junio de 2016
La amargura, la acidez y la dulzura de la bebida se pueden resaltar o ignorar dependiendo de lo que suene en el ambiente, según un estudio de una universidad belga
Un porrón de cerveza no tiene el mismo gusto si de fondo suena reggaetón o música clásica. Esta es la base de un estudio que se publicará en septiembre y que fue adelantado por el diario The Washington Post: el sonido es una parte importante del sentido del gusto y el brindis no es ninguna excepción.
La investigación la llevó a cabo Felipe Carvalho de la Vrije Universiteit Brussel, quien en primera instancia como diseñador de sonido creó 25 temas hechos para aumentar diferentes percepciones de dulzura, amargura y acidez. Luego se quedó con tres opciones representativas y reunió a 340 participantes a que probaran tres tipos de cerveza.
Al ser expuestos a estos sonidos, que en este primer estudio no eran canciones sino más bien sonido ambiente, se obtuvieron algunas conclusiones: que el piano hace que la cerveza resulte más dulce y los instrumentos metálicos, como las trompetas, aumentan la amargura de la bebida. Así que si queremos que el trago sea más ameno, podemos poner una sonata de Beethoven, pero si preferimos una experiencia más extrema para el paladar conviene musicalizar con Miles Davis.
Su creador avanzará a probar experimentos similares con chocolate y asegura que sus resultados serán de gran interés para la industria de restaurantes de todo el mundo.