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Temperaturas para beber la cerveza


Una buena regla es que las cervezas claras usualmente deben servirse un poco más frías, con eso nos referimos a entre cuatro y siete grados centígrados. Del lado más cálido del espectro se encuentran las cervezas oscuras como las Quadrupels (un estilo oscuro y pesado de Bélgica) y las Imperial Stout, que deben servirse entre 14 y 16 grados centígrados. Mientras tanto, las India Pale y otras cervezas inglesas deben beberse entre los 12 y los 14 grados centígrados.


Reglas generales
  • Todas las cervezas se deben servir entre 3,5 y 13 °C. 
  • Las cervezas lagers se sirven más frías que las ales. 
  • Las cervezas de mayor graduación se sirven más tibias que las de menor graduación. 
  • Las cervezas más oscuras se sirven más tibias que las cervezas más claras. 
  • Las lagers industriales se sirven muy frías. 
  • Servir la cerveza unos pocos grados por debajo de la temperatura deseada permite dar espacio a la tibieza añadida por el cristal y las manos del bebedor.


¿Cerveza caliente?

Hay creencias que indican que en Alemania la cerveza se toma caliente, esto no es asi.
Lo que sí es cierto, es que en muchos lugares se toma a temperatura ambiente, esto quiere decir que no está refrigerada. Pero el hecho de que no pase por una chopera el contenido del barril no significa que se beba caliente.
Esta temperatura "ambiente" nunca superará los 12°-14°. Este mismo rango de temperatura es llamado temperatura de sótano, donde se conserva en determinados lugares esa temperatura de modo constante durante todo el año. Lo esperable es que esto se aplique sobre una cerveza Ale, de alta fermentación y no sobre una Lager, de baja fermentación y sabores más delicados, la que sí requiere ser servida a una temperatura aproximada de 5°.

El hierro caliente


Una curiosidad sobre la "cerveza caliente", posiblemente la que le ha dado vida a este mito, es el Stachelbier.
Consiste en sumergir un hierro incandescente, calentado al rojo, en el vaso de cerveza. Esto producirá fundamentalmente una caramelización de los azucares presentes en la cerveza final, una descarbonatación y, por supuesto, un calentamiento de la bebida.
Siempre sobre cervezas de buen cuerpo donde puedas encontrar azúcares residuales para caramelizar.