La primera es una de las más antiguas elaboradoras de aguardientes de Francia que se asoció con Cinzano en San Juan. El segundo es una familia de inmigrantes franceses que construyó una destilería en el departamento de Rivadavia. La elaboración de aguardientes en Cuyo se inició con los sacerdotes jesuitas que destilaban sus vinos y los vendían por todo el Virreinato. San Juan logró con el paso del tiempo una cultura de producción de aguardientes de muy buena calidad que le dio prestigio. Se le denomina «coñac», al aguardiente de vino añejado en barricas de roble, producido en la región francesa de Cognac, una cultura de varios siglos. Una bebida de este tipo no se producía en la Argentina hasta la llegada a San Juan de la casa Otard Dupuy & Cía de Francia, la más importante productora mundial de coñac. Esta firma establece relaciones comerciales con Francesco Cinzano & Cía Ltda en Argentina a fin de realizar una nueva generación de productos en el establecimiento «Santa Victoria», en San Juan.
Maria Rosa Ridl Ciancio, en su libro «Cinzano en San Juan» de 1997, señala que el 16 de diciembre de 1907, en París, se firma un convenio de importación con M. Portalis & Cía exclusivos agentes de la casa Otard Dupuy en Buenos Aires. Asimismo también se decide en lo sucesivo envasar los productos en los depósitos pertenecientes a la casa Otard Dupuy, producto que vendría de Francia. Este contrato marca el nacimiento de la casa Otard Dupuy Argentina.
El 17 de abril de 1929 Otard Dupuy decide la creación en Buenos Aires de una sucursal o filial de la misma. Hasta 1931, los técnicos de la Maison son atraídos por el conocimiento de los vinos de la región de Cuyo en especial los sanjuaninos, en los que encuentran cualidades óptimas para la crianza del coñac, por su clima seco y con poca humedad.
Como resultado de esta entrevista firman convenio la casa Otard Dupuy la cual aportará maquinarias, toneles y técnicos, y la casa Cinzano, la materia prima, operarios, infraestructura, pagos impositivos, etc.
A partir de una visita que realiza a la Argentina René Elie, en busca del conocimiento del vino de nuestros país y su recorrida por San Juan, se comienza en 1931 las tratativas industriales de fabricación del Coñac, en el establecimiento Santa Victoria, de San Juan, perteneciente a la sociedad Francesco Cinzano. Atraídos por la calidad de los caldos que se producen en San Juan se decide enviar a manera de prueba alambiques o aparato de destilación Charantais en que parte de Francia un 8 de abril de 1931. Este equipo serviría de modelo para los nuevos equipos que fabricó la metalúrgica de J. Méndez con mano de obra local en la provincia de San Juan.
Aunque la inauguración estuvo prevista para fines de 1931, se abre recién a la llegada del francés Guy Jaulin, quien fue elegido un 28 de febrero de 1933 por la Maison Otard Dupuy para ocuparse de la destilería en San Juan.
El 17 de mayo de 1933 se comenzaron los ensayos a partir de destilados de vinos producidos con uvas de la zona determinándose que las variedades ideales eran Cereza y la Criolla.
Entusiasmados por los halagüeños resultados obtenidos, deciden emprender la producción a escala comercial e inician entre 1933 y 1937 la construcción de los dos primeros cuerpos de piletas del sótano de añejamiento para los cascos del coñac que se encuentran bajo la actual destilería. El primer reparto fue de 2.200 cajas hacia 1935.
En 1936 se instalan los nuevos alambiques, con iguales características pero fabricados en San Juan. De igual manera se van agregando otros hasta que en 1950 se llega a la cantidad de 18 alambiques en total con una capacidad de destilación de 65.000 litros de vino por día.
Ente 1943 y 1949 se construyen un tercero y un cuarto cuerpo de piletas para el añejamiento del coñac.
En 1948 asume la dirección técnica de la destilería Ricardo Glenisson, francés nacido en la región de Cognac, donde cursó estudios y obtuvo experiencias de crianza de esta bebida.
En 1978 la destilería ocupa una superficie de 3.400 metros cuadrados. Consta de una batería de destilación de 18 alambiques tipo Charantais de cobre. Los sótanos tienen una capacidad para albergar 6 millones de litros de aguardiente depositados en pipones, cubas y toneles de roble de limousin.
En 1995 la campaña de destilación alcanzó 2.500.000 litros de vino destilado. La marcas «Coñac Otard Dupuy», «Coñac Reserva San Juan» y «Ramefort Gran Reserva» difieren entre sí únicamente por la edad de los mismos contando el primero con dos años, en el segundo con cuatro años y en el tercero con más de 10 años de añejamiento.
El primer argentino al frente de la destilería fue Carlos de Castro desde los años 70 hasta el 2002 siendo gerente el ingeniero agrónomo Guillermo Re cuando Cinzano vendió a Destiladora Internacional. De ahí siguió el enólogo Juan Carlos Morandi. Hoy la planta está paralizada.
Jaquemin
La historia de los hermanos Jaquemin debe ser muy rica por cierto pero lamentablemente no hay escritos y se conoce muy poco de ellos. Quise averiguar por sus descendientes pero no tuve suerte porque no están radicados en la provincia. Lo que rescaté es de comentarios de algunos enólogos de bodega. Al parecer los hermanos franceses Jaquemin, Pedro Gerard y Julian Enrique, llegaron a la provincia e instalaron una destilería en Rivadavia para la producción de coñac. Se dice que se separaron, prosiguiendo Pedro con la empresa y Julian como técnico en la Otard-Dupuy instalada en Cinzano San Juan.
La destilería Jaquemin producía un aguardiente de primera calidad y contaba con 6 destiladores y 4 redestiladores traídos de Francia. Eran los más grandes alambiques vistos ya que eran largos con 13 metros de longitud. Todos tenían una capacidad de 3.500 litros. Además habían 4 mil vasijas de roble de limousin donde se añejaba el coñac. Con una gran capacidad de ingenio, construyeron una gran torre donde almacenaban el agua que tomaban desde las acequias de riego. Desde allí por gravedad el agua bajaba para refrigerar sus tanques y para el lavado del establecimiento, volviendo el agua a las acequias y de allí se bombeaba al tanque de nuevo. Sus finos coñac salían al mercado con la marca «Pedro Jaquemin» pero también se le vendía a Otard Dupuy y Bols entre otras empresas. Lamentablemente la firma cerró, se vendieron hace unos años sus últimos coñac añejados y hoy sólo quedan ruinas del establecimiento.
Museos
La torre que sobresale por la antigua calle Gomez en Rivadavia es lo que queda de ruina de la destilería Jaquemin que contaba con un antiguo chalet que seguramente guarda muchas historias. Habrá que rescatarlas. Sé que el municipio está trabajando en ello aunque todavía con resultados pobres o no difundidos.
Respecto a la vieja Cinzano me invade un profundo sentimiento. Guardo un grato recuerdo ya que mi padre y mi abuelo trabajaron allí. Todavía recuerdo mi infancia jugando en el gran jardín y entre sus palmeras con los hijos de los otros obreros con los juguetes que los «tanos» bonachones nos regalaban para el día del niño o en Reyes. Hoy la bodega y destilería están paradas y no se sabe que pasará con ella. Actualmente miles de personas pasan por su imponente frente. Sería triste que se demuela. Un pedazo de historia de San Juan no se puede perder. Allí se puede construir un gran museo. Que no nos pase como la López Pelaéz que no hicimos nada. No perdamos otra oportunidad. Estamos a tiempo.
Jean Otard y Jean Dupuy
Hacia 1795 dos grandes propietarios de terrenos productores de cognac, de la localidad homónima francesa, que habían destilado los vinos de sus propios viñedos, deciden formar una sociedad cuya trayectoria llega a nuestros días. El Barón Jean Baptiste Otard de la Grange y Jean Dupuy quienes habían acumulado stocks muy importantes de añejados aguardientes, después de una venta desfavorable debido a la Revolución Francesa que acababa de terminarse. Con el fin de comercializar estos aguardientes fundaban la Maison Otard Dupuy & Cía.
Se convierte rápidamente en la más importante casa productora de Cognac.
Prestigio Cinzano
Los productos Cinzano llegaron en 1877 representados en Argentina por el importador Francisco Rosi. La firma ingresa al país en 1910 y se instala en San Juan en 1923 comprando los italianos la bodega llamada «La Asturiana», ubicada en Desamparados y que pertenecía a la sociedad Rogelio Fernández y Compañía. A la nueva bodega se la llamó «Establecimiento Vitivinícola Santa Victoria». La idea de la firma era producir vermouth para abastecer a la numerosa colonia de italianos en Argentina. Se estima que influyó mucho la decisión de invertir en San Juan la amistad de los Graffigna con los Cinzano.