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El Pulque


La mayoría de edad para consumir bebidas alcohólicas es de 18 o 21 años dependiendo del país o ciudad donde nos encontremos. Pero ¿sabías que los 52 años era la edad mínima para tomar en la época prehispánica?
Imagina tener que esperar medio siglo para poder brindar con tus amigos o tal vez para olvidar una pena de amor, sería una larga espera que seguramente terminaría con resaca al otro día. Aunque cabe mencionar que para esa edad ya eran considerados ancianos sabios con la suficiente capacidad para discernir entre el bien y el mal. Acatar esta regla era tan estricto que aquellos “menores” que fueran sorprendidos en estado de ebriedad eran sometidos a castigos y burlas públicas e incluso la muerte.
diosa
¿Sorprendente no? Pero ¿Qué tipo de bebida era tan especial como para que valiera la pena la espera? Bueno pues se trataba nada más y nada menos que del Pulque.
Existe muchas leyendas que giran en cuanto al Pulque, una de ellas menciona que fue elaborado por la diosa Mayahuel quien se introdujo en el maguey en donde fusionó su sangre con la savia de la planta, creando de esa forma la bebida  más apreciada por los antepasados. El nombre recibido en aquel entonces fue izta coctli que quiere decir, vino blanco.
La elaboración del Pulque comienza con la extracción del aguamiel de los magueyes por parte de los “Tlachiqueros”, personas encargadas del raspado. Para su succión se utiliza una herramienta llamada acocote, posteriormente se vacía en un tinacal para su fermentación, durante este etapa es común adicionarle ciertas levaduras que aceleran el proceso.
Para algunas personas su aspecto no es muy apetitoso, tiene una consistencia espesa y viscosa, sin embargo tiene muchas propiedades nutritivas, es alcalino, neutraliza la acidez del chile y equilibra el PH del cuerpo, de hecho hay quien afirma que le falta un grado para ser carne. Debido a esto las mujeres en época de lactancia también les era permitido su consumo puesto se creía aumentaba la cantidad y calidad de leche producida para el recién nacido.
Si aún no has probado esta tradicional bebida una buena elección puede ser empezar con los pulques de sabores o mejor conocidos como “Curados”, pueden estar elaborados a base de frutas como: mango, tuna, piñón, plátano y fresa, entre otros. Existen una gran variedad que seguramente hay uno para cada tipo de paladar y gusto. Posiblemente no te encuentres con un catador que te guíe, pero existe una prueba infalible para comprobar la calidad  del fermentado, lo que debes de hacer es derramar con fuerza un chorro de pulque al piso y si este deja una forma de escorpión entonces está en su punto para ser degustado.
Amado por algunos y despreciado por otros, el pulque es una bebida que no puede pasar desapercibida. Aún cuando ha sido desprestigiado por algunas personas y medios, nunca ha dejado de estar presente. Hoy en día todavía se pueden encontrar pulquerías escondidas y tradicionales en pueblos típicos del centro del país como en: Guanajuato, Tlaxcala, Puebla, Michoacán, Querétaro,  Hidalgo y el Distrito Federal.
Un gran ejemplo en donde aún sobrevive la cultura de tomar pulque es en la Altiplanicie pulquera en el estado de Hidalgo conformada por los llanos de Apan, Tepeapulco y el Valle del Mezquital, este úlimo considerado como la cuna del pulque y forma parte de su cotidiana alimentación. Este territorio seco es excelente para el cultivo del maguey.Aún cuando esta bebida está catalogada como de bajo nivel, en la Ciudad de México se han puesto de moda “Pulquerías Premium” como las localizadas en la  colonia Condesa o la Roma, algunas de esas pulquerías son “La Patrona”, “Antojeria la Bonita” y “Expendio de Pulques Finos los Insurgentes”, entre otros.
Tal vez algún día el pulque sea reconocido como sucedió con el “Tequila”, para que esto ocurra necesita de ti y de tus labios expertos para saborearlo en todas sus gamas y sabores. Una visita a una pulquería es todo un agasajo a los sentidos, ademas de ser un paseo por la historia de México, es una tradición viva a pesar del tiempo.