En Argentina hay diferentes formas de denominar a los envases de cerveza en función de sus capacidades en volumen (milímetros o centímetros cúbicos) y esas denominaciones no siempre son las mismas en todo el país, presentándose variaciones en cada provincia, en cada ciudad o en cada pueblo. Es posible decir que, incluso, según la década han habido cambios.
Así, lo que muchos identifican con el termino porrón es un envase de 750 cc (tres cuartos) mientras que otros usan ese termino para la botella de litro (Santa Fé) denominando porroncito a las medidas menores a esa unidad.
Pero hay algo muy clásico en la cervecerias argentina, sobre todo en la Provincia de Santa Fé y aledaños donde la fama cervecera de esta provincia litoraleña y sus costumbres son resonantes: el Liso.
Resulta absurdo y, hasta engorroso, tener que explicar la historia del liso a un argentino que desconoce esta parte de la tradición cervecera solo por la imposición de una movida hermosa pero plagada de formas, estructuras, metodologías e intereses centrados en tradiciones ajenas. La molestia, aunque suene algo feo decirlo así, surge porque básicamente miran en desmedro lo propio en comparación con lo que viene de fuera y lo hace con una fama, una estructura y motivación que se presenta comercialmente mas atractiva; así, van a un bar, piden una pinta y le dan cualquier cosa pero ellos no se enteran porque finalmente, la copa es bonita y lleva dentro una neipa con sabor a maracuya, melón y chicle Bubbaloo de banana con una turbidez que hasta no hace mucho era cosa de herejía porque no permite ver a través de la bebida y el cristal del vaso, no se ve la luz y la cerveza debía ser clarita y servida en copas que permitan al sentido de la vista disfrutar de las tonalidades y colores que reflejan los haces de luz...
Todo eso cambia o se modifica y tiene un lugar especifico dentro del nuevo paradigma que no es mas que el fruto de una movida comercial, por que estas cervezas no son por amor al arte, son por la necesidad nada criticable de vender. La necesidad de venta y las movidas de marketing estuvieron siempre presente, la idea de que una cerveza escocesa no lleva mucho lúpulo es una mentira refutada bibliograficamente pero permite establecer un estilo comercial diferenciable de otro, es decir, establece dos productos diferentes para ofrecer a potenciales consumidores.
No esta mal tampoco el uso de métodos y costumbres foráneas ya que, básicamente, eso somos vivamos donde vivamos, una mezcla indecorosa y nada pura de muchos factores culturales, de etnias, cuerpos y tantas cosas. Es llamativo, no obstante, la facilidad que se tiene para olvidar lo propio y adoptar otras ideas en lugar de adaptar o, mejor aun, lograr la convivencia del caudal informativo, cultural, etc, etc.
Si hay algo que nos interesa es revalorizar ciertos parámetros culturales propios para que no caigan en un innecesario olvido dado que, por sobre todo, no existe una razon irrefutable para que eso suceda. Todo cambia siempre, muchas cosas se olvidan y se pierde registro de ellas y muchas veces solemos adoptar formas innecesarias; tenemos una palabra o frase para decir "cerveza artesanal" pero referimos utilizar el "craft beer" sin mas necesidad que la de amoldarnos a una postura cultural forzada desde la moda y la publicidad "porque si"; no hubo una carencia de lenguaje, no hubo una guerra o dominación forzosa que haya impuesto un cambio cultural drástico, hubo propaganda y la creencia impuesta de que lo propio no merece la pena frente a lo afuerino, sobre todo lo que proviene desde el norte del continente o del centro de Europa. Es verdad que los lenguajes tienen una dinámica no estática y crecen, se modifican, incorporan términos de otras lenguas y hay jergas, modismos e incluso, desaparecen... pero esta ultima dista mucho de ser la circunstancia actual de nuestro castellano "argento" o, mas aun, el "latinoamericano".
¿Imaginas ir a Dublin y que alguien allí pida un liso? ¿Lo imaginas al menos en Brooklyn?; bueno, en Lomas de Zamora, en Beriso, Castelar o en Rosario podes pedir una pinta sin saber o recordar que por aquí tenemos el Liso y que sin ser un gran descubrimiento ni nada que no exista ya en el mundo, es parte de algo puntual que sucedió en el país y que forma parte de ese caudal cultural y también comercial que, ademas, convive con lo que sucede en la Provincia de Cordoba con los descendientes de alemanes que organizan año tras año las festividades cerveceras mas importantes ligadas a la tradición del Oktoberfest, donde no hay lisos si no chopps y jarras de todos los tamaños y materiales (vidrio-cristal, cerámicas-bizcochos, metales, maderas)... donde lo que menos interesa es que originalmente la popular fiesta nacida en territorio bavaro haya tenido como objetivo el festejo del "casorio" entre el príncipe Luis I de Baviera con la princesa Teresa de Sajonia-Hildburghausen....
¡vamos para tomar cerveza!Pinta, entonces, es una unidad de volumen inglesa en el sistema imperial usada en los Estados Unidos. La versión imperial usada en el Reino Unido es de 20 onzas líquidas (UK), y equivale a 568,26125 ml, mientras que en los EE.UU. es de 16 onzas líquidas (USA), y equivale a 473,17647 ml.
Altura 13.5 cm
Diámetro de la boca 6.5 cm
Capacidad: 255 ml
Material Vidrio
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Un liso es nuestra "caña", el equivalente mas cercano español de 200 cc en vaso liso, una cantidad algo menor pero igualmente tradicional en el país ibérico. Según la zona de España cambia la cantidad. Nada tiene que ver una caña en Madrid, con una caña en Bilbao. Caña de Bilbao = Caña doble de Madrid. Con la práctica se va viendo. Si quieres cerveza, pero en menor cantidad que una caña, porque tienes que conducir, o por lo que sea, hay varios nombres. En el País Vasco se llama Zurito, por la zona de León y La Rioja se dice Corto, y en Aragón lo llamamos Penalti. Y a esta experiencia española podríamos sumar un largo etcétera en términos y formas.
Anímate a pedir lisos en Argentina, anímate a ofrecer lisos en Argentina, porque de aquí son y aquí estamos; porque tiene una historia que es nuestra y tiene que ver con ese proceso histórico cultural propio de nuestra coyuntura y que ha formado nuestra identidad cultural cervecera tan hermosa y refrescante como la del resto del mundo.
Please, un liso, ¡coño!