Una de las primeras cosas que uno debe hacer cuando se instala en Alemania es adquirir una botella de Jägermeister, que fue inicialmente comercializado como un producto médico; propuesto como una cura contra todo: desde la tos hasta problemas digestivos. Incluso fue usado en la Segunda Guerra Mundial como anestésico. Generalmente se bebe como licor digestivo, como colofón después de una comida profusa, como aperitivo o como ingrediente de cócteles en cualquier bar. Jägermeister es una bebida espirituosa de poderoso efecto, animosa y eficaz para fanáticos de las bebidas amargas, alcohólicos irreconciliables, curiosos y aficionados a las barras.
La palabra Jägermeister fue introducida en Alemania en 1934, cuando se promulgó la ley de caza Reichsjagdgesetz. El término se aplica todavía hoy a los guardas forestales veteranos y a los guardabosques en los servicios civiles alemanes. Cuando apareció este licor en 1935 los alemanes ya estaban familiarizados con el término. De hecho, Curt Mast, el inventor de la bebida, era un cazador entusiasta. Los auténticos Jägermeister velan por la regulación y el cumplimiento de las leyes de caza de sus jurisdicciones.
El Jägermeister está compuesto de hierbas, flores, extractos de raíces y especias, y es el producto insignia de la empresa alemana Mast-Jägermeister AG, con sede en Wolfenbüttel, Baja Sajonia. Dicen las creencias populares que contiene sangre de ciervo o arce, amén de otras propiedades estimulantes poco definidas relacionadas con los opiáceos –así que alerta a los hipocondríacos que generalmente suelen ser más propensos a la sugestión–, pero la empresa lo desmiente. Aunque de ser eso cierto, suponemos que las autoridades sanitarias lo habrían retirado del mercado. Contiene un 35 por ciento de volumen. Un surtido de 56 hierbas diferentes contribuye a su elaboración. Se recomienda beberlo frío y a modo de contundente chupito. Al menos, es esa la forma en la que el licor es consumido en bares y discotecas. De color marrón oscuro y consistencia densa, el sabor del Jägermeister es fuerte: semiamargo, semidulce, gracias a sus extractos de azúcar caramelizada.
Entre sus ingredientes, llaman la atención la canela de Sri Lanka, las raíces de jengibre provenientes del sudoeste asiático, las cáscaras de naranjas amargas de Australia o el sándalo rojo del este de la India, productos naturales que transforman a este elixir oscuro en uno de los más complejos del mundo. Su aroma es fuerte, extraño y penetrante. Su sabor también. Digamos que su logo es tan famoso como el de Mercedes Benz, Bayer o Porsche. Otras sólidas instituciones alemanas.
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Cerveza a partir de extractos
Usar para la base del mosto extractos de malta en lugar de realizar el macerado para extraer los fermentables del grano.
La parte más tediosa del proceso de elaboración de cerveza es la extracción de los azúcares del grano, con las correspondientes fases de macerado, que te ofrece un montón de posibilidades de que la receta no salga como esperabas (el tiempo y la temperatura del macerado influye en el tipo de azúcar extraído, como ya expliqué en esta entrada, y si no tenemos cuidado y comprobamos antes de dar finalizado el proceso pueden quedarnos azúcares sin convertir, que no aportarán nada bueno a la cerveza), y la del lavado, que si no se realiza suficientemente a fondo, nos proporcionará mostos con una conversión efectiva de azúcares inferior al 70%.
Nos la podemos ahorrar utilizando extractos. Generalmente, un kilo de malta se puede substituir por algo menos de medio kilo de extracto de malta de las mismas características (variedad, color, grano, etc), obteniendo un mosto mucho más rico y fácil de fermentar, ya que cerca del 80% del contenido del extracto es azúcar (en el caso de los jarabes; el extracto en polvo carece del 20% de agua del jarabe, y es más del 90%). Podemos mezclarlo con agua caliente y añadir las cuotas necesarias de lúpulo para sabor, aroma y amargor, haciendo una cocción normal, con el siguiente enfriado y fermentado, y el producto no tiene por que ser demasiado diferente del obtenido partiendo del macerado de grano de malta.
Casi cualquier receta que pida una aportación de grano de alrededor de 5 a 7 kilos puede elaborarse partiendo de un sencillo kit de elaboración, añadiendo extracto sin lupulizar si la receta pidiese más de cinco quilos de maltas fermentables. Podemos añadir granos especiales a la cocción si deseamos variar la densidad o el cuerpo de la cerveza, la retención de espuma, el nivel alcohólico final, etc. El extracto de malta nos aportará el color y el sabor de la malta (en base a la receta del kit), pero al hervirlo eliminaremos los aromas y amargores del lúpulo incluido en el mosto de base original. Deberemos pues añadir las variedades de lúpulo que decidamos, en la proporción que más nos guste y en las fases correspondientes para darle ese toque personal a la receta, y después repetir el conocido proceso de fermentación, embotellado y acondicionado.
Ejemplo con un kit Munton’s Gol Imperial Stout
En una olla grande (16 litros) se echa 10 litros de agua, en los que se diluyen las dos latas del kit y una lata de 1,5 kg de extracto de malta pálida. Cuando llega a la ebullición se le añade una cantidad concreta de cebada tostada y copos de avena para acentuar un poco el carácter torrefacto y darle algo de sabor a galleta, y mejorar la retención de espuma, junto con la cantidad de lúpulos de amargor que haya elegido, generalmente una variedad inglesa (podemos usar la misma variedad en las tres fases). Los granos y el lúpulo se pueden incluir en bolsas de redecilla de algodón, de forma que no aporten sólidos al mosto.
Pasada media hora de ebullición se añade una cantidad concreta de lúpulo de sabor, y pasado un cuarto de hora más, el lúpulo para aroma. Una hora después de añadir el primer lúpulo se aparta la olla del fuego, se saca las bolsas de la cocción y se las escurre, como si fuesen bolsitas de te.
El siguiente paso es enfriar el mosto mientras lo se transfiere al fermentador usando un serpentín de acero inoxidable. Una vez en el fermentador se añade agua fría hasta alcanzar el volumen total a fermentar y se reserva una muestra para medir la gravedad inicial cuando alcance los 20 grados.
Cuando el contenido del fermentador está a unos 25°C se añade la levadura prehidratada y se espera a que acabe de fermentar.
De esta forma se obtiene una 'cerveza' dry stout de estilo irlandés, de espuma dorada y persistente, no demasiado carbonatada, de aromas suaves y achocolatados, con un punto de café y galleta en boca, la cantidad justa de amargor del lúpulo y un retrogusto a regaliz.
Esta es una receta que agrega otros componentes al kit de malta pero que bien pudo limitarse solo a ello, el lúpulo y la levadura dado que en este sentido no hay una restricción, el extracto solo evita todo el proceso de maceración y obtención del mosto.
Los extractos como los del kit que se menciona aquí suelen venir lupulizados y simplemente requieren ser ser mezclados en agua caliente y el agregado de levadura para comenzar la fermentación, sin otro proceso de por medio.
Quizás pueda definirse de manera diferenciada el proceso utilizando un extracto, si se limitas a seguir las instrucciones incluidas en el kit, se estaría fermentando, y no elaborando ya que solo se toma el extracto, se diluye, se le agrega lupuliza y luego se fermenta. Ahora, si se utiliza el extracto del kit como base para el mosto y se realiza una cocción completa con adjuntos y lúpulos, entonces se estaría elaborando.
Todo esto, muy posiblemente, no deje de ser casi una total herejía para el cervecero casero artesanal puesto que parte de la gracia -o la gracia completa- esta en el cierto grado de dificultad, comprensión y entendimiento del proceso general, la satisfacción final no pasa solo por beber el resultado del proceso sino que deviene de todos los pasos de su elaboración, ver y ser parte de todo ese proceso fascinante.
No es nuevo el uso de extractos, hoy están al alcance de cualquier persona por una suma accesible. Se utilizan en varias recetas generalmente como parte de los ingredientes, como en el caso que se ha expuesto aquí.
Quienes han comparados los resultados entre recetas a base puramente de extractos con las que utilizan exclusivamente granos, refieren que, a ciegas, no han conseguido averiguar cual es cual, pese a que son sutilmente diferentes.
La parte más tediosa del proceso de elaboración de cerveza es la extracción de los azúcares del grano, con las correspondientes fases de macerado, que te ofrece un montón de posibilidades de que la receta no salga como esperabas (el tiempo y la temperatura del macerado influye en el tipo de azúcar extraído, como ya expliqué en esta entrada, y si no tenemos cuidado y comprobamos antes de dar finalizado el proceso pueden quedarnos azúcares sin convertir, que no aportarán nada bueno a la cerveza), y la del lavado, que si no se realiza suficientemente a fondo, nos proporcionará mostos con una conversión efectiva de azúcares inferior al 70%.
Nos la podemos ahorrar utilizando extractos. Generalmente, un kilo de malta se puede substituir por algo menos de medio kilo de extracto de malta de las mismas características (variedad, color, grano, etc), obteniendo un mosto mucho más rico y fácil de fermentar, ya que cerca del 80% del contenido del extracto es azúcar (en el caso de los jarabes; el extracto en polvo carece del 20% de agua del jarabe, y es más del 90%). Podemos mezclarlo con agua caliente y añadir las cuotas necesarias de lúpulo para sabor, aroma y amargor, haciendo una cocción normal, con el siguiente enfriado y fermentado, y el producto no tiene por que ser demasiado diferente del obtenido partiendo del macerado de grano de malta.
Casi cualquier receta que pida una aportación de grano de alrededor de 5 a 7 kilos puede elaborarse partiendo de un sencillo kit de elaboración, añadiendo extracto sin lupulizar si la receta pidiese más de cinco quilos de maltas fermentables. Podemos añadir granos especiales a la cocción si deseamos variar la densidad o el cuerpo de la cerveza, la retención de espuma, el nivel alcohólico final, etc. El extracto de malta nos aportará el color y el sabor de la malta (en base a la receta del kit), pero al hervirlo eliminaremos los aromas y amargores del lúpulo incluido en el mosto de base original. Deberemos pues añadir las variedades de lúpulo que decidamos, en la proporción que más nos guste y en las fases correspondientes para darle ese toque personal a la receta, y después repetir el conocido proceso de fermentación, embotellado y acondicionado.
Ejemplo con un kit Munton’s Gol Imperial Stout
En una olla grande (16 litros) se echa 10 litros de agua, en los que se diluyen las dos latas del kit y una lata de 1,5 kg de extracto de malta pálida. Cuando llega a la ebullición se le añade una cantidad concreta de cebada tostada y copos de avena para acentuar un poco el carácter torrefacto y darle algo de sabor a galleta, y mejorar la retención de espuma, junto con la cantidad de lúpulos de amargor que haya elegido, generalmente una variedad inglesa (podemos usar la misma variedad en las tres fases). Los granos y el lúpulo se pueden incluir en bolsas de redecilla de algodón, de forma que no aporten sólidos al mosto.
Pasada media hora de ebullición se añade una cantidad concreta de lúpulo de sabor, y pasado un cuarto de hora más, el lúpulo para aroma. Una hora después de añadir el primer lúpulo se aparta la olla del fuego, se saca las bolsas de la cocción y se las escurre, como si fuesen bolsitas de te.
El siguiente paso es enfriar el mosto mientras lo se transfiere al fermentador usando un serpentín de acero inoxidable. Una vez en el fermentador se añade agua fría hasta alcanzar el volumen total a fermentar y se reserva una muestra para medir la gravedad inicial cuando alcance los 20 grados.
Cuando el contenido del fermentador está a unos 25°C se añade la levadura prehidratada y se espera a que acabe de fermentar.
De esta forma se obtiene una 'cerveza' dry stout de estilo irlandés, de espuma dorada y persistente, no demasiado carbonatada, de aromas suaves y achocolatados, con un punto de café y galleta en boca, la cantidad justa de amargor del lúpulo y un retrogusto a regaliz.
Esta es una receta que agrega otros componentes al kit de malta pero que bien pudo limitarse solo a ello, el lúpulo y la levadura dado que en este sentido no hay una restricción, el extracto solo evita todo el proceso de maceración y obtención del mosto.
Los extractos como los del kit que se menciona aquí suelen venir lupulizados y simplemente requieren ser ser mezclados en agua caliente y el agregado de levadura para comenzar la fermentación, sin otro proceso de por medio.
Quizás pueda definirse de manera diferenciada el proceso utilizando un extracto, si se limitas a seguir las instrucciones incluidas en el kit, se estaría fermentando, y no elaborando ya que solo se toma el extracto, se diluye, se le agrega lupuliza y luego se fermenta. Ahora, si se utiliza el extracto del kit como base para el mosto y se realiza una cocción completa con adjuntos y lúpulos, entonces se estaría elaborando.
Todo esto, muy posiblemente, no deje de ser casi una total herejía para el cervecero casero artesanal puesto que parte de la gracia -o la gracia completa- esta en el cierto grado de dificultad, comprensión y entendimiento del proceso general, la satisfacción final no pasa solo por beber el resultado del proceso sino que deviene de todos los pasos de su elaboración, ver y ser parte de todo ese proceso fascinante.
No es nuevo el uso de extractos, hoy están al alcance de cualquier persona por una suma accesible. Se utilizan en varias recetas generalmente como parte de los ingredientes, como en el caso que se ha expuesto aquí.
Quienes han comparados los resultados entre recetas a base puramente de extractos con las que utilizan exclusivamente granos, refieren que, a ciegas, no han conseguido averiguar cual es cual, pese a que son sutilmente diferentes.
Cerveza en sobrecitos |
Hidromiel
Hidromiel es simplemente una mezcla fermentada de miel y agua que puede tener frutas, especias, lúpulo u otros granos mezclados, lo que permite crear una gama enorme de tipos y sabores.
Hay varios tipos diferentes de hidromiel y abajo son sólo algunos de los más populares (hay muchos más).
Hay varios tipos diferentes de hidromiel y abajo son sólo algunos de los más populares (hay muchos más).
- Melomel: Hidromiel hecho con fruta o zumo de fruta (no manzanas o uvas).
- Cyser: Hidromiel hecho con manzanas o zumo de manzana.
- Pyment: Hidromiel hecho con uvas o zumo de uva. Se pueden utilizar las uvas rojas o blancas para un Pyment, como con el vino.
- Braggot: Hidromiel hecho con malta u otro grano.
- Methoglyn: Hidromiel hecho con especias.
Aunque el espectro de sabores es grande, normalmente los Hidromiels oscilan entre el 8 y el 18% en el contenido de alcohol y llevan de 6 meses a 2 o 3 años para madurar. Los ingredientes básicos son la miel, el agua y la levadura y (siempre y cuando tenga cuidado con la levadura y cualquier otra adición que use) son completamente sin gluten!
Si piensas que el tiempo de maduraciòn es demasiado largo (yo tampoco no puedo esperar tanto tiempo para probar cualquiera de mis creaciones fermentadas), entonces ¿por qué no haces un Hidromiel con un menor contenido de alcohol. Un hidromel de 4 - 5% es mucho más fácil de hacer y se puede tomar en tan poco como 2 o 3 semanas.
Ingredientes
OG - 1.045, FG - 1.000, 5,9%
- 2,75 litros de agua
- 450 gramos de miel
- 1 gramos de nutriente de levadura
- 2 gramos de levadura de champán
Preparación:
- En una olla grande, agrega el agua y el nutriente de la levadura y hervir.
- Una vez que el agua está hirviendo, apaga el fuego y deja que se enfríe a unos 80C. Una vez que llegue a 80C añade la miel, cubre la olla y deja durante 10 minutos (esto pasteurizará la miel lo suficiente para matar cualquier bacteria no deseada y levadura salvaje, pero no debería expulsar demasiados aromáticos) luego enfria a temperatura ambiente con un baño de hielo.
- Una vez que el líquido está a temperatura ambiente, transfiérelo a un tarro y añade la levadura. Cubre y deja fermentar durante aproximadamente 2 semanas.
- Esto producirá un Hidromiel seco con un sutil carácter de miel que se puede utilizar como la base para cualquier otro hidromiel (con fruta, especies etc.) o disfrutarlo como asi mismo!
- Una vez fermentado, embotella y disfrutar.
Notas:
- Si quieres un hidromiel más dulce, cuando la densidad llega a 1,010 - 1.015 embotella y deja a temperatura ambiente durante 8 - 12 horas luego directamente en la nevera.
- IMPORTANTE - No dejar para más de 12 horas, ya que carbonatará demasiado. La fermentación todavía será activa. Siempre embotella en botellas de plástico que están diseñados para bebidas con gas de alta presión. Se puede comprar botellas de plástico comerciales específicamente diseñados o puedes reutilizar las de bebidas carbonatadas, pero evita el vidrio porque si lo dejas carbonatar para demasiado tiempo, puedes tener una botella-bomba en tus manos.
- No envejecer estas bebidas, saben mejor fresco y la fermentación continuará incluso a bajas temperaturas resultando en sobrecarbonación y, posiblemente, botella de bombas.
- Si no tienes un hidrómetro, tendras que estimar la gravedad final, puede tardar unos 7 días (mas o menos) puedes ir probando hasta que llegue a tu gusto.
Priming
El priming o cebado de la cerveza antes de embotellarla, este proceso consiste en añadirle a la cerveza el alimento necesario para que las levaduras se lo coman y generen el gas de la cerveza en la propia botella donde vamos a guardarla. Este cebado o priming se realiza añadiendo azúcar o mosto guardado de la propia elaboración. En esta entrada vamos a tratar el uso de azúcar y/o dextrosa* ya que es el más utilizado por los homebrewers, pues el uso de mosto requiere algo más de trabajo además de conocer de antemano cual va a ser la densidad final del mosto para calcular el volumen a añadir, así que lo del priming o cebado con mosto lo trataremos en el futuro.
Para realizar el priming lo primero que tenemos que saber es el estilo de cerveza que estamos embotellando y los volúmenes de CO2 (el gas que debe tener) que se corresponden con ese determinado estilo, para eso ya existen por la red muchas tablas con los diferentes estilos de cerveza y los rangos de volúmenes de CO2 de cada uno de estos estilos.
Tabla estilos-volumenes
Ahora que sabemos los volumenes de CO2 que tiene que tener nuestra cerveza cuando termine la maduración en botella, tenemos que calcular la cantidad de azucar que necesitamos para obtener la carbonatación deseada. Normalmente la cerveza al fermentar ya deja disuelto CO2 en ella, esta cantidad de CO2 depende de la temperatura máxima que haya tenido la cerveza durante el proceso de fermentación, a mayor temperatura menor cantidad de CO2 disuelto y a menor temperatura mayor cantidad de CO2 disuelto. Para saber esa cantidad de CO2 disuelto solo tenemos que conocer la temperatura máxima de fermentación que hemos tenido y la siguiente tabla.
Tabla CO2 – Temperatura fermentación
Con esta información y sabiendo los volumenes finales que necesitamos y que por cada gramo de azucar añadido a la cerveza se consiguen 0,23 Vol de CO2 podemos calcular los gramos de azúcar que necesitaremos para obtener la carbonatación deseada.
Ejemplo práctico.
Cerveza Ale Inglesa fermentada a 18ºC contiene 0,93Vol de CO2.
Segun la primera tabla, los volumenes de CO2 deberian estar entre 1,5 y 2, 0, así que elegiremos 1,8Vol CO2 como objetivo.
Entonces, 1,8 Vol CO2 deseados – 0,93 Vol CO2 disueltos tras la fermentación = 0,87 Vol de CO2 nos quedarían por añadir a la cerveza.
Para añadir 0,87Vol de CO2 tendremos que hacer una simple regla de tres. Si 1 gr de azucar produce 0,23Vol de CO2, X gramos producirán 0,87, esto es (0,87×1)/0,23 o lo que es más sencillo, dividir los volúmenes que nos quedan para llegar al objetivo entre 0,23Vol de CO2 que produce cada gramo de azúcar, esto es 0,87/0,23 = 3,78gr de azúcar por litro de cerveza a embotellar
Resumiendo, la formula quedaría así:
Cómo hacer Jarabe para priming de cerveza
Nuestros lotes suelen ser de unos 50L y este es el procedimiento y manteriales que utilizamos nosotros.
IMPORTANTE: En los trasiegos se va a perder algo del CO2 disuelto que no podemos controlar a no ser que estos se hagan bajo una presión controlada, por este motivo se recomiendo trasegar el mosto lo más frío posible para que el CO2 se mantenga disuelto lo máximo posible.
Nota 1: Para utilizar dextrosa en lugar de azucar en el proceso de cebado o priming se ha de utilizar un 15% más de la cantidad indicada para azucar blanca, esto es, si de azucar blanca necesitas 100gr, de dextrosa necesitarás 115gr.
Nota 2: Hay quien primero añade la cerveza, luego el jarabe y lo remueve para mezclarlo y también quien enfría el jarabe antes de añadirlo… teniendo en cuenta que son 300ml en 30L el calor que va a aportar el jarabe hirviendo al mosto apenas va a hacer efecto sobre las levaduras.
Para realizar el priming lo primero que tenemos que saber es el estilo de cerveza que estamos embotellando y los volúmenes de CO2 (el gas que debe tener) que se corresponden con ese determinado estilo, para eso ya existen por la red muchas tablas con los diferentes estilos de cerveza y los rangos de volúmenes de CO2 de cada uno de estos estilos.
Tabla estilos-volumenes
Ahora que sabemos los volumenes de CO2 que tiene que tener nuestra cerveza cuando termine la maduración en botella, tenemos que calcular la cantidad de azucar que necesitamos para obtener la carbonatación deseada. Normalmente la cerveza al fermentar ya deja disuelto CO2 en ella, esta cantidad de CO2 depende de la temperatura máxima que haya tenido la cerveza durante el proceso de fermentación, a mayor temperatura menor cantidad de CO2 disuelto y a menor temperatura mayor cantidad de CO2 disuelto. Para saber esa cantidad de CO2 disuelto solo tenemos que conocer la temperatura máxima de fermentación que hemos tenido y la siguiente tabla.
Tabla CO2 – Temperatura fermentación
Con esta información y sabiendo los volumenes finales que necesitamos y que por cada gramo de azucar añadido a la cerveza se consiguen 0,23 Vol de CO2 podemos calcular los gramos de azúcar que necesitaremos para obtener la carbonatación deseada.
Ejemplo práctico.
Cerveza Ale Inglesa fermentada a 18ºC contiene 0,93Vol de CO2.
Segun la primera tabla, los volumenes de CO2 deberian estar entre 1,5 y 2, 0, así que elegiremos 1,8Vol CO2 como objetivo.
Entonces, 1,8 Vol CO2 deseados – 0,93 Vol CO2 disueltos tras la fermentación = 0,87 Vol de CO2 nos quedarían por añadir a la cerveza.
Para añadir 0,87Vol de CO2 tendremos que hacer una simple regla de tres. Si 1 gr de azucar produce 0,23Vol de CO2, X gramos producirán 0,87, esto es (0,87×1)/0,23 o lo que es más sencillo, dividir los volúmenes que nos quedan para llegar al objetivo entre 0,23Vol de CO2 que produce cada gramo de azúcar, esto es 0,87/0,23 = 3,78gr de azúcar por litro de cerveza a embotellar
Resumiendo, la formula quedaría así:
Gr de Azucar por litro de cerveza = (Vol CO2 Deseado - Vol CO2 Disuelto)/0,23Ahora que ya tenemos esta información y sabemos cuanto azucar se debe añadir por cada litro de cerveza que vamos a embotellar llega el momento de añadirlo. Hay quien lo añade botella a botella, con cucharas dosificadoras pero no es el mejor método, pues a poco que te pases sobrecarbonatarás la cerveza. Nosotros utilizamos el método del jarabe.
Cómo hacer Jarabe para priming de cerveza
Nuestros lotes suelen ser de unos 50L y este es el procedimiento y manteriales que utilizamos nosotros.
- Azucar blanca (hay quien usa azucar morena o dextrosa, para la dextrosa se añade 15% más de la cantidad indicada para azúcar blanca)
- Agua
- Cazo
- Cuchara
- Cubo con grifo para embotellar
- En una cazuela se vierten 300ml de agua y se pone al fuego.
- Mientras se calienta el agua se añade la cantidad de azucar por litro que necesitemos para nuestra cerveza.
- Se deja hervir la mezcla removiendo durante 2-3 min
- Se retira del fuego y se añade (sin necesidad de enfriar el jarabe) al cubo de embotellado que previamente ha sido desinfectado.
- Se añade la cerveza al cubo, esto hace que la mezcla de jarabe y cerveza sea homogénea.
- Se procede a embotellar
- Repetir el proceso para los 20L restantes.
IMPORTANTE: En los trasiegos se va a perder algo del CO2 disuelto que no podemos controlar a no ser que estos se hagan bajo una presión controlada, por este motivo se recomiendo trasegar el mosto lo más frío posible para que el CO2 se mantenga disuelto lo máximo posible.
Nota 1: Para utilizar dextrosa en lugar de azucar en el proceso de cebado o priming se ha de utilizar un 15% más de la cantidad indicada para azucar blanca, esto es, si de azucar blanca necesitas 100gr, de dextrosa necesitarás 115gr.
Nota 2: Hay quien primero añade la cerveza, luego el jarabe y lo remueve para mezclarlo y también quien enfría el jarabe antes de añadirlo… teniendo en cuenta que son 300ml en 30L el calor que va a aportar el jarabe hirviendo al mosto apenas va a hacer efecto sobre las levaduras.
Chimay, cerveza trapense
Si hablamos de cervezas “trapenses” a quien hay que agradecerle la enseñanza es al padre Père Théodore, un devoto clérigo que en 1946 recibió el encargo del abad de Notre-Damme de Scourmont, cerca de la ciudad belga de Chimay, de abandonar los estudios teológicos para concentrar sus esfuerzos en la producción de una cerveza de alta calidad dentro de la abadía. Fruto de aquellos estudios junto con el profesor Jean De Clerck de la Universidad de Lovaina, la abadía modernizó sus procesos de producción e implantó estándares de gran calidad en la elaboración de sus cervezas, consiguiendo que las variedades de Chimay se convirtieran en las primeras cervezas producidas para gran consumo, y sentando las bases de los criterios de calidad de la denominación “trapense”.
Así nace una de las mejores cervezas de Chimay, su “Capsule Blanche” o Etiqueta Blanca, la más joven de la gama. Una “triple” de color albaricoque y sabor seco, firme y lupulizado. Su gran cuerpo procede del uso de cepas originales de la levadura de Chimay para la doble fermentación en botella. De aroma afrutado con notas de moscatel y uva pasa, y con un 8% de alcohol, perfecta para tomar a bajas temperaturas, entre 6º y 8º.
Los ingredientes empleados para la elaboración son: agua, cebada, almidón de trigo, azúcar, extracto de lúpulo y levadura; el extracto de malta se usa en la elaboración de las cervezas Rouge y Bleue como colorante.
Así nace una de las mejores cervezas de Chimay, su “Capsule Blanche” o Etiqueta Blanca, la más joven de la gama. Una “triple” de color albaricoque y sabor seco, firme y lupulizado. Su gran cuerpo procede del uso de cepas originales de la levadura de Chimay para la doble fermentación en botella. De aroma afrutado con notas de moscatel y uva pasa, y con un 8% de alcohol, perfecta para tomar a bajas temperaturas, entre 6º y 8º.
Los ingredientes empleados para la elaboración son: agua, cebada, almidón de trigo, azúcar, extracto de lúpulo y levadura; el extracto de malta se usa en la elaboración de las cervezas Rouge y Bleue como colorante.
- Chimay Rouge, 7% vol. En la botella de 75 cl, esta cerveza tiene la denominación Première. Es una cerveza negra de tipo dubbel y tiene un aroma dulce y afrutado.
- Chimay Bleue, 9% vol. es una ale más obscura. En la botella de 75 cl, esta cerveza tiene la denominación Grande Réserve. Esta cerveza color cobre-marrón tiene un sabor un tanto amargo. Es considerada la más "clásica" Chimay ale, tiene un sabor profundamente afrutado y a su vez un poco picante.
- Chimay Tripel, 8% vol. golden tripel. En la botella de 75 cl, esta cerveza tiene la denominación de Cinq Cents. Esta cerveza tiene un color naranja claro, es la más seca de las tres.
- Chimay Dorée (Golden), 4.8% vol. ale, producida con ingredientes muy similares a la Chimay Rouge, pero es un tanto más opaca y condimentada de una manera distinta. Es una patersbier, hecha especialmente para ser bebida al interior de la Abadía o bien a los alrededores de esta en el Auberge de Poteaupré, el cuál está asociado a la Abadía. Los monjes usualmente beben ésta cerveza en vez de beber cualquiera de las otras tres, las cuales tienen un mayor grado de alcohol. Es muy extraño encontrar botellas de Chimay Dorée fuera de la Abadía o a sus alrededores ya que la misma se comercializa de manera muy escasa. Sin embargo, a partir del 2013, una cantidad muy limitada de este tipo de bebida se vende como cerveza de barril en el Reino Unido, en 19 bares de la cadena Fuller's y en Italia (en donde únicamente se vende en 50 bares), también se exporta en pequeñas cantidades en botellas de 330 ml que se envían a algunos mercados de otros países.
Growlers
Los Growlers son recipientes con los que puedes llevarte a casa cerveza fresca del brewpub o de la fábrica y así disfrutar de ella en un plazo de 7 a 10 días (2-3 días una vez abierto).
Hasta que el método de pasteurización y la disminución del costo del embotellado generalizaron el uso de la cerveza en botella, la única forma de tomar una cerveza fuera de una cantina o un bar en Estados Unidos era llenando, directamente del barril, un recipiente que pudiera ser transportado hasta donde se deseaba consumir la bebida, generalmente la casa o el lugar de trabajo en la hora del almuerzo.
Si bien estos recipientes eran conocidos como “latas de cerveza” o “cubo de cerveza”, el nombre que más popularidad tuvo fue Growler (gruñón).
Casi cualquier cosa que hiciera posible transportar cerveza sin que se derrame servía como Growler. Se usaron jarras de cerámica o gres, cántaros y frascos de vidrio entre otras cosas, pero el más común de todos era un cubo metálico, galvanizado o esmaltado, de unos 2 cuartos (aprox. 2 litros) de capacidad, que en ocasiones tenía una tapa del mismo material.
Muchas veces, la tarea de ir a llenar los growler y regresarlos a la casa o al trabajo recaía en niños mandados por sus padres o contratados por los trabajadores. A estos rápidos viajes de ida y vuelta al bar más cercano se los conocía como Cuadro de texto: “Rush the Growler”,
Los encargados del tema eran comúnmente apodados “Bucket boys” (muchachos del cubo) o "Kesseljunges" (un término alemán al parecer utilizado principalmente en Milwaukee), que a fin de poder transportar más growlers en un solo viaje, solían usar una vara o tabla que les permitía enganchar una mayor cantidad de esos recipientes.
En 1883 aparece la primera referencia encontrada hasta ahora del término "Growler" como forma de llamar a los recipientes donde se transportaba cerveza.
En 1883 aparece la primera referencia encontrada hasta ahora del término "Growler" como forma de llamar a los recipientes donde se transportaba cerveza, pero el origen de ese nombre es incierto y existen muchas versiones al respecto, ninguna de ellas sencilla de probar o refutar.
La explicación ofrecida con mayor frecuencia es que originalmente se refería, al sonido de la cubeta llena deslizándose por la barra del bar.
Se cree, también, que como los primeros recipientes eran metálicos y tenían tapa, la agitación del transporte hacía que ésta se sacudiese y dejara escapar el gas haciendo un ruido sordo similar a un gruñido (Growl en inglés).
Algunas fuentes indican que se debe al conflicto constante entre el cantinero y el cliente generado por la diferencia en las opiniones que tenía cada uno respecto a cuanto se debía llenar el envase. El cliente siempre esperaba más de lo que el cantinero ponía en su recipiente, lo que provocaba algún que otro gruñido en señal de protesta.
Otra teoría afirma que el gruñido provenía del estómago de los trabajadores que en la hora del almuerzo o al final de la jornada esperaban encontrarse con su growler lleno para calmar su sed y los ruidos de sus barrigas.
Una referencia temprana, en el Trenton Times durante 20 de junio 1883, adjudicaba el nombre al mal humor de una persona que ha consumido todo un cubo de cerveza y Cuadro de texto: decía que se lo llamaba growler por las discusiones y peleas que provocaba comúnmente después de tanta cerveza. En aquella época, el growler no era exclusivo de los trabajadores, también era comúnmente consumido en cantidad por pandillas en la calle, que se hacían cada vez más peligrosas según avanzaba la noche, tanto que muchas veces los mismos agentes de policía, incluso los más veteranos, se abstenían de los encuentros con el "turbas growler”. Para algunos éste fue, en el siglo 19, un mal social tan importante como los laboratorios de metanfetamina hoy en día.
Por último el investigador Gerald Cohen, por su parte, ha propuesto una teoría muy probable. Teniendo en cuenta que a la tarea de mandar a llenar los growler (rush the growler), también se la conocía como “chase the duck” (perseguir el pato), Cohen sugiere que la metáfora original detrás de esas frases fue la de un perro de caza enviado a encontrar y recuperar un ave derribada. En “rush the growler” el gruñon es el perro al que se le ordena ir a buscar la presa (la cerveza) rápidamente.
Como se dijo anteriormente, ninguna de las versiones contadas se puede probar fehacientemente, y tampoco se puede descartar alguna…
No fue hasta 1989, que el Growler reaparece en escena cuando Charlie Otto, propietario de la primera microcervecería de Wyoming, la , quería ofrecer cerveza tirada para llevar, y no tenía capacidad para embotellarla. Por suerte para Charlie, su padre todavía recordaba el uso de los Growler y le sugirió que hiciera el intento. Sin duda, el recipiente debía ser actualizado, por lo que Charlie comenzó a serigrafiar su logotipo en jarras de vidrio de medio galón (1.89 ltr), de forma similar a las “moonshine jugs” (jarras usadas para contener el alcohol fabricado ilegalmente), dando origen así al growler moderno, tal como lo conocemos actualmente.
Hoy se pueden encontrar algunas variaciones atractivas por su forma y diseño, verdaderas obras de colección. Hay botellas de cerámica con tapa del mismo material, las hay con cierre a rosca y también está el growler estilo alemán de más de dos litros, con una tapa de cerámica a presión y un mango de metal.
Tradicionalmente, los Growler se llenaban por medio de un tubo adosado a la canilla, que llegaba hasta el fondo del recipiente para lograr que la carga de realice de abajo hacia arriba reduciendo así el desperdicio y el tiempo de llenado, pero este método aumentaba el contenido de oxígeno de la cerveza, lo que producía un rápido envejecimiento de la misma.
En los últimos años, los avances tecnológicos impulsados por el auge de la cerveza artesanal lograron el desarrollo de sistemas de llenado a contrapresión, permitiendo disfrutar, en casa, una cerveza como si recién salida del barril, evitando la oxidación y la pérdida de frescura y carbonatación que sufrían las cervezas transportadas en los cubos de estaño en el pasado o aquellas contenidas en growler llenados de directamente del grifo.
Un correcto manejo del growler, en lo que respecta a su higiene, su llenado y su almacenamiento, mantendrá buena la cerveza por unos 7 a 10 días y, no más que un par de días, una vez abierto.
Básicamente, el recipiente ideal para ser utilizado como growler debería estar confeccionado en un material que evite el daño causado por la luz, tales como vidrio o plástico marrón oscuro, cerámica o acero inoxidable. Otra característica a tener en cuenta es que debe ser capaz de resistir las presiones ejercidas por la cerveza carbonatada, así como el método de llenado a contrapresión.
Comenzando el siglo XXI la empresa rusa Novosibirskprodmash larga al mercado un dispositivo que permite el llenado de botellas tipo pet con cerveza directamente del barril, de forma rápida y libre de espuma. Tal fue la aceptación del sistema PEGAS que hoy su producción llegó a más de un millón distribuido en los cinco continentes, logrando que, en algunos lados, uno vaya al supermercado, elija una cerveza entre varias opciones y se la lleve a casa recién tirada.
En Quingdao, China, se encuentra la cervecería más popular del país, la Tsingtao. La cerveza, sobre todo con los mariscos, es una parte esencial de la vida cotidiana de la ciudad, tanto es así que se ha popularizado el fenómeno de la "cerveza para llevar". Esto no tendría nada de extraordinario, si no fuera que el envase es una bolsa plástico. Por las calles de Quingdao, van y vienen con frecuencia, muchas personas apuradas con una bolsa llena de cerveza que llevan a su casa para la hora de comer.
No hay una explicación concreta de cómo nace esta costumbre, pero se cree que podría ser debido a que hasta hace poco tiempo, la cervecería le pagaba a su trabajadores, parte de su sueldo en cerveza fresca que a menudo vendían en la calle…
Consejos para un buen uso del Growler.
Hasta que el método de pasteurización y la disminución del costo del embotellado generalizaron el uso de la cerveza en botella, la única forma de tomar una cerveza fuera de una cantina o un bar en Estados Unidos era llenando, directamente del barril, un recipiente que pudiera ser transportado hasta donde se deseaba consumir la bebida, generalmente la casa o el lugar de trabajo en la hora del almuerzo.
Si bien estos recipientes eran conocidos como “latas de cerveza” o “cubo de cerveza”, el nombre que más popularidad tuvo fue Growler (gruñón).
Casi cualquier cosa que hiciera posible transportar cerveza sin que se derrame servía como Growler. Se usaron jarras de cerámica o gres, cántaros y frascos de vidrio entre otras cosas, pero el más común de todos era un cubo metálico, galvanizado o esmaltado, de unos 2 cuartos (aprox. 2 litros) de capacidad, que en ocasiones tenía una tapa del mismo material.
Muchas veces, la tarea de ir a llenar los growler y regresarlos a la casa o al trabajo recaía en niños mandados por sus padres o contratados por los trabajadores. A estos rápidos viajes de ida y vuelta al bar más cercano se los conocía como Cuadro de texto: “Rush the Growler”,
Los encargados del tema eran comúnmente apodados “Bucket boys” (muchachos del cubo) o "Kesseljunges" (un término alemán al parecer utilizado principalmente en Milwaukee), que a fin de poder transportar más growlers en un solo viaje, solían usar una vara o tabla que les permitía enganchar una mayor cantidad de esos recipientes.
En 1883 aparece la primera referencia encontrada hasta ahora del término "Growler" como forma de llamar a los recipientes donde se transportaba cerveza.
En 1883 aparece la primera referencia encontrada hasta ahora del término "Growler" como forma de llamar a los recipientes donde se transportaba cerveza, pero el origen de ese nombre es incierto y existen muchas versiones al respecto, ninguna de ellas sencilla de probar o refutar.
La explicación ofrecida con mayor frecuencia es que originalmente se refería, al sonido de la cubeta llena deslizándose por la barra del bar.
Se cree, también, que como los primeros recipientes eran metálicos y tenían tapa, la agitación del transporte hacía que ésta se sacudiese y dejara escapar el gas haciendo un ruido sordo similar a un gruñido (Growl en inglés).
Algunas fuentes indican que se debe al conflicto constante entre el cantinero y el cliente generado por la diferencia en las opiniones que tenía cada uno respecto a cuanto se debía llenar el envase. El cliente siempre esperaba más de lo que el cantinero ponía en su recipiente, lo que provocaba algún que otro gruñido en señal de protesta.
Otra teoría afirma que el gruñido provenía del estómago de los trabajadores que en la hora del almuerzo o al final de la jornada esperaban encontrarse con su growler lleno para calmar su sed y los ruidos de sus barrigas.
Una referencia temprana, en el Trenton Times durante 20 de junio 1883, adjudicaba el nombre al mal humor de una persona que ha consumido todo un cubo de cerveza y Cuadro de texto: decía que se lo llamaba growler por las discusiones y peleas que provocaba comúnmente después de tanta cerveza. En aquella época, el growler no era exclusivo de los trabajadores, también era comúnmente consumido en cantidad por pandillas en la calle, que se hacían cada vez más peligrosas según avanzaba la noche, tanto que muchas veces los mismos agentes de policía, incluso los más veteranos, se abstenían de los encuentros con el "turbas growler”. Para algunos éste fue, en el siglo 19, un mal social tan importante como los laboratorios de metanfetamina hoy en día.
Por último el investigador Gerald Cohen, por su parte, ha propuesto una teoría muy probable. Teniendo en cuenta que a la tarea de mandar a llenar los growler (rush the growler), también se la conocía como “chase the duck” (perseguir el pato), Cohen sugiere que la metáfora original detrás de esas frases fue la de un perro de caza enviado a encontrar y recuperar un ave derribada. En “rush the growler” el gruñon es el perro al que se le ordena ir a buscar la presa (la cerveza) rápidamente.
Como se dijo anteriormente, ninguna de las versiones contadas se puede probar fehacientemente, y tampoco se puede descartar alguna…
El "Comercio del Cubo”, como se conocía la venta de cerveza para llevar, fue atacado con frecuencia, durante los años previos a la prohibición, por el movimiento anti-alcohol "Templanza" que resultó posteriormente en la 18a Enmienda de la Constitución de los EE.UU (la prohibición completa del alcohol) que pasó a la historia como “Ley Seca”.Cuadro de texto:
En varias ciudades se aprobaron leyes para proscribir totalmente el growler. En algunas se limitó la cantidad que podía ser vendida en un growler y en otras sólo se prohibía venderle a mujeres y niños..
También se aplicó la ley a los avisos publicitarios en los que aparecían menores con growlers… Por todo esto, durante esa época, los encargados del “delivery” debían ingeniárselas para hacer su trabajo y entregar el pedido lo más rápido posible, evadiendo a las autoridades que cuidaban la citada disposición federal.
En tiempos de prohibición, el transporte de un growler se dificultaba aún más los días domingos, porque entonces era el único día no laboral de la semana y por ley debía estar todo cerrado. Esto hizo que el ingenio de aquellos que no querían resignar su cerveza de domingo creara un recipiente de metal, delgado y cerrado, con un gancho para que el dueño lo asegure a la axila dentro de su abrigo u ocultarlo así de la vista pública y de la policía, mientras que lo transportaba desde y hacia alguna licorería ilegal. Por su forma característica se lo empezó a llamar “Duck” (pato) y en algunas zonas se convirtió en sinónimo de "Growler".
Con el paso del tiempo los recipientes fueron evolucionando, cambiando su forma y variando los materiales de fabricación.
Cuadro de texto: Por la década de 1950, el pequeño cubo de hojalata había desaparecido y se comenzaron a usar contenedores de cartón encerado con tapas similares a los recipientes de comida china para llevar. Para la década de 1960, la mayoría de los bares habían cambiado al plástico y se les permitió vender cerveza pre-envasada después de horas, por lo que el concepto del Growler (llevar el recipiente propio para ser llenado en el bar) desapareció lentamente.
Hoy se pueden encontrar algunas variaciones atractivas por su forma y diseño, verdaderas obras de colección. Hay botellas de cerámica con tapa del mismo material, las hay con cierre a rosca y también está el growler estilo alemán de más de dos litros, con una tapa de cerámica a presión y un mango de metal.
Tradicionalmente, los Growler se llenaban por medio de un tubo adosado a la canilla, que llegaba hasta el fondo del recipiente para lograr que la carga de realice de abajo hacia arriba reduciendo así el desperdicio y el tiempo de llenado, pero este método aumentaba el contenido de oxígeno de la cerveza, lo que producía un rápido envejecimiento de la misma.
En los últimos años, los avances tecnológicos impulsados por el auge de la cerveza artesanal lograron el desarrollo de sistemas de llenado a contrapresión, permitiendo disfrutar, en casa, una cerveza como si recién salida del barril, evitando la oxidación y la pérdida de frescura y carbonatación que sufrían las cervezas transportadas en los cubos de estaño en el pasado o aquellas contenidas en growler llenados de directamente del grifo.
Un correcto manejo del growler, en lo que respecta a su higiene, su llenado y su almacenamiento, mantendrá buena la cerveza por unos 7 a 10 días y, no más que un par de días, una vez abierto.
Básicamente, el recipiente ideal para ser utilizado como growler debería estar confeccionado en un material que evite el daño causado por la luz, tales como vidrio o plástico marrón oscuro, cerámica o acero inoxidable. Otra característica a tener en cuenta es que debe ser capaz de resistir las presiones ejercidas por la cerveza carbonatada, así como el método de llenado a contrapresión.
Comenzando el siglo XXI la empresa rusa Novosibirskprodmash larga al mercado un dispositivo que permite el llenado de botellas tipo pet con cerveza directamente del barril, de forma rápida y libre de espuma. Tal fue la aceptación del sistema PEGAS que hoy su producción llegó a más de un millón distribuido en los cinco continentes, logrando que, en algunos lados, uno vaya al supermercado, elija una cerveza entre varias opciones y se la lleve a casa recién tirada.
En Quingdao, China, se encuentra la cervecería más popular del país, la Tsingtao. La cerveza, sobre todo con los mariscos, es una parte esencial de la vida cotidiana de la ciudad, tanto es así que se ha popularizado el fenómeno de la "cerveza para llevar". Esto no tendría nada de extraordinario, si no fuera que el envase es una bolsa plástico. Por las calles de Quingdao, van y vienen con frecuencia, muchas personas apuradas con una bolsa llena de cerveza que llevan a su casa para la hora de comer.
No hay una explicación concreta de cómo nace esta costumbre, pero se cree que podría ser debido a que hasta hace poco tiempo, la cervecería le pagaba a su trabajadores, parte de su sueldo en cerveza fresca que a menudo vendían en la calle…
- Tanto vendedor como consumidor son responsables de mantener y cuidar los growler y de garantizar un envase limpio.
- Es aconsejable que, ni bien el growler se vacíe, se limpie a fondo, se desinfecte, enjuague, y seque bien para después guardarlo, siempre con la tapa abierta.
- No deben usarse detergentes grasos o a base de aceite.
- La cantidad de detergente debe ser adecuada para asegurar una limpieza a fondo evitando los aromas químicos residuales.
- Para facilitar la limpieza se puede usar un cepillo grande tratando de no usar aquellos con partes de metal que pueden dañar el growler.
- Se debe dejar secar perfectamente el growler antes de almacenarlo.
- La sanitización se debe hacer con productos aptos para el uso en cristalería.
- El sistema completo de llenado debe ser limpiado cada 2 semanas como mínimo, tal como se recomienda para cualquier línea expendedora de cerveza tirada o de barril.
- Los grifos y tubos de llenado se deben enjuagar, limpiar, desinfectar, y secar bien después de cada relleno growler.
- Sistemas de llenado contra-presión tienen una mayor necesidad de limpieza integral para evitar olores desagradables causados por infección.
- Un plan de mantenimiento bien diseñado y ejecutado con responsabilidad asegurará, un sistema libre de problemas higiénicos y una cerveza fresca y rica.
- Inspeccionar visualmente cada growler de vidrio o cerámica antes del llenado. No se deben llenar si se descubren grietas o mellas en la superficie.
- En growler con tapa a rosca, será mejor el uso de tapas plásticas en lugar de las metálicas, ya que aquellas pueden romperse más fácilmente si se produce un exceso de presión.
- Llenar siempre hasta la línea de llenado especificada por el fabricante o bien dejar un 5% de espacio vacío.
- Todo growler debería estar diseñado para soportar la carbonatación de la cerveza envasada, y las presiones ejercidas por los sistemas de llenado a contrapresión. La presión máxima admitida debería especificarse en el envase.
- Para evitar accidentes, todo sistema de llenado debería incluir algún tipo de blindaje que separe el Growler del operador del sistema y de la gente cercana.
- Un growler debe abrirse en un plazo de 24-72 horas después de llenado, y debe ser consumido rápidamente (en cuestión de horas) una vez abierto.
- Mantener el growler lleno en un lugar refrigerado y oscuro. Recuerde que un aumento de la temperatura aumentará la presión y podría causar un estallido y que la luz puede dañar la cerveza
Liso
El liso es una forma de tomar cerveza propia de los habitantes de Santa Fe Ciudad, Argentina. Consiste en servir la cerveza, preferentemente rubia, sin pasteurizar y bien fría, directamente desde el barril, en un vaso liso (sin textura) de 250 a 255 cm³. La diferencia con el conocido chopp es que este se sirve en jarra.
Se le atribuye su descubrimiento y popularización al empresario y maestro cervecero Otto Schneider, por los años 1930. Es famosa por ser suave, fácil de tomar, mantener el frío y poder apreciar el color y la pureza de la cerveza. Es el rasgo distintivo de la gastronomía santafesina.
Elaboración
La cerveza del liso se envasa en barriles de hierro, para conservar sus propiedades y no cortar la cadena del frío. El proceso de elaboración de la cerveza es igual que a las otras, pero esta, a diferencia de la envasada en botella o lata, se encuentra sin pasteurizar, un proceso que sí se realiza a aquella que se colocará en botellas. Esto se hace ya que se espera que la cerveza en botella perdure seis meses aproximadamente, mientras que el liso contiene cerveza recientemente elaborada que, por no contar con este paso, debe consumirse dentro de los 45 días.
El recipiente del liso es un vaso cilíndrico de vidrio sin pertuberancias de 250 a 255 cm³.
También se puede servir en vasos de plástico o acero inoxidable, aunque no tienen las mismas cualidades que los vasos de vidrio.
Al no ser pasteurizada, la cerveza debe ser almacenada en frío, de 2º a 4ºC. Al servirse, debe mantener una temperatura de entre 3,3º a 4,5º C, a lo cuál ayuda el vaso en sí. Respecto a la espuma, esta debe tener un grosor de 2,5 cm. Esto sirve a se evite la rápida pérdida del gas carbónico de la cerveza y a conservar las propiedades de la bebida.
Para servirlo, la forma correcta de hacerlo es la siguiente:
En los bares y restaurantes, se suele acompañar de maníes, palitos, pororós y/o lupines en salmuera, entre otros ingredientes. En las comidas hogareñas, se alquila o compra un barril, y se sirve directo de ahí, acompañando la comida o haciendo la "previa" para la misma. También suele acompañar al asado y las picadas.
Historia
Luego del establecimiento de la cervecería Santa Fe y su posterior venta a Quilmes, Otto Schneider, un maestro cervecero alemán radicado en Santa Fe, fundó la cervecería Schneider en el año 1911. Durante los siguientes años, se empezaría a reforzar una cultura cervecera en la ciudad, debido a que esta bebida comenzó a ser la más pópular en bares, restaurantes y reuniones. Esto se vería impulsado por la cercanía de la cervecería San Carlos y el depósito que supo tener Quilmes en una ciudad de menos de 100 000 habitantes.
Según algunos comentaristas, el nombre de liso referido a esta forma de tomar cerveza se debe a la acción de tirar el sobrante de espuma "alisando" la boca del vaso con una tablilla, pero según la tradición oral, Otto Schneider, en sus visitas a la chopería Alemana o al City Bar, pedía que le sirvieran la cerveza en un vaso liso de capacidad menor que la de las jarras. Otros clientes y los propios mozos se fueron sumando a esa nueva forma de tomar el chopp y fueron impulsando el uso de la palabra "liso".
En los años 1930, se instauró la costumbre en las choperías, que eran locales donde se comía y, especialemente, se tomaba cerveza. Empezando por la chopería Gambrinus, de la familia Spengler, ubicada sobre la céntrica calle San Martín, que remplazó las bebidas blancas y copetines por la cerveza y el liso. Luego sería continuada por las choperías como La Modelo, El Cabildo y el Baviera.
El 11 de diciembre de 2014 el liso fue declarado Patrimonio Cultural de Santa Fe, siendo esta la primera vez que se sancionó en el Concejo a una tradición, en uso, como patrimonio cultural inmaterial.
Se le atribuye su descubrimiento y popularización al empresario y maestro cervecero Otto Schneider, por los años 1930. Es famosa por ser suave, fácil de tomar, mantener el frío y poder apreciar el color y la pureza de la cerveza. Es el rasgo distintivo de la gastronomía santafesina.
Elaboración
La cerveza del liso se envasa en barriles de hierro, para conservar sus propiedades y no cortar la cadena del frío. El proceso de elaboración de la cerveza es igual que a las otras, pero esta, a diferencia de la envasada en botella o lata, se encuentra sin pasteurizar, un proceso que sí se realiza a aquella que se colocará en botellas. Esto se hace ya que se espera que la cerveza en botella perdure seis meses aproximadamente, mientras que el liso contiene cerveza recientemente elaborada que, por no contar con este paso, debe consumirse dentro de los 45 días.
El recipiente del liso es un vaso cilíndrico de vidrio sin pertuberancias de 250 a 255 cm³.
También se puede servir en vasos de plástico o acero inoxidable, aunque no tienen las mismas cualidades que los vasos de vidrio.
Al no ser pasteurizada, la cerveza debe ser almacenada en frío, de 2º a 4ºC. Al servirse, debe mantener una temperatura de entre 3,3º a 4,5º C, a lo cuál ayuda el vaso en sí. Respecto a la espuma, esta debe tener un grosor de 2,5 cm. Esto sirve a se evite la rápida pérdida del gas carbónico de la cerveza y a conservar las propiedades de la bebida.
Para servirlo, la forma correcta de hacerlo es la siguiente:
- Inclinar el vaso en un ángulo de 45º de la canilla del barril, a 1 cm de distancia entre ambos aproximadamente. Este paso evita la formación de espuma en exceso.
- Cuando se llena las 3/4 partes del vaso, se debe enderezar el mismo a un ángulo de 90º grados.
- Cuando la cerveza se encuentre a 2,5 cm del borde del vaso, se cierra de a poco la palanca de la canilla para formar la corona de espuma.
- Para un mejor finalizado, se retira con una tabla recta de madera el excedente de espuma.
En los bares y restaurantes, se suele acompañar de maníes, palitos, pororós y/o lupines en salmuera, entre otros ingredientes. En las comidas hogareñas, se alquila o compra un barril, y se sirve directo de ahí, acompañando la comida o haciendo la "previa" para la misma. También suele acompañar al asado y las picadas.
Historia
Luego del establecimiento de la cervecería Santa Fe y su posterior venta a Quilmes, Otto Schneider, un maestro cervecero alemán radicado en Santa Fe, fundó la cervecería Schneider en el año 1911. Durante los siguientes años, se empezaría a reforzar una cultura cervecera en la ciudad, debido a que esta bebida comenzó a ser la más pópular en bares, restaurantes y reuniones. Esto se vería impulsado por la cercanía de la cervecería San Carlos y el depósito que supo tener Quilmes en una ciudad de menos de 100 000 habitantes.
Según algunos comentaristas, el nombre de liso referido a esta forma de tomar cerveza se debe a la acción de tirar el sobrante de espuma "alisando" la boca del vaso con una tablilla, pero según la tradición oral, Otto Schneider, en sus visitas a la chopería Alemana o al City Bar, pedía que le sirvieran la cerveza en un vaso liso de capacidad menor que la de las jarras. Otros clientes y los propios mozos se fueron sumando a esa nueva forma de tomar el chopp y fueron impulsando el uso de la palabra "liso".
En los años 1930, se instauró la costumbre en las choperías, que eran locales donde se comía y, especialemente, se tomaba cerveza. Empezando por la chopería Gambrinus, de la familia Spengler, ubicada sobre la céntrica calle San Martín, que remplazó las bebidas blancas y copetines por la cerveza y el liso. Luego sería continuada por las choperías como La Modelo, El Cabildo y el Baviera.
El 11 de diciembre de 2014 el liso fue declarado Patrimonio Cultural de Santa Fe, siendo esta la primera vez que se sancionó en el Concejo a una tradición, en uso, como patrimonio cultural inmaterial.
Al Liso... Don Otto lo Hizo
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