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La cerveza de verde de San Patricio

En el año 1631, la Iglesia Católica designó el 17 de marzo como el Día de San Patricio en honor a un sacerdote que eligió autodenominarse Patricio por su rol religioso (deriva del término latino para "figura paterna"). En realidad, Patricio era Maewyn Succat, un hombre oriundo de las tierras de Gran Bretaña que, luego de ser esclavo en Irlanda, comenzó a profesar la fe cristiana y a propagar sus creencias alrededor del año 432 d.C. Según cuentan algunas leyendas, Patricio recurría a un trébol de tres hojas para enseñar a los irlandeses sobre la Santa Trinidad.
En los tiempos en los que la festividad aún se encontraba muy ligada a la religión, todos los pubs cerraban por el día y los creyentes acudían a la Iglesia. Es más: San Patricio cae en medio de la cuaresma, la preparación para la Pascua, por lo que no es precisamente un momento de descontrol y libertinaje. Podría decirse que la fiesta tal como la conocemos surgió en Estados Unidos, y se establece un desfile de soldados irlandeses en Nueva York en 1762 como un precedente clave: a partir de entonces, la fecha se volvió alegre, masiva, hizo su recorrido de regreso a Irlanda y dio la vuelta al globo.
Una de las primeras pintas de color verde data de 1914, cuando el físico Thomas H. Curtin decidió fabricarla para su clubhouse neoyorquino. La bebida fue cada vez más popular hasta volverse realmente mainstream e internacional en los años 50, y así siguió su curso hasta la actualidad.
El secreto: colorante alimenticio. El mismo ingrediente que se añade a postres y tortas en pastelería, que es 100% comestible y permite dar color sin alterar sabor, aroma ni consistencia.
Es muy complicado a veces conseguir, con componentes orgánicos, color y no sabor, sabor y no color...