Fue la gran industria cervecera de Rosario por casi 70 años, se vendía en todos los bares y se destapaba en todos los hogares. Un orgullo de la ciudad que cerró sus puertas en 1978. Hablamos con Patricio Paduan cuyo padre fue el “maestro cervecero de la Schlau”
Por Fabián Scabuzzo - Fotografías actuales: Mariano Fusero
“Pichincha era la Schlau” dice con entusiasmo Patricio Paduan, que pasó muchos años de su vida en la antigua cervecería de Brown y Francia, allí se escuchaba todo el tintineo de las botellas en los cajones de madera, era la música del trabajo.
La cerveza Schlau debe su nombre a Don Carlos Schlau que fue uno de los propietarios de la “Cervecería Alemania” que funcionaba en Entre Ríos y Catamarca, a fines del siglo XIX. En 1907 muere Don Carlos y la familia Bemberg, dueña de cervecería Quilmes. le compra el negocio a la viuda y le cambia el nombre por “Cervecería Rosarina Schlau”.
En 1914 se inaugura la imponente fábrica, de más de 20 mil metros cuadrados, de la que se conserva su enorme chimenea y fachadas en Brown 3126. Dejó de fabricar su legendario producto en 1978.
Fuiste a Madame y no sabías
“Es una historia larga y muy fuerte para mí”, nos dice Patricio, “Yo entré en la fábrica en el 62, mi papá era el director: Patricio Antonio Paduan, el maestro cervecero. Fue el primer maestro cervecero argentino, hasta entonces todos habían sido alemanes”, nos cuenta henchido de orgullo.
El recuerdo está vigente en muchas personas, pero varias generaciones solo creen que allí funcionaron los boliches Punta Brown, La Boite y Madame, que cerró en 2017. Paduan considera que es necesario insistir que en ese lugar funcionó “La primera industria de Rosario, bien montada, tenía 450 empleados. En esas época las grandes cervecerías, y también la Schlau, estaban ubicadas en redes troncales ferroviarias, incluso el tren entraba en la fábrica en donde se descargaban envases vacíos y luego los llenos”.
La cerveza fabricada en Pichincha “Llegaba al todo el sur de Santa Fe y Norte de Buenos Aires, tenía mucha presencia. También llegaba al Chaco. En todos los pueblos de la zona había dos distribuidores: el de Quilmes y el de Schlau”.
La Schlau se tomaba en todos lados
La popularidad de esta cerveza era tal que no había bar o despensa de la región que no la vendiera, la Schlau era la cerveza rosarina por excelencia y estaba acompañada de importantes acciones publicitarias y de márketing. Hoy en sitios de ventas online y en Facebook aparecen apoyavasos, etiquetas, destapadores, toneles y botellas que buscan ávidos coleccionistas.
“Una persona escribió que habían hecho un estudio sobre fotografías rosarinas de la época y sobre 15 fotografías de cumpleaños o reuniones, en 12 estaba la cerveza Schlau, podría haber Quilmes, Santa Fe, San Carlos, que llegaban a Rosario, pero todos tomaban Schlau”, nos dice Patricio.
“La Schlau fue una industria cervecera típicamente alemana, con planos copiados de las fábricas de ese país, en 1908 se compra ese terreno y se construyó en 1913 se construyó toda la estructura y los techos eran de acero Krupp”, la famosa siderurgia germana.
Según nos cuenta Patricio en los años 70 se llevó la capacidad de almacenamiento al doble, ya que se incorporaron nuevas líneas de producción a las históricas embotelladoras de 1920, que aún funcionaban.
El hijo del Maestro Cervecero, conserva miles de anécdotas que bien merecen un libro: “La casa central de Bemberg estaba en Paris, Francia. Yo siempre recuerdo que cada 3 o 4 años venía un Bemberg y un francés, y salían con mi viejo a recorrer la fábrica, se reunían con el directorio y después se iban. Los habré visto 3 veces. Eran los que tenían la mitad de las acciones, la otra mitad eran de la Cervecería Quilmes”.
Cerró la Schlau y nadie lo podía creer
El final de la cervecería es el triste episodio que Paduan cuenta y que marcó duramente su vida y la de su familia, sucedió en un año marcado por las políticas económicas de Martínez de Hoz, en medio del duro proceso militar y en el año del Mundial de Fútbol. que tenía a Rosario como subsede. Lejos de lo que podríamos suponer, la empresa no finalizó sus actividades por problemas económicos.
“La Schlau cerró en 1978, por una cuestión de política industrial, y el cierre ocurre en un momento histórico de la cervecería, el momento de mayor venta de la fábrica, al vender Bemberg las acciones, el grupo Quilmes decide directamente cerrarla para concentrar su fabricación en la planta de Zárate, bajo su propia marca” Es así como dejaron a Rosario sin su enorme cervecería después de casi 70 años. “De hecho todos los bares de avenida Pellegrini que vendían Schlau desde siempre empezaron a vender Quilmes. Se quedaron con la clientela enorme de Schlau”, remata.
La política de “desinvertir para concentrar” aplicada en la Schlau anticipó la era de la globalización, y fue una de sus primeras víctimas, "Incluso la regalaron y quienes la compraron destinaron el edificio a otros usos, como boliches bailables y salones de fiesta, actualmente se está reformando otra vez para eso”.
Patricio vive a una cuadra de la ex Schlau, camina por la zona y todo el mundo lo saluda. Estuvo al frente de varios encuentros de ex empleados y gente nostálgica reunida a través de la redes, y pudieron entrar al edificio para intercambiar anécdotas y recuerdos, el último fue en enero pasado y congregó a cerca de 200 personas.
En los últimos años Pichincha se llenó de cervecerías artesanales, la milenaria bebida de cebada volvió a un lugar que conocía, aunque ya no funcionara la Estación Rosario Norte, ni la vida prostibularia y cabaretera que supo tener el barrio.
En 2018 el Concejo de Rosario aprobó denominar al tramo de avenida Francia y Brown como “Paseo de los trabajadores de la cervecería Schlau”, y solo se puso un cartel que lo menciona, pero nada más que cuente algo de lo que fue esa imponente cervecería impresa en la memoria colectiva de la ciudad.