Jägermeister, maestro cazador en alemán, remite a los bosques -de ahí el color verde de su botella- y a la caza, la gran pasión de su creador, Curt Mast. El logotipo, la imagen de una cabeza de ciervo coronado por una cruz, hace referencia a San Huberto. Según esta leyenda, un noble que perseguía al venado más hermoso, incluso en los días santos, desistió de su actitud para dedicarse a ayudar a los necesitados tras posar un crucifijo entre la cornamenta del animal. Así se convirtió en el patrón de los cazadores y, por esta razón, Mast quiso honrarlo en su precinto tras hacerse cargo de la empresa de vinagres de su padre, Wilhelm, fundada en 1878.
El inventor, que también era aficionado a la botánica, tenía un amigo químico que le ayudó a hacer posible la existencia del licor a partir de hierbas, especias, frutos y raíces. Para conseguir un sabor tan característico, ese medio centenar de ingredientes que aún hoy se mantienen impenetrables se seleccionan individualmente en su laboratorio, remodelado en 2008. "El jengibre viene de África, el anís de China y el azafrán, que es el más caro, se trae de España y de Irán", asevera Nicole Gütte.
En caso de que los componentes "pasen los exámenes", se pesan con precisión y el maestro destilador se encarga de crear las diferentes mezclas secas. A continuación, se produce el proceso de maceración en frío, que consiste en su combinación con alcohol y agua durante varias semanas para licuar los sabores y extraer los compuestos aromáticos. Esas mezclas forman una base de Jägermeister a la que se deja madurar durante un año en 400 grandes barricas de roble que se almacenan en la bodega de Wolfenbüttel.
Ni siquiera esta fase se deja al azar. Constantemente se comprueba el sabor y las cualidades del líquido. Cuentan hasta con un aparato de última generación para analizar que no haya contaminaciones. 365 días después, y una vez filtrado para retirar los botánicos sólidos, el producto final viaja a través de unos tubos a la bomba mezcladora, donde se mezcla con agua pura, alcohol y una mezcla de azúcares caramelizados y líquidos. Antes de distribuirse las botellas en camiones cisterna han pasado un total de 383 pruebas de calidad.