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Desmontando uno a uno los anuncios de cerveza

Estrella Damm


Los creativos de Estrella Damm, que se han metido en un lío tremendo en su anuncio de este año. Lejos de contar la típica historia de amor, o apostar por el no menos mítico videoclip largo, han optado por tirarse a la piscina para hablar de su “receta original”.
“Estrella Damm es una cerveza de 1876, que solo se hace con ingredientes naturales”, explican Alberto Chicote y Anna Castillo, protagonistas del spot de este año. “En 1876 no se añadían sulfitos, ni aditivos, ni conservantes, ni ingredientes modificados genéticamente. Y ahora tampoco. Por eso está tan buena”.
¿Sin sulfitos?
Si, como presume el anuncio, Estrella Damm siguiera haciendo su cerveza como en 1876 sencillamente no podrían distribuirla a los miles de bares y supermercados en los que se vende hoy en día. Fue precisamente ese año cuando Louis Pasteur público sus investigaciones sobre la fermentación de la cerveza, que marcaron un antes y un después en su elaboración: su contribución permitió elaborar cerveza sin tanta dependencia de las estaciones, pues ahora podía almacenarse de forma prolongada.
En 1876 puede que se inventara su “receta original”, pero sin los avances científicos que ha habido desde entonces los hipsters no podrían andar bebiendo tercios en las calas de la Costa Brava. Pero es que, además, como explica (a Directo al Paladar) Raimon Cooper, profesor y coordinador de los cursos de especialización en cerveza artesana y microcervecerías de la Universidad de Alicante, era una bebida sin los controles y procesos que tenemos en la actualidad.
“De los siglos XVII a XIX es la época de oro de la adulteración de las cervezas”, asegura Cooper. “Había prácticas prohibidas como añadir óxido de hierro para teñir la cerveza de negro, y se utilizaban todo tipo de aditivos. Aunque, la tradición cervecera alemana, con su Ley de Pureza, siempre ha sido más estricta en este sentido. A partir de esa época es cuando se empezó a hacer la cerveza más parecida a la que conocemos hoy, pero hacían todo tipo de prácticas que nos escandalizarían. Y aunque estaban prohibidas, había mucho cervecero deshonesto”. Puede que Damm no usara sulfitos en 1876, pero era una práctica muy común en la época el añadir sales de azufre como conservante, así como ácido salicílico o tartárico.
Todo esto por no hablar del ataque gratuito e irresponsable a los organismos genéticamente modificados, los famosos transgénicos, un asunto que explicaba muy bien Rocío Pérez(en Vitónica): “No hay ninguna prueba relevante, ningún estudio serio, ningún indicio científico, nada de nada, que sugiera que ingerir organismos genéticamente modificados es un riesgo para la salud”.
Hoy hablamos del anuncio de Estrella Damm, pero no es la única cerveza industrial que ha tratado de venderse como una creación especial, única o artesanal. ¿Qué hay de cierto en estos reclamos? Repasamos junto a Cooper los últimos anuncios de cerveza en los que se mencionan expresamente las cualidades del producto.

Cruzcampo Cruzial


“Las pequeñas diferencias hacen a una cerveza especial. Inspirada en nuestra receta centenaria y con nuestro lúpulo noble cien por cien seleccionado. Sabor intenso y equilibrio perfecto”.
“Los lúpulos nobles son las variedades a partir de las cuales se han creado otras”, explica Cooper. “Hay una serie de variedades. Vale, puede tener un lúpulo noble, lo que me choca es lo de lúpulo seleccionado. ¿Lo han cogido uno a uno? Es todo marketing grandilocuente. ¿Qué pasa, que los otros no lo seleccionan? ¿Los tiran a montón?”.

Mahou Barrica


“Gracias por empujarnos a algo nuevo, algo que va a romper las reglas del mundo de la cerveza. Para todos los que pensabais que la cerveza solo puede vivir en tanques, presentamos Barrica de Mahou. Una cerveza Lager envejecida en barrica durante meses para obtener un sabor único. Una nueva manera de hacer cerveza. Y qué pedazo de cerveza”
Como cuenta Cooper, la maduración de la cerveza en barriles no tiene nada de novedoso, pero se evitó precisamente para no dar sabor de madera a la cerveza. “La Mahou antiguamente es verdad que se hacía en barriles, pero se procuraba extraer todo el sabor de madera mediante lavados, pues se quería que fuera solo un contenedor”, asegura el maestro cervecero.
El uso de barricas para que la cerveza coja aroma de madera es relativamente reciente. La cervecera Innis & Gunn sacó en 2003 la primera cerveza de este tipo, que fue todo un éxito. Tanto que tuvieron que cambiar el método de producción, que hasta entonces duraba 100 días, adoptando un sistema de filtrado lento con chips de madera (procedentes de barricas) que dura de 5 a 10 días.
Cooper asegura que Mahou ha hecho una gran inversión en barricas, pero no tiene claro qué proceso siguen exactamente, algo que la empresa, explica, se guarda mucho de compartir. “Al poner una cerveza tan ligera en unas barricas nuevas tiene que coger mucho sabor a madera”, asegura. “Aunque las metan en barricas luego harán mezcla con otras cervezas para lograr ese sabor”.

San Miguel

 “Amarillo oro con reflejos de oro viejo. En fase olfativa hay delicados recuerdos a frutas blancas y se mantienen ecos de cereales y lúpulos”.
“Lo de ecos de lúpulos suena más bien a que lleva poco”, bromea Cooper. “Es una nota de cata bastante plana, quitando lo de oro viejo es aplicable prácticamente a cualquier cerveza de tipo claro. El consumidor de cerveza en España está muy poco educado y todas estas cosas grandilocuentes calan mucho en la gente”.

Voll-Damm

“Märzenbier. Cerveza de marzo con ingredientes 100% naturales, cebada sobre variedades puras, malteada en su propia maltería. La doble cantidad de malta le confiere más aroma, más sabor y más cuerpo. La Voll Damm recibe unos primeros lúpulos amargos en el brazaje y más tarde justo antes de que comience el mágico proceso de la fermentación se le añade un lúpulo proveniente de la prestigiosa y reconocida región bávara de Hallertauer”.
Cooper tiene serias objeciones al concepto de doble malta: “¿Cuál es la cantidad simple para hacer un doble? Si lees los ingredientes de la Voll-Damm solo tiene un 17 % de malta, el resto es arroz y maíz. ¿Qué quieren decir? ¿Si el doble es el 17 % una normal lleva solo un 8,5 %?”
Por otro lado, explica el experto, la Voll-Damm nunca podría ser etiquetada en Alemania como märzenbier, porque lleva arroz y maíz y es algo que no se permite en estos estilos tradicionales.
“Con esto no digo que sea una mala cerveza, está muy bien conseguida para el precio y la poca malta que tiene”, puntualiza Cooper. “Fueron los primeros en hablar de esto, pero no responde a nada”.

Mahou Maestra
 
“Tiene siete grados y medio. Y la crema mola, eh. Y doble lúpulo. Ah, es que el lúpulo es súper importante”
“¿Doble lúpulo de qué?”, bromea Cooper “Es como la Malta. ¿Echas el doble de lúpulo? Todo el marketing de cerveza es hacer grandilocuente lo simple o lo que ya se hace. No es nada raro mezclar tres tipos de malta y dos lúpulos, y claro que seleccionas el lúpulo. Puedes usar dos variedades de cebada especial, y las nombras si quieres porque queda bien, pero es algo que se ha hecho toda la vida. Eso es el marketing”.

San Miguel Selecta


“Hacer una de las mejores cervezas del mundo es relativamente sencillo. Hay que salir ahí fuera. En el mundo hay 53.351.000 hectáreas de cebada. Más o menos. Y no, no están una al lado de la otra. ¿Cuáles dan el mejor grano? Depende del año, de la tierra, de las horas de sol. Depende de las lluvias. También existen más de 90 tipos distintos de lúpulo, para seleccionar el mejor tienes que seguir tu intuición. Ver, tocar, ver y después probar y probar para escoger la mezcla perfecta, y dejarla madurar en bodega hasta conseguir exactamente lo que buscas. Así de sencillo”.
“Lo han querido vender como algo romántico y realmente no se habrán movido de la fábrica, pero antes de lanzar un producto al mercado es posible que los cerveceros hayan hecho muchísimas pruebas”, explica Cooper. “Detrás de un producto como este, de cualquier cerveza que sale al mercado, hay un gran trabajo de I+D. No puede estar mala porque hay mucho en juego”.

No son recetas originales, pero son mejores

Al final, aunque los anuncios lo magnifiquen todo, lo cierto es que las grandes marcas de cerveza se están preocupando por sacar al mercado nuevas (y mejores) variedades.
“Lo curioso es que cuando hablas con un maestro cervecero que produce millones de litros habla de su producto con el mismo cariño que un cervecero artesano”, asegura Cooper. “Yo he trabajado en una fábrica grande y es un proceso relativamente artesanal. Los cálculos que tienes que hacer son prácticamente los mismos”.
Y, como todo en esta vida, si se dedica más tiempo y más dinero, salen mejores productos. “Son cervezas mejores y la culpa de todo esto la tiene la cerveza artesana, que hace unos años no estaba”, apunta Cooper. “Ahora la gente está probando cosas nuevas y las grandes están intentando entrar en este mercado porque saben que irá en aumento y no quieren quedarse fuera”.

Los anuncios mienten, la cerveza no.