“No la podemos creer todavía. Tiene que haber un error”, sostiene mientras se ríe Gastón Chauchard, uno de los socios fundadores de Mesta Nostra. La cervecería que ganó el premio a la mejor cervecería del año en la Copa Argentina de Cervezas obtuvo, también, medalla de oro en Scottish, plata en Golden y bronce en Honey.
¿Por qué no lo pueden creer?
Porque generalmente la ganan las fábricas más grandes y nosotros somos un poco más chicos, hacemos las cosas bien de abajo. Pero bueno, tuvimos el reconocimiento. Algo que nos dijeron mucho fue: “Muy merecido”. Así que, estamos muy contentos con el premio.
¿Mesta Nostra cuándo arrancó?
En el segundo semestre del 2013 pero no la comercializamos hasta 2015. Empezamos con un equipo chico haciendo recetas todos los fines de semana y en paralelo trabajábamos. En 2014 renunciamos todos a nuestros empleos y nos dedicamos full al proyecto, que al año siguiente empezamos a vender.
¿Ustedes ya venían del palo de la birra? ¿Tenían conocimientos previos?
Somos todos de San Martín de Los Andes y allí la movida había empezado un poco antes, en la zona de Bariloche, y siempre que íbamos para allá, tomábamos cervezas artesanales que, cuando veníamos a capital, no encontrábamos nada. Por eso empezamos y fue algo totalmente nuevo para nosotros. Si bien nos gustaba la birra, nunca habíamos cocinado. En 2013, hicimos un pequeño curso para aprender a elaborar y, a partir de ahí, nos mandamos.
¿Siempre estuvieron en Caseros? ¿Cuánto están produciendo hoy en día?
No, empezamos en Florida Oeste, Vicente López. Estuvimos dos años en un garage y ahí fue la gestación del proyecto. Luego fuimos a Villa del Parque, donde nos mudamos los tres juntos, más la fábrica, a una casa grande. Era literalmente una mansión: tenía un garage doble altura, que entraban como ocho autos. Cuando empezamos con el tema de la habilitación, nos dimos cuenta de que ahí era imposible, por eso nos mudamos a Caseros. Al día de hoy, producimos 18 mil litros entre los estilos Blonde Ale, Honey, Scottish, Bitter, Witbier (medalla en Aro Rojo 2019, bronce en la Copa Latinoamericana 2017 y oro en la Copa Argentina 2016), Stout y Session IPA.
¿Cuáles fueron los factores que crees que influyeron en el jurado para que destaquen las birras de ustedes?
Nosotros, desde que empezamos, no rotamos tanto los estilos. La mitad de nuestras cervezas las hacemos tal cual desde el 2015 y no nos desviamos mucho de los que dice la guía del BJCP. Si bien jugamos mucho en la fábrica, hicimos una Sour de frambuesa y de kiwi, lo hacemos con las recetas que más comercializamos. Tratamos de mantenernos en estilos suaves y clásicos, algo que no le choque tanto a la gente. A veces el mundo cervecero avanza más rápido que el paladar de la gente. Nosotros tratamos de no ir con la oleada, sino tratar de mantenernos en la gente que todavía está descubriendo el mundo craft.
Entonces para ustedes es doblemente importante que hayan ganado con estos estilos…
Imaginate que es dificilísimo. De las cuatro cervezas que más se piden: Scottish, Blonde, Honey e IPA, nosotros llevamos medalla en tres. Obviamente, desde el principio, que empezamos con muy poca plata y a pulmón. Nos preocupamos para que la receta no contenga desvíos, mantuvimos todos los equipos en acero inoxidable y controlamos las temperaturas para tener todo lo más prolijo posible. Si bien no queremos hacer un producto estandarizado 100%, tratamos de que no haya mucha diferencia entre bach y bach.
¿Cómo ves que está evolucionando el mundo craft en Argentina?
Creo que uno está inmerso en el mundo craft y vemos que el paladar general busca otra cosa. Por ejemplo, el tema de la “canilla invitada” de Quilmes. Quizás, dentro del mundo craft, nosotros somos reacios a eso, pero hablás con la mayoría de la gente y te dicen que puede ser un logro. Con la receta lo mismo: vos le das a probar a amigos, que no tienen que ver con el mundo de lo artesanal, una cerveza ácida y no entienden nada. No saben si es sidra o si es otra cosa. Creo que todavía no se recorrió el proceso que el craft ya está recorriendo y, como estás inmerso, no te das cuenta de que la gente no tiene el paladar entrenado como para cervezas tan complejas. Me parece que donde más se va a evolucionar no es tanto en los estilos, sino en los canales de comercialización. Ahora están saliendo latas y botellas por todos lados y creo que ese es el paso al que hay que apostar.
Retomando lo de la “Canilla Invitada”, ¿ustedes creen que la iniciativa hubiera tenido beneficios para la fábrica artesanal seleccionada?
Siguiendo la línea de lo que estoy contando, creo que llegar a la gente que consume Quilmes para nosotros es importante. Porque quizás el tipo que consume Quilmes no quiere salir de ahí y, si vos le llevás el producto al mismísimo bar de Quilmes, lo va a probar y lo va a consumir de otra manera. Quizás eso permita que gente que no se volcó al craft pueda descubrir este mundo que para nosotros es alucinante. Y sabemos que Quilmes no nos puede competir con respecto a eso. Nosotros les escribimos al Instagram de ellos porque nos interesa participar. Ellos nos invitaron y nos pidieron si lo podíamos poner como para seguir la línea. Sabemos que muchos cerveceros piensan diferente pero, por nuestro lado, no vemos a Quilmes como nuestro principal enemigo. Al contrario, si ellos nos abren las puertas, nosotros estaremos contentos.
¿No les generó, al menos cautela, ver que semejante empresa estaba invitando a cervecerías artesanales, teniendo en cuenta el historial de Quilmes con la competencia?
Si me lo proponía Brahma o Patagonia si lo hubiera visto peor. Pero Quilmes es una cerveza argentina. Si bien cambió de dueño (hoy es ABInBev), no deja de generar un montón de cosas lindas para nuestro país: trabajo, desarrollo, mantiene una plaza y hasta un barrio entero. Todo lo que firmemos con Quilmes lo vamos a recontra releer 500 veces y vamos a estar buscando dónde nos quieren cagar, porque eso es lo que se dice. Ahora, entre lo que se dice y lo que pasa, me parece que hay cierto temor o fama que se le hizo. Siento que a veces la cervecería artesanal, al ver a la industrial como competencia, la bastardea y la basurea. Nosotros tenemos contacto con ABInBev desde 2016, nos han propuesto varias cosas, pero nunca nos interesó nada. El tema es que cuando salió esto de la canilla invitada no sabíamos porqué negarnos, si era algo bueno estar en el patio cervecero de Quilmes vendiendo una artesanal. Es llegar a la mismísima sede industrial con un producto artesanal.
¿En qué quedó? ¿Hubo otros contactos?
Seguía en pie. Hasta donde sé…
¿A partir de la obtención de la Copa Argentina van a hacer alguna colaborativa?
Todavía no nos hemos puesto mucho. Sí vamos a hacer un tap take over para festejar, pinchando todos nuestros estilos clásicos y experimentales. Colaboraciones nos han ofrecido varias, pero nunca hicimos una. De todas formas siempre estamos abiertos a hacer cosas y estar en movimiento. Eso es lo que nos motiva: poder divertirnos y tener proyectos.
¿Cómo viene la mano con la economía en Argentina?
Durísimo. En marzo del año pasado teníamos capacidad de diez mil y ampliamos a veinte mil litros por mes. En el último año nos costó llegar a 18 y, si no hubiera sido por eso, no sé dónde estaríamos hoy porque, produciendo el doble apenas nos mantenemos. Antes producíamos la mitad y ganábamos plata, ahora difícilmente llegamos con las cuentas. Acabamos de instalar un equipo, sumamos a dos personas como socios, que también son de la Patagonia, y planteamos la inversión para el segundo semestre del 2018 y el primero del 2019, como para seguir creciendo.
¿Y cuáles son los planes a futuro?
Poner en marcha el nuevo equipo, conseguir una enlatadora, que nos la pone el distribuidor en julio, como para que en el segundo semestre del 2019 y el primero del 2020 poder entrar en el canal de venta de lata.
Por Alejandro Tellería