El Chuico y la Damajuana
Después de muchos percances
Para acabar con los chismes
Deciden matrimoniarse.
Subieron a una carreta,
Tirada por bueyes verdes
Uno se llamaba ¡Chicha!
Y el compañero ¡Aguardiente!
Como era pleno invierno
Y había llovido tanto
Tuvieron que atravesar
Un río de vino blanco.
Tan bien se sentía el Chuico
Juntito a su Damajuana
Que el sauce llorón reía
Y el cactus acariciaba.
En la puerta de la iglesia
Hallaron al señor cura
Que estaba rezando un credo
Con un rosario de uvas.
Como no invitaron más
Que gente de la familia
El padrino fue un barril
Y la madrina una pipa.
Cuando volvieron del pueblo
Salieron a recibirlos
Un odre de vino blanco
Y un fudre de vino tinto.
Todo estaba preparado
Y para empezar la gresca
Un vaso salió a bailar
Un vals con una botella.
La fiesta fue tan movida
Y tuvo tal duración
Que según cuenta un embudo
Duró hasta que se acabó.
De La cueca larga (Santiago, Universitaria, 1958)
Nicanor Parra
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El Chuico y la Damajuana
Mistela de apio
Ingredientes:
- Apio
- 800 cl de aguardiente seco
- 600 gramos de azúcar
- 1.600 cl de agua
- Lavar el apio y cortar a grosso, dejarlo en un recipiente.
- Machacar el api.
- Agregar el aguardiente al apio, cubrir el recipiente y dejar macerar por 48 horas revolviendo o machacando la mezcla varias veces a lo largo del macerado.
- Luego de la maceracion volvemosa macharcar un poco el apio.
- Ponemos el agua a calentar el agua con el azucar para diluir y una vez logrado esto volcamos la mezcla sobre el apio y el aguardiente y dejamos enfriar.
- Una vez a temperatura ambiente se cuela y embotella.
Pingüino Vinero
La jarra pingüino tuvo un uso cotidiano en la mesa de los argentinos y supo ser el fiel contenedor del vino suelto. No es claramente una jarra cualquiera sino una personificación simpática de un animal que aunque de ambientes fríos fue diseñada para contener el calor ardiente del alcohol.
La Jarra Pingüino es fabricada en loza o cerámica, blanca o pintada. Su diseño zoomórfico se le atribuye a inmigrantes italianos de final del 1930. El vino procedente de Mendoza, La Rioja, Córdoba y San Juan, llegaba a Buenos Aires contenido en damajuanas o barriles de madera de hasta 200 litros y eran los pulperos los encargados de mezclar el vino con agua y sustancias menos santas y fraccionarlo así en botellones y jarras de vidrio o cerámica para su comercialización. Con la promulgación de la ley de “embotellado en origen” esta vieja costumbre que daba de qué hablar a los consumidores barriales y frecuentadores de cantinas, quedaría en el olvido.
Quien haya usado alguna vez esta jarra sabrá que su pico juega entre la mezquindad o la abundancia. Esto significa que no siempre es placentero el ritmo en que cae el vino. Las particularidades de la jarra hace que no siempre se vierta el preciado líquido de la misma manera y así fueron naciendo las clásicas y añejas manchas de tinto en los manteles.
Patagonia Octubrefest
En conmemoración al famoso Oktoberfest, cerveza Patagonia lanzo al mercado su primera Edición Limitada en botella que estará disponible sólo durante el mes de octubre: Octubrefest.
A modo de descripción, desde la compañía destacan que “Octubrefest es una cerveza lager de cuerpo ligero y final seco, con un sabor maltoso a caramelo tostado suave y de fácil tomabilidad pero con interesante presencia en boca”. Y añaden: “Esta nueva variedad, estilo oktoberfest, tiene un color cobrizo donde predomina el aroma a bizcocho, leve tostado y frutas secas que provienen de la fuerte presencia de la malta en la cerveza. La temperatura de consumo ideal es entre 5 y 7 grados”.
María Sol Cravello, Jefa de Conocimiento Cervecero de Patagonia, recomienda un maridaje regional con platos alemanes como salchichas, chucrut o pretzels.
esta nueva variedad nació en la Microcervecería de Patagonia en Bariloche, donde el Maestro Cervecero Diego Felipe Bruno, junto a su equipo de cerveceros, se inspiran a diario para crear nuevas variedades. “En eta oportunidad buscamos elaborar una cerveza que mantenga las características de las que se cocinan en Alemania para la celebración de oktoberfest. Es nuestra versión local de la fiesta cervecera más grande del mundo”, comentó Bruno.
Por último señalan que “Octubrefest estará disponible sólo durante el mes de octubre en todos los supermercados, restaurantes y bares cerveceros del país. Además, se pinchará en la Microcervecería de Bariloche, en todos los Refugios Patagonia y en los puntos de venta con chopera Patagonia”.
País de Origen: Argentina
Tonalidad: Entre Cobrizo y Ocre, algún destello brillante.
Espuma: Leve de tonalidad crema, sedosa de corta duracion.
Aroma: Pan tostado, levaduras, frutos secos.
Sabor: Caramelo quemado, con presencia maltosa, amargor balanceado hacia el final.
En General: Cuerpo ligero, efervescencia justa, levemente seca en el final. Para el estilo es fácil de tomar, buena opción para los que quieren salirse un poco de las lager doradas.
http://birraparatodos.blogspot.com/2017/10/patagonia-octubrefest.html
https://malevamag.com/como-es-la-octubrefest-la-cerveza-de-patagonia-que-celebra-oktoberfest/
https://www.mundocerveza.com/patagonia-lanza-octubrefest-su-primera-edicion-limitada/
https://www.mundocerveza.com/te-contamos-todo-lo-que-ofrecera-patagonia-este-mes-con-el-lanzamiento-de-su-cerveza-octubrefest/
http://www.visiongourmet.com.ar/patagonia-celebra-el-oktoberfest/
https://malevamag.com/como-es-la-octubrefest-la-cerveza-de-patagonia-que-celebra-oktoberfest/
https://www.mundocerveza.com/patagonia-lanza-octubrefest-su-primera-edicion-limitada/
https://www.mundocerveza.com/te-contamos-todo-lo-que-ofrecera-patagonia-este-mes-con-el-lanzamiento-de-su-cerveza-octubrefest/
http://www.visiongourmet.com.ar/patagonia-celebra-el-oktoberfest/
Cerveza: Los adjuntos, esos desconocidos
Es habitual entre los cerveceros caseros el rechazar los adjuntos como ingredientes sin valor en la cerveza. Con frecuencia se cita la Reinheitsgebot alemana, o ley de pureza promulgada en 1516 y que permitía únicamente en empleo de agua, cereal malteado y lúpulo en la fabricación de cerveza. Los adjuntos se ven de forma muy distinta en los distintos países.
Bruselas y Colonia son dos famosos centros cerveceros. Aunque tan sólo están separadas por 200 km, las filosofías cerveceras de estas ciudades están a años luz la una de la otra. Mientras que los cerveceros alemanes estuvieron limitados durante años por la Reinheitsgebot, los belgas han estado obteniendo fermentables de una amplia gama de productos. De hecho, los adjuntos juegan un importante papel en algunos de los grandes estilos mundiales de cerveza.
No todos los cerveceros tienen la misma definición para adjuntos. La más común es cualquier fuente de almidón que no esté malteada, pero en este artículo se considerarán también como "adjuntos" ingredientes tales como el trigo y el centeno malteado (la malta de trigo y centeno, vaya).
El uso de los adjuntos es un clásico en las discusiones de los cerveceros. En el "Practical Brewer", un libro publicado por la Master Brewers Association of the Americas, señala que "el uso de adjuntos produce cervezas de color más claro y con un sabor más elegante y menos pleno, más brillantes, con mejor estabilidad y mejor comportamiento ante el frío". En el "Handbook of Brewing", en un capítulo de adjuntos se puede leer: "el maíz aporta un sabor más pleno que el trigo, el cual imparte una cierta sequedad. La cebada proporciona un sabor más fuerte y áspero. Tanto el trigo como la cebada pueden mejorar considerablemente la retención de espuma. El arroz también aporta un sabor muy característico a la cerveza ". Vaya, que los adjuntos no sólo aportan sabores diferentes para los cerveceros, sino que también pueden mejorar la sensación en boca, la retención de espuma y la claridad.
Los adjuntos se pueden dividir en dos grandes grupos: los que se maceran y los que se añaden a la olla. Estos últimos, como la miel o el azúcar candi, contienen azúcares fermentables y se añaden a la olla de hervido. Los que precisan de macerado contienen almidón. Este almidón tiene que ser transformado en azúcar antes de que lo puedan procesar las levas. En consecuencia, estos adjuntos tienen que ser macerados, vamos, que las enzimas tienen que transformar el almidón en azúcares (fermentables o no) y dextrinas.
La mayoría de los adjuntos (incluyendo arroz, maíz y azúcares diversos) contienen muy poca proteína. Así, se deben considerar en términos de su capacidad para diluir la proteína en un mosto procedente de adjuntos bajos en proteínas y malta de cebada. Todas las proteínas del mosto proceden de la cebada, así que si se añade una fuente de extracto sin proteínas, el total de éstas se diluye en el mosto (hasta aquí bien, ¿no?). La proteína de la cebada puede causar turbidez, y la mayoría prefiere una cerveza cristalina, y que además se mantenga durante meses. Entonces, si se diluyen las proteínas con la cantidad adecuada de adjuntos, el cervecero puede incrementar la transparencia y evitar la maldita turbidez fría.
Ojo. Cuando se juega con adjuntos bajos en proteínas, el cervecero debe cuidarse de no diluir demasiado el nitrógeno soluble, porque entonces el mosto podría presentar una carencia de aminoácidos (ya empezamos). Las levas necesitan aminoácidos para crecer. Una carencia de nutrientes puede conducir a un mal comportamiento de las levaduras y a malos sabores. Por otro lado, la mayoría de los precursores de sabores rancios en la birra derivan de la malta de cebada, de modo que si utilizamos adjuntos podemos limitar los sabores rancios (ransios que dicen algunos).
Para que las enzimas del macerado puedan degradar los almidones del cereal, independientemente de que sea maíz o malta de cebada, el almidón debe ser gelatinizado. Esto es, antes de solubilizarse, forma un gel denso. En función de cómo está dispuesto el almidón en el endospermo, varía la temperatura de gelatinización.
Algunos adjuntos macerables tienen temperaturas de gelatinización bajas, en otros son altas. Este aspecto es de vital importancia en la manera de manejar los adjuntos. El almidón en la cebada sin maltear se gelatiniza entre 60º y 62º C, y la de la malta a una temperatura algo superior, entre 64º y 67º C. El almidón del trigo se gelatiniza entre 52º y 64º C, de modo que cuando se añade a un macerado de malta, se gelatinizará a la vez que el almidón de la malta. Tanto el maíz (62º - 74º C) como el arroz (68º - 78º C) tienen temperaturas de gelatinización elevadas, y requieren un tratamiento separado. Normalmente son macerados separadamente, con algo de malta de cebada (un 10 % o así) y hervidos. Se suele hacer un escalón a los 70º C para permitir que las enzimas de la malta actúen en el almidón y quede menos viscoso. Por último, el cereal se añade al macerado principal de malta para incrementar la temperatura del mismo a los escalones enzimáticos previstos (esto viene muy bien explicado en el artículo de Seve sobre el uso de adjuntos).
Adjuntos macerables
Los adjuntos macerables se pueden dividir a su vez en dos grupos, en función de si dispone o no de las enzimas necesarias para degradar el almidón. Los adjuntos malteados, como malta de trigo o centeno, contienen enzimas; otros como el arroz o el maíz, carecen de ellas. Se aprovechan del exceso de enzimas de la malta de cebada, que es suficiente para convertir el almidón de la malta y de los adjuntos.
¿Hasta qué punto se pueden emplear adjuntos in maltear? Pues depende del tipo de malta base y del macerado. Con un macerado escalonado, una malta de seis carreras puede tolerar hasta un 50% de adjuntos, y hasta un 30% una de dos carreras. Una malta de dos carreras en una infusión sencilla puede convertir hasta un 20% de adjuntos.
Los copos no están malteados y no contienen las enzimas necesarias para convertir el almidón. Los copos se hacen tratando el cereal con vapor y aplastándolos con unos rodillos calientes. Algunos cereales que se emplean habitualmente en forma de copos son el avena, el centeno, el maíz y el arroz.
Arroz
El arroz es de los primeros adjuntos macerables que te vienen a la cabeza, quizá debido al hecho de que la cerveza más vendida del mundo, la Budweiser, hace alarde de su empleo en la etiqueta. El arroz es un alimento básico para casi la mitad de la población mundial, y se presenta en muchas variedades, aromáticas y no aromáticas. Son estas últimas las empleadas para fabricar cerveza. El arroz cosechado de los campos pasa por molinos y tamices para eliminar el salvado y el embrión, y los granos intactos se destinan a consumo humano. Los granos rotos se venden a los cerveceros a menor precio.
El arroz tiene una temperatura de gelatinización elevada, y tiene que hervirse antes de emplearlo. Algunos cerveceros incluso hierven a presión para aumentar la temperatura. El arroz tiene el contenido en almidón más elevado de todos los cereales, pudiendo alcanzar rendimientos de hasta el 90%.
Maíz
Los cerveceros emplean el maíz en dos formatos principales: sémola o en copos. El maíz molido es el adjunto más empleado por cerveceros comerciales en USA y también es un adjunto importante en Inglaterra. La sémola se produce a partir de maíz amarillo y blanco, molido para eliminar el salvado y el embrión. La sémola requiere un hervido aparte como se hace para el arroz. Los copos de maíz son similares a los del desayuno, y se pueden añadir directamente al macerado. Pueden añadirse tal cual, molerse o aplastarse con las manos.
Tanto el maíz como el arroz se emplean en la producción de Pilsen americanas. En algunas de estas lager, el cereal (adjunto) puede alcanzar hasta el 50% del extracto total. Si quieres elaborar una birra clarita, el uso de arroz o maíz te permitirá fabricar una cerveza más clara y ligera en sabor que una versión 100% malta. Habitualmente, se emplea hasta un 30% de estos adjuntos.
Cebada
La cebada sin maltear se usa como adjunto en varias cerveceras importantes. Es bastante más barata que la malta de cebada y puede utilizarse hasta en un 50%, siempre que tengamos enzimas suficientes y que el macerado sea exhaustivo con varios escalones de temperatura. Es difícil de moler, ya que los granos son muuuy duros los jodíos. Contribuye con una gran cantidad de betaglucanos al mosto, compuestos problemáticos que son rebajados durante el malteado. Los betaglucanos pueden mejorar la estabilidad de la espuma, si bien en exceso conducen a un macerado atascado, que impide el lavado del grano.
Sorgo
El sorgo es quinto cereal en importancia a nivel mundial. Se emplea como base para la elaboración de varias bebidas fermentadas nativas de África, así como parte de la receta en birras tipo lager por cerveceros de África y México. No contiene gluten.
Trigo
El trigo sin maltear se emplea en algunas recetas que requieren sus atributos particulares: sabor a grano crudo y aspecto turbio, característico de la cerveza blanca belga. Precisa de un macerado escalonado con escalones a 50º C (escalón de beta-glucanos), 60ºC (descanso de beta-amilasa) y 70ºC (descanso de alfa-amilasa). Su temperatura de gelatinización es más baja que la cebada, por lo que puede ser añadido directamente al macerado.
Avena
La avena tiene un contenido bajo en almidón, alto en grasas y proteínas y muy alto en beta-glucanos. En consecuencia, no es válida como un sustituto de la malta en la receta. Sin embargo, sí que aporta una sensación de suavidad e incrementa la sensación en boca de las birras, de ahí que se haya convertido en un adjunto habitual en stouts.
Centeno
El centeno es otro cereal que se usa por su sabor, más que como un sustituto de la malta. Tiene un sabor fuerte y característico, siendo difícil su lavado. Aporta un típico toque como a naranja y un carácter especiado a la cerveza.
Cereales malteados
El trigo, el centeno y la avena también están disponibles malteados. Estos adjuntos deben emplearse por su sabor específico o las propiedades que aportan a la cerveza.
En una cerveza de trigo alemana, la malta de trigo puede alcanzar hasta el 75% de la receta. Como el trigo no tiene cáscara, el hacer birra con malta de trigo puede ser algo complicado. Muchos cerveceros emplean las cáscaras de arroz para conseguir un buen lecho filtrante en el macerado, ya que juegan un papel similar a la cáscara de la cebada, favoreciendo la obtención del mosto. El trigo contribuye con un carácter cítrico y mejora la formación y retención de la espuma.
El centeno malteado se emplea en el whisky de centeno, y puede utilizarse para conseguir cervezas con un toque distintivo. En cervezas de centeno se puede emplear hasta un 10%, en más proporción puede llegar a atascar el macerado.
Algunas stouts se elaboran con hasta un 25% de malta de avena que, con su elevado contenido en grasa, consiguen una cerveza de sensación cremosa.
Para el uso de los adjuntos malteados, lo único que hay que hacer es molerlos con la malta de cebada y añadirlos al macerado. Contienen las enzimas suficientes para la conversión de su propio almidón.
Cereales en copos
El uso de los copos es tan sencillo como añadirlos al macerado. No hace falta molerlos, pero si quieres puedes romperlos un poco. Si bien no contienen enzimas, el exceso de éstas en la malta de cebada será suficiente para convertir el almidón. Si la proporción de copos de arroz o maíz supera el 20%, es preferible emplear malta de seis carreras para el resto de la receta. El motivo es el mayor contenido en enzimas de la malta de seis carreras, siendo más capaz de convertir el exceso de almidón que la de dos carreras. Además, como los adjuntos son muy bajos en proteínas, el exceso de la malta de seis carreras se ve diluido.
Adjuntos de olla
Hay muchos adjuntos que sólo contienen azúcar soluble, y no precisan macerado. Estos adjuntos se añaden directamente al mosto durante el hervido, y se llaman adjuntos de olla. Aquí se incluyen una amplia variedad de azúcares y siropes. Los siropes se producen directamente de azúcar de caña o remolacha, o extraídos de almidón de trigo o maíz. Pueden ser glucosa pura o una mezcla de glucosa y fructosa. O pueden contener maltosa, maltotriosa y dextrinas. Los adjuntos de olla se emplean en pequeñas cantidades, habitualmente menos del 10%, aunque – como los adjuntos de cereal – pueden llegar a usarse en cantidades muy superiores. Hay algunos adjuntos de olla, como la miel y las molasas, que añaden sabor a la birra.
La mayoría de los tipos de miel tienen un sabor delicado, así que añadir cantidades pequeñas (menos del 5 % de fermentables) tendrá poco efecto. Si quieres tener un sabor a miel que se note de verdad, tendrás que añadir hasta un 30% de miel. Ahora bien, si pones más del 15%, será mejor que añadas nutrientes de levadura.
Otros adjuntos lo único que hacen es incrementar el contenido alcohólico de la cerveza sin aportar proteínas o color. Así, el azúcar de caña, maíz o remolacha, el Candi o los siropes de maíz o arroz proporcionan poco sabor cuando se emplean en cantidades moderadas (menos del 10%). Por encima de esa proporción, estos azúcares pueden generar un sabor como a disolvente, muy alcohólico, además de dificultar la reproducción de las levaduras.
El empleo de los adjuntos de olla es muy sencillo. Una vez el mosto empieza a hervir, se apaga el fuego y se añade el adjunto a la olla, removiendo hasta que se disuelva. Si se apaga el fuego, cabe la posibilidad de que el azúcar caiga al fondo de la olla y se chamusque. Cuando el adjunto se haya disuelto, se vuelve a encender el fuego. Supongo que también se puede extraer una fracción de mosto, disolver el adjunto y añadirla de nuevo a la olla, sin necesidad de apagar el fuego. El adjunto se puede echar en la olla en cualquier momento, siempre que hierva suficiente tiempo para que se esterilice cualquier alien que se pueda haber colado. Un factor a considerar es que, conforme aumenta la densidad del mosto, se reduce la tasa de utilización del lúpulo. Para mejorar la eficacia en la extracción de alfa-ácidos del lúpulo, lo mejor es añadir estos adjuntos cerca del final del hervido, como cosa de 10-15 minutos antes de terminar el hervor.
Soja
Se la utiliza en forma de hojuelas como nutriente para la levadura.
A esta antes de utilizarla debe ser descascarada y secada, posteriormente se le debe extraer el aceite con solventes y por último se lo pasa por rodillos para transformarlos en hojuelas.
Se deben utilizar porcentajes muy bajo de este adjunto ya que posee aproximadamente entre un 40 % a un 45 % de proteínas de la cual una cantidad muy pequeña es disuelta en la maceración provocando taponamiento en la filtración, pero a la vez estimula a la levadura e incrementa la atenuación.
Papa
Dada la composición química el almidón utilizado debe provenir de la papa blanca.
Mandioca
Es un material muy rico en almidón, se la debe moler, lavar y secar antes de su uso.
La mayoría de los mismos son provenientes del Maíz.
Los más utilizados son el Jarabe de glucosa y el jarabe de alta fructuosa.
Por definición general se los denomina jarabes de maíz y pueden tener porcentajes de diferentes carbohidratos como la maltosa y maltotriosa.
Se clasifican según su grado de hidrólisis.
El grado de hidrólisis se mide por el E.D. (equivalente dextrosa) que es equiparar el contenido de azúcares reductores contra la dextrosa.
De esta forma se puede denominar una baja conversión o alta conversión (bajo o alto grado de hidrólisis)
Se toma como valor 100 (en dulzura) a la sacarosa (azúcar común), los jarabes generalmente son menos dulces que la sacarosa y están cerca de su equivalencia en contenido de dextrosa.
Bruselas y Colonia son dos famosos centros cerveceros. Aunque tan sólo están separadas por 200 km, las filosofías cerveceras de estas ciudades están a años luz la una de la otra. Mientras que los cerveceros alemanes estuvieron limitados durante años por la Reinheitsgebot, los belgas han estado obteniendo fermentables de una amplia gama de productos. De hecho, los adjuntos juegan un importante papel en algunos de los grandes estilos mundiales de cerveza.
No todos los cerveceros tienen la misma definición para adjuntos. La más común es cualquier fuente de almidón que no esté malteada, pero en este artículo se considerarán también como "adjuntos" ingredientes tales como el trigo y el centeno malteado (la malta de trigo y centeno, vaya).
El uso de los adjuntos es un clásico en las discusiones de los cerveceros. En el "Practical Brewer", un libro publicado por la Master Brewers Association of the Americas, señala que "el uso de adjuntos produce cervezas de color más claro y con un sabor más elegante y menos pleno, más brillantes, con mejor estabilidad y mejor comportamiento ante el frío". En el "Handbook of Brewing", en un capítulo de adjuntos se puede leer: "el maíz aporta un sabor más pleno que el trigo, el cual imparte una cierta sequedad. La cebada proporciona un sabor más fuerte y áspero. Tanto el trigo como la cebada pueden mejorar considerablemente la retención de espuma. El arroz también aporta un sabor muy característico a la cerveza ". Vaya, que los adjuntos no sólo aportan sabores diferentes para los cerveceros, sino que también pueden mejorar la sensación en boca, la retención de espuma y la claridad.
Los adjuntos se pueden dividir en dos grandes grupos: los que se maceran y los que se añaden a la olla. Estos últimos, como la miel o el azúcar candi, contienen azúcares fermentables y se añaden a la olla de hervido. Los que precisan de macerado contienen almidón. Este almidón tiene que ser transformado en azúcar antes de que lo puedan procesar las levas. En consecuencia, estos adjuntos tienen que ser macerados, vamos, que las enzimas tienen que transformar el almidón en azúcares (fermentables o no) y dextrinas.
La mayoría de los adjuntos (incluyendo arroz, maíz y azúcares diversos) contienen muy poca proteína. Así, se deben considerar en términos de su capacidad para diluir la proteína en un mosto procedente de adjuntos bajos en proteínas y malta de cebada. Todas las proteínas del mosto proceden de la cebada, así que si se añade una fuente de extracto sin proteínas, el total de éstas se diluye en el mosto (hasta aquí bien, ¿no?). La proteína de la cebada puede causar turbidez, y la mayoría prefiere una cerveza cristalina, y que además se mantenga durante meses. Entonces, si se diluyen las proteínas con la cantidad adecuada de adjuntos, el cervecero puede incrementar la transparencia y evitar la maldita turbidez fría.
Ojo. Cuando se juega con adjuntos bajos en proteínas, el cervecero debe cuidarse de no diluir demasiado el nitrógeno soluble, porque entonces el mosto podría presentar una carencia de aminoácidos (ya empezamos). Las levas necesitan aminoácidos para crecer. Una carencia de nutrientes puede conducir a un mal comportamiento de las levaduras y a malos sabores. Por otro lado, la mayoría de los precursores de sabores rancios en la birra derivan de la malta de cebada, de modo que si utilizamos adjuntos podemos limitar los sabores rancios (ransios que dicen algunos).
Para que las enzimas del macerado puedan degradar los almidones del cereal, independientemente de que sea maíz o malta de cebada, el almidón debe ser gelatinizado. Esto es, antes de solubilizarse, forma un gel denso. En función de cómo está dispuesto el almidón en el endospermo, varía la temperatura de gelatinización.
Algunos adjuntos macerables tienen temperaturas de gelatinización bajas, en otros son altas. Este aspecto es de vital importancia en la manera de manejar los adjuntos. El almidón en la cebada sin maltear se gelatiniza entre 60º y 62º C, y la de la malta a una temperatura algo superior, entre 64º y 67º C. El almidón del trigo se gelatiniza entre 52º y 64º C, de modo que cuando se añade a un macerado de malta, se gelatinizará a la vez que el almidón de la malta. Tanto el maíz (62º - 74º C) como el arroz (68º - 78º C) tienen temperaturas de gelatinización elevadas, y requieren un tratamiento separado. Normalmente son macerados separadamente, con algo de malta de cebada (un 10 % o así) y hervidos. Se suele hacer un escalón a los 70º C para permitir que las enzimas de la malta actúen en el almidón y quede menos viscoso. Por último, el cereal se añade al macerado principal de malta para incrementar la temperatura del mismo a los escalones enzimáticos previstos (esto viene muy bien explicado en el artículo de Seve sobre el uso de adjuntos).
Adjuntos macerables
Los adjuntos macerables se pueden dividir a su vez en dos grupos, en función de si dispone o no de las enzimas necesarias para degradar el almidón. Los adjuntos malteados, como malta de trigo o centeno, contienen enzimas; otros como el arroz o el maíz, carecen de ellas. Se aprovechan del exceso de enzimas de la malta de cebada, que es suficiente para convertir el almidón de la malta y de los adjuntos.
¿Hasta qué punto se pueden emplear adjuntos in maltear? Pues depende del tipo de malta base y del macerado. Con un macerado escalonado, una malta de seis carreras puede tolerar hasta un 50% de adjuntos, y hasta un 30% una de dos carreras. Una malta de dos carreras en una infusión sencilla puede convertir hasta un 20% de adjuntos.
Los copos no están malteados y no contienen las enzimas necesarias para convertir el almidón. Los copos se hacen tratando el cereal con vapor y aplastándolos con unos rodillos calientes. Algunos cereales que se emplean habitualmente en forma de copos son el avena, el centeno, el maíz y el arroz.
Arroz
El arroz es de los primeros adjuntos macerables que te vienen a la cabeza, quizá debido al hecho de que la cerveza más vendida del mundo, la Budweiser, hace alarde de su empleo en la etiqueta. El arroz es un alimento básico para casi la mitad de la población mundial, y se presenta en muchas variedades, aromáticas y no aromáticas. Son estas últimas las empleadas para fabricar cerveza. El arroz cosechado de los campos pasa por molinos y tamices para eliminar el salvado y el embrión, y los granos intactos se destinan a consumo humano. Los granos rotos se venden a los cerveceros a menor precio.
El arroz tiene una temperatura de gelatinización elevada, y tiene que hervirse antes de emplearlo. Algunos cerveceros incluso hierven a presión para aumentar la temperatura. El arroz tiene el contenido en almidón más elevado de todos los cereales, pudiendo alcanzar rendimientos de hasta el 90%.
Maíz
Los cerveceros emplean el maíz en dos formatos principales: sémola o en copos. El maíz molido es el adjunto más empleado por cerveceros comerciales en USA y también es un adjunto importante en Inglaterra. La sémola se produce a partir de maíz amarillo y blanco, molido para eliminar el salvado y el embrión. La sémola requiere un hervido aparte como se hace para el arroz. Los copos de maíz son similares a los del desayuno, y se pueden añadir directamente al macerado. Pueden añadirse tal cual, molerse o aplastarse con las manos.
Tanto el maíz como el arroz se emplean en la producción de Pilsen americanas. En algunas de estas lager, el cereal (adjunto) puede alcanzar hasta el 50% del extracto total. Si quieres elaborar una birra clarita, el uso de arroz o maíz te permitirá fabricar una cerveza más clara y ligera en sabor que una versión 100% malta. Habitualmente, se emplea hasta un 30% de estos adjuntos.
Cebada
La cebada sin maltear se usa como adjunto en varias cerveceras importantes. Es bastante más barata que la malta de cebada y puede utilizarse hasta en un 50%, siempre que tengamos enzimas suficientes y que el macerado sea exhaustivo con varios escalones de temperatura. Es difícil de moler, ya que los granos son muuuy duros los jodíos. Contribuye con una gran cantidad de betaglucanos al mosto, compuestos problemáticos que son rebajados durante el malteado. Los betaglucanos pueden mejorar la estabilidad de la espuma, si bien en exceso conducen a un macerado atascado, que impide el lavado del grano.
Sorgo
El sorgo es quinto cereal en importancia a nivel mundial. Se emplea como base para la elaboración de varias bebidas fermentadas nativas de África, así como parte de la receta en birras tipo lager por cerveceros de África y México. No contiene gluten.
Trigo
El trigo sin maltear se emplea en algunas recetas que requieren sus atributos particulares: sabor a grano crudo y aspecto turbio, característico de la cerveza blanca belga. Precisa de un macerado escalonado con escalones a 50º C (escalón de beta-glucanos), 60ºC (descanso de beta-amilasa) y 70ºC (descanso de alfa-amilasa). Su temperatura de gelatinización es más baja que la cebada, por lo que puede ser añadido directamente al macerado.
Avena
La avena tiene un contenido bajo en almidón, alto en grasas y proteínas y muy alto en beta-glucanos. En consecuencia, no es válida como un sustituto de la malta en la receta. Sin embargo, sí que aporta una sensación de suavidad e incrementa la sensación en boca de las birras, de ahí que se haya convertido en un adjunto habitual en stouts.
Centeno
El centeno es otro cereal que se usa por su sabor, más que como un sustituto de la malta. Tiene un sabor fuerte y característico, siendo difícil su lavado. Aporta un típico toque como a naranja y un carácter especiado a la cerveza.
Cereales malteados
El trigo, el centeno y la avena también están disponibles malteados. Estos adjuntos deben emplearse por su sabor específico o las propiedades que aportan a la cerveza.
En una cerveza de trigo alemana, la malta de trigo puede alcanzar hasta el 75% de la receta. Como el trigo no tiene cáscara, el hacer birra con malta de trigo puede ser algo complicado. Muchos cerveceros emplean las cáscaras de arroz para conseguir un buen lecho filtrante en el macerado, ya que juegan un papel similar a la cáscara de la cebada, favoreciendo la obtención del mosto. El trigo contribuye con un carácter cítrico y mejora la formación y retención de la espuma.
El centeno malteado se emplea en el whisky de centeno, y puede utilizarse para conseguir cervezas con un toque distintivo. En cervezas de centeno se puede emplear hasta un 10%, en más proporción puede llegar a atascar el macerado.
Algunas stouts se elaboran con hasta un 25% de malta de avena que, con su elevado contenido en grasa, consiguen una cerveza de sensación cremosa.
Para el uso de los adjuntos malteados, lo único que hay que hacer es molerlos con la malta de cebada y añadirlos al macerado. Contienen las enzimas suficientes para la conversión de su propio almidón.
Cereales en copos
El uso de los copos es tan sencillo como añadirlos al macerado. No hace falta molerlos, pero si quieres puedes romperlos un poco. Si bien no contienen enzimas, el exceso de éstas en la malta de cebada será suficiente para convertir el almidón. Si la proporción de copos de arroz o maíz supera el 20%, es preferible emplear malta de seis carreras para el resto de la receta. El motivo es el mayor contenido en enzimas de la malta de seis carreras, siendo más capaz de convertir el exceso de almidón que la de dos carreras. Además, como los adjuntos son muy bajos en proteínas, el exceso de la malta de seis carreras se ve diluido.
Adjuntos de olla
Hay muchos adjuntos que sólo contienen azúcar soluble, y no precisan macerado. Estos adjuntos se añaden directamente al mosto durante el hervido, y se llaman adjuntos de olla. Aquí se incluyen una amplia variedad de azúcares y siropes. Los siropes se producen directamente de azúcar de caña o remolacha, o extraídos de almidón de trigo o maíz. Pueden ser glucosa pura o una mezcla de glucosa y fructosa. O pueden contener maltosa, maltotriosa y dextrinas. Los adjuntos de olla se emplean en pequeñas cantidades, habitualmente menos del 10%, aunque – como los adjuntos de cereal – pueden llegar a usarse en cantidades muy superiores. Hay algunos adjuntos de olla, como la miel y las molasas, que añaden sabor a la birra.
La mayoría de los tipos de miel tienen un sabor delicado, así que añadir cantidades pequeñas (menos del 5 % de fermentables) tendrá poco efecto. Si quieres tener un sabor a miel que se note de verdad, tendrás que añadir hasta un 30% de miel. Ahora bien, si pones más del 15%, será mejor que añadas nutrientes de levadura.
Otros adjuntos lo único que hacen es incrementar el contenido alcohólico de la cerveza sin aportar proteínas o color. Así, el azúcar de caña, maíz o remolacha, el Candi o los siropes de maíz o arroz proporcionan poco sabor cuando se emplean en cantidades moderadas (menos del 10%). Por encima de esa proporción, estos azúcares pueden generar un sabor como a disolvente, muy alcohólico, además de dificultar la reproducción de las levaduras.
El empleo de los adjuntos de olla es muy sencillo. Una vez el mosto empieza a hervir, se apaga el fuego y se añade el adjunto a la olla, removiendo hasta que se disuelva. Si se apaga el fuego, cabe la posibilidad de que el azúcar caiga al fondo de la olla y se chamusque. Cuando el adjunto se haya disuelto, se vuelve a encender el fuego. Supongo que también se puede extraer una fracción de mosto, disolver el adjunto y añadirla de nuevo a la olla, sin necesidad de apagar el fuego. El adjunto se puede echar en la olla en cualquier momento, siempre que hierva suficiente tiempo para que se esterilice cualquier alien que se pueda haber colado. Un factor a considerar es que, conforme aumenta la densidad del mosto, se reduce la tasa de utilización del lúpulo. Para mejorar la eficacia en la extracción de alfa-ácidos del lúpulo, lo mejor es añadir estos adjuntos cerca del final del hervido, como cosa de 10-15 minutos antes de terminar el hervor.
Adjuntos no provenientes de granos
Soja
Se la utiliza en forma de hojuelas como nutriente para la levadura.
A esta antes de utilizarla debe ser descascarada y secada, posteriormente se le debe extraer el aceite con solventes y por último se lo pasa por rodillos para transformarlos en hojuelas.
Se deben utilizar porcentajes muy bajo de este adjunto ya que posee aproximadamente entre un 40 % a un 45 % de proteínas de la cual una cantidad muy pequeña es disuelta en la maceración provocando taponamiento en la filtración, pero a la vez estimula a la levadura e incrementa la atenuación.
Papa
Dada la composición química el almidón utilizado debe provenir de la papa blanca.
Mandioca
Es un material muy rico en almidón, se la debe moler, lavar y secar antes de su uso.
Adjuntos Líquidos
Los más utilizados son el Jarabe de glucosa y el jarabe de alta fructuosa.
Por definición general se los denomina jarabes de maíz y pueden tener porcentajes de diferentes carbohidratos como la maltosa y maltotriosa.
Se clasifican según su grado de hidrólisis.
El grado de hidrólisis se mide por el E.D. (equivalente dextrosa) que es equiparar el contenido de azúcares reductores contra la dextrosa.
De esta forma se puede denominar una baja conversión o alta conversión (bajo o alto grado de hidrólisis)
- Baja conversión: entre 20 a 30 E.D.
- Regular conversión: entre 40 a 45 E.D.
- Inmediata conversión: entre 50 a 60 E.D.
- Alta conversión: entre 60 a 70 E.D.
- Extra alta conversión: por encima de los 70 E.D.
- Cerveza con buen cuerpo: Jarabes de 50 a 60 E.D.
- Cervezas ligeras o bajas calorías: Jarabes de 90 a 100 dextrosa.
- Cervezas bajo en alcohol o sin alcohol: jarabes de 20 a 30 E.D.
- Cervezas extras: se puede utilizar cualquiera de los detallados.
Se toma como valor 100 (en dulzura) a la sacarosa (azúcar común), los jarabes generalmente son menos dulces que la sacarosa y están cerca de su equivalencia en contenido de dextrosa.
- Sacarosa: 100
- Jarabe de maíz de 28 E.D. : 20 a 30
- Maltosa 43 E.D.: 30 a 50
- Jarabe de maíz de 60 E.D.: 50 a 70
- Dextrosa: 70 a 90
- 40% alta fructuosa: 95 a 105
- 55% alta fructuosa: 100 a 110.
Traducido y adaptado por Antoineitor de un artículo en BYO de Steve Parkes and Chris Colby
Cerveza: Espuma
No hay nada mejor que una densa capa de espuma en una cerveza de trigo, o que el encaje de Bruselas impregnado en el vaso después de terminarnos una Belgian Ale. Eso es muy bonito, pero sólo hace referencia a una cuestión estética. Las burbujas de nuestra cerveza, sin embargo, también afectan a su nivel de carbonatación y a su sabor, aroma y cuerpo.
La espuma que se genera en las cervezas es un fenómeno que a día de hoy aún es bastante desconocido. Pero… ¿Qué es en realidad?
En pocas palabras, a nivel químico es una dispersión de una cantidad relativamente elevada de gas en una cantidad relativamente pequeña de líquido.
Este fenómeno no sucede de forma espontánea, sino que requiere de una cierta energía, originada ya sea por la agitación de la cerveza o por la creación de lo que se conoce como nucleación. Este último término hace referencia a la primera etapa de un cambio de fase, en la que se generan pequeñas superficies de fase diferentes a las ya existentes, denominadas núcleos. En el caso que nos ocupa, estamos hablando de la formación de gas a partir de un líquido.
Elección correcta de la malta
Las maltas altas en proteínas y dextrinas realzan el cuerpo y la retención de espuma de la cerveza, puesto que las proteínas actúan como un elemento estructural.
Estas proteínas, de hecho, son hidrofóbicas. ¿Qué quiere decir eso? Bien, el término proviene del griego y define el terror al agua. A nivel fisicoquímico, la hidrofobia se aplica a las sustancias que son repelidas por el agua, o que no pueden mezclarse con ella. Las proteínas, por lo general, suben hasta llegar a la espuma, donde se encuentran con otras sustancias estabilizadoras, como las que provienen de los lúpulos.
Sin embargo, los altos niveles de proteínas y dextrinas pueden interactuar con los taninos y perjudicar a la claridad de la cerveza, así como también pueden proveer nutrientes que luego descompondrán microorganismos. Ello significará menos extracto fermentable por gramo de malta (y, por lo tanto, necesitaremos una mayor cantidad de ésta). Encontrar el equilibrio perfecto es el verdadero reto.
Algunos ejemplos de maltas que realzan la espuma son las maltas cristal (la Carapils o las Caramel), así como las de trigo. También se cree que algunas maltas oscuras (como la Chocolate) colaboran en su estabilidad debido a los altos niveles de melanoidina que poseen, una proteína que se forma cuando los azúcares y los amino-ácidos se combinan.
Ajuste de los parámetros del macerado
La retención de espuma depende en gran medida del nivel de proteínas presentes en el mosto. En consecuencia, cualquier paso que hagamos durante el macerado que pueda desintegrar estas proteínas, evidentemente afectará de forma negativa a la estabilidad de la espuma. Por ejemplo, el típico descanso proteico que se realiza a temperaturas de 49 a 54ºC durante la maceración tiene como objetivo descomponer las proteínas que podrían causar turbidez, pero que a la vez mejorarían la retención de espuma. Así pues, si nuestra meta es lograr una capa densa encima de nuestra cerveza, sería aconsejable mantener una temperatura de maceración alta (entre 68 y 71ºC) y evitar descansos proteicos.
La importancia de los lúpulos
Buenas noticias para los lúpulo-adictos: los lúpulos contribuyen a la estabilidad de la espuma. En concreto, los isohumulones (un tipo de alfa-ácido hidrofóbico) ayudan a mantener unidas las burbujas de la cerveza y colaboran en la creación de la estructura de la espuma.
Así pues, las cervezas muy lupulizadas tendrán una mayor retención de espuma. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en una cerveza también es muy importante el equilibrio entre el amargor y el dulzor, así que no debemos pasarnos en la adición de lúpulo a nuestra elaboración.
Nitrógeno y dióxido de carbono
Hay cervezas que se carbonatan y se sirven junto con una mezcla de nitrógeno y dióxido de carbono (CO2). El CO2 es relativamente soluble, por lo que no promueve la formación de burbujas. En cuanto al nitrógeno, éste es menos soluble, por lo que se sumaría a la espuma y provocaría que su descenso fuera más lento. La espuma que fomenta el nitrógeno, sin embargo, suele denominarse "crema", puesto que es densa y consistente, con burbujas finas que tardan mucho en desaparecer (Seguro que a todos nos viene a la cabeza la Guiness). Asimismo, el nitrógeno altera sutilmente el carácter de la cerveza, dándole una sensación en boca cremosa y eliminando parte de su amargor.
Otros factores
En conclusión, si la espuma era uno de tus mayores retos, puedes aplicar alguno de estos consejos. Recuerda: escoge una malta con niveles altos de proteínas, macera a temperaturas elevadas, lupuliza tu cerveza (de forma justa, ¡no nos pasemos!), y ten en cuenta el vaso que usas y cómo lo limpias, así como la temperatura a la que sirves tu producto.
Fuentes: "The secrets to better beer foam", Homebrewers Association; "Positive factors of foam stability, Chris Bible; "How to brew", John Palmer; "Malt: Tap into the art and science of brewing", Charles Bamforth.
La espuma que se genera en las cervezas es un fenómeno que a día de hoy aún es bastante desconocido. Pero… ¿Qué es en realidad?
En pocas palabras, a nivel químico es una dispersión de una cantidad relativamente elevada de gas en una cantidad relativamente pequeña de líquido.
Este fenómeno no sucede de forma espontánea, sino que requiere de una cierta energía, originada ya sea por la agitación de la cerveza o por la creación de lo que se conoce como nucleación. Este último término hace referencia a la primera etapa de un cambio de fase, en la que se generan pequeñas superficies de fase diferentes a las ya existentes, denominadas núcleos. En el caso que nos ocupa, estamos hablando de la formación de gas a partir de un líquido.
Elección correcta de la malta
Las maltas altas en proteínas y dextrinas realzan el cuerpo y la retención de espuma de la cerveza, puesto que las proteínas actúan como un elemento estructural.
Estas proteínas, de hecho, son hidrofóbicas. ¿Qué quiere decir eso? Bien, el término proviene del griego y define el terror al agua. A nivel fisicoquímico, la hidrofobia se aplica a las sustancias que son repelidas por el agua, o que no pueden mezclarse con ella. Las proteínas, por lo general, suben hasta llegar a la espuma, donde se encuentran con otras sustancias estabilizadoras, como las que provienen de los lúpulos.
Sin embargo, los altos niveles de proteínas y dextrinas pueden interactuar con los taninos y perjudicar a la claridad de la cerveza, así como también pueden proveer nutrientes que luego descompondrán microorganismos. Ello significará menos extracto fermentable por gramo de malta (y, por lo tanto, necesitaremos una mayor cantidad de ésta). Encontrar el equilibrio perfecto es el verdadero reto.
Algunos ejemplos de maltas que realzan la espuma son las maltas cristal (la Carapils o las Caramel), así como las de trigo. También se cree que algunas maltas oscuras (como la Chocolate) colaboran en su estabilidad debido a los altos niveles de melanoidina que poseen, una proteína que se forma cuando los azúcares y los amino-ácidos se combinan.
Ajuste de los parámetros del macerado
La retención de espuma depende en gran medida del nivel de proteínas presentes en el mosto. En consecuencia, cualquier paso que hagamos durante el macerado que pueda desintegrar estas proteínas, evidentemente afectará de forma negativa a la estabilidad de la espuma. Por ejemplo, el típico descanso proteico que se realiza a temperaturas de 49 a 54ºC durante la maceración tiene como objetivo descomponer las proteínas que podrían causar turbidez, pero que a la vez mejorarían la retención de espuma. Así pues, si nuestra meta es lograr una capa densa encima de nuestra cerveza, sería aconsejable mantener una temperatura de maceración alta (entre 68 y 71ºC) y evitar descansos proteicos.
La importancia de los lúpulos
Buenas noticias para los lúpulo-adictos: los lúpulos contribuyen a la estabilidad de la espuma. En concreto, los isohumulones (un tipo de alfa-ácido hidrofóbico) ayudan a mantener unidas las burbujas de la cerveza y colaboran en la creación de la estructura de la espuma.
Así pues, las cervezas muy lupulizadas tendrán una mayor retención de espuma. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en una cerveza también es muy importante el equilibrio entre el amargor y el dulzor, así que no debemos pasarnos en la adición de lúpulo a nuestra elaboración.
Nitrógeno y dióxido de carbono
Hay cervezas que se carbonatan y se sirven junto con una mezcla de nitrógeno y dióxido de carbono (CO2). El CO2 es relativamente soluble, por lo que no promueve la formación de burbujas. En cuanto al nitrógeno, éste es menos soluble, por lo que se sumaría a la espuma y provocaría que su descenso fuera más lento. La espuma que fomenta el nitrógeno, sin embargo, suele denominarse "crema", puesto que es densa y consistente, con burbujas finas que tardan mucho en desaparecer (Seguro que a todos nos viene a la cabeza la Guiness). Asimismo, el nitrógeno altera sutilmente el carácter de la cerveza, dándole una sensación en boca cremosa y eliminando parte de su amargor.
Otros factores
- El vaso correcto. Aunque parezca mentira, los vasos influyen en la formación y la retención de la espuma. Un vaso alto y estrecho es una buena elección, pues minimiza la exposición de la cerveza al medio ambiente y reduce las posibilidades de que el Co2 se escape. Asimismo, debemos asegurarnos que en el vaso no haya restos de antigrasa o lavavajillas, puesto que también pueden arruinar nuestra tan deseada espuma. ¡Recordad siempre lavarlos con los productos específicos, y luego enjuagarlos bien!
- La temperatura de la cerveza. Todo aquello que haga que la cerveza sea más viscosa favorece una espuma más estable y persistente. Puesto que la viscosidad incrementa a medida que la temperatura se reduce, una cerveza bien fría tendrá una espuma con mayor persistencia.
En conclusión, si la espuma era uno de tus mayores retos, puedes aplicar alguno de estos consejos. Recuerda: escoge una malta con niveles altos de proteínas, macera a temperaturas elevadas, lupuliza tu cerveza (de forma justa, ¡no nos pasemos!), y ten en cuenta el vaso que usas y cómo lo limpias, así como la temperatura a la que sirves tu producto.
Fuentes: "The secrets to better beer foam", Homebrewers Association; "Positive factors of foam stability, Chris Bible; "How to brew", John Palmer; "Malt: Tap into the art and science of brewing", Charles Bamforth.
Cerveza: Amilasas
El cuerpo en la cerveza lo da la maceración. Las principales enzimas que activamos son las alfa amilasas y las beta amilasas. Las primeras no son fermentables y las segundas si. Las beta amilasas se activan entre los 54 a 66 grados de temperatura y las alfa amilasas entre los 66 a 75 grados.
Pero lo que importa: mas alfa amilasas, más cuerpo, pero menos grado alcohólico final, ya que la DF será más alta. Al revés, más beta amilasas, menos cuerpo pero más alcohol, ya que la DF será más baja.
Pero lo que importa: mas alfa amilasas, más cuerpo, pero menos grado alcohólico final, ya que la DF será más alta. Al revés, más beta amilasas, menos cuerpo pero más alcohol, ya que la DF será más baja.
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