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Kykeon (Ciceón)


El ciceón (en griego κυκεών, kykeon, de κυκάω ‘remover, mezclar’) es una bebida griega ancestral hecha principalmente con agua, cebada y hierbas. Se usaba en el clímax de los misterios de Eleusis (ritos de iniciación al culto de los dioses de la agricultura) para romper el ayuno sagrado, pero también era una bebida muy apreciada por los campesinos. Se le atribuían propiedades digestivas.
En los textos homéricos aparecen menciones al ciceón: la Ilíada lo describe como una bebida a base de agua, cebada y hierbas, que era consumida con queso de cabra (XI, 638–641). En la Odisea, Circe añadía miel y vertía su poción mágica en el brebaje (X, 234). En el himno homérico a Deméter, la diosa rechazaba vino tinto pero tomaba ciceón elaborado con agua, cebada y menta poleo.
Cornezuelo infectando
una espiga de centeno.
En un intento de resolver el enigma de cómo tantas personas a lo largo de dos milenios podían haber vivido experiencias revelatorias colectivas durante las ceremonias de los misterios eleusinos, ha sido sugerida la teoría de que la cebada utilizada en el ciceón que se consumía como parte de los ritos estuviera contaminada por el esclerocio, es decir la forma latente del hongo, del cornezuelo del centeno, Claviceps purpurea, y que las sustancias psicoactivas, concretamente LSA (amida del ácido lisérgico, precursora del LSD), contenidas en ese hongo fueran las responsables de las intensas experiencias vividas por los participantes en dichas ceremonias. Curiosamente dichas amidas se han encontrado también en otras especies totalmente distintas del reino vegetal, como son algunas enredaderas en concreto Ipomoea violacea y Turbina corimbosa; dicho descubrimiento fue realizado por el descubridor del LSD, Albert Hoffman.
Varios experimentos actuales han intentado copiar el ciceón consumido en Eleusis, utilizando cebada contaminada, pero no se han podido extraer conclusiones certeras.


El Camino a Eleusis, Una solución al enigma de los misterios

El libro "El Camino a Eleusis, Una solución al enigma de los misterios" de 
Albert Hofmann, Robert Gordon Wasson, Carl A.P. Ruck permite entender la relación de las religiones y los enteógenos. Para introducirse en el estudio de la etnomicología -en este caso en relación directa con los orígenes de la cultura occidental-.
La primera parte del libro es muy amena. La parte central es técnica, pero asequible. El resto del libro es una correspondencia entre la mitología griega y los enteógenos.

    Este libro trata sobre los misterios iniciáticos celebrados en el templo de Eleusis, en la Grecia clásica, y también sobre la trama que condujo a relacionarlos con el uso de enteógenos como el vehículo para alcanzar los estados extáticos y las experiencias visionarias que en ese emplazamiento se producían. 
    Los misterios eleusinos, concretamente los Misterios Mayores, se celebraban cada año durante el mes de setiembre, y perduraron por un período de tiempo de más de 1500 años. Eran célebres en la Grecia clásica, y de todos los rituales religiosos este era el de más importancia y renombre; así como Delfos estaba considerado el centro político y adivinatorio de Grecia, Eleusis era su centro religioso y místico. 
    A esta ceremonia eran admitidos todos los ciudadanos griegos al menos una vez en la vida. La preparación para la ceremonia culminante iba precedida por en período de 8 meses, durante los que los iniciados eran preparados para la 'gran visión' que acontecería durante la noche de la celebración de los Misterios Mayores, en los que se ingería un alimento llamado kykeon, y en la que los iniciados experimentaban una visión o revelación religiosa que podía transformar su vida. 
    A pesar de que al iniciado en los misterios le estaba terminantemente prohibido comunicar o relatar lo que había acontecido en ellos, varias referencias escritas han pervivido desde la antigüedad clásica; ninguna de ellas ofrece una descripción completa de los mismos, pero los breves textos dejan clara la importancia, casi trascendental, que tenía esta iniciación para la persona que participaba en ellos. 
    Esta gran relevancia que tuvieron los misterios eleusinos ha generado una gran resonancia en los estudios clásicos sobre Grecia desde la mitad del siglo XIX, pero lo que no había asomado entre tantos textos académicos era la posibilidad de la presencia de una droga visionaria como el vehículo primario que otorgara la experiencia mística en los mismos. No fue hasta mediados del siglo XX, con el redescubrimiento de los enteógenos en el mundo occidental, que esta relación fue establecida. Y precisamente sobre el desarrollo de esta hipótesis versa este libro. 
    Estructurado en tres partes, llevadas a cabo por cada uno de los autores, el estudio se centra en el desarrollo de la hipótesis del hongo Claviceps purpurea como candidato al enteógeno de los misterios. También se estudia la posibilidad del uso de hongos del tipo psilocybe, pero en menor medida. 
    El libro se abre con la sección de R.G. Wasson, en la que describe el camino que le llevó al estudio y descubrimiento de los enteógenos. Empezando por su luna de miel con su esposa Valentina, y siguiendo por sus estudios de rastreo lingüístico en el continente europeo, su posterior ágape fúngico en México y la importancia que iba tomando esta nueva área de investigación, este capítulo es una de las mejores introducciones a la etnomicología, bellamente escrita y muy ilustrativa. 
    Le sigue un capítulo de A. Hofmann (descubridor de la LSD), sobre la articulación científica de la hipótesis de los alcaloides del Cornezuelo del centeno, como embriagantes religiosos usados en los misterios. La tercera parte, más extensa y a cargo del helenista Carl. A.P. Ruck, es un estudio de la mitología griega, básicamente la relacionada con los misterios eleusinos y el empleo de enteógenos en los mismos.
«Los misterios nos dieron la vida, el alimento; enseñaron a las sociedades sus costumbres y sus leyes, y enseñaron a las personas a vivir como tales.» (M. Aurelio) 
«Eleusis es un santuario común a la tierra entera, y de cuantas cosas divinas existen entre los hombres es la más reverenciable y la más luminosa. ¿En qué lugar del mundo han sido entonados cánticos más milagrosos y dónde han provocado los dromena mayor emoción, dónde ha existido rivalidad mayor entre el mirar y el escuchar?» (Elio Arístides)


El Himno Homérico a Deméter y los Misterios de Eleusis

Se cree que los misterios habrían empezado
en torno al 1500 a. C., durante la época micénica.
Se celebraron anualmente durante unos dos mil años.
El denominado Himno Homérico a Deméter, de autor anónimo, a pesar de que la tradición lo atribuia junto a otros escritos al poeta Homero.

Nos relata  el texto  como,  tras un ayuno de unos nueve días, el iniciado debía consumir esta bebida como paso  previo a su iniciación en el Telesterion el templo donde tenían lugar los ritos más importantes dentro del recinto en el santuario de  Eleusis.

La contraseña que indicaba que estos trámites se habían realizado ya era sin más : “He  ayunado, he bebido el Kykeon” Todos los datos apuntan a que dicho ayuno era una condición insoslayable para la preparación del iniciado hacia lo que venía después.

Respecto a la bebida en si, son varias las teorias que se han escrito sobre su verdadera composición y los posibles efectos que  esta pudiera tener  en la persona. Teorias  basadas sobre todo en el texto del propio poema homérico y en ciertas citas de la Iliada y la Odisea.

Para empezar la cebada utilizada era tostada y a medio moler. El procedimiento del tueste antes de la molienda  era costumbre en la época para el tratamiento de la cebada en el consumo habitual.

Respecto a las hierbas utilizadas, es probable que se tratase de alguna  variedad de menta fresca  cuyos efectos añadidos al estado previo de ayuno prolongado  durante nueve días y quizás cierta dosis de alcohol liberado por la fermentación de la cebada, ayudarían al iniciado a entrar en una fase más que adecuada para experimentar sensaciones y alucinaciones una vez dentro del recinto sagrado donde tendrían lugar los rituales mas secretos.

No obstante se ha dado otra teoria más sobre la composición del Kykeon para explicar las visiones o sensaciones que se desencadenaban en durante ritos de una forma tan extendida y tan misteriosa a la vez. Según esta teoria, la cebada utilizada contendría una especie de hongo   resultado de una cebada contaminada, cuya consecuencia sería la liberación de sustancias psicoactivas (LSA, precursora del LSD) que desencadenarían de forma inmediata un estado de consciencia alterada adecuado al momento que se pretendía vivir.

De cualquier forma, la importancia citada en las fuentes cuando se trata el tema de la iniciación, sobre esta bebida, nos debe hacer pensar que algún ingrediente de su contenido tendría la capacidad de predisponer a los iniciados en la tesitura mental adecuada para abordar la revelación final que tanta fama daría a este lugar durante más de mil años.

Los misterios eleusinos eran ritos de iniciación anuales al culto a las diosas  Deméter y Perséfone ( ya que los misterios estaban basados en un mito protagonizado por Deméter y su hija Perséfone, que fue secuestrada por Hades, el dios de la muerte y el inframundo)  que se celebraban en Eleusis (cerca de Atenas), en la antigua Grecia. De todos los ritos celebrados en la antigüedad, estos eran considerados los de mayor importancia. Los ritos, así como las adoraciones y creencias del culto, eran guardados en secreto, y los ritos de iniciación unían al adorador con el dios, incluyendo promesas de poder divino y recompensas en la otra vida.

Los misterios menores se celebraban
en Agra y los mayores en Eleusis.
En los misterios mayores los novicios efectuaban estudios preparatorios durante unos dos años, para luego ser conducidos a la autopsia; esta última del griego autos, (uno mismo) y ops (ver o visión) dando el sentido de "ver por uno mismo" la contemplación de la verdad.
Esta se realizaba una vez al año al comienzo de la primavera y tenía lugar en Atenas a orilla del río Ilissos. Su objetivo era preparar a los aspirantes para purificándolos y creando actividades requeridas por los Grandes misterios. Constaba de sacrificios, cantos de himnos, rituales relacionados con el agua y baños en el río Ilisios. Finalmente, se bebía una pócima especial llamada kykeon.
Según el himno Homérico a Deméter, la fuente literaria más antigua que hace referencia a los Misterios Eleusinos, los ingredientes de la mítica poción eran agua, menta y cebada. La menta o “blechon” no es un ingrediente psicoactivo pero en la cebada, el hongo parásito cornezuelo o “tezón” contiene una poderosa droga soluble al agua. La ingestión de este preparado dentro del programa de los rituales, simbolizaba la continuidad de la vida d la muerte así como el progreso de la civilización helénica. La fragancia de la menta tenía connotaciones sexuales, simbolizando la transición de Perséfone desde el estéril concubinato hasta la categoría de esposa que mediaba entre el dominio del Hades y el Olimpo de Deméter y Zeus.

CEREMONIAS RITUALES  DE INICIACIÓN EN LOS MISTERIOS
Los iniciados estaban en condiciones de recibir la gran revelación, esta incluía tres elementos:
  1. Dromena: se trata de una representación de la historia de Deméter-Perséfone. Este rito con música, canto y baile, no tenía diálogos. El público tomaba parte activa del espectáculo y se hacía consciente de la presencia de la diosa. Se realizaba una unión entre el hierofante y la sacerdotisa de Deméter, aunque la cópula era meramente escénica. Luego se apagaban las antorchas y pareja descendía a un lugar oscuro mientras los asistentes aguardaban
  2. Deiknymena: allí se realizaba la revelación de los objetos sagrados
  3. Legomena: se revelaban breves fórmulas rituales y litúrgicas que explicaban el simbolismo de los ritos. Se narraban historias que hacían a los iniciados conocedores de un saber exclusivo y superior.

CATEGORÍAS  DE  PERSONAS  QUE  PARTICIPABAN EN LOS MISTERIOS.

  1. El gran sacerdote o hierofcante, que mostraba lo hiera y era el único que podía entrar en el Anaktoron y completaba la iniciación.
  2. Las sacerdotizas o panageis (vírgenes llamadas también melissai) que oficiaban como administradoras del culto.
  3. Los iniciados, que se sometían a la ceremonia por primera vez.
  4. Los otros que ya habían participado al menos una vez y eran aptos para la última categoría.
  5. Aquellos que habían alcanzado la epopteia (revelación), que habían aprendido los secretos de los mayores misterios de Deméter.

Una (breve) historia del vicio (extracto)
Por Robert Evans
Llegados aquí, algunos de ustedes están rumiando la posibilidad de probar el ácido. No puedo ayudarles en eso entre otras cosas porque la verdad es que no quiero acabar en la cárcel. Pero, ¿y si recreamos la antigua réplica griega al ácido, el kykeon (ciceón)? ¿Es factible?
Cómo viajar en ácido como un filósofo griego
Por regla general, si la gente tiene la oportunidad de disfrutar de las drogas sin morirse de hambre durante nueve días, eso es lo que harán. Así que tiene su sentido que los sacerdotes que dirigían los Misterios de Eleusis quisieran mantener en secreto la naturaleza exacta de lo que les daban. Lo más parecido a una lista de ingredientes para el kykeon que tenemos procede del Himno a Deméter, que es uno de los himnos homéricos más largos y antiguos de los treinta y tres que nos han llegado. No es que Homero tuviese nada que ver con la redacción del Himno a Deméter o cualquiera de los demás. Los antiguos griegos tenían la manía de atribuir a Homero cualquier cosa que fuese antigua, sabia y de origen incierto. Era el equivalente clásico a considerar a Alan Smithee la dirección de una película, hecha décadas más tarde, a manera de homenaje. El Himno a Deméter está datado en el siglo séptimo u octavo a. C. La receta de kykeon se da cuando Metanira, una reina antigua y, al parecer, camarera en los cielos, prepara una bebida para calmar los nervios de la diosa Deméter:
Entonces Metanira le ofreció [a Deméter] una copa, llenándola con vino dulce de miel. Pero ella la rechazó, diciendo que fue ordenado por los dioses que ella no bebiese vino tinto. Entonces ella [Deméter] le ordenó [a Metanira] que mezclase un poco de cebada y agua con delicado poleo menta y le diese [a Deméter] Poción para beber Así que ella (Metanira] hizo el kukeón y se lo ofreció a la diosa, tal como ella había ordenado.
En el himno, Metanira, tras brindarle la bebida, hace a Deméter (que acaba de perder un hijo) el ofrecimiento de darle a criar uno de sus propios hijos. Deméter, en pleno vuelo de kykeon, devuelve tal amabilidad insuflando en el niño el fuego que hace inmortal. Todo esto refuerza todavía más la reputación del kykeon como una maldita droga. Hay dos cosas en la receta que me llaman la atención: la presencia de poleo menta, que tiene un nombre que suena al de una de las mujeres con las que se acuesta James Bond, y la ausencia de vino. En tanto que Deméter parecía preferir kykeon sin alcohol, eso significa que era opcional. Heráclito, un filósofo presocrático, aseguraba que el kykeon estaba hecho de vino mezclado con queso, y que se agitaba de continuo hasta que adquiría sus propiedades. «El kykeon« dijo, «se disgrega si no se está agitando.» Ninguna de estas recetas luce muy alucinógena (o apetecible) a nuestros ojos cansados, modernos. Wasson y sus coetáneos apuntan a que los sacerdotes eleusinos ocultaron un ingrediente clave a sus celebrantes: el cornezuelo de centeno. La única falla en esa teoría es que el envenenamiento por cornezuelo de centeno es horriblemente desagradable y a veces fatal, mientras que los Misterios de Eleusis parecían dar buenos viajes. Por suerte para esa teoría, es bastante fácil destilar LSA a partir de la ergotamina, usando agua y cenizas. Por desgracia para este libro, probar eso sería un delito federal. La posesión de ergotamina es legal, pero la síntesis de LSA es un delito, así como su posesión y su consumo. Así que, en lugar de cometer un delito grave, quisiera probar una hipótesis alternativa. ¿Qué pasaría si el kykeon tuviera más que ver con la privación de alimentos que con la sustancia en sí? Recuerden que los misterios de Eleusis se administraban al cabo de un ayuno de nueve días. Todavía puedo recordar la primera comida que pude ingerir tras mi aventura con la disentería india, luego de días sin poder mantener ninguna caloría en el cuerpo: me zampé un plato enorme de macarrones y queso con falafel desmenuzado. No estaba bien preparado y el queso era de pegote, pero el primer bocado que tomé, con una cucharada de sal y grasa, supuso una revelación. Casi no podía soportar el deglutir. La corriente pura de sabor era enceguecedora, literalmente. Peter Webster merece que se le reconozca haber sido el primero en teorizar acerca de que los viajes en kykeon podrían haber sido inducidos por el hambre. En su ensayo Mezclando el kykeon (2000), cuenta cómo asistió a un retiro religioso, ayunando de forma inadvertida durante cuatro días, para luego recibir un estallido poderoso de revelación espiritual al caer un primer sorbo de café en su estómago vacío y hambriento. Eso me dio una idea: ayunaría durante largo tiempo, subiría a la cima de una montaña próxima y tomaría una dosis de ambas mezclas de kykeon. Eso incluiría:

Infusión n° 1 

Ingredientes 
  • 2 cucharadas de menta poleo 
  • 1 taza de agua 
  • 30 gramos de cebada germinada 

Infusión n° 2 

Ingredientes 
  • 1 copa de vino (tinto o blanco) 
  • 30 gramos de cebada germinada 
  • 30 gramos de queso de cabra rayado. 
Una advertencia para el sabio (y para el tonto) sobre la menta poleo. Además de ser una especie deliciosa de menta, la menta poleo les puede reventar el culo en altas concentraciones. Lo cierto es que necesitaría comer aceite concentrado de menta poleo, el equivalente a litros de la infusión, para ponerse en peligro, pero queda advertido. Esta mierda es algo tóxica y nada buena para el hígado. No digan que no he intentado hacerles desistir. 

Método 

No disponemos de demasiada información sobre los ayunos que precedían a los misterios. Podrían haber sido como los de los musulmanes en el Ramadán, en el que los fieles evitan comer y beber desde el alba hasta el ocaso, o podría haber sido un ayuno total, donde consumirían cero calorías. Los cristianos griegos ortodoxos pueden echar hasta doscientos días al año en ayunos. En las religiones modernas, los ayunos más comunes son la restricción calórica (comer menos a menudo), el día de ayuno (un festín seguido de días de cero o pocas calorías) y restricciones en la dieta (eliminar la carne, grasas animales y cosas por el estilo. Un ayuno completo, en el que los asistentes pasan durante días sin calorías líquidas o sólidas, de una sola vez, es algo muy raro. Puede que el ayuno de los nueve días de los Misterios de Eleusis se basase en privaciones calóricas o dietéticas, pero también podría haber sido total. Decidí apostar a hacer cuatro días de ayuno antes de probar mis kykeones. Cuatro días de calorías cero no llegan a causar lesiones permanentes, pero están cerca de ese punto límite.