José Pablo Navarro Campa decía que el ron cubano no nace de una combinación mágica. Es una herencia cultural que se transmite “de maestro a maestro, de corazón a corazón”.
Humilde y sencillo, como lo recuerdan sus colegas, este santiaguero no podría quizás imaginar que su primer apellido nombraría el contenido de una botella que refleja todo aquello por lo cual trabajó durante más de 40 años.
El 10 de septiembre de 2020 una lamentable enfermedad puso fin a la vida de Navarro. Tiempo después, en las bodegas de San José, seguiría el tributo. Los integrantes del movimiento de maestros del ron cubano se reunieron para seleccionar, mezclar y crear un espirituoso tan especial, como lo fue su mentor.
Havana Club Don Navarro. Era la primera vez que un ron llevaría el nombre de un maestro ronero. “Fue una selección colectiva. Buscábamos un perfil sensorial que representara el carácter de quien fuera nuestro guía. Escogimos varias bases, entre ellas la Centenario, creada por Navarro y que dio pie al nacimiento de los rones extra añejos”, cuenta Juan Carlos González, líder actual del Movimiento.
Moléculas de ron de 40 años, el mismo que Navarro destiló, están en este producto que acaba de sacar al mercado la compañía Havana Club International S.A. Una edición muy exclusiva, de sólo 1 000 botellas cada año, disponible –a un precio de 125 USD– en lugares muy selectos de La Habana, Varadero y Santiago de Cuba. También de manera exclusiva a nivel internacional, a través del sitio de ventas online The Whisky Exchange.
Para Asbel Morales fue un reto elaborar un ron con el nombre del eterno defensor de la cultura ronera cubana. “En este líquido está el aroma de la cubanía, del ron ligero cubano, justo lo que siempre quiso Navarro”, asegura.
“Estamos llevando a nuestro país y al mundo un ron hecho desde el corazón, que pretendemos identifique a Navarro, de un carisma muy fuerte, una gente alegre y sencilla. Un excelente profesional”, agrega Salomé Alemán, la primera mujer Maestra Ronera de Cuba.
La botella presenta un diseño sobrio, cálido, atributos que caracterizaban al Maestro. Contorneando la etiqueta, se encuentran dibujadas finamente cadenas como símbolo de unión entre todos los maestros del ron cubano y de continuidad, por el legado transmitido de generación en generación.
Navarro, doblemente Maestro
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Primer Maestro del Ron Cubano José Pablo Navarro Campa
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Un día de 1988 Salomé obtendría su título de Ingeniera Química. Por aquel entonces Navarro andaba ya entre hileras de grandes barriles y su invención, el Havana Club 7 años, cumpliría una década de creado. “El ron fundacional”, le dirían, pues dio origen a rones tan complejos como los que hoy conforman la gama prestige de Havana Club.
Cuando Salomé comenzó el servicio social en la Ronera Santa Cruz, hacía 17 años de la primera visita de Navarro a una destilería. Ese día él entraría a aquella nave para nunca abandonar el mundo de olor a aguardiente y madera. Atrás dejaba una época de trabajo docente en la Universidad de Oriente. Pero se llevaría consigo el don de la enseñanza.
Navarro llegó a convertirse en el mentor de toda una generación de maestros y aunque trabajaba en la ronera de Santiago de Cuba, participaba en los procesos productivos de todas las fábricas del país. “Cuando alguien le preguntaba una duda, él cogía un papel y le explicaba. Muchos atesoran todavía esos papelitos con anotaciones del Maestro”, dice Salomé.
Fue un referente para todos, un ejemplo de hombre, de amigo, de padre y de maestro, resume Juan Carlos González.
El reto de mantener el saber hacer
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Salomé Alemán, la primera mujer Maestra Ronera de Cuba.
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El ron ligero cubano es el resultado de una cultura que cuenta con más de 150 años de historia. Nace en 1862 en la ciudad de Santiago de Cuba marcando un viraje tecnológico respecto al resto de los rones producidos en el área del Caribe. Desde entonces se extendieron las complejas mezclas, en etapas de añejamiento sucesivas, transmitidas de generación en generación.
Tras el triunfo revolucionario comenzó el reto de mantener ese saber hacer, sobre todo –recuerda Salomé– por la partida de grandes productores como Bacardí.
Cuando Navarro se incorpora a la industria ronera lo hace con el desafío de seguir perfeccionando esas prácticas. “Supo interpretar cómo funcionan los barriles, por tipo y en diversas etapas, según su posición y temperaturas. Era ingeniosa su forma de hacer y su capacidad de trabajo”, resalta el Maestro Manuel Calderón.
Sin embargo, la responsabilidad de interiorizar las tradiciones heredadas es perenne. Cómo mantener el aroma y sabor de un aguardiente aunque se añeje hasta 40 años es, a juicio de Asbel Morales, el gran reto de los maestros roneros. “¿Cómo lo logramos? Porque se creó el ron ligero y nunca lo hemos traicionado. Porque se le da continuidad histórica en las maneras de hacer”.
Los maestros, añade Salomé, deben prepararse para identificar en su memoria sensorial, desde las materias primas hasta los rones terminados. “El ron es el hijo alegre de la caña de azúcar, pero su elaboración no es fácil, es un proceso complejo”.
En el país hay nueve maestros roneros. Para Salomé, esto significa un compromiso personal, “patriótico”, porque “es Cuba, es su historia”. Porque el ron no nace de una combinación mágica, es una herencia cultural que se transmite de maestro a maestro, como acentuaba Navarro.
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Maestros roneros celebran la creación del ron Don Navarro. |
http://www.cubadebate.cu/noticias/2022/10/17/don-navarro-o-como-rendir-tributo-al-primer-maestro-del-ron-cubano/
https://cuba.eseuro.com/local/360555.html