El Palo Borracho o árbol del puente, es una especie del género Ceiba nativa de las selvas tropical y subtropical de Sudamérica. Tiene varios nombres comunes locales: palo borracho, árbol botella, toborochi, árbol de la lana, palo rosado, samohú, lupuna hembra. Pertenece a la misma familia del baobab y del kapok.
En nuestra región hay dos especies, de flores rosadas (Ceiba speciosa) y blancas (Ceiba chodatii).
El palo borracho de flor blanca (Ceiba chodatii), también llamado yuchán, es una especie botánica de árbol deciduo de la subfamilia Bombacoideae, nativo de las selvas tropicales y subtropicales de Sudamérica. Erróneamente, durante décadas se conoció a este taxón con el nombre de una especie del Perú: Ceiba insignis (Chorisia insignis).
Con la madera del "Palo borracho" se hacian fermentadores para Chicha y se supone que es de ese uso que deriva su nombre vulgar.
Otra hipótesis en cuanto al origen del nombre vulgar la brinda el Dr. Esteban Maradona, famoso y legendario médico de Las Lomitas, Formosa, cuando en unos apuntes inéditos sobre la flora chaqueña, comenta que la corteza, madera y frutos contienen “retanona”, que disuelta en el agua produce el efecto embriagador de esta sustancia sobre los peces y otros “habitantes del agua”.
Con la misma técnica se construían cajones, canoas, bateas, bebederos, moldes para prensar quesos (que llamaban “cinchón”).
Los indígenas chaqueños fabricaban una especie de bombo legüero que llamaban “pin pin”. Luego de ahuecarlo en un extremo, lo enterraban en el suelo, le echaban agua en su interior y lo tapaban tensándolo con un cuero pegado. Dicen que se usaba para todo tipo de fiestas y celebraciones: cuando moría un indígena, la viuda o parientes cercanos exteriorizaban su dolor ejecutando este instrumento durante toda la noche.
El fruto es una cápsula grande que en su madurez se abre, dejando salir una especie de algodón, vulgarmente denominado “paina”, que proviene de los tejidos internos del fruto y que envuelve a las semillas. La dispersión de las semillas es anemócora, lo que significa que las dispersa el viento, enredadas en esos pelos de la paina que la llevan en su interior.
El algodón que forma la paina en el agua resiste pesos 20 a 30 veces mayores al suyo, razón por la cual es útil en la confección de boyas y salvavidas. Es un buen material aislante, térmico y sonoro. Se utilizó para relleno de gabinetes de heladeras, tabiques antiruido, trajes para aviadores, cascos y sombreros. Difícil de hilar, puede mezclarse con algodón, lana, seda natural, ramio o lino. Es apto para el relleno de colchones, almohadas y almohadones, en reemplazo de lana, crin y plumas. Hoy ha sido totalmente reemplazado por las fibras sintéticas que se obtienen a precios muy inferiores y con mejores resultados.
Las semillas tienen un aceite esencial, de tipo semisecante, apto para el consumo humano y para fabricar jabones.
En medicina popular, el “palo borracho” es considerado antiasmático y abortivo. El té de los aguijones del tronco era utilizado en buches contra dolores de muela y en el mate para dolores de riñón, espalda y en casos de diabetes. Dicen, incluso, que era usual la creencia de que dando a beber líquido de cocción de seis aguijones los borrachos consuetudinarios abandonaban el vicio.
Su tronco presenta forma de botella, ensanchado en su tercio inferior, alcanzando hasta dos metros de circunferencia.
Sirve para almacenar agua en tiempos de sequía. La característica más notable es que está protegido por gruesos aguijones cónicos. Sus flores se caracterizan, en la Ceiba speciosa o samohú, por presentar un color blancuzco cremoso en el centro y rosa hacia la periferia de sus 5 pétalos, mientras que en la Ceiba chodatii o Yuchán posee flores blancas amarillentas.
La madera es muy liviana, blanda, sin olor ni sabor. Es una de las maderas silvestres más blandas y livianas de la Argentina, y es muy fácil de trabajar. Son apreciadas por muchos las máscaras que realizan actualmente los indígenas de la etnia chané talladas en la madera de este árbol.
Por otra parte, al ser prácticamente incombustible, la madera representa un problema para los que queman los cordones de desmonte en los campos que se “limpian” con el fin de destinarlos a cultivo.
Las fibras liberianas podrían servir para pasta celulósica. Los Tobas utilizaron las de Ch. speciosa para fabricar sogas y cordeles. La fibra del endocarpio, vulgarmente denominada paina, fue estudiada por Bertoni (1903, visto en Hourquebie & al., 1949). Un detallado comentario de esta fibra hace Luna Ercilla (1977), mencionando que es 6 veces más liviana que el algodón y que en el agua resiste pesos de 20 a 30 veces mayores al suyo, razón por la que es útil en la construcción de salvavidas y boyas. Es un buen material aislante, apto para relleno de gabinetes de heladeras, tabiques antirruido, cascos, sombreros, etc. Difícil de hilar, puede mezclarse con lana, seda natural, ramio, lino o algodón. Puede reemplazar a la lana, crin y plumas en relleno de almohadas y colchones.