Es más que moler o romper el grano de malta. Es así, que las cervecerías invierten capital en equipos de molienda que puedan mejorar su eficiencia en la producción de cerveza.
La importancia de la molienda reside en dos aspectos:
- El grano de malta debe ser partido de tal manera que su cáscara quede lo más intacta posible y así servir de filtro natural en el macerador. Esta cáscara hará más fácil la separación del mosto de el grano de malta.
- Exponer el endospermo del grano de malta (parte blanca) y facilitar la exposición del almidón que tendrá contacto con el agua durante el macerado. Así, las enzimas podrán degradar el almidón y convertirlo en azúcares fermentables.
Si el grano se muele muy fino y las cáscaras se pulverizan, pues el proceso de macerado será tedioso y el resultado al final será algo que no queremos, ya que produciría mostos turbios y nos daría taninos que le otorgarán astringencia a la cerveza final.
Si el grano se muele muy grueso, pues la eficiencia del macerado decaerá notablemente al no exponer el endospermo del grano de malta lo suficiente.