La escuadra inglesa, aprovechando la ausencia del inepto Virrey de Buenos Aires, Marqués de Sobremonte, había tomado la ciudad sin apenas resistencia. Tras la heroica reconquista llevada a cabo por el marino español Santiago Liniers, los bienes de los ingleses residentes en la ciudad fueron confiscados. Uno de ellos, médico de profesión en Retiro, envió una reclamación a las autoridades españolas “por la expropiación de su fábrica de cerveza, contigua al mencionado mercado, después de las invasiones inglesas. Aduce a su favor, que si bien es nacido en Inglaterra, se encuentra al servicio de Su Majestad Española”. Transcurría el año de 1806.
Otra fuente indica que fue en el año 1744 sobre la calle San Francisco hoy llamada Moreno en ciudad de Buenos Aires.
También se tienen noticias que, desde 1804 y hasta la Revolución de Mayo de 1810, funcionó, junto al teatro Coliseo de Buenos Aires, un establecimiento que servía cerveza fabricada por su propio dueño.
El investigador Domingo Vives lleva la historia al año 1738, presentando como pruebas unos documentos, donde indica que la primera fábrica de cerveza Argentina se llamó la Zervezeria, estos serían los datos más antiguos que se conocen a la fecha.
El inglés Thomas Stuart, adquiere en el año 1738 una parcela de tierra, en el Retiro de Buenos Aires, una parte de la manzana delimitada por la actual Avda. del Libertador y las calles Esmeralda, Maipú y Arenales, con entrada por ésta última. En ese lugar, Stuart construye un edificio que incluye: una "sala con siete tirantes", para fabricar “zerveza” (sic), y “varias piezas”, posiblemente, para oficinas, lugar de venta y descanso. En la “sala” se encontraban las “calderas” y los “hervidores”.
Ante la necesidad del propietario de conseguir capitales para ampliar el negocio, decide vender las tierras, al rico comerciante Thomas Ilson, pero conservando el fondo de comercio. De esta manera y conforme a escritura del 13 de diciembre de 1743 del notario Francisco de Merlo, Stuart cede el “dominio y señorío” al capitán de dragones Thomas Ilson sobre “la casa de la zervezería”.
La explotación de la fábrica continuó en manos de Stuart, pero ahora en un establecimiento más amplio y con una mayor producción.
El Censo de 1744, registra en “La Zervezería” a Thomas Stuart, que en ese momento tenía 48 años y, como agregados a los ingenieros Juan Ittin de 30 años y Roberto Betant de 20, más seis esclavos negros como obreros, todos ellos trabajando en la misma. Con respecto a la propiedad “dize pertenezer al capitán don Thomas Ilson”.
Éste, además de capitán de dragones, fue un caracterizado contrabandista, sosteniéndose que utilizaba la infraestructura de la fábrica de cerveza, como depósito de sus “mercancías”.
Es de esta época, el comienzo de la leyenda de los túneles y bóvedas que se creían existentes en la, posteriormente, llamada “Quinta de Azcuénaga”. La explicación racional de los mismos, estaría en que el método de conservación de la producción de cerveza del establecimiento, era su almacenamiento en barricas de madera instaladas en sótanos. Éstos disponían de una salida "a nivel" orientada hacia un barranco, hoy Avda. del Libertador, en donde existía un camino de carretas y mulas que, costeando el Río de la Plata, comunicaba la zona norte con el fuerte y la plaza Mayor, centro comercial de la época. Esto no implica que Thomas Ilson, también, lo utilizara para "sus otros oscuros negocios".
Ilson era descendiente de irlandeses, nacido en España en tiempos del Gobernador Salcedo y fue procesado por sus negocios ilegales y por su vida "desarreglada". Pero, como gozaba de buenas amistades tanto en Madrid como en América, su causa fue archivada. En 1757, “La Zervezería” fue cerrada, utilizándose el local y parte de las herramientas y utensilios, en especial las calderas y hervidores, para la instalación de una fábrica de jabón.
Deduce el investigador Vives que “no habiendo encontrado antecedentes de establecimientos mas antiguos, concluyo que “La Zervezería” fue nuestra primera fábrica de cerveza".
Para 1835, un anuncio publicitario indicaba que Santiago Renier y Henrique Knoll eran los propietarios de una cervecería en el nº 362 de la calle Tucumán de Buenos Aires, que producía cerveza “blanca” y “colorada”. Los precios eran 13 pesos la docena de botellas, y sólo 8 pesos si se devolvían las vacías.
En marzo de 1842, dos alemanes, Adolfo Bullrich y Carlos Ziegler, están dispuestos a resucitar la vieja cervecería de Ilson y Stuart. Alquilan "una casa y el local" situados en la plazoleta del Retiro. Los arrendatarios pagarían 3 onzas de oro selladas, desde el 1º de abril de 1842, y luego 5 pesos fuertes más por el “potrero”, quedando a cargo de los propietarios la recuperación de techos, galerías altos de la casa principal, el portón de cochera y de todo lo demás que ya amenazaba ruina. El contrato fue por siete años, con opción a renovación por cuatro años más. Por constancias posteriores se sabe que los inquilinos hicieron grandes reformas en la propiedad, instalando, además de la fábrica de cerveza, una taberna y una tienda. Con respecto al alquiler del potrero en “el bajo”, se explica porque en él existían caballerizas y “galpones” donde guardaban los caballos que tiraban los carruajes del reparto de la cerveza. Y, también, era la salida de la producción cervecera, desde los sótanos de la fábrica. Poco tiempo después, la cervecería pasa a las manos de los, también alemanes, Vogel y Schmitz, y de éstos a Guillermo Seydell.
El 20 de enero de 1845, la Gaceta Mercantil de Buenos Aires informaba en una nota que la fábrica de cerveza del Guillermo Seydell había pasado de la plazoleta del Retiro a un local más amplio y conveniente, la Barraca de Capdevilla, situada en el nº 315 de la calle Chacabuco. En la misma publicación, se comunica al público que en el anterior establecimiento del Retiro, se venden botellas y medias botellas, en cristal y en barro, de cerveza.
Pero la cervecera argentina más antigua y que, aún hoy, se encuentra en funcionamiento es la fundada por el alsaciano Emilio Bieckert, que comenzó a operar en Buenos Aires, en el año 1860, frente a la iglesia de Balbanera.
En 1884, en la ciudad de San Carlos, Pcia. de Santa Fé, un emigrante alemán fundó la Cervecería San Carlos.
En 1888, nació la Quilmes (Otto Bemberg) la cervecera que hoy domina con creces el mercado argentino como parte de la compañia brasileña, AmBev (Compañía de Bebidas de las Américas) y con el control del holding Quilmes Industrial S.A. (QUINSA) con oficinas centrales en Luxemburgo.
En 1892, se estableció la Cervecería Santa Fe, que hoy, junto a la Schneider, pertenece a la CCU de Chile.
En 1913, se fundó la Cervecería del Norte Argentino y, en 1921, la Maltería y Cervecería de Cuyo.
Ambas se fusionaron en 1921 y en 1917, se instituyó la Cervecería Córdoba.