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Chichas en el Chile precolombino
Chicha es una palabra de origen antillano que se refiere a una bebida de baja graduación alcohólica obtenida de la fermentación de almidón o azúcares de casi todos los granos, tubérculos, raíces y frutas espontáneas comestibles, mieles y otros. La palabra se difundió con los españoles por todo el continente, perdiéndose en la mayoría de los casos las voces vernaculares.
El objetivo del trabajo fue de pesquisar y sistematizar la información relativa a la preparación y consumo de bebidas fermentadas, registrando las especies botánicas empleadas en su elaboración y estableciendo relaciones con la vida civil, social y religiosa. La base de información fueron los cronistas, estudios etno-históricos y etno-botánicos, el análisis semántico de vocablos indígenas y tradiciones que aún perduran en algunas comunidades rurales.
El consumo de chicha estaba muy vinculado a la vida social y a los momentos trascendentes de la vida de las personas: nacimientos, matrimonios, muertes, inauguración de una vivienda, mingas por siembras, cosechas, etc. y también a las grandes ocasiones de la vida comunitaria como ceremonias rituales, nguillantunes, torneos de chueca, iniciación de machis, preparación a la guerra, etc. Tenía un rol determinante en los hábitos alimentarios, sumando un aporte calórico no desdeñable a la dieta en particular después de grandes esfuerzo, como es el caso de las mingas vistosamente regadas. En algunos casos se le atribuía también un rol medicinal.
La mas extendida en todo el país fue sin duda la chicha de maíz (Zea mays L.). En el norte se empleaban también los frutos de algarroba (Prosopis sp.) y de molle (Schinus sp.), mientras en el sur eran frecuentes las preparadas a base de frutas regionales (Fragaria chiloensis, Berberis sp., etc.). Solo las poblaciones del extremo sur no consumieron chichas.
Elaboración de las chichas
La palabra define a una bebida fermentada de baja graduación alcohólica, generalmente alrededor de 3 a 7 grados, que se obtiene por la fermentación de azúcares o almidones que se transforman en alcohol gracias a la acción de levaduras del género Saccharomyces. El grado alcohólico de la bebida varía según la mezcla de base, las levaduras presentes y el tiempo de fermentación. En las chichas el rendimiento en alcohol era bajo por la fermentación espontánea.
En el caso de los almidones, se produce primero su desdoblamiento en azúcares simples por la acción de enzimas a través del proceso de maltaje, necesario para la obtención de las substancias fermentables. Para la chicha de maíz y otros cereales, el procedimiento se iniciaba en líneas generales, remojando los granos por algunos días, para luego dejarlo en reposo en un local húmedo y oscuro hasta que empezara a germinar. Cuando aparecía la raíz se sabía que las transformaciones químicas de los almidones del grano habían formado las enzimas necesarias para la fermentación, al cabo de lo cual se colocaban al sol y se dejaba secar. Así tostado y seco el producto se molía constituyendo la base farinácea y fermento de la chicha. En el momento en que se requería, este producto era hervido en agua y dejado fermentar por algunos días, se obtenía la bebida (Madeiros 1988:19; Estrella, 1988:86).
El proceso de preparación tradicional partía a menudo de harina de maíz masticada, pues la ptialina de la saliva inicia la degradación de los almidones. Así se formaba el muku con lo que se obtenía una bebida con especiales propiedades de fermentación y gusto característico Mendoza, (1957:81). Un procedimiento similar es mencionado también para la yuca (Raimondi, 1929:59) y para la quínoa (Vásquez, 1967:268).
Según Cobo (1964:162) la chicha más ordinaria: “...es la que se hace de maíz mascado; para lo cual se ven no solo en sus pueblos sino también en muchos de españoles [...] hechos corrillos en las plazas de indias viejas y muchachos sentados mascando maíz [...] No mascan todo el maiz de que se hace la chicha, sino parte de él, que, mezxclado con los demás sirve de levadura. La cual tienen los indios por tan necesaria para darle el punto a la chicha”.
Un documento Anónimo atribuido a Blas Valera de aproximadamente 1594, señala que: “...para que el vino tuviese los efectos que se pretendía [...] se lindase el maíz con la saliva del hombre”. De esta manera: “habría nacido la costumbre de mascar los niños y las doncellas el grano de maíz, y lo mascado ponerlo en vasos para que después se cociese y pasase por diversos coladores de lienzo de algodón y agua limpia y el agua que de todo esto se exprime, sea el vino del cual usaron mucho tiempo” (Anónimo, 1968:174).
La chicha de fruta se obtiene por la fermentación espontánea del jugo. El tiempo de fermentación está en estrecha relación con la maduración (contenido de azúcares) y la temperatura ambiente. Está ampliamente documentado el empleo de diversas especies en la preparación de chichas. Ovalle (1978:62) indica que: “...la chicha es su vino ordinario, el cual también hacen de otras frutas de árboles”. En relación con esto, Reiche (cit. por Martínez-Crovetto, 1982:66) señala para los araucanos: “estos indios [...] además del maíz emplearon frutas silvestres”, entre las cuales las más importantes eran los calafates (Berberis sp.), la frutilla (Fragaria chiloensis), el maqui (Aristotelia chilensis), el miñe-miñe (Rubus geoides), la murtilla (Ugni molinae), la luma (Amomyrtus luma ), entre otras. A veces, los utilizaban solos pero con frecuencia los hacían fermentar mezclados. El mismo autor señala que una vez criado el fermento necesario en la fruta triturada con agua, se le guardaba de un caso al otro, de suerte que se puede decir que los microorganismos de la fermentación -la levadura en este caso- se conservaban y cultivaban. Un procedimiento parecido es mencionado por Furlong (1969:372, citando a Coluccio) en la preparación de chicha de algarroba (Prosopis sp.): “Para abreviar la operación se suele poner como levadura un poco de concho, heces de aloja hecha. A las pocas horas resulta una bebida fresca y agradable”.
Propiedades medicinales de las chichas
A las chichas se les atribuían diferentes propiedades medicinales. Según Patiño (1984:18), para algunos dietistas contemporáneos la chicha tuvo en la época prehispánica un efecto razonablemente benéfico en la normalización de las funciones de eliminación.
Los cronistas señalan para la chicha de maíz (Zea maiz), algarrobo (Prosopis sp.) y molle (Schinus sp.) en particular, propiedades preventivas o curativas de aparato urogenital. El que las poblaciones nativas no tuvieran cálculos (mal de piedra) ni enfermedades renales, sorprendió enormemente a los españoles, porque estos eran males frecuentes entre ellos.
En cuanto a la chicha de maíz, en Anónimo (1968:174) se hace hincapié en señalar que: “...para que el vino tuviese los efectos que se pretendía de lavar la vejiga y deshacer la piedra, se lindase el maíz con la saliva del hombre, que es muy medicinable”. Cobo (1956:II-15) escribe que: “...apenas se haya indio que padezca mal de orina ni críe piedra...”, y agrega que: “...toda suerte de chicha de maíz, bebida, aprovecha contra el mal de detención de orina; contra las arenas y piedras de los riñones y vejiga; a cuya causa, nunca en los indios, así viejos como mozos, se hallan estas enfermedades, por el uso que tienen de beber chicha”. Aconseja Cobo (1964:163): “Y tomando desta bebida, cuando no está muy agria o madura, medio cuartillo caliente en ayunas, aprovecha contra la cólica pasión y contra todo detenimiento de orina y mal de ijada. También sirve el concho o asiento de la masa que hace la chicha, porque, aplicado sobre los pies gotosos, les quita el ardor y mitiga el dolor”. Garcilazo (1960:77) escribe refiriéndose al maíz que: “es de mucho provecho para el mal de riñones, dolor de ijada, pasión de piedra, retención de orina, dolor de la vejiga y del caño; y esto lo han sacado de ver que muy pocos indios, o casi ninguno, se halla que tenga estas pasiones, lo cual atribuyen a la normal bebida de ellos, que es el brebaje del maíz.”.
Furlong, citando a Pedro Montenegro, indica que se hace con la fruta del algarrobo (Prosopis sp.) una aloja, que llaman chicha, la cual tomada con moderación por la tarde y mañana abre las vías, deshace las piedras y tofos de la vejiga. La chicha ha sido considerada diurética y de notoria eficacia para expeler los cálculos de la vejiga, pudiendo asegurar que no hay indio que sufra de este mal (Fourlong, 1969:370-389). En Perú la chicha de algarroba era además considerada como un tónico general (Chávez, 1977:317).
Los frutos de molle (Schinus sp.) proveían una chicha muy apreciada a la que se le atribuían numerosas propiedades medicinales. Garcilazo (1960:309) señala que es: “...muy sabrosa, y muy sana para males de orina, hijada y vejiga y mezclada con el brebaje de maíz lo mejora y lo hace sabrosa”. Hipólito Ruiz (cit. por Latcham, 1936:50) indicaba que: “...hacen una excelente chicha contra el mal de orina y contra la hidropesía”. Las propiedades medicamentosas de la chicha preparada con el molle también son citadas por Aldave y Mostacero (1988:241). Según Horkheimer (1973:101) la bebida es apreciada hasta hoy como tónico.
A la chicha según Vásquez (1967:273) se le atribuyen propiedades medicinales, especialmente curativas para combatir afecciones pulmonares. En algunas zonas del Perú, se toma para calmar o curar el resfrío y la tos. Según el mismo autor en Huamanga las mujeres parturientas toman chicha con huevo batido para recuperarse de las debilidades del parto. Según Pardo (1997:6) la chicha de molle fue un gran recurso usado en la medicina popular para combatir las inflamaciones de los riñones, vejiga, en la hidropesía, contra los dolores menstruales y usada como purgativa.
Según Vásquez de Espinoza (1969:294): “...hacen los chilenos con mucha curiosidad y limpieza al modo del nuestro [vino]; este no embriaga, consume los malos humores, alegra el corazón, calienta el estómago y es muy bueno a la digestión”.
En Farga y otros (1988:45) se señala que al vino preparado con los frutos de maqui (Aristotelia chilensis) se le atribuyen propiedades medicinales, afirmando que con sus frutos se elabora un vino que tiene propiedades astringentes y es tónico. Citando al padre Rosales agregan que: “...es restrictivo porque tiene calidad estítica [...] es muy dulce, suave y confortativo”. Según Zin y Weiss (1980:219) el vino que se hace con el fruto es astringente y tónico ( En general, los frutos de esta planta son considerados como astringentes y refrescantes, y son empleados en medicina popular y citados por numerosos autores para contrarrestar diarreas y disenterías.
La chicha como alimento
No hay dudas que desde el punto de vista nutricional la chicha cumplía un rol importante en la alimentación, por las calorías que aportaba a la dieta y por una cantidad no despreciable de otros nutrientes (vitaminas, sales minerales, aminoácidos), considerando la globalidad del consumo. Garcilazo (1609) estimaba que los indígenas incaicos consumían diariamente más de un litro y medio de chicha (citado por Guerra, 1980:80), lo que aplicado al valor nutritivo de una cerveza moderna, permite estimar la contribución de la chicha a la dieta diaria. ) Desde este punto de vista, la chicha de quínoa jugaba un rol importante, por su aporte en aminoácidos esenciales (glicina, metionina y fenilalanina) limitante en cereales como el maíz.Como dato comparativo, se señala que una cerveza corriente de 2,4° alcohólicos aporta unas 35 calorías y 0,3 grs. de proteínas por cada 100 gr, además de un contenido importante de vitaminas del complejo B y sales minerales (Randoin et al,1976).
Esta situación está frecuentemente documentada por los cronistas. Santillán (1968:129) indica: “su mantenimiento es maíz, ají y cosas de legumbres, nunca comen carne ni cosas de sustancia, salvo algún pescado los que están cerca de la costa, y por eso son tan amigos de beber chicha, porque les hincha la barriga y les da mantenimiento...”. En Anónimo (1968:175): “...el beber era extremado; porque fuera de que la chicha es poción verdadera, da también nutrimento como si fuese comida”. Oviedo (en Nicolau D’Olwer, 1963:377) señala: “Este vino es sano y templado, y tienenle los indios por preciado y gentil mantenimiento, y tienelos gordos”. Propiedades reconocidas también en Poma de Ayala (1980:189) cuando escribe: “...Que tengan medida de chicha los caciques principales y demás indios en las fiestas y pascuas y en la minga de las sementeras, cada día por la mañana dos puchuelos [para] almorzar, y a comer otros dos puchuelos, y a cenar otros dos puchuelos y no han de pasar más”.
Entre los cronistas chilenos, Ovalle (1978:30) señala que la chicha: “...más usual era la preparada a base de maíz, que es común pan y sustento de los indios”.
La mezcla de chicha con harina tostada se llamaba kupilka o cupilca según Augusta (1966:106), preparación también citada por Baeza (1936:185) para la chicha de huingán (Schinus polygama). Es una combinación altamente calórica, cuyo hábito de consumo perdura hasta nuestros días, indicado por Coña (1984:143) en el caso de las mingas.
El valor que se le concedía a la chicha como alimento queda también de manifiesto en las diferencias que establecía Poma de Ayala (1980:242) entre: “...los indios Chinchaisuyos, aunque son indios pequeños de cuerpo, animosos, porque les sustenta maíz y beben chicha de maíz que es de fuerza; y de los Collasuyos los indios tienen muy poca fuerza y ánimo, y gran cuerpo y gordo, seboso, para poco, porque comen todo chuño y beben chicha de chuño...”. El chuño al que se alude, es un producto alimentario obtenido de la dehidratación de las papas (Solanum tuberosum).
Todos estos aspectos se contrastan con el consumo excesivo que ha sido señalado por los cronistas y reprimido por las autoridades administrativas y religiosas, lo que se reconoce en el Código de la Política Indiana que señala: “...la embriaguez tan dañosa, y casi perpetua entre muchos de ellos”. Esta costumbre fue muy criticada y se trató de extirparla porque se la tenía como responsable de las idolatrías (Solórzano, 1972:93). Las prohibiciones que las autoridades civiles y religiosas trataron imponer a los conquistados, no dieron grandes frutos. N
Nombres y sabores de Chile
Son numerosos los nombres que se le asignaban.
Con diferencias regionales, la chicha de maíz (Zea maiz) era sin duda la más extendida. Llamada sora en el norte (Horkheimer, 1973:83; Bahamondes, 1978:336), con gran poder embriagante, es de consumo común hasta hoy en algunos pueblos precordilleranos de Arica, donde se repite esta palabra como topónimo. El mismo Bahamondes (1978) indica también el nombre de cach-ir para la chicha de maíz preparada conforme a las viejas prácticas de los atacameños.
Augusta en su Diccionario Araucano-Español señala para el sur de Chile dos voces principales para designar la chicha: mudai y pülku. Mudai es la chicha de maíz, trigo, cebada o de papas revueltas con trigo (1966:152), mientras pulku o pülku es un sustantivo quizás más genérico que significa “la bebida” o “la chicha”, voz que se puede componer para expresar un tipo específico. Así por ejemplo, pülku finu sería vino, pülku manshana sería chicha de manzana, pülku üwa chicha de maíz (üwa = maíz) y pülku fe los que saben hacer la chicha (1966:201). El mismo autor indica que se conoce con el nombre de koncho la chicha espesa y en general toda borra, mientras tomar por koncho a alguno, es hacer con él, el sacrificio o la ceremonia en que se basa esta forma de amistad (Augusta, 1966:99).
Coña proporciona la siguiente información: “También se trae un barril de chicha de maíz, llamada mushka” y agrega que para sus fiestas más concurridas solían proveerse de chicha de maíz que llamaban mushka (Musca en español en Coña 1984:143-149). Según el mismo autor (1964:145) el nombre de mushka o muday se asignaba a la chicha fabricada con granos de maíz a la manera tradicional. Aporta algunos elementos relacionados con la preparación de esta chicha: se muelen los granos secos de maíz, se tamizan, luego se humedecen en una batea donde se les agrega agua; esta operación recibe el nombre chëfëm = masa hinchada. Augusta (1966:87) llama kekün, al maíz molido y humedecido por primera vez. Esta masa se vuelve a moler en la piedra y recibe el nombre de mëlan = remolido (nombre también señalado por Augusta, 1966:146), la empapan y amasan en una artesa. Enseguida esta masa se cuece en una olla denominada këlilwe y se la deja enfriar. Aún tibia se vierte en una carca (gran envase) donde se deja fermentar, al cabo de la cual esta pronta a beberla.
Para Oña, muday es la misma chicha de maíz más suave, mientras pérper, es también la de maíz más gruesa y menos fuerte de todas (Oña, 1944:336).
No existe total concordancia en los nombres porque se establecían además diferencias según los días de fermentación. Según señala Latcham, (1936:143) los mapuches daban diferentes nombres a la chicha de maíz: mudai, o púlcu (ver Augusta mas arriba) cuando estaba fuerte, si se presenta turbia era muscu y si estaba bien clarificada, huycon.
También se preparaba la chicha de maqui (Aristotelia chilensis), llamada teku en voz mapuche (Montes y Wilkomirsky 1987: 86; Farga y otros, 1988:45).
Según Montenegro (2000:219) con los frutos de molle o lilén (Schinus latifolia) se prepara la chicha llamada müchu o muchi, de sabor muy agradable y apetecida.
Según Zin y Weiss (1980:254), la población nativa llama guarango o agua de la vida a la chicha de cancan o palma chilena (Jubaea chilensis).
Algunos nombres de esta bebida quedan en el canto de Oña (1944:220).
"...y en copas de madera no medianas
les dan liquor de Molle regalado,
Muday y Perper, y el Ulpo fu beuida.
Al parecer entre las poblaciones del extremo sur (Alacalufes, Yaganes, Onas) no existió la costumbre de preparar bebidas fermentadas.
Sabores
Las chichas fueron muy consumidas a lo largo de todo el país y se obtenían prácticamente de todos los granos y frutas comestibles cultivadas o espontáneas, e incluso de hongos, aunque algunas especies producen chicha de mejor sabor que otras. Se preparaban seguramente a lo largo de todo del año con granos de cereal o con fruta fresca de cada región a medida que iban madurando, o con frutas deshidratadas que se conservaban secas para este fin, como frutilla, huingán, maqui, uñi, lo que se refleja en la cita de Núñez de Pineda (1973:123): “...labran ellos sus frutillares, de que hacen mucha cantidad de pasas para sus bebidas”.
La chicha fue apreciada por algunos cronistas. Vásquez de Espinoza (1969:294), escribe: “...en el Reino de Chile la hacen de una frutilla que cría unos arbolillos pequeños, que así el árbol, como la fruta es a modo de murtilla de arrayán, aunque esta es la mejor bebida de todas, que puede competir con el vino de uvas en el color y en el sabor; el color es un dorado muy bueno, el sabor suave y bueno”.
Aunque se registran diferencias regionales, la chicha de maíz (Zea maiz) era la más extendida. Junto a ella, prevalecían en el norte la chicha de algarroba (Prosopis sp), denominada ckilampana o kilapana, de chañar (Geoffroea decorticans) y de molle (Schinus molle). Cuando el año agrícola era malo, el algarrobo constituía la base de sustentación; con sus vainas se preparaba pan y chicha.
De Bibar (1979:20), tenemos los siguientes testimonios: “...algarroba y chañar, que tengo dicho, del cual también hazen un gustoso breuaje para beber e miel [...] e donde tienen sus basixaz en que hacen el breuaje que tengo dicho (que son unas / tinajas de dos arrobas e de más o menos e ollas e cántaros para su servicio)”.
Según Molina (1810) los: “...arbustos que llevan bayas comestibles, de que sacaban los indios un jugoso vino antes que conociesen las vides, son muchos en aquel país”.
Reiche (cit. por Martinez - Crovetto, 1982:66) señala que además del maíz, emplearon frutas silvestres entre las cuales las más importantes eran los calafates (Berberis sp), la frutilla (Fragaria chiloensis), el maqui (Aristotelia chilensis), el miñe-miñe (Rubus geoides), la murtilla (Ugni molinae), la luma (Ammomyrtus luma ). Agrega que: “estos indios [los araucanos] aprovechaban cuanto jugo dulce conocían para hacer bebidas fermentadas y para ello utilizaron hasta hongos”. En realidad cualquier vegetal susceptible de producir o ayudar en una fermentación alcohólica, podía ser un recurso válido. A veces lo utilizaban solos, pero en general los ponían a fermentar mezclados.
Este criterio es compartido por Moesbach (1960:73) quien señala que los antiguos araucanos fabricaban bebidas fermentadas o pulcu como en mapuche las llamaban, en pequeñas cantidades de murtillas (Ugni sp.) chauras (Gaultheria sp. y Pernettya sp.), michai (Berberis sp.), maqui (Aristotelia chilensis), litre (Lithrea caústica), molle (Schinus molle y S. polygamus), luma (Luma apiculata) y hasta de lingue (Persea lingue).
Coña (1984:149) cita entre otras especis la frutilla (Fragaria chiloensis), papa (Solanum tuberosum), piñón (Araucaria araucana) y quínoa (Chenopodium quínoa). Para las fiestas grandes se proveían de pulcu, mudai o mushca, esto es de chicha de maíz, nombre asignado más tarde también a la de trigo (Triticum vulgare) y de cebada (Hordeum sativum).
Coña menciona también la chicha de pinatra (Cyttaria berteroi), coincidiendo con (Mösbach, 1999:52) quién señala que también se usaban en la elaboración de chichas los mapa-küfull, o mapu-cufüll, designación genérica en lengua mapuche para los hongos.
Según Guerra (1990:80) también se preparaba chicha de tubérculos como papa (a partir de chuño), oca (Oxalis tuberosa) y yuca (Manhiot esculenta). También Latcham (1936:80) cita el consumo de chicha preparada a partir de oca.
Para Irribarren (1969:153): “El chañar, el algarrobo, la palmera, el maqui, el molle y la mollaca tienen frutos aptos para el consumo fresco, deshidratado o fermentado”.
La población mostraba preferencia por algunos sabores y por el grado de fermentación, como lo señala Núñez de Pineda (1973:55): “...era mejor y más gustosa por estar fuerte, picante y pasada de punto”. Era también apreciado en las reuniones la oferta de varios tipos de chicha, como se desprende de las siguientes citas: “... y fuimos recibidos con sumo gusto y regalados en extremo... y lo principal entre ellos, mucha chicha de diferentes géneros” (Núñez de Pineda, 1973:103): “... se juntaron aquella noche más de cien indios a visitar a los recién venidos. Y todos traían sus cornadillos de muchos géneros de chicha...” (Gonzalez, 1974:35).
Especies de plantas utilizadas
Se incluyen en este trabajo, solamente las especies que han podido ser expresamente identificadas.
Alstroemeria ligtu L. Liuto
Crece desde Colchagua a Osorno. Con las raíces tuberosas, cilíndricas y de sabor agradable, los indios puelches: “... sacan della un licor o brebaje que apetecen mucho” (Padre Machón, cit. por Latcham, 1936:101).
Amomyrtus luma (Mol.) Legr et Kaus. Chaucháhue
Crece desde Maule hasta Aisén. Los frutos, llamados chauchau, son unas bayas redondas de color negro- violáceo (de 5 a 8 mm.), brillantes y de buen sabor.
Según Molina (1810:149) con ellos se prepara un vino gustoso y estomacal. También mencionado por Muñoz y otros (1981:51): “...con los frutos agregados a otros, los indios hacen una exquisita chicha”, y Mösbach (1999:95) fue: “aprovechada antiguamente en la elaboración de chicha”. Coincide Hoffmann (1982:80) y Montenegro (2000:38). También citada por Coña (1973:149).
Araucaria araucana (Mol.) K. Koch. Pehuén, piñón
Crece entre Concepción y Temuco, en dos áreas discontinuas. El fruto es esférico y contiene una gran cantidad de semillas llamadas piñón. La semilla es una cápsula cuneiforme de 3 a 4,5 cm. de largo, de color café rojizo, rica en almidón y de sabor suave y agradable.
Estos frutos constituyen hasta la actualidad el alimento base de la población pehuenche (che: gente) y un aporte no despreciable para la población mapuche. Eran almacenadas en depósitos subterráneos y se conservaban hasta por tres y cuatro años. Vásquez de Espinoza (1969:488) describe: “...y cantidad de pinares que crían grandes piñas con muy gruesos piñones [...] y de ello hacen los indios Purenes y los de la comarca su comida y bebida”. Marino de Lobera (en Moesbach, 1999:31) indica por su parte: “Y es tan grande el numero que hai de estos árboles en todos aquellos sotos y bosques que bastan a dar suficiente provisión a toda aquella gente que es innumerable, tanto que de ellos hacen el pan, el vino y los guisados”. También citada por Coña (1973:149) y Muñoz y otros (1981:10).
Aristotelia chilensis (Mol.) Stuntz, maqui
Crece desde Coquimbo a Chiloé. El fruto es una baya globosa trilocular, carnosa de 4-5 mm. de diámetro, con 3 a 4 semillas, de color púrpura oscura, dulce y algo ácidos que se pueden guardar secas para el invierno.
Con los frutos se preparaba la chicha de maqui, que el padre Rosales (cit. por Farga y otros, 1988:45), estimaba como: “su vino es restrictivo porque tiene calidad estítica [...] es muy dulce, suave y confortativo”.
Según Molina (1810:156) se preparaba un: “licor gustoso”. Ruiz y Pavón señalan que con los frutos se elabora una chicha refrescante (cit. por Chávez, 1977:25).
Murillo (cit. por Farga y otros, 1988:45) y Zin y Weiss (1980:219) indican textualmente: “...el vino que se fabrica posee propiedades astringentes y es tónico”. Baeza (1936:185) señala que:“...se preparaba una chicha de sabor agradable”. Para Latcham (1936:67) era una chicha refrescante que los indios llamaban ‘treco”. Para Muñoz y otros (1981:37): “...se prepara una especie de licor o chicha llamado ‘tecu”. Según Mesa y Villagrán (1991: 49) se preparaba una especie de chicha, los frutos se bruñen en una fuente y se cuelan con un paño. Según Irribarren (1969:153): “el maqui tiene frutos aptos para el consumo fermentado”. También citada por Coña (1983:149) Montes y Wilkomirsky, (1987:86) y Montenegro (2000:47).
Berberis sp. calafate, michay
Reciben el nombre de michay algunas especies del género Berberis del centro y sur del país (B. congestiflora y B. darwinii). A las especies del sur de les llama calafate. Pertenecen a este género B. microphylla, B. heterophylla, B. congestiflora y B. darwinii. El fruto es una baya esférica, carnosa, de color azul y de ocho mm. de diámetro, que contiene varias semillas.
La pulpa de sabor dulce acidulado se empleaba para hacer chicha (Mesa y Villagrán, 1991:49). Con los frutos de B. darwinii se preparaba la bebida que a veces se mezclaba con los frutos de chacai (Discaria sp.) (Latcham, 1937:67; Mosbach 1998:78).
Bromus mango Desv. mango o mangu.
El mango era un cereal cultivado en el sur de Chile por los puelches, picuntos y huilches. Esta es una especie que se ha extinguido en cultivo, pero que sobrevive al estado silvestre Parodi (1966:21). Con los granos secos de esta especie, se preparaba una chicha (Gay, en Latcham, 1936:160). Gay fue el último en encontrar y registrar la especie cultivada en Chiloé en 1837 (en Latcham 1936:160 y Parodi, 1966:21).
Es mencionado por Bibar (1979:188;213), como: “...tienen la yerba que e dicho. Es como avena.
Cytaria sp. dihueñ, pinatra.
Nombre genérico para varias especies de hongos de éste género que parasitan preferentemente los troncos y las ramas de algunas especies de Notofagus sp. El aparato esporífero tiene forma de un panal de avispas.
Reiche (cit. por Martinez –Crovetto, 1982:66) refiriéndose a los araucanos escribe que: “...aprovechaban cuanto jugo dulce conocían para hacer bebidas fermentadas y para ello utilizaron hasta hongos”, opinión compartida por Mösbach (1999:52) quién agrega que son de: “...aspecto y sabor agradables [...] y servían antaño para la fabricación de una bebida fermentada”. También citado por Arias de la Cruz (1980:225).
Chenopodium quinoa Willd. dahue.
Esta especie fue cultivada en el altiplano desde los tiempos preincaicos (Soukoup, 1970:121). Gay señala que se cultivaba desde Copiapó hasta Chiloé, asociada a maíz y papas (citada por Latchman, 1936:154). El cultivo de la quínoa en Chile en época precolombina está ampliamente demostrado y citado por los cronistas. En la provincia de Colchagua existe una ciudad llamada Requínoa, que quiere decir lugar de la legítima quínoa según Reiche (en Pardo, 2002:9). Según Muñoz y otros (1981:25) es actualmente cultivada desde Maule a Concepción y en algunos pueblos andinos del norte (Tarapacá y Antofagasta)
Según Cobo (1964:164): “La semilla de la quínoa es de tan diferentes colores como el maíz; porque hay quínoa blanca, amarilla, morada, colorada y cenicienta; una, silvestre, y otra doméstica y cultivada. La mejor de todas es la blanca, y esta comen los indios cocida como arroz y molida en poleadas; y también hacen de su harina pan como las arepas de maíz. De las otras quínoas de colores hacen chicha, señaladamente la cenicienta, llamada cañahua, cuya chicha es muy recia en el embriagar y algo agria cuando esta muy madura”. Al parecer, el cronista hace una confusión porque cañahua o cañihua sería Chenopodium pallidicaule. Garcilazo de la Vega (cit. por Latchman, 1936:151) señala que: “de la Quínua hacen los Indios brebaje para beber como del Maíz, pero es en las tierras donde falta de Maíz”. Cieza de León (1947:392), señala que: “...echa una semilla muy menuda, della es blanca y della es colorada; de la cual hacen brebajes”.
Según Vásquez (1967:268) la preparación de chicha de quínoa muqueada (mascada) es generalizada en algunas provincias andinas del Perú y en los departamentos del altiplano de Bolivia. Emplean la quínoa amarilla o colorada. En la preparación la mitad de la semilla era mascada y luego se mezclaba con el resto de la quínoa, se le agregaba agua tibia, luego se exponía al sol por algunas horas, se diluía de nuevo con agua tibia y se coloca a hervir a fuego. Filtrada se dejaba fermentar por dos o más días. Es muy probable que el mismo procedimiento se aplicaba en Chile. También citada por Coña (1973:149).
Fragaria chiloensis (L) Duchesne. quellen
Crece desde la zona central hasta Aisén. El falso fruto es ovoide o globoso, carnoso, de color rojo de 1,5 a 2 cm. de largo y de muy buen sabor.
La chicha aparece frecuentemente citada por los cronistas. Según Cobo (1964:157): “La frutilla de Chile se halló sólo en aquel reino, y por eso le dieron este nombre los españoles; llámanla los indios chilenos en su lengua quellen y hacen de ella chicha, que es su vino”. Bibar (1979:182): “...de la frutilla que dije en la ciudad de Santiago aparrada por el suelo hay muy gran cantidad, de la cual hacen un brebaje los indios para beber. [...] Es gustoso y pasada imita a higos”. Según Núñez de Pineda la chicha de frutilla ocupaba uno de los primeros rangos de apetencia entre las numerosas que se preparaban; escribe: “...sentado con otros 6 o 7 caciques, a la redonda del fuego comiendo y bebiendo, como lo hicimos los que llegamos, y después de esto me arrimaron un cántaro de chicha de frutilla de buen porte” (Núñez de Pineda, 1973:53): “...El viejo se sentó a mi lado y a él y los demás brindé y alabé grandemente la bebida, porque el licor era sazonado y cordial al gusto. Mandó el viejo que me la guardasen [...] respondió la hija que no me faltaría de aquel género porque ella tenía frutilla bastante” (en Gonzalez, 1974:51). Encina (1955:517) citando a Hurtado de Mendoza: “...apenas terminaran la estación de las frutillas y las fiestas y borracheras que celebraban con la chicha elaborada de esta fruta”.
La fruta se dejaba secar para preparar la bebida en épocas de escasez como indica Núñez de Pineda: “...me puso delante un cántaro de chicha de frutillas secas” (en Gonzáles, 1974:69), y mas adelante: “...aun con más cuidado labran ellos sus frutillares, de que hacen mucha cantidad de pasas para sus bebidas (en Gonzalez 1974:121). También citada por Coña (1973:149).
Gaultheria spp.y Pernettya spp. chauras
Chaura es el nombre genérico que se atribuye a especies de los géneros Gaultheria y Pernettya, en particular a las especies que producen frutos comestibles. Crecen desde la zona central hasta Magallanes. Los frutos del género Gaultheria son cápsulas secas revestidas del cáliz carnoso y los frutos de Pernettya son bayas producto del ovario maduro. Son frutos pequeños de 5 a 8 mm. de diámetro; según la especie pueden ser de color blanco, rosado o rojo, algunos son aromáticos, de sabor fresco, otros de buen gusto.
Antiguamente eran empleados en la elaboración de chichas ocasionales para la celebración de la: “chaura cahuin” fiesta de la chaura o junta de ayllarehue (Mösbach, 1999:100).
Geoffroea decorticans (Gill ex Hook et Arn) Burkat. chañar
La palabra designa al árbol y la fruta. Crece desde Tarapacá a Coquimbo. El fruto es una drupa rojiza, de 2 a 3 cm. de diámetro, agridulce, mantecosa y de buen sabor.
Su empleo en la preparación de chicha está ampliamente documentado. Citada frecuentemente por Bibar: “...en algunas partes hay chañares [...] algarroba y chañar que tengo dicho, del cual tambien hacen un gustoso brebaje para beber e miel”. En la parte baja de la casa: “...a un lado [...] tienen su dormida e donde tienen sus vasijas en que hacen el brebaje que tengo dicho (que son unas tinajas de a dos arrobas e de mas e menos e ollas e cantaros para su servicio)”. (1979:20). Referido a la provincia de comechingones (Córdoba, Argentina): “...se sustentan de algarrobas y chañares [...] y del chañar hacen vino que ellos beben” (Bibar, 1979:195)
Boman (cit. por Latcham, 1936:49) señala que con los frutos de pulpa agridulce, algo áspera, se preparan bebidas alcohólicas. Según Saubidet (1945:120): “...a partir de los frutos agridulces y de sabor agradable hacen un gustoso brebaje, llamado chicha, ckilampana o kilapana por la población local. Sin embargo, pudiera tratarse de un error porque le atribuye el mismo nombre que se le da a la chicha de algarroba. También llamada “aloja de chañar”, Irribarren (1969:153): “El chañar [...] tiene frutos aptos para el consumo [...] fermentado”. Saubidet (1945:120), Muñoz y otros (1981:55) también aplican el nombre de “aloja de chañar”a la bebida fermentada.
Jubaea chilensis (Mol.) Baillon. cancan, palma chilena.
Palmera endémica de Chile. Crece desde Coquimbo hasta Maule.
Se emplea la savia lo que obliga a cortar la planta, la que se deja escurrir, se recoge y se deja fermentar (Costantin 1922:142). Zin y Weiss (1980:254), indican que dejando fermentar la savia de la palma se obtiene una bebida fuerte y embriagadora. La población nativa la llamaba guarango o agua de la vida. También mencionada por Muñoz y otros (1981:15).
Litraea caustica (Mol). H. et Arn. litre.
Crece desde Copiapó a Cautín. El fruto es una drupa lenticular pequeña de 6 mm. redonda y aplanada, de sabor dulce, que se presenta en racimos densos.
Los frutos son empleados para producir chicha (Baeza 1936:185; Latcham 1936:67). Con el fruto se prepara un cierto tipo de chicha bastante buena según Zin y Weis (1980:203). Muñoz y otros (1981:17) escriben que con los frutos se prepara chicha y miel, y Montenegro (2000:155) señala que los frutos son empleados para producir algunas bebidas como la chicha. También citada por Coña (1973:149).
Luma apiculata (D.C) Burret. Quetri.
Crece desde Colchagua a Chiloé. Las bayas pequeñas de 1,3 a 1,5 cm. de diámetro, son redondas u ovoides de color negro brillante y de sabor dulce.
Según Molina (1810:149): “...los nacionales preparan con las bayas un vino gustoso y estomacal”. También citado por Muñoz y otros (1981:41)
Muhlenbeckia hastulata (J. Sm) Standl. ex Macbr. Quilo
Esta especie recibe el nombre de quilo en el centro y sur del país; en el norte es llamada mollaca. Crece entre Coquimbo y Valdivia. Los frutos (hojuelas carnosas del perigonio) de 5 mm. de diámetro, de color rosado, son jugosos y pulposos con grandes semillas.
Según Baeza (1936:184): “...en algunas partes se prepara chicha con ellos”. Según Latcham (1936:73), con los frutos se preparaba una chicha refrescante. Irribarren (1969:153): “... y la mollaca tienen frutos aptos para el consumo [...] fermentado”. Muñoz y otros (1981:58) con sus frutos se prepara una bebida fermentada refrescante.
Muehlenbekia thamnifolia (HBK) Meissen. Pelaifoqui.
Crece desde Maule a Llanquihue. Los frutos trígonos, pequeños de 2-3 mm. de largo, oscuros y lustrosos. Con los frutos se prepara chicha según Augusta (1966:183).
Ugni spp. (Myrtus ugni Mol.) uñi o murtilla
Uñi es el nombre genérico que se aplica a U. candollei (Barn.) Berg. y U. molinae Turcz., especies nativas de Chile continental. Crecen desde Talca hasta Aisén. Los frutos de U. molinae, la más abundante, son unas bayas pequeñas de 6 a 10 mm. de diámetro, de color rojizo, aromática y de sabor dulce.
Molina (1810:148), señala que las bayas son muy aromáticas. Los chilenos hacen con esta fruta un vino agradable y estomacal que excita el apetito y que para los extranjeros es preferido al mejor moscatel. Este licor es claro, brillante y de una fragancia muy suave.
Según Latcham (1936:68) esta fruta se empleaba en la fabricación de una chicha muy apetecida de mucho renombre entre los indígenas y alabada por los cronistas. También citado con este objeto por Muñoz y otros (1981:52) y Moesbach (1999:94).
Pernettya sp. Ver Gaultheria sp.
Peumus boldus Mol. folo.
Crece desde Coquimbo a Osorno. El fruto es una drupa, pequeña de 5-7 mm. de largo, elipsoidal, que se presenta en racimos, carnosa y de sabor y aroma agradable.
Con los frutos se preparaba chicha. Montenegro (2000:195) y también se mezclaba a otras chichas para mejorar el sabor.
Podocarpus andina Poepp. Ex. Endl.. lleuque.
Crece desde Maule a Aysén. El fruto es una drupa redonda, verdosa como una uva verde, ovoide de 2 cm. de largo, carnoso, de sabor dulce, agradable. El nombre vulgar de la planta se aplica también a la semilla.
Con sus frutos se preparaba chicha, Baeza (1936:182). Según Latchman (1936:67) servía para preparar una chicha muy gustada. También mencionada por Muñoz y otros (1981:11)
Prosopis sp. algarrobos.
El nombre genérico de algarrobo comprende diferentes especies del género Prosopis, principalmente P. alba, del norte del país y P. chilensis (Mol.) Stuntz, del Norte Chico y Chile central, hasta la cuenca de Santiago. Es una denominación atribuida por los españoles. Crecen en las regiones secas de la costa, en los desiertos y en las faldas a ambos lados de la cordillera de los Andes hasta los 3.500 m. Latchman (1936:35). El fruto es una legumbre, la vaina es indehiscente e interiormente articulada, con el mesocarpio, más o menos pulposo o fibroso, según la variedad, de sabor dulce. El análisis bromatológico de los frutos (Prosopis sp.) indica 189,2 calorías y 7,4 grs. de proteínas por 100 g. (Loza- Balsa, 1995:114).
Las vainas de Prosopis están entre los alimentos más antiguos utilizados por el hombre prehistórico del Nuevo Mundo (Habit y otros 1981:3). Han sido señaladas como un preciado producto de recolección en una vasta zona del noroeste argentino, norte de Chile y sur del Perú. Su empleo en la fabricación de chichas está ampliamente documentada por Latcham (1936:43-47), en particular para las poblaciones de la vertiente nororiental de los Andes, y para Chile sobre todo por Bibar (1979).
En general la algarroba no era consumida directamente sino molida para hacer pan y “chicha de aloja”, nombre atribuido por los españoles, ya que los atacameños y probablemente también los diaguitas empleaban la palabra ckilapana o ckilampana (Latcham (1936:46), denominación todavía registrada por Villagrán y otros (1998:61) quienes la señalan consumida hasta hoy, en las ceremonias de limpia de canales.
Las especies descritas por Bibar han sido identificadas por Muñoz (1975:8,13) como P. chilensis (Mol.) Stuntz y P. fruticosa Meyen, aunque sólo a la primera podría ser atribuida la fabricación de chicha. El cronista identifica y señala el algarrobo en los valles que va descubriendo en su avance hacia el sur del país. Así en el valle de Atacama (actual valle del río Loa) señala que hay: “...muy grandes algarrobales y llevan muy buenas algarrobas, que los indios muelen y hacen un pan gustoso de ellas. Y hacen un brebaje con esta algarroba molida y cuécenla en agua. Es brebaje gustoso” (Bibar, 1979:29). Mas al adelante, refiriéndose al valle de Copiapó escribe: “...Los árboles que hay en este valle son algarrobas que dan muy buen fruto. Y aprovéchanse de ellas los naturales, como tengo dicho” (Bibar, 1979:37). Y en el valle de Huasco: “Sus fiestas y regocijos es juntarse y allí beben vino que hacen artificial con algarroba y maíz, y allí se embriagan. No lo tienen por deshonra. Es general” (Bibar, 1979:40). Mas al sur, en el valle de Coquimbo (río Elqui) menciona la presencia de algarrobos (“...en algunas partes de este valle hay algarrobos...”, Bibar, 1979:44) pero no se refiere a su empleo, aunque sí existen referencias para la zona en Latchman (1936:43, citando a Boman, 1908) cuando escribe: “...que los habitantes de la región diaguita. Cuando la algarroba está madura aldeas enteras emigran a las selvas y hacen una cosecha abundante para todo el año. Durante la permanencia en las selvas no se come otra cosa que la fruta y se libran unas bacanales continuas, bebiendo la ‘aloja’, bebida alcohólica preparada con la algarroba”. Finalmente Bibar refiriéndose a la provincia de Mapocho escribe que: “Hay algarrobos, llevan muy buena algarroba y los indios se aprovechan de ello, como en otras partes tengo dicho” (Bibar, 1979:158). Boman (en Latchman, 1936:43) así como otros autores han hecho notar que los algarrobales de la zona estaban desapareciendo.
Encina (1955:61) afirma que los diaguitas preparaban la chicha de algarrobo. Falkner (1974:60) cita los frutos de algarrobo blanco y negro (P. alba y P. nigra) para la elaboración de chichas y específica su preparación: las vainas molidas se dejaban fermentar en agua fría por 12 o 24 horas, de este preparado se obtiene la chicha. Considerando este autor la chicha como muy fuerte, mareadora y produciéndose borracheras pesadas. Según Irribarren (1969:153): “El algarrobo [...] tienen frutos aptos para el consumo ...fermentado”.
Schinus sp. molle.
Con el nombre de molle se designan de manera general varias especies del género Schinus, tales como S. molle (L.) DC.; S. latifolia (Gill.) Engler; y S. polygama (Cav.) Cabrera. La homonimia en la denominación vulgar introduce confusión sobre la especie a la cual se refiere tal o cual cronista, tanto mas cuando las áreas de dispersión se sobreponen. Este hecho aparece señalado por Molina (1810:155), cuando escribe que éstos árboles presentan todos mas o menos el mismo aspecto, de manera que es fácil confundirlos. Por esta razón la coincidencia entre la descripción del cronista y la identificación de la especie pudiera ser discutible en algunos casos.
En primer término se presentan las referencias para las cuales no ha sido posible determinar con exactitud la especie.
Vásquez de Espinoza (1969:295): “...la del molle se hace como la otra, mucha gente la tiene por granjería, y para que acudan los indios a comprarla, tienen puestos a la puerta ramos en que hay gran desorden por la codicia de las ganancias y se siguen de ellos muchos pecados”. Según Ovalle (1974:30) con los frutos maduros se prepara chicha: “...bebida [que] suele ser muy apetecida, aún de las señoras”. Acosta (1954:125): “El molle es un árbol de mucha virtud, da unos racimillos, de que hacen vino los indios”.
Encina afirma que los diaguitas fabricaban chicha de molle. Hipólito Ruiz citado por Latcham (1936:50), señala que de las bayas maduras, los indios y criollos hacen una excelente chicha. La preparan: “...estregando los frutos en agua hasta que suelta la parte dulce o sacarina, en cuyo estado ponen el licor a fermentar por 3 a 4 días hasta que despide olor vinoso”.
* S. latifolius, llamado también lilén. Crece entre Coquimbo y Concepción Los frutos son drupas globosas de 3 a 4 mm. de diámetro de color oscuro con una cubierta quebradiza. Se presentan en abundantes racimos.
Según Bibar: “...otro árbol que se dice molle, y no es muy grande, tiene la hoja como granado y lleva un fruto tan grande como granos de pimienta. Lleva muy gran cantidad. de esta fruta se hace un brebaje gustoso” (Bibar, 1979:158; Muñoz, 1975:16)
Según Baeza (1936:186) los frutos son una drupas lenticulares, maduras, muy dulces que se usan para hacer chicha: “Me consta que en el balneario de Zapallar venden esta chicha bajo el nombre de chicha de molle”. También citada por Montenegro (2000:219)
* S. molle, llamado también pimiento de Bolivia, crece en el interior de las provincias del desierto nortino hasta Santiago. Los frutos dispuestos en racimos colgantes son pequeñas drupas globosas, de 5 a 7 mm. de diámetro, con mesocarpio carnoso, brillantes y fragantes, de color rosado y muy quebradizas, de las cuales se extrae un licor vinoso agradable según Molina (1810:155). El análisis bromatológico de los frutos de Schinus molle indica 336 calorías y 6,9 grs. de proteínas (Loza- Balsa, 1995:114).
Evidencias arqueológicas encontradas en extremo norte de Chile demuestran el consumo de esta especie en épocas prehispánicas, señaladas por Dauelsberg (1972) y Erice (1975).
Zarate (1947:469) señala: “También hacen otra bebida de una frutilla que nace en unos árboles, que llaman molles, aunque no es tan presciada como la chicha”.
Cieza de León (1947:450), señala: “... de una fruta menuda que cría este árbol hacen vino o brebaje muy bueno [...] con no mas disolver la cantidad que quieren de esta fruta con agua en alguna vasija, y puesta al fuego después de ser gastada la parte pertinente, queda convertida en vino.
Según Garcilazo (1960:309): “...el grano estando sazonado, tiene en la superficie un poco de dulce, muy sabroso y muy suave [...] Hacen brebaje de aquel grano para beber; traenlo blandamente entre las manos en agua caliente, hasta que ha dado todo el dulzor que tenía. Cuelan aquella agua y la guardan tres o cuatro días, hasta que llega a sazón: es muy lindo de beber, muy sabrosa y muy sana para males de urina, hijada riñones y begiga y mexclada con el brebaje de maíz la mejora y la hace más sabrosa”.
Según Falkner (1974:62), es una chicha mas fuerte en olor y sabor que la de algarroba, que produce una borrachera que dura dos o tres días. Soukup (1970:368) indica que los antiguos peruanos hacían con sus frutos una bebida fermentada, hoy llamada ‘chicha de molle’, la que preparaban restregando los frutos maduros suavemente entre las manos en agua caliente, hasta que el agua tuviera sabor dulzaino, procurando no disolver el amargo de estos; este líquido era filtrado en un lienzo, y dejado fermentar durante 3 o 4 días. Esta chicha se bebía sola o mezclada con la chicha de maíz emborrachándose con ella; se le bebía también porque se le atribuían propiedades medicamentosas. También citado por Lira, (1995:96) y Cabieses (1996:164).
* S. polygama, llamado también huingan, borocoi, boroco o incienso, crece desde Atacama a Valdivia. Sus frutos son unas drupas globosas de 3 mm. de diámetro, de las cuales los nacionales obtienen una vino de gran fuerza y buen gusto (Molina, 1810:155). Antiguamente era un árbol bastante abundante en el país según Latcham (1936:53).
Según Oña (1944:336) es una regalada fruta de la que se hace la mejor chicha y en el canto XIII escribe
”...y en copas de madera no medianas
Les dan licor de molle regalado”.
Frezier en 1712 (1982:114) señala: “...legua y media al NE de Valparaíso [...] se encuentra el molle que los indios llaman Ovighán o huiñán; tiene la hoja casi como la acacia, su fruto es un racimo compuesto de pequeños granos rojos [...] que se vuelven negras al madurar; tienen gusto a pimiento y a enebro. Los indios hacen con ella una chicha tan buena y tan fuerte como el vino, y aún más”.
Baeza (1936:185) señala que: “...los frutos tienen un sabor dulce pero poco agradable. Los campesinos prefieren hacer chicha con el fruto, la toman con harina de trigo, mejorando su sabor”. También citada por Latcham (1936:67), Coña (1973:149), Muñoz y otros (1981:17) y Hoffmann, (1982:196)
Solanum tuberosum L. poñü, voz mapuche para la papa.
Crece desde Aconcagua hasta Chiloé y en Archipiélago de Chonos. Ha sido desde siempre un gran alimento para la población que la cultivaba y aplicaba diferentes técnicas de conservación.
La única referencia de su empleo en la preparación de chicha en Chile viene de Coña (1973:149), quien señala que los antiguos hacían bebidas de muy distintas clases, incluso de papas. Aunque no aparece específicamente señalado para el país, Poma de Ayala (1980:242) y Guerra (1990:80) mencionan que se hacía chicha de chuño.
Zea maíz L. Uhua, hua, uwa, voz mapuche para esta especie.
En Chile este cereal se cultivaba en época prehispánicas desde el norte hasta Chiloé. La chicha de maíz era de consumo muy extendido y se elaboraba a lo largo del país, a partir de los granos secos, molidos y humedecidos.
Zárate (1947:469) refiere: “Beben un brebaje en lugar de vino, que hacen echando maíz con agua en unas tinajas que guardan debajo de tierra, y allí hierve; y demás del maíz crudo, le echan en cada tinaja cierta cantidad de maíz mascado, para la cual hay hombres y mujeres que se alquilan, y sirven como levadura. Tiénese por mejor y más recio lo que se hace con agua, embalsamada que con la que corre. Este brebaje se llama comúnmente chicha en lenguaje de las islas, porque en lengua del Perú se llama azúa: es blanco o tinto, como la color del maíz le echan, y emborracha más fácilmente que vino de Casilla”.
Vásquez de Espinoza (1969:294) escribe: “...la chicha que se hace con el maíz que es el trigo de las Indias la hacen de muchas maneras. La ordinaria la llaman jura o asua, ésta emborracha mucho a los indios y es una bebida poco limpia; para hacerla echan el maíz en remojo, y después lo ponen tapado con alguna estera u otra cosa, y lo dejan algunos días hasta que todo está nacido, y luego lo muelen muy bien, y van colando aquella masa con agua hirviendo, y echan en sus tinajas, botijas o vasijas hasta que ha hervido como el vino a cabo de dos días, y luego que ha hervido queda con un picante y lo beben y usan con él sus borracheras...”. Mas adelante el mismo autor señala que la preparan mascando el maíz las indias, muchachos y cuantos hallan para ello, “que es harto asquerosa bebida para que venga más presto y sea más fuerte haciendo lo mismo que al otro beneficio, otra hacen tostada que es la más regalada y limpia, tostando el maíz la cual es una bebida saludable y fresca”.
Cobo (1964:162) señala: “Esta se hace de muchas maneras y en lo que se diferencian unas de otras es en ser unas chichas más fuertes que otras y de diferentes colores; porque se hace chicha colorada, blanca, amarilla, cenicienta y de otros colores. Una muy fuerte, llamada sora, que hacen de maíz que primero está algunos días enterrado hasta que retoñece; otra, de maíz tostado; otra, de maíz mascado, y de otras maneras...”.
Bibar 1979:40 en su paso por el valle de Huasco señala: “...beben el vino que hacen artificial de algarroba y maiz, y alli se embriagan”. Según Ovalle (1978:30,62): “...la más usual es la que hacen de maíz, que es común pan y sustento de los indios” [...] es su vino ordinario”.
Molina (1810:107) señala que con el maíz maduro se preparaba una especie de cerveza muy gustosa. Según Guerra (1990:80): “La chicha obtenida por fermentación del maíz, era la bebida principal de los Incas. Para su preparación se partía de los granos masticados, pues la ptialina de la saliva inicia la degradación de los almidones. también se podía preparar con granos de maíz germinados y molidos”.
Pardo,O. 2004. Las chichas en el Chile precolombino.(Basado en una trabajo presentado en el XII Congreso Ítalo-Latinoamericano de Etnomedicina "Nuno Álvares Pereira" (Río de Janeiro, Brasil, 8-12 de Septiembre 2003). Chloris Chilensis Año 7 Nº 2. URL: http://www.chlorischile.cl.
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