Fue un monje benedictino a quien se le atribuye la invención del método para la fabricación del champagne (vino espumante fermentado). A este descubrimiento se lo denomina método champenoise.
Se dice que cuando Pierre, luego de haber producido -tal vez involuntariamente- el famoso método champenoise, y habiendo probado la bebida contenida en una de las botellas estacionadas en el sótano, exclamó (llamando a quienes estaban en sus cercanías): ¡Venid pronto, estoy bebiendo las estrellas!, precisamente aludiendo a las burbujas producidas por la fermentación del vino.
Diferentes historiadores no suelen coincidir en que Dom Pérignon haya sido o no el descubridor del método champenoise, sin embargo la mayoría resuelve establecer que fue en la abadía de Hautvilliers y con la intervención de Pierre que se inicia la historia de esta ya tradicional y exquisita bebida.
La primera cosecha de Dom Pérignon fue en 1921 y solo fue puesta a la venta el 4 de agosto de 1936, después de la Gran Depresión. Dom Pérignon es una vendimia de champán, lo que significa que solo se efectúa en los mejores años, y todas las uvas utilizadas para la elaboración del vino fueron cosechadas en el mismo año. Muchos champanes, por el contrario, no son de época, lo que significa que la champaña se fabrica a partir de uvas cosechadas en varios años.
Alrededor de 5 millones de botellas se producen en cada cosecha. El champán es 55% Chardonnay y 45% Pinot Noir, con 7g/l de azúcar promedio. Según Tom Stevenson, «todos los vinos necesitan un mínimo de doce meses para fomentar el envejecimiento del sedoso mousse de la firma Dom Pérignon».