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El Lúpulo en la Argentina: historia de su introducción

Conjuntamente con el agua, la malta y la levadura, el lúpulo es uno de los 4 elementos principales que intervienen en la elaboración de la cerveza.
La introducción del lúpulo en la Argentina como planta cultivada, se debe a la llegada de la colonización galesa al valle del Río Chubut durante el último tercio del siglo XIX.
El 28 de julio de 1865 arriba al Golfo Nuevo, actualmente Puerto Madryn, la goleta “Mimosa” y de ella desembarca el primer contingente de inmigrantes galeses.
Con ese primer contingente que estaba compuesto por 153 personas entre hombres, mujeres y niños que provenían de distintos condados de Gales, llegaron los primeros rizomas de lúpulo a nuestro país.
Liderados por el reverendo Michael Jones —que fue, sin duda alguna, el alma del movimiento colonizador galés en la patagonia argentina— arriba con el grupo un impresor de Liverpool, Lewis Jones, a quien se le atribuye ser el primer introductor de gajos de lúpulo.
Hay referencias de que Lewis Jones, elaboraba muy buena cerveza para su consumo personal y de sus amistades.
Los Galeses se instalaron en la margen norte de la desembocadura del Río Chupat, hoy llamado Río Chubut, y fundaron un pueblo que luego sería capital de la provincia de Chubut.
A dicho pueblo lo denominaron Trerawson, en honor al Dr. Guillermo Rawson, ministro del Interior del presidente Bartolomé Mitre, quien fue el que los impulsó a que se establecieran en la Patagonia Argentina, años después se eliminó el vocablo galés “Tre” que significa pueblo, y quedó solo Rawson.
En el año 1885, un contingente de cincuenta familias galesas emigran desde la región costera de la provincia de Chubut, remontando el Río Chubut hacia el oeste, llegando y ocupando uno de los sitios más pintorescos y fértiles de la zona cordillerana, conocido como el Valle 16 de Octubre.
Así logran uno de los objetivos propuestos al abandonar su Gales natal en 1865, lograr un lugar donde preservar sus tradiciones, su idioma y su religión protestante, fundan el pueblo de Trevelín (Pueblo del Molino en idioma galés).
El traer consigo gajos de lúpulo desde su país de origen les permitió a los galeses también continuar con sus practicas culturales culinarias aquí en la Argentina.
Ellos utilizaban lúpulo de diferentes maneras, fundamentalmente en la elaboración de su pan, en sus tortas tradicionales, y en la elaboración de cervezas.
Las flores de esta trepadora se utilizaban para preparar una levadura con la que leudaban la masa del pan, al que le daba un característico sabor picante amargo.
A partir de la instalación de esas primeras colonias, el lúpulo se extendió en forma silvestre por casi todo el valle del Río Chubut (Trelew, Gaiman, Dolovan) y del valle cordillerano de Esquel, Trevelín, Cholila, El Bolsón, aledaños de Bariloche, y hasta Colonia Sarmiento.
El nombre Trelew, el cual es de origen celta, le fue impuesto a dicha localidad en el año 1886, en honor al cervecero Lewis Jones, y el mismo proviene de la unión de dos vocablos galeses “Tre”, que quiere decir “pueblo” y “Lew”, apócope de “Lewis”, o sea “Pueblo de Luis”.
Los otros pueblos fundados por los galeses fueron Gaiman, que pareciera ser de origen celta, pero que en realidad es un nombre indígena, que significa “Piedra de afilar” o “Punta de Piedra” y Dolovan (que significa Prado del Río, en galés)
Según versiones, la introducción de plantas de lúpulo a El Bolsón fue realizada en el año 1905 por don Jorge Hube, quien también planto el primer esqueje de lúpulo en El Bolsón, dichas plantas procedían de Chile.
Jorge Hube era un próspero comerciante chileno, descendiente de alemanes que provenía de la ciudad de Osorno (Chile) en donde su familia tenia una fábrica de cervezas, además en San Carlos de Bariloche poseía un aserradero sobre la orilla del lago Nahuel Huapi.
En esos tiempos se usaba al lúpulo como planta trepadora ornamental, para fines medicinales, culinarios y para la fabricación de cervezas caseras, pues se la consideraba con características antibióticas.
El cultivo del lúpulo en la República Argentina es la consecuencia del esfuerzo de la industria privada puesta al servicio de sus necesidades especificas, con miras a lograr su independencia de las fuentes tradicionales de abastecimiento y en un todo para beneficio del país.
La inquietud industrial por su abastecimiento mayorista comenzó hacia los años 1928 a 1930, cuando se dispuso la realización de ensayos en el sur de la provincia de Buenos Aires (los mismos se realizaron en la estancia “El Palomar”, establecimiento de campo de la zona de Tres Arroyos, y otros establecimientos de Coronel Dorrego y de Sierra de la Ventana) como así también en Pareditas, departamento de Tunuyán, provincia de Mendoza.
Como consecuencia de estas experiencias y de varios viajes de inspección realizados a las colonias galesas de la provincia de Chubut, se resolvió finalmente comprar la estancia “Las Vertientes” en Sierra de la Ventana, provincia de Buenos Aires, donde a partir de gajos que se pudieron importar y otros traídos de la chacra de Pareditas en Tunuyán, provincia de Mendoza, se iniciaron las plantaciones en el año 1935.
Posteriormente se agregaron gajos de importación de las variedades “Spalt Verde”, “Semsch” y “Tettnang”. con las que se llegó a tener bajo cultivo en el año 1947 casi 92 hectáreas.
La estancia “Las Vertientes” reunía condiciones ambientales favorables para sus 30 hectáreas iniciales. Posteriormente se levantaron protecciones contra los vientos mientras crecía la nueva forestación, pero éstas no fueron suficientes para la contención de los fuertes vientos.
No obstante se siguió insistiendo y aumentando el cultivo en razón de las necesidades derivadas de la Segunda Guerra Mundial, que impedían la importación de lúpulo desde los centros tradicionales de Europa.
Esto determino la adquisición de la estancia “Dionisia”, en la zona de La Copelina muy cerca de Mar del Plata, en al año 1945, y cerca de allí, se compraron otras 1.000 hectáreas de campo a las que se las denominó estancia “El Lupular”, el mismo estaba ubicado en la zona de Sierra de los Padres, a muy pocos kilómetros de Mar del Plata.
En este campo tuvo que iniciarse toda la producción desde cero, pues era un “campo raso o pelado” y uno de los motivos de instalar un lupular en la región de Mar del Plata se debió a la existencia en la estancia “La Serrana” que poseía una plantación experimental de 1,5 hectáreas, la cual demostraba un muy buen comportamiento y rendía satisfactoriamente para los conocimientos de esa época.
El otro motivo de la familia Bemberg (cervecería Quilmes) de comprar esas 1.000 hectáreas de campo e instalar un lupular en esa región era también la ubicación estratégica que poseía dicho campo. El mismo estaba ubicado en una de las mejores zonas de la Argentina, a solo unos kilómetros del puerto de Mar del Plata, salida marítima al exterior de cualquier producto que se quisiera exportar y ellos apostaban a producir lúpulo en muy gran escala.
Finalmente, tomando en cuenta y comprendiendo la ventaja que reporta el cultivo en pequeñas superficies, atendidas eficientemente por sus propietarios, en el año 1947 se dispuso el comienzo de ensayos en zonas de regadío para intentar, en una segunda fase, si las pruebas lo justificaban, difundir el cultivo entre chacareros particulares.
Así es que se instalaron dos ensayos: uno en Pareditas, departamento de Tunuyán, provincia de Mendoza y otro en la chacra “Maria Elvira” de Fernández Oro, en Cipolletti, provincia de Río Negro.
El primero se suspendió luego de tres años por falta de mérito, y el segundo dio lugar para que, a partir del año 1949, se iniciara lo que después fue una realidad, pues realmente la producción del Alto Valle del Río Negro eclipsó a la de los establecimientos de la provincia de Buenos Aires, se logró que el lúpulo del Alto Valle del Río Negro fuera apto para las cervecerías, aunque su aroma difería del europeo.
También existieron otros intentos de implantar cultivos lúpulos, en el año 1945 la cervecería Bieckert sembró algo más de 20 hectáreas en la localidad del sur bonaerense de Esteban Echeverría (por lo que se me comentó, el campo estaba ubicado entre Llavallol y Monte Grande) , dicha plantación no dio resultados.
Se volvió también a repetir la experiencia unos años después cerca de Mar del Plata, en la zona de Camet, pero al cabo de 3 o 4 años se desistió de seguir intentando, para directamente relacionarse con productores del Alto Valle del Río Negro y de El Bolsón.
El que escribe este artículo tuvo oportunidad de visitar la chacra “Maria Elvira” en la localidad de Fernández Oro en el mes de febrero de 2004, y recorrerla durante más de 3 horas junto con el encargado de la misma, el señor Sigfrido, el cual lleva viviendo y trabajando en ella más de 20 años, los comentarios y referencias de ese hombre de campo fueron más que ilustrativos, la chacra en esa oportunidad tenia sembradas 19 hectáreas de lúpulo “Cascade” 1 1/2 de “Mapuche” y 1 de “Traful”; estas dos últimas variedades son mutaciones y cruces genéticos realizados por ingenieros agrónomos argentinos.
La historia del lúpulo en El Bolsón comenzó en 1956 mediante la decisión de varios productores respaldados por los estudios sobre las condiciones ecológicas de este nuevo medio, que reproducían casi exactamente en la Argentina las cifras de los tradicionales centros de producción europeos.
Los que desarrollan la actividad en la región jamás pudieron acceder a contratos de producción de varios años, como es habitual en Europa o Norteamérica, donde, a pesar de la caída de los precios internacionales tienen pérdidas menores, ya que su producción está vendida con anterioridad en un 80 o 90 por ciento.
Esto se confirmó dos años después al ver el desarrollo alcanzado por las plantas de la vieja variedad “Spalt Verde”, cuyos gajos fueron llevados allí desde el Alto Valle del Río Negro, desde “Las Vertientes” y desde “El Lupular”, demostrando así que las mismas habían encontrado su verdadero “hábitat”.
Se entregó a uno de ellos gajos de la variedad “Hallertauer” y por su parte este productor trajo la variedad “Cluster”, “Ringwood Pride” y “Cascade” que son las variedades que hoy constituyen sus plantíos.
El cultivo del lúpulo tiene actualmente como centros de producción el Alto Valle del Río Negro y El Bolsón.
  1. La del Alto Valle del Río Negro, ubicada sobre el paralelo 39, donde se produce Cascade, Late Cluster, Ringwood.
  2. La del EI Bolsón, atravesado por el paralelo 42, donde se produce Spalt, Cascade, Bullion, Brewer’s Gold.
La historia del lúpulo en El Bolsón está directamente relacionada con la empresa Quilmes, ya que Otto Bemberg, el titular de esa empresa, fue quién promovió e impulsó los cultivos de lúpulo en la región, en el año 1956. Desde esa época, la relación comercial fue permanente, aunque con algunos altibajos.
Hasta el año 1993 en los valles de El Bolsón, Lago Puelo, El Hoyo y Epuyén se producían 330 toneladas de lúpulo, que generaban ingresos de 1,8 millones de dólares, con una superficie cultivada de 210 hectáreas con 24 productores.
Actualmente la producción es de 180 toneladas, en una superficie de 125 hectáreas y quedan trabajando sólo 10 productores.