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Chicha y Guarapo en Colombia

por Ana Clavel Ramirez

La chicha es una bebida que por años ha estado en la cultura colombiana, hace parte de la historia misma de nuestro país, inicia con el campesino que labra y cultiva la tierra, que necesita hidratarse mientras realiza su labor, aparece en casi todas las regiones del país, pero toma mayor fuerza en el departamento de Boyacá.
Allí el campesino dispuso un espacio para preparar diariamente su bebida y era conocido como la chichería o guarapearía y ocupaba un lugar muy importante en su hogar, desde aquì, se Batía el guarapo una bebida agridulce que se hacia todos los días y la cual tenía un proceso de fermentación que era muy corto, el campesino lo batía en la mañana y luego de dos o tres horas de fermentado es apto para el consumo.
El Guarapo se realizaba de la siguiente manera:

Ingredientes:
  • Agua, 
  • Panela o Miel de Caña y 
  • Maíz.
Procedimiento:
  1. Se toma el Maíz se muele y luego se pone a cocinar, 
  2. cuando ya esta blando se deja enfriar y se lleva a una olla de barro o un timbo de plástico, 
  3. se agrega el agua y la miel o la panela según el gusto, luego se tapa muy bien y se deja fermentar de dos a tres horas, 
  4. después es apartado en un chorote o calabazo de totumo sin los cunchos (el maíz procesado) para que no se enfuerte demasiado y este apto para el consumo, para servirlo lo hacían en totumas (pequeñas vasijas extraídas del árbol de totumo). 
El guarapo es una bebida que por décadas ha acompañado los alimentos y las horas de trabajo de los labradores y jornaleros colombianos.
Pero a pesar de la evolución del tiempo esta costumbre no ha desaparecido en regiones como el occidente boyacense pues aun hace parte del diario vivir de sus habitantes.
La Chicha es entonces un derivado del guarapo y su diferencia es el proceso de fermentación; porque el guarapo se bate a diario y su proceso de fermentación es corto, por el contrario la chicha tiene un proceso más complejo, pues el ideal al consumirla es que este muy fuerte, para ello se debe dejar varios días en fermentación, en algunas regiones sellan el recipiente donde se está preparando y lo entierran para obtener mayor efecto en el esperado.
Estas costumbres son parte del legado de una cultura popular que se niega a desaparecer y a dejarse absorber por la modernidad del mundo globalizado.