopian jabutís, extraen miel; las mujeres recolectan castaña del Pará, coco-babaçu, larvas, frutas, tuestan el poco de maíz viejo que restó de la cosecha anterior que trajeron consigo. Esa fase de dispersión es llamada awacï mo-tiarã, “hacer madurar el maíz” – se dice que si no se va a la floresta, el maíz no viene. En febrero-marzo, después de varios viajes de inspección a las rozas, alguien finalmente trae los cabellos del maíz verde al campamento, mostrando la madurez de la planta. Se hace entonces el último gran acto chamánico del jabutí – actividad típica de la estación lluviosa – y la primera gran danza opirahë, característica de la fase aldeana que está por iniciarse. Ese es el “tiempo del maíz verde”, el comienzo del año araweté.
Sólo cuando todas las familias ya llegaron a la aldea se hace el primer acto chamánico del cauim (papilla de maíz) dulce, al que otros siguen. El maíz de cada fiesta es cosechado colectivamente en la roza de una familia, pero procesado por cada unidad residencial de la aldea. Esa es también una época en que las mujeres preparan grandes cantidades de achiote, dando a la aldea una tonalidad rojiza general. A partir de abril-mayo las lluvias disminuyen, y se estabiliza la vida de la aldea, marcada por la incesante faena de procesamiento del maíz maduro, que proporciona la paçoca Meri, base de la dieta de la estación seca.
De junio hasta octubre se extiende la estación del cauim alcohólico, que recibe su nombre: kã'i da me, “tiempo del cauim ácido”. Es el auge de la temporada seca. Las noches son animadas por las danzas opirahë, que se intensifican durante las semanas en que se prepara el cauim. Esa bebida es producida por una familia o sección residencial, con el maíz de su propia roza. Puede haber varios festines durante la estación seca, ofrecidos por diferentes familias. Ellos acostumbraban a reunir más de una aldea – cuando los Araweté poseían diferentes grupos locales – y siguen siendo el momento culminante de la sociabilidad. La fiesta del cauim alcohólico es una gran danza opirahë nocturno en que los hombres, servidos por la familia anfitriona, danzan y cantan, bebiendo hasta el día siguiente.
En la fase final de la fermentación de la bebida – el proceso todo dura unos veinte días – los hombres salen a una caza colectiva. Retornan una semana después, trayendo bastante carne ahumada, que los dispensará de cazar por varios días. En la víspera de la llegada de los cazadores hay una sesión de descenso de los Maï y de las almas de los muertos, convocados por un chamán para que prueben el cauim.
A partir de julio-agosto comienza a aumentar la frecuencia y duración de los movimientos de dispersión. Las familias se mudan a las rozas, incluso cuando éstas no distan mucho de la aldea, y allí acampan por una quincena o más tiempo. Es la estación de “quebrar el maíz”, cuando se cosecha todo el maíz todavía de pie y se le almacena en grandes cestos, depositados sobre plataformas en la periferia de las rozas. De allí las familias se van abasteciendo hasta el final de la estación seca, cuando los cestos restantes son llevados al nuevo sitio de la plantación.
Esta temporada en la roza reúne en cada campamento más de una familia conyugal – ya sea porque la roza pertenece a un segmento residencial (conjunto de familias emparentadas que moran próximos entre sí en la aldea) o porque los dueños de las rozas próximas deciden acampar juntos. Durante la quiebra del maíz, los hombres salen todo el día para cazar, mientras las mujeres y los niños recogen las espigas, hacen harina, tejen; esa es también la época de la cosecha de algodón.
Esas temporadas en la roza son percibidas como muy agradables. Después de cinco o seis meses de convivencia en la aldea, los Araweté parecen tornarse inquietos e irascibles. En los campamentos de roza las personas se sienten más a gusto, conversan libremente sin miedo a ser oídas por vecinos indiscretos.
Pareja patrocinando un cauim alcohólico (Kan 'Da).
Las ollas pertenecen a todo el pueblo y
son prestadas para la ocasión.
Foto: Eduardo Viveiros de Castro, 1982.
Durante el auge de la estación seca, difícilmente pasa más de una semana sin que un grupo de hombres decida hacer una expedición de caza, durante la cual duermen fuera de una a cinco noches. También son comunes, a partir de agosto, las excursiones de grupos de familias, para recoger huevos de tracajá, pescar, cazar, capturar crías de guacamayos y de papagayos. Excepto en los meses de marzo a julio, es muy raro que haya días en que todas las familias están durmiendo en la aldea.
A partir de setiembre, la estación del cauim comienza a dejar lugar al tiempo del açaí y de la miel. La llegada de los espíritus Iaraci (el “comedor de açaí”) y Ayaraetã (“el padre de la miel”), traídos a la aldea por los chamanes, provoca la dispersión de todos a la floresta en busca de los productos asociados a esos espíritus.
En octubre-noviembre, con las aguas de los ríos en su nivel más bajo, se hacen las pescan con timbó, lo que también lleva a la fragmentación de la aldea en grupos menores.
La dispersión provocada por todas esas actividades de recolección y pesca, no obstante, es una vez más contrabalanceada por las exigencias del maíz. En setiembre se comienza a derribar las nuevas rozas; a fines de octubre, acontece la quema; y luego de las primeras lluvias de noviembre-diciembre, la plantación, inmediatamente antes de la dispersión de las lluvias. Antes de partir en dirección a la floresta, se cosecha mandioca, cuya harina servirá de complemento a la caza y a la miel de la dieta de la floresta.
Este es el ciclo anual araweté: una constante oscilación entre la aldea y la floresta, la agricultura y la caza-recolección, la estación seca y la lluviosa. La vida de la aldea está bajo el signo del maíz, y de su producto más elaborado, el cauim alcohólico; la vida en la floresta está bajo el signo del jabutí (la caza dominante en la estación lluviosa) y de la miel.
Cuando una familia decide ofrecer una fiesta de cauim, avisa a toda la aldea, y pide cuantas olla hubieran, de todas las casas. Inicia entonces la faena: marido y mujer pilan maíz, lo cocinan, la mujer mastica la masa (para fermentarla) y cola la papilla. La pareja debe mantener abstinencia sexual durante todo ese período, o la papilla no fermentará. El marido sale menos a cazar, yendo todo el día a la roza a buscar maíz. Las ollas llenas van siendo alineadas dentro de la casa, a lo largo de las paredes.
Nadie de fuera debe ver el cauim fermentando, o el proceso se revierte. Todas las noches se danza en el patio del anfitrión, para “hacer calentar el cauim” – una referencia no sólo al cocimiento de la papilla, sino a todo el proceso de fermentación, que libera una considerable cantidad de calor. Las mañanas son marcadas por el consumo colectivo del hati pe, el bagazo ácido que es separado del líquido en fermentación.
Mientras tanto, el dueño del cauim invita a un hombre a ser el cantador de la fiesta: él también será el líder de la caza ritual que precede a la ceremonia. Cuando toda la papilla ya fue procesada y está a fermentar, el dueño avisa al cantador que es tiempo de salir a la caza, dicha kã'i mo-ra, “hacer fermentar la papilla”.
La expedición de caza reúne a todos los hombres de la aldea a excepción del anfitrión, que debe permanecer en la aldea celando por la fermentación de la bebida, y del chamán que estuviere encargado de realizar la ceremonia del “servicio del cauim” (kã'i dokã).
Liderados por el cantador, los hombres parten. En la aldea, se quedan las mujeres a tostar maíz y recoger leña para la carne que vendrá. Cada noche, ellas danzan en el patio del anfitrión, lideradas por la esposa del cantador. Esas danzas son remedos jocosos del opirahë masculino: las canciones araweté, de danza o chamánicas, son siempre de autoría masculina, pues sólo los hombres son guerreros o chamanes, y sólo ellos pueden traer los Maï a la tierra. Por eso, las mujeres sólo pueden repetir las canciones masculinas, sin componer nunca nuevas canciones.
Pajé Moinayärä (peye) en trance y el
sonajero en la ceremonia del dulce Cauim.
Foto: Eduardo Viveiros de Castro, 1982.
La sesión chamánica llamada “servicio del cauim” se realiza tarde en la noche, en la víspera de la llegada de los cazadores. Las ollas son sacadas de adentro de la casa del dueño, colocadas en su regazo y vaciadas por los Maï y las almas de los muertos traídas por el chamán para tomar la bebida. El chamán narra una fiesta de cauim invisible, donde los Maï y los muertos se atropellan en torno a las ollas, bebiendo hasta la saciedad. Ese Cauinagem místico es asistido por las mujeres, que después cuentan a sus maridos lo que dijeron los visitantes celeste. El cauim alcohólico será, cuando sea tomado al día siguiente por los hombres, definido como Maï dëmïdo pe, “ex-comida de los dioses”. Esa es la misma expresión que designa a los muertos celestes, que fueron devorados por los Maï al llegar al cielo y, enseguida, resucitados por ellos.
Horas antes de la fiesta, los hombres retornan de la caza. Cerca de la aldea, se detienen a esperar a los demorados y aguardan caer la tarde. Entonces se bañan todos y se ponen a fabricar los terewo, trompetas en espiral hechas de foliolos de babaçu, de sonido hueco y punzante. Cuando están listos, siguen camino, haciendo sonar los terewo, que se oyen desde muy lejos. Las mujeres corren a bañarse, a embellecerse, y se encienden las fogatas. Al llegar a la aldea, los hombres se dispersan silenciosos y resueltos, yendo a sus casas. Las carnes que cazaron son puestas sobre ahumadores o plataformas para continuar a ser asadas. Luego se oye al dueño del cauim convocar a todos – en primer lugar, al cantador – para una prueba de la bebida que será servida. Cae la noche. Las familias van a sus patios para acicalarse, esa es la ocasión en que los Araweté se presentan más adornados, sobre todo el cantador, con la diadema de plumas de guacamayo, la cabeza emplumada de blanco, el rostro decorado con plumas de cotinga y resina perfumada, el cuerpo rebrillando de achiote fresco: Maï herî, “como un dios”. El dueño del cauim, al contrario, no pinta ni se adorna; él es un servidor de los convidados.
Alrededor de las nueve horas, el cantador se levanta en su patio y comienza a convocar a los demás. Llama primero a los Maracay rehã, aquellos que danzaron a su lado, posición acordada durante la caza, y que cabe a algunos de sus apöhi-pihã, amigos ceremoniales.
Después de la llegada del cantador, que ocupa con su familia el lugar más próximo a la puerta del anfitrión, las familias se van instalando sobre esteras alrededor del patio de la fiesta. A los pocos comienza la danza, constantemente interrumpida por el dueño del cauim, su esposa e hijos, que sirven potes llenos de bebida a los danzantes. Es cuestión de honra tomar de un solo trago todo el contenido del pote (medio litro). Las ollas se vacían rápidamente y van siendo amontonadas en un canto. Todos deben beber – excepto la familia de los dueños de la bebida, que sólo sirven. Se dice también que parientes próximos de la pareja anfitriona deben tomar poco de la bebida, sobre todo si comparten el mismo patio y plantan en la misma roza de maíz. Esa  norma sugiere dos ideas: no se debe tomar cauim masticado por una pariente próxima ni producido con el maíz de la propia roza.
La situación actual de reunión de todos los Araweté en una sola aldea esconde una oposición que era fundamental en la fiesta del cauim: el cantador debería venir siempre de una aldea distinta a la del dueño del cauim. Esa fiesta reunía tradicionalmente más de una aldea, y los hombres de las aldeas convidadas formaban el núcleo principal de los danzantes, complementados por algunos amigos ceremoniales de la aldea del anfitrión. El patrono del cauim encarnaba a la aldea anfitriona, el cantador a las aldeas convidadas; los co-residentes del dueño de la fiesta estarían en una posición intermediaria, danzando menos y tomando menos cauim que los convidados. Los co-residentes de la pareja patrona, con todo, también salían a cazar; como hoy, sólo el dueño del cauim se quedaba en la aldea, para acompañar la fermentación.
Volvamos a la fiesta. Con el pasar del tiempo y de las sucesivas rodadas de cauim, los danzantes se van embriagando y algunas mujeres se animan a danzar. Los hombres vomitan el cauim que les es implacablemente servido; la maraca del cantador, los aray de los chamanes (que pueden estar, en diferentes locales del patio, cerrando el cuerpo de las crianzas pequeñas para que sus padres puedan beber sin perjudicarlas), los cantos de unos y otros se mezclan; óyense gritos y risotadas. Algunos comienzan a llorar desesperadamente, los más viejos porque se acuerdan de los hijos muertos, otros apenas balbucean frases sin nexo. Cuando se está embriagado de cauim, dicen los Araweté, espigas de maíz empiezan a girar delante de nuestros ojos, entonteciéndonos.
El Cauinagem termina con las primeras luces de la aurora; pocos restan de pie. El cantador es siempre el último en retirarse del patio. Si todavía sobrasen ollas de cauim, al día siguiente la fiesta tiene que continuar. Al caer la tarde los hombres se reúnen dentro de la casa del dueño, y allí se quedan cantando y bebiendo hasta que el sol se pone. Sólo entonces se trasladan al patio, donde cantan hasta que la última gota de bebida sea servida. Exhaustos – no todos aguantan esa segunda vuelta – se dispersan; es el fin de la fiesta.
Pajé cantando en un cauinagem.
Foto: Eduardo Viveiros de Castro, 1982.
Durante la fiesta del cauim, nadie come nada – en eso los Araweté se parecen de nuevo a los Tupinambá, que llamaron la atención de los primeros observadores europeos (venidos de una civilización donde se tomaba el vino durante las refacciones) porque jamás bebían mientras comían ni viceversa. Al día siguiente a la fiesta, las mujeres de los cazadores, lideradas por la esposa del cantador, van hasta la casa de la dueña del cauim y le entregan parte de la caza traída por sus maridos. Esa carne es el kã'i pepikã, el “pago del cauim”. La pareja dueña del cauim convidará, enseguida, a todos los miembros de la aldea a comer la carne que recibieron; el ‘pago’, como se ve, termina siendo repartido con aquellos mismo que ‘pagaron’: son razones sociales las que presiden a estos intercambios alimentarios, no razones meramente económicas.
Por detrás de esta fiesta aparentemente confusa y tumultuosa, existe una serie de asociaciones simbólicas importantes: el cauim es una bebida cargada de significados. Veamos, en primer lugar, el papel del dueño del cauim. Él ocupa una posición femenina: dedicado al maíz, no caza, no danza, no bebe. Por otro lado, su papel es una síntesis de dos estados masculinos típicos: el de padre de un niño pequeño y el de hombre en trabajo de fabricación del hijo. En el rol del primero, él no puede tener relaciones sexuales ni debe salir de la aldea; en el del segundo, él “calienta el cauim”, cocinándolo y celando por su fermentación, como un hombre debe “calentar el feto” por medio de cópulas frecuentes con su mujer, un proceso indispensable para la buena gestación. (Los Araweté, como la mayoría de los otros pueblos indígenas brasileños, sustentan que un solo acto sexual no es suficiente para una buena concepción: el feto es literalmente fabricado por un aporte constante del semen paterno durante los primeros meses de la gestación).
Los Araweté no me trazaron paralelos explícitos entre la fermentación del cauim y la gestación. Pero hay una serie de asociaciones entre esos dos procesos. En primer lugar, tanto la fermentación cuanto la gestación se hacen a través de las mujeres, y son vistas como transformaciones (heriwã) de una materia prima: el semen masculino, materia exclusiva de la criatura (los Araweté sostienen que la mujer no contribuye con ninguna sustancia en la formación del hijo), es transformado en el útero materno; el maíz cocido con agua se transforma en cauim en la boca de la mujer que lo mastica. Por eso, además, una mujer menstruada no puede masticar cauim, y si una dueña del cauim que estuviese grávida abortase durante la fabricación de la bebida, ésta debe ser tirada fuera. Los padres de criaturas pequeñas no pueden tener relaciones ni tomar cauim: la criatura se atiborraría como el semen paterno o como el cauim tomado, atorándose y muriendo sofocada.
Se ve una oposición entre semen y cauim que refuerza su vinculación: el primero va de los hombres a las mujeres, pero el segundo va de las mujeres – que lo mastican y que casi no beben – a los hombres. El Cauinagem es la única ocasión en que las mujeres (o la pareja anfitriona, que ocupa una posición femenina) sirven a los hombres. Llenos de cauim, los danzantes se hinchan y dicen que quedan barrigudos como las mujeres grávidas. Experimentan como un proceso de ‘inseminación artificial’, donde el cauim emerge como una especie de semen femenino.
Por sus efectos aturdidores, el cauim es también comparado al timbó, la liana usada por los Araweté como veneno de pesca. Se dice que el cauim es un “matador de gente” como el timbó es un “matador de peces”: “en el Cauinagem quedamos como los peces, embriagados de timbó”. La comparación es adecuada, pues el timbó no es propiamente un veneno, sino un narcótico: si los peces no fueran capturados mientras están entontecidos, se reaniman y escapan. Ese carácter de veneno atenuado del cauim de maíz tiene una expresión proverbial: “el jugo de mandioca silvestre nos mata de verdad, el de maíz no”.
Otra asociación del cauim es con la leche materna: la leche es considerada el “cauim de las criaturas”. Por eso, los padres de un niño de pecho deben someterse a las operaciones de “cerramiento del cuerpo” ejecutada por un chamán: caso contrario, el cauim, esta leche de los adultos, pasa al cuerpo de la criatura y la mata. Tal asociación entre el cauim y la leche se refuerza cuando recordamos la posición ‘nutriente’ de las mujeres frente a los hombres durante la ceremonia. Nótese además que es común que las madres alimenten a sus bebés con comida previamente masticada por ellas – tal como lo es el cauim –. Semen femenino, veneno suave, leche ácida, el cauim es una bebida que condensa diversas evocaciones simbólicas.
El pajé Kãyipayerä con el aray y un cigarro (petï puku),
instrumentos básicos del chamanismo,
en la ceremonia del dulce Cauim.
Foto: Eduardo Viveiros de Castro, 1982.
Finalmente, la principal referencia del Cauinagem es la guerra. La caza ceremonial que precede a la fiesta es simbólicamente una expedición guerrera. El cantador, líder de la caza, es un guerrero, uno de los apellidos jocosos dados a los enemigos es kã'i nãhi, “condimento del cauim” – esto es, aquello que le da sabor, que lo anima –. Lo cual evoca el hecho de que la muerte de un enemigo en la guerra era siempre conmemorada por un gran Cauinagem, donde el guerrero que mató al enemigo oficiaba de cantador.
El opirahë es la única forma de danza practicada por los Araweté: una masa compacta de hombres dispuestos en líneas, que se desplaza lentamente en círculos antihorarios, cantando. En la línea del medio, al medio de ésta, va el cantador (Maracay), que toca un sonajero de danza para marcar el ritmo. El cantador comienza cada canto, repetido al unísono por los demás danzantes. Luego de un bloque de canciones, los danzantes se dispersan, sentándose en las esteras alrededor del patio de danza con sus mujeres. Pasados algunos minutos, el cantador se levanta; entonces el grupo se rehace, con cada hombre ocupando la misma posición al interior del conjunto que en la etapa anterior. Cada línea, compuesta de danzantes con los brazos entrelazados, sigue prácticamente pegada a la línea siguiente. En las líneas del frente figuran los más jóvenes. Las mujeres pueden venir a juntarse al grupo: pasan el brazo por debajo del de su pareja, tomándolo del hombro y reposando allí su cabeza; ellas siempre forman en el círculo exterior del grupo, sin quedarse nunca entre dos hombres. Una mujer danza con su marido, o si no con su apöno, su “enamorado”; en este caso, su marido debe danzar con la esposa de aquel hombre, al otro extremo de la misma fila.
Un opirahë puede ser organizado por simple dispersión, por un grupo de jóvenes; o puede ser parte del ciclo de danzas nocturnas ejecutadas durante la preparación del cauim, y que tienen su clímax en la noche de fiesta; él es también la forma de conmemoración de la muerte de una onza o de un enemigo. No obstante, su modelo es siempre el mismo: el opirahë es una danza de guerra. Todos los participantes deben portar sus armas, o por lo menos una flecha cargada verticalmente contra el pecho. ; y los cantos de opirahë son “músicas de los enemigos”, canciones que hablan de combates. El paradigma del cantador es el guerrero.
Los peye (pajés o chamanes) son los intermediarios entre los humanos y la vasta población sobrenatural del cosmos. Su actividad más importante es la conducción de los Maï y de las almas de los muertos a la tierra para participar de los banquetes ceremoniales. Esos banquetes ceremoniales son fiestas en las que alimentos producidos colectivamente son ofrecidos a los visitantes celestes antes de ser consumidos por los humanos. Los alimentos rituales más importantes son: jabutís, miel, açaí, monos aulladores, peces y bebidas alcohólicas (cauim) de maíz. La fiesta del cauim es el clímax de la vida ritual araweté y combina simbolismos religiosos y guerreros. El líder de las danzas y cantos que acompañan el consumo del cauim es idealmente un gran guerrero, que aprendió las canciones de boca de los espíritus de enemigos muertos.
Bïde, los humanos, son llamados por los Araweté “los abandonados”, los que fueron dejados atrás por los dioses. Todo lo que hay en nuestro mundo de lmedio es lo que fue abandonado; a los cielos fueron los animales mayores, las mejores plantas, la gente más bella – pues los Maï son como gente, aunque más altos, más fuertes e imponentes. Todo en el cielo está hecho de piedra, imperecedero y perfecto: las casas, las ollas, los arcos, las hachas. La piedra es, para los dioses, maleable como el barro para nosotros. Allá nadie trabaja, pues el maíz se planta solo, las herramientas agrícolas operan por sí mismas. El mundo celeste es un mundo de caza, danza, fiestas constantes de cauim de maíz; sus habitantes están siempre espléndidamente pintados de achiote, adornados con plumas de cotinga y arara, perfumados con la resina del árbol i d;iri'i (Trattinickia rhoifolia).

Iapi'i-hi preparando el dulce Cauim. Foto: Eduardo Viveiros de Castro, 1981.





Mamajuana

La Mamajuana  es una bebida típica dominicana a la que se le atribuyen poderes afrodisíacos. Sólo se hace en República Dominicana y es hecha con una mezcla de vino, ron, miel y palos y hojas de distintas plantas que varían según la zona de la isla en la que te encuentres, pero que en esencia suelen ser Bejuco Indio, Palo del Brasil, Canelilla, Anamú, Behuco Caro, Timacle, Osua, Palo de Maguei y Marabel.
El modo de preparación es sencillo. Tras meter los palos y hojas en una botella, metemos en ésta miel disuelta en vino y dejamos curar alrededor de una semana tras la cual tiramos el vino y rellenamos la botella esta vez con ron y miel disuelta. Es aquí donde las ramas y hojas van a soltar toda su esencia sobre el ron dándole el sabor final.
El efecto de las ramas dura unos diez años por lo que podemos estar sacando Mamajuana todo ese tiempo. Ahora bien, la primera vez que rellenas la botella no has de dejar el ron más de 24 horas macerando pues enseguida toma sabor y tiende a amargarse, cogiendo un fuerte sabor a madera muy desagradable. Eso si, a medida que vayas rellenando que hay que ir alargando el tiempo de maceración. Tras la maceración y el filtrado (pues los palitos dejan posos) comienza el añejamiento, en botella aparte y al gusto del consumidor.
Unos dicen que el nombre de Mamajuana viene dado por el nombre de su inventora, una viejecita que inventó el brebaje hace muchísimos años, aunque parece ser que el nombre de esta bebida viene de la palabra «Dama Juana» que es como se conocía a la vasija utilizada para su preparación.
Además, es posible probar otra versión de Mamajuana. Es la hecha con mariscos, con pequeñas conchas de animalitos marinos que el mar trae hasta la orilla.







Basiawari tigrillo silvestre

Bromus carinatus
El basiáwari o bromo es un tigrillo silvestre  que se muele y agrega al tejuino para ayudar la fermentación. Si bien entre ñas especies de Bromus que existen en Mexico se encuentra alguna de origen europeo (Bromus madritensis) que se ha extendido por todo el globo, podemos suponer que se trataría de una especie nativa de suelo americano, como es el caso de Bromus carinatus, una especie herbácea perenne perteneciente a la familia de las gramíneas (Poaceae). Bromus carinatus es una planta perenne que crecen en macizos de 0,5 a 1,5 metros de altura, con muchas hojas estrechas de hasta 40 centímetros de largo. La inflorescencia lleva espiguillas laxas planas. La hierba es polinizada por el viento, pero también es a veces cleistógama, de manera que las flores se polinizan a sí mismas, especialmente bajo condiciones de estrés. También se reproduce vegetativamente por hijuelos .
Esta especie es muy variable. Puede ser fácilmente confundido con Bromus catharticus y Bromus stamineus.
Es originaria del oeste de Norteamérica desde Alaska hasta el norte de México, donde se puede encontrar en muchos tipos de hábitat. Es conocido en algunas partes del medio oeste americano y el este de América del Norte como una especie introducida .
Esta hierba se utiliza para el control de la erosión y la revegetación de tierras dañadas, así como utilizado un forraje altamente apreciado para el ganado, sin embargo, tiene la capacidad de convertirse en una maleza nociva en entornos agrícolas.
Bromus: nombre genérico que deriva del griego bromos = (avena), o de broma = (alimento). Carinatus: epíteto latino que significa "con quilla".
El Bromus es un género de gramíneas (Poaceae),​ que incluye unas 100 especies anuales o perennes, distribuidas en regiones templadas de todo el mundo. Varias especies del género son buenas forrajeras inverno-primaverales.

Además, para usos medicinales y ceremoniales existe una amplia variedad de productos de recolección tales como el peyote, el toloache, el tabaco, la caña, el bromo --basülivari—, la yerba-buena, el amole, la yuca y el orégano. Todas esas especies vegetales forman parte de la tradición recolectora, habiéndo- se perdido la memoria sobre su origen, si bien algunas proceden de Europa y otras del centro de México.

Días antes hay que pedir al owiráame que llame a Dios para que venga a comer allí. Los preparativos de Infinidad de detalles son muy largos: hay que poner a germinar el maiz para después molerlo, hervirlo largas horas y dejarlo fermentar con el basiáwari, triguillo silvestre recogido en otoño para hacer el batari; hay que traer leña en abundancia, y, llegado el día, hay que sacrificar al animal y recoger su sangre para preparar el primer platillo hirviéndola con algunas vísceras, cocinar la carne, hacer las tortillas y preparar los otros alimentos que se ofrecerán a Dios y al pueblo: tamales, frijoles, keorild y mak molido en agua, entre otros. Hay que preparar también las medicinas o Infusiones medicinales que se usarán. ("El rostro indio de Dios" Por Manuel María Marzal)






Caxiri

La bebida se prepara en grandes cantidades colectivas, como la limpieza de plantaciones en el campo. El caxiri se utiliza en festivales y ceremonias indígenas tradicionales. Al igual que el Cauim, el caxiri solo puede ser hecho por mujeres y se hace la base de la yuca con algunas peculiaridades:
La preparación comienza con la elección de la cosecha de yuca brava. Después de eso, los ingredientes basados en el caxiri se someten a un proceso de limpieza con la exfoliación de la cáscara de la mandioca. La yuca se pasa a través del drenaje para que obtenga una masa pastosa y se mezcle con agua.
Según la tradición, la masa debe cocinarse en una olla de barro, en un fuego de leña constante. La cocción dura de 24h a 48h. Para la yuca si se come cruda puede conducir a la intoxicación. El contenido de alcohol dependerá del momento de la fermentación.






Cauim

Iapi'i-hi preparando el dulce Cauim.
Foto: Eduardo Viveiros de Castro, 1981.
Cauim es una bebida alcohólica fermentada de los pueblos indígenas de Brasil. Esta bebida tradicional se encuentra presente en la zona desde épocas pre-hispánicas.
Por lo general, el cauim está hecho del fermento de yuca (raíz con almidón) aunque también existen variaciones donde se utilizan el maíz o el arroz al que suele adicionarse jugos de fruta. Por lo general a la harina de mandioca, rica en almidón, previo formado de panes, se cocina; posteriormente se trituran masticándolos de modo que las enzimas presentes en la saliva humana pueden romper el almidón en azúcares fermentables (este principio también se utilizó originalmente en Japón para hacer el Sake). Posteriormente al triturado se le adiciona líquidos, la que deja fermentar en grandes vasijas.
La bebida es opaca y tiene un sabor amargo, se sirve caliente o fría, siendo una bebida básica utilizada sólo en las ceremonias, pero nunca durante la comida diaria.
Los indios tenían un gran conocimiento sobre la producción de bebidas fermentadas de tubérculos, raíces, hojas, semillas y frutas, tales como maíz (maíz), beeutingui (harina de yuca), cachiri (mandioca, batata o ñame). cacimacaxera (mandioca), coriote (mandioca y frutas), caoi (fruta acaijba), catimpuera (maíz), caxiri (buriti), caviracaru (yuca), caxiri (yuca), cauim (nombre genérico para varias bebidas fermentadas basadas en Maíz, mandioca, anacardo, papa, maní, plátano, piña, etc.) eivir (harina de maíz), giroba (mandioca), guariba (mandiocaba o yuca dulce), ivir (maíz), jetiuy, mocororó (arroz o mandioca), nanaí (piña), oloniti (maíz), pacobi (pacobete y pacobuçu frutos), pacouy (mandioca), pajauru (beiju), pajuari (frutos fermentados), tarubá (beiju), tepiocuy (beiju), tiborna (yuca), tikira (beiju), tipiaci (harina de yuca), tucanaíra (miel de abejas) y saburá (de panales y agua).


"Cauim" proviene del término tupi kaûĩ.
La siguiente descripción, basada en gran parte en el relato del viaje de Jean de Léry a Brasil en el siglo XVI , se refiere específicamente a los Tupinambas nativos que vivían a lo largo de la costa del centro de Brasil. Sin embargo, también es típico de otras tribus en todo Brasil.
La preparación de cauim (como otras tareas culinarias ) es un trabajo estrictamente femenino, sin la participación de los hombres. Las piezas delgadas de yuca se hierven hasta que estén bien cocidas y se dejan enfriar. Entonces las mujeres y las niñas se reúnen alrededor de la sartén; Tome una porción a la boca, mastique bien, salude y ponga la porción en una segunda olla. Las enzimas en la saliva convierten esta pasta en azúcares fermentables (los hombres creen firmemente que si fueran a masticar la pasta, la bebida resultante no sería buena). La pasta de raíz masticada se devuelve al fuego y se agita a fondo con una cuchara de madera hasta que se cocina. Finalmente, la pasta se coloca en grandes ollas de barro para fermentar .
La bebida resultante es opaca y densa, con sedimentos, como el vino y sabores como la leche agria. Hay variedades claras y oscuras de cauim. La bebida se puede mezclar con varias frutas.
El mismo proceso se utiliza para hacer una bebida similar con maíz. Teniendo en cuenta que ambas plantas crecen abundantemente durante todo el año, los nativos preparan la bebida en cualquier época del año, a veces en grandes cantidades. Según los registros contemporáneos, más de treinta ollas grandes de cauim se pueden consumir en una sola fiesta; y "ni los alemanes ni los flamencos, ni los soldados, ni los suizos, es decir, ninguna de las personas de Francia, que se dedican tanto a la bebida, derrotarán a los americanos en este arte". Cauim puede ser consumido tranquilamente por una o dos personas, pero comúnmente se consume en fiestas con decenas o cientos de personas, a menudo de dos o más aldeas.. El cauim también era esencial en ocasiones solemnes, como el asesinato ceremonial de un prisionero de guerra y su devoración .
Servir caium en las fiestas también es tarea de las mujeres. Kauim se consume preferentemente caliente y, por lo tanto, las mujeres colocan las ollas en un fuego lento en la plaza central de la aldea . Mientras mantienen la bebida bien revuelta, sirven la bebida en tazones; Los hombres son servidos mientras bailan. Mientras que los hombres deben vaciar sus cuencos de un solo trago (y generalmente consumen veinte porciones en una sola fiesta), las mujeres deben tomar un sorbo y saborearlo.
Tal fiesta podría durar dos o tres días, con música, bailar, silbar y gritar todo el tiempo. A veces los hombres vomitan para seguir bebiendo. Salir de la fiesta sería considerado una gran vergüenza . Curiosamente, las tupinambas no comen mientras beben, al igual que no beben mientras comen; Y encuentran la costumbre europea de mezclar las dos cosas muy extrañas.
Jean de Léry informó que él y sus compañeros trataron de preparar "cauim limpo", moliendo y cocinando la yuca o el maíz, sin el proceso de masticación; pero no funcionó. Finalmente, se acostumbraron a la bebida de los nativos. Después de eso, agregó en el informe: "Para aquellos lectores que rechazan la idea de beber lo que alguien masticó, permítanme recordarles cómo nuestro vino es hecho por los campesinos, que amasan las uvas con sus pies, a veces usando Botas, algo que puede ser menos agradable que la masticación de las mujeres americanas. Como dicen que la fermentación purifica el vino, podemos suponer que ese cuidado también se limpia".
El análisis de cauim hecho de yuca demostró que la fermentación se debió a una gran variedad de bacterias. A medida que avanzaba la fermentación, las especies Lactobacillus pentosus y L. plantarum se volvieron dominantes. La acidez del producto final se debió al ácido láctico, pero estaban presentes cantidades significativas de etanol y ácido acético. Un segundo análisis de cauim hecho con arroz y yuca también mostró la presencia de levaduras, principalmente Candida tropicalis.
En el período colonial brasileño (siglos XVI a XVIII), el término tupi kaûĩ, que designaba la bebida tradicional de yuca fermentada de los nativos brasileños, ahora también se refiere al vino traído por los europeos.
Cervejaria Colorado, de Brasil, produce actualmente una marca de cerveza que utiliza almidón de yuca en su composición. En referencia a la bebida tradicional de yuca fermentada de los nativos, la cervecería la bautizó como "Cauim".







Tuba

La tuba es una bebida exótica y es típica de las regiones tropicales. Proveniente de la palma de coco y se obtiene al cortar completamente el racimo de cocos justo antes de que las flores abran. El líquido gotea en recipientes que se dejan durante días y se recoge lo acumulado cada mañana. Se vende en versiones pura (tal cual sale de la palma) o compuesta, cuando es mezclado con diferentes frutas como manzana, jamaica, pepino, y frutas secas como el cacahuate, y nuez molida.
La bebida de tuba tiene un sabor poco común. Es del tipo de bebidas que gustan a pocas personas, pero a quienes les gusta les parece una deliciosa bebida, difícil de comparar con otras. Las personas que la consumen por primera vez es probable que no la encuentran atractiva, mientras que las personas que gustan de ella, aprecian mucho su sabor.
El proceso de fermentación de la tuba es similiar al de cualquier bebida frutal. Si se deja fermentar se obtiene una bebida embriagante similar al pulque.
La bebida es particularmente común en partes de África, donde es conocida como Legmi; en el sur de India (principalmente en Andhra Pradesh, Kerala y Tamil Nadu, donde es conocida como kallu (కల్లు en Telugu, கள்ளு en Tamil, കള്ള് in Malayo); en Sri Lanka; en Myanmar; en Sabah, y el estado de Borneo donde es llamado 'bahar' o 'goribon'; así como Colima, un estado al oeste de México, como también en Filipinas, donde es conocido como tuba.
En México, en el estado de Colima y aledaños como Jalisco, se puede encontrar puestos fijos o ambulantes donde ofrecen la bebida de tuba pura o compuesta, generalmente con cacahuate. Se acostumbra tomar la bebida bien fría.
Es frecuente encontrar imitaciones de tuba, especialmente en México, debido a que el costo de la bebida original es relativamente elevado, especialmente en comparación con otras bebidas más comunes como la cerveza. Algunas imitaciones son elaboradas con papa.

India, 1870


Recolectando tuba del cocotero

Sobre su Elaboración

Somaraju Mergu sube al toddey para el
vino de palma (toddey water)
en el estado de Telangana, India
La savia se extrae y se recoge por un golpeador. Normalmente la savia se recoge de la flor cortada de la palmera. Un recipiente se sujeta al tocón de la flor para recoger la savia. El líquido blanco que inicialmente se recolecta tiende a ser muy dulce y no alcohólico antes de fermentarse . Un método alternativo es la caída de todo el árbol. Cuando se practica esto, a veces se enciende un fuego en el extremo de corte para facilitar la recolección de savia.
La savia de la palma comienza a fermentar inmediatamente después de la recolección, debido a las levaduras naturales en el aire (a menudo estimuladas por la levadura residual que queda en el recipiente de recolección). En dos horas, la fermentación produce un vino aromático con un contenido de alcohol de hasta el 4%, levemente intoxicante y dulce. Se puede permitir que el vino fermente por más tiempo, hasta un día, para producir un sabor más fuerte, más ácido y ácido, que algunas personas prefieren. La fermentación más larga produce vinagre en lugar de vino más fuerte.
El vino de palma se puede destilar para crear una bebida más fuerte, que recibe diferentes nombres según la región (p. Ej., Arrack, ginebra del pueblo, charayam y whisky de campo).
A lo largo de Nigeria, esto comúnmente se llama ogogoro . En algunas partes de Camerún, se le conoce como Afofo . En partes del sur de Ghana, el vino de palma destilada se llama akpeteshi o burukutu . En Togo y Benin se llama sodabe , mientras que en Túnez se llama lagmi . En las partes costeras de Kenia, se le conoce como "chang'aa". Se puede aplicar Chang'aa a las heridas para detener el sangrado abundante (se desconoce el mecanismo de acción). En Costa de Marfil, se le llama "koutoukou".
En Filipinas, el licor de palma destilada más común es el lambanog, que está hecho de tubâ € ™ s envejecido . Tiene un alcohol muy alto por volumen , de 40 a 45% de abv (80 a 90 pruebas ).

Golpeando la savia de la palma en Timor Oriental
El vino de palma se recolecta, fermenta y almacena en calabazas en la provincia de Bandundu, República Democrática del Congo.


Hay una variedad de nombres regionales para el vino de palma:
Estado / Territorio / RegiónNombre utilizado
Argelia / tunezlāgmi (لاقمي en árabe). Utilizado tanto para la forma alcohólica como no alcohólica.
BangladeshToddy Tari , Taru Taru , tuak 
Beninsodavi (destilado)
CamboyaChoo de atún gordo 
Camerúnmimbo, snack, clavo de olor, licor de eslabones, cosas blancas
República Popular de ChinaVino de palma (pronunciado- zōng lǘ jiǔ) 
República Democrática del CongoEl racimo de apio (Kikongo), el maíz del maíz (Lingala), el vin de palme
GabónToutou
Gambiacantante
Ghanadoka, nsafufuo, vino de palma, yabra, dεha (pronunciado der 'ha), cuadrado daññ
Guamhabitacion
India
Indonesiaarak, tuak en Indonesia. Especialmente en la región de Batak , en el norte de Sumatra , donde el tradicional bar que sirve tuak se llama lapo tuak . En Sulawesi del Sur (especialmente en Tana Toraja) se llama ballo ' , y en el saguer de Sulawesi del Norte .
Costa de MarfilBandji, koutoukou (cuando se destila más)
KeniaMnazi (que significa palma de coco)
KiribatiCarpintero
Libiapor favor [ˈLaːɡbi] (لاقبي en árabe) .. Se usa tanto para la forma alcohólica como para la no alcohólica.
malibandji, sibiji, chimichama
MalasiaNira (malayo para jugo fresco obtenido de la flor del coco, la palma o la palma de azúcar, que se puede hacer en azúcar o el dicho vino de palma, que también se conoce como Tuak [18] ), toddy (inglés), bahar ( Kadazan / Dusun), goribon (Rungus)
MaldivasDhoaraa, Rukuraa, Meeraa
Myanmarht yay
Mexicotuba (adornada con maní), originaria de las Filipinas
Namibiaomulunga, vino de palma
NepalTaari, Tari
NigeriaPalm-wine, Palmy, Softwood, Mmin efik, Emu, Sugar, Liquid Bunch, Vinagre Alcohol, Lamba, Piña Silla de ruedas.
Papúa Nueva Guineasegero, tuak
Filipinastubâ, soom, lambanóg (distilled tubâ), bahalina (Waray Visayan)
South Africaubusulu, injemane
Seychelleskalou
Sierra Leonepoyo, mampama
Sri LankaRaa(Sinhala), kallu (கள்ளு), panam culloo
Tanzaniapómbe (which means alcohol)
Thailandkache, namtanmao
Tunisia / AlgeriaLāgmi. Used for both the alcoholic and nonalcoholic form
East Timortuaka and tua mutin, brandy is called tua sabu
Tuvalukaleve (unfermented), kao (fermented), or in English, toddy (unfermented), sour toddy (fermented)
Viet Namrượu dừa; ruou dua ; coconut wine


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