- 2 litros de leche entera.
- 1/2 litro de buen aguardiente, pero puede ser remplazado por un buen orujo gallego o una grappa italiana.
- 1/2 litro de café, que sea fuerte.
- 1/2 kilo de azúcar blanca.
- 2 palitos de canela.
- 2 barritas de vainilla.
- 1 pizca de clavo (clavo de olor).
- 1 cucharita con nuez moscada rallada.
- 1/2 taza con cáscara de limón rallada muy fina.
- 2 yemas de huevo.
- En una olla grande se pone a cocer la leche a fuego lento, se agrega la canela, la vainilla y el clavo.
- Lentamente y sin dejar de revolver se agrega el azúcar.
- Cuando la leche empiece a hervir se agrega lentamente el café y sin dejar de revolver.
- Coincidiendo con los primeros síntomas del hervor, y sin dejar de revolver se agrega el aguardiente. Es muy importante no dejar de revolver con una cuchara de palo, jamás de metal, para evitar que se nos corte la leche. Es importante el paso anterior, echar el café antes que el aguardiente.
- Siempre a fuego muy lento y sin dejar de revolver, dejamos que todo hierva unos quince minutos. Poco a poco agregamos la cascarita de limón rallado.
- Sacamos unas cucharadas de la olla, una media taza, la dejamos entibiar y disolvemos en esa mezcla las dos yemas de huevo, agregando también la nuez moscada, cuidando que no se formen hilachas ni grumos. Enseguida y revolviendo con energía, echamos esto a la olla. Es muy importante echar la nuez moscada al final, pues esta especia es un formidable aglutinador de sabores. Dejamos hervir un par de minutos y retiramos la olla del fuego, apagamos la cocina y dejamos enfriar.
- Cuando el Cola de Mono está frío lo metemos en botellas y dejamos que repose en la nevera hasta que, pasadas unas ocho horas, se deje beber muy frío y cremoso.