Una cerveza prehistórica, la cerveza utiliza microorganismos vivos desde hace 45 millones de años. Todo comenzó con el hallazgo del microbiólogo Dr. Raúl Cano, quien encontró una abeja encerrada en ámbar. Los microorganismos seguían aún latentes, en 1995, pudiendo reanimar alrededor de 2.000 de estos. Con ellos, Fossil Fuels Beer Co. crea esta levadura de la época de Eoceno, elaborando así lo que podrían llamarse cervezas prehistóricas.
Pero Cano estaba más interesado en el Homo Sapiens evolucionado que hoy habita la Tierra que en esos reptiles extinguidos. Así que, dos años más tarde, en 1995, extrajo una bacteria viva de una abeja también atrapada en ámbar con el fin de desarrollar nuevos antibióticos. Pero el experimento no funcionó. Y Cano decidió aparcar por un tiempo sus trabajos con las 1.200 muestras de microorganismos que había reunido.
Pero, más de una década después, los esfuerzos de antaño han dado resultado: la levadura encontrada en un fragmento de ámbar birmano con una antigüedad de entre 25 y 45 millones de años ha fermentado, cuenta el diario norteamericano The Washington Post. El resultado es la cerveza Fossil Fuels, comercializada por la empresa Fossil Fuels Brewing Co., de la que Cano es uno de sus responsables, y cuyo lema es Tráete lo bueno de vuelta a la vida. "La levadura estaba adormilada, y fue al sacarla del ámbar cuando despertó y continuó reproduciéndose", ha relatado al periódico estadounidense Cano, de 63 años, actualmente director del Instituto de Biotecnología Medioambiental de la Universidad Politécnica de California.
El científico ha anunciado que destinará los beneficios de la venta de Fossil Fuels a financiar estudios sobre los biocombustibles, que podrían ser utilizados en la producción de cerveza.
De momento, la bebida de Cano está teniendo éxito. Según prestigiosos críticos, tiene un "característico sabor a clavo" que deja al final "un extraño gustillo a especia", lo que la hace "ideal para tomarla con unas tiras de pollo".