“Cuando haces el licor tú mismo, puedes controlar su calidad y asegurar que no sea inferior al vodka más caro”, comenta un productor, Oleg Tolstói. “Además, puedes cambiar el sabor añadiendo algunos ingredientes”.

Esta tecnología es necesaria para eliminar las sustancias perjudiciales para la salud humana. La presencia de elementos nocivos es la causa principal de las intoxicaciones con licores caseros. El proceso de la destilación debe eliminar este riesgo, pero el problema consiste en que es muy difícil organizarlo de un modo ideal.
“La destilación y la siguiente purificación requieren un proceso industrial y tecnologías bastante complicadas”, explica Yevgueni Briun, jefe del departamento de narcóticos del Ministerio de Sanidad ruso. “Es imposible obtener alcohol de alta pureza en casa. En cualquier caso, los licores de producción propia son tóxicos”.

Durante la ebullición, además del producto principal, se evaporan también otros, como, por ejemplo, el alcohol metílico, que es altamente tóxico. Se condensa en una cantidad mucho menor, pero igualmente puede dañar gravemente a su consumidor. Ya que en la producción casera habitualmente no se aplica la purificación adicional, siempre hay casos de intoxicación con bebidas insuficientemente puras.
Pero, pese a estos datos y la opinión de los representantes del Gobierno, la producción artesanal de alcohol en Rusia no está prohibida como en otros países. La ley tan solo prohíbe la venta de bebidas obtenidas sin la licencia correspondiente. Así, aunque la globalización no cesa, las futuras generaciones tienen la posibilidad de conocer qué es el verdadero 'samogón' ruso.