Páginas

Científicos rusos desvelan secreto del soma, antigua bebida sagrada

Los restos de una alfombra hallada en una cámara sepulcral en Mongolia sirven de base para descubrir cuestiones clave acerca de la bebida psicoactiva utilizada antiguamente.

Ídolo de Indra en las cuevas de Ajanta
en Maharashtra (India). Según los
antiguos textos indios Indra era
un consumidor de soma
El soma, utilizado en los rituales védicos por los indios antiguos, es una de las bebidas más misteriosas de la historia. Se creía que beber soma confería la inmortalidad, y los dos dioses principales, Indra y Agní, aparecen en imágenes consumiéndolo en grandes cantidades.

El ritual védico confirma que los hombres también consumían soma. El texto sagrado Rig-veda, redactado hace más de 5000 años, dice: “Bebimos soma, nos volvimos inmortales, llegamos a la luz, encontramos a los dioses”. Los persas, que no tenían el sonido “s” en su idioma, le llamaban Hoama en el Avesta sagrado.

Aunque los descendientes de los antiguos hindús y zoroástricos siguen llevando a cabo sus antiguos rituales, la identidad de la planta de la que se extraía o se fermentaba el soma se había perdido.

Habían comenzado a utilizarse sustitutivos no psicotrópicos del esquivo soma. Durante los últimos 200 años se han propuesto numerosos candidatos, entre ellos el cannabis, el ruibarbo, el ginseng, el opio y la achicoria salvaje.

Los detectives del soma

Unos arqueólogos rusos afirman que podrían haber resuelto el enigma. En 2009, excavando en una profunda cámara sepulcral en los bosques de Mongolia, una expedición ruso-mongola del Instituto de Arqueología y Etnografía, la sede siberiana de la Academia Rusa de Ciencias, descubrió unos tejidos de lana bordados de más de dos milenios de antigüedad.

A pesar de que el trabajo de los arqueólogos todavía no está completado, los primeros fragmentos restaurados han revelado algunos datos asombrosos. Los fragmentos del tejido hallado eran partes de una alfombra compuesta por varios paños de tejido de lana de color rojo oscuro.

El tejido se fabricó en Siria o Palestina, fue bordado en el oeste de India y acabó en Mongolia. El hallazgo es poco menos que milagroso debido a su inverosimilitud.

Natalia V. Polosmak, investigadora jefe de SB RAS, escribe: “Encontrarlo 2000 años después ha sido pura casualidad; su impresionante buen estado es casi un milagro. El modo en que llegó hasta la tumba de una persona a la que no estaba destinado seguirá siendo un misterio durante mucho tiempo, si no para siempre”.

¿Una seta psicotrópica?

El bordado muestra una antigua ceremonia zoroástrica centrada alrededor de una seta. En el centro de la composición, a la izquierda del altar, se encuentra el rey o sacerdote, vestido con un caftán largo bordado con una abertura en la parte inferior. Está concentrado en la seta que tiene en las manos.

Polosmak asegura que la “seta divina” se parece a la conocida especie psicoactiva Psilocybe cubensis. “La importancia de esta prueba sugiere que el soma, la antigua bebida ritual, se preparaba con setas de la familia de las strophariaceae que contiene un estimulador del sistema nervioso llamado psilocibina”.

Todos los investigadores están de acuerdo en que los indios y los persas utilizaban para sus rituales una bebida que contenía una sustancia psicotrópica. El debate está centrado en la bebida y en cómo esta afectaba al estado consciente de quienes la consumían.

Antiguos símbolos de tres culturas

Según Polosmak, los hombres representados en la alfombra son de la estirpe de los indoescitas (sakas) o de los indo-partos. Están celebrando un ritual que indica que profesan una forma de zoroastrismo: prueba de ello es el símbolo de Ahura Mazda, el dios de los persas, representado por el altar de fuego sagrado.

La seta que sostiene el rey (o sacerdote) puede ser una ofrenda al fuego o puede estar siendo santificada por el fuego antes de ser usada para preparar la bebida sagrada.

“El noroeste de la India en aquella época, donde es muy probable que se estuviera celebrando el ritual, era el lugar de reunión de tres grupos étnicos, de tres culturas: la india, la persa y la griega. Cada una de ellas tenía sus propios dioses: la tolerancia y la veneración no solo de tus dioses, sino también de los ajenos, era algo común”.

Polosmak sigue explicando: “Para llegar al fondo de la consagración frente a la que nos encontramos, debemos prestar atención a detalles aparentemente insignificantes, como las representaciones de las abejas y las mariposas esparcidas por todo el tejido. Estos insectos son los símbolos más antiguos de la veneración y se utilizaban con un significado muy distinto del de la actualidad”.

La abeja era el símbolo de la miel, de Indra, Visnú y Krishna. El Atharvaveda (el cuarto y último Veda) compara la búsqueda espiritual con la preparación de la miel. Las propiedades antisépticas de la miel la convertían en un elemento vital para conservar algunos alimentos. En México, por ejemplo, la miel se ha usado durante mucho tiempo para conservar setas que contienen psilocibina.

La mariposa también tenía connotaciones de longevidad. En la mitología griega, una mariposa personificaba a la diosa del alma, Psique. La palabra griega “psyche” significa “alma” y “mariposa”. En el arte el alma a menudo se representa como una mariposa saliendo volando de un funeral o viajando hacia el Hades. La palabra “alma” a menudo significa “fuego divino”.

“Las mariposas y abejas representadas en el fondo del lienzo podrían simbolizar el reino de las almas (el otro mundo), el mundo de los ancestros, donde van los guerreros después de consumir setas sagradas”, señala Polosmak.

“Ahora las piezas del puzle encajan. Los insectos y la seta están estrechamente conectados y convierten el mundo que los rodea en un milagro”. Cabe recordar lo que dice el Rig-veda: “Bebimos soma, nos volvimos inmortales, llegamos a la luz, encontramos a los dioses”.

Esto nos lleva a las proféticas palabras de la eminente indóloga y traductora rusa del Rig-veda Tatiana Yelizarenkova, escritas exactamente una década antes del hallazgo en Mongolia: “A juzgar por los himnos del Rig-veda, el soma no solo era una bebida estimulante, sino también alucinógena. Es difícil ser más concreto, no solo porque ninguno de los candidatos coincide con todas las propiedades del soma ni con las descripciones del soma halladas en los himnos, sino principalmente porque el lenguaje y el estilo del Rig-veda, como monumento de culto arcaico que refleja las características poéticas del “discurso poético indoeuropeo”, suponen un gran obstáculo para identificar el soma. La respuesta podrían darla los arqueólogos y sus descubrimientos en el noroeste de India, Afganistán y Pakistán (y no en la lejana Asia Central)”.

El misterio de la bebida que daba inmortalidad a los dioses y vigor a los antiguos indios y persas ha sido descubierto por fin. Todavía queda por ver si un emprendedor intentará recuperarla a partir de la receta descifrada por los investigadores rusos en el fragmento de una alfombra de hace 2000 años.