Un hombre mirando a través de la botella. 1986. Torzhok, en la región de Tver.
Alexander Schemliáiev/Global Look Press |
El autor ruso Venedikt Yeroféiev describió una vez una bebida en su hilarante poema en prosa Moscú hasta el final de la línea (1970): "Os presento el cóctel 'Cerveza de las zorras', una bebida que ensombrece a todas los demás...". Contenía 100 gr de cerveza y algunos curiosos ingredientes: champú, tratamiento anticaspa, pegamento "BF" e insecticida.
“Después de tomarse dos copas de este cóctel, una persona se inspiraba tanto que era posible acercarse y, durante media hora y a un metro y medio de distancia, escupirle en su cara rechoncha sin que dijese nada", escribió Yeroféiev.
Tomando en consideración el estilo irónico del poema, no está claro si el autor probó tal ejercicio alguna vez, pero la receta del brebaje no está tan lejos de la realidad como suena. Al menos, sus ingredientes eran bien conocidos por los alcohólicos soviéticos.
Raíz y razón
Un hombre que vive en un pueblo. Noviembre de 1990. Semión Maisterman/TASS |
La situación general respecto el alcoholismo, sin embargo, era nefasta: en 1984, el consumo de alcohol alcanzó, según el doctor Alexánder Nemtsov (un experto en mortalidad alcohólica) 14 litros de alcohol puro per cápita al año. "Considerando que la mayoría de los bebedores eran hombres, significa que un hombre bebía unas 180 botellas de vodka al año o una botella cada dos días."
Las autoridades hicieron sonar la alarma a medida que aumentaba la tasa de mortalidad del país. En 1985, Mijaíl Gorbachov (lideró la URSS de 1985 a 1991) lanzó su campaña contra el alcohol. El estado redujo la producción y subió los precios, abogando por la sobriedad en todas partes. En gran medida funcionó: el nivel de mortalidad disminuyó. Pero los alcohólicos siempre encuentran una forma para conseguir alcohol.
Todo tipo de veneno
Objetos del Museo del vodka.
Andréi Stenin/Sputnik |
Técnicamente, el trabajo de obtener alcohol de tales sustancias era difícil. Por ejemplo, los que intentaban extraerlo del líquido de frenos utilizaban la técnica del “congelamiento”. En invierno, cogían un poste de metal hueco, lo dejaban en el frío durante una noche, y luego vertían líquido de frenos a través de él, creyendo que todos los aditivos se congelarían en el riel, dejando solo su ansiada bebida a un lado. Este truco, claro, distaba de ser una ciencia exacta.
Si lo intentaban con el pegamento "BF", estos "maestros de la química" tenían que separar el aguardiente de la sustancia adhesiva (resina), por lo que vertían el "BF" (conocido como "Borís Fiódorovich") en un tazón, y luego ponían un taladro con un palo de madera en él, haciendo girar el mecanismo lentamente. La idea principal detrás de todo esto era que la resina (más densa) se quedaría en el palo, dejando el ansiado néctar en el tazón. ¡Mmmmmm...!
Consecuencias inevitables
Objetos del Museo de Miniaturas Zurdo de San Petersburgo.
Alexander Demianchuk/Sputnik |