Estudiantes del Instituto de Enseñanza Superior de la Comunidad de Amaicha del Valle, Argentina, ganaron el primer premio de la Feria Provincial de Ciencia y Tecnología en el año 2011 y, luego de una incansable labor, al presente abren su propia fábrica y salón de venta al público de Cerveza de Algarroba.
Amaicha del Valle es una Comunidad Indígena del Pueblo Diaguita Calchaquí que desde 1716 cuenta con una Cédula Real que reconoce su posesión de las tierras. Este poblado tiene sus instituciones ancestrales, como el Cacicazgo y el Consejo de Ancianos. El proyecto de los jóvenes estudiantes nació de un trabajo experimental, en el marco de la capacitación como Técnicos en Alimentos, en el laboratorio del Instituto de nivel terciario. La idea la impulsaron ellos mismos, estaban seguros de que se podía hacer cerveza con la algarroba, un fruto del algarrobo que es abundante en esta zona. Los experimentos concluyeron cuando en el 2011 se logró por primera vez hacer la bebida, la cual tiene un suave sabor al fruto. Por este trabajo ganaron Primer Premio de la Feria Provincial de Ciencia y Tecnología que se realizó en San Miguel de Tucumán (Capital Provincial). Desde ese momento los siete jóvenes involucrados en el proyecto no descansaron en el afán de hacer realidad la fábrica. Implementaron acciones para recaudar fondos, organizaron bailes y espectáculos musicales, y con el dinero que iban reuniendo pudieron comprar las maquinas para realizar la producción. El emprendimiento cobró mayor empuje a partir de que la Comunidad Indígena local, a través de un comodato firmado por el Cacique Eduardo Nieva, cedió en comodato por 10 años un espacio en la ex hostería, lugar donde los emprendedores pudieron ubicar el emprendimiento y montar en el fondo del inmueble un patio de degustación. “Queremos valorizar la algarroba porque era un fruto muy apreciado por nuestros antepasados. Con él se hacía harina y se preparaban varios alimentos. Tenemos que aprovecharla porque aquí la tenemos de sobra. La gente la utiliza para alimentar a los animales”, aseguró Claudia Galván (de 23 años), integrante del proyecto. La estudiante remarcó además, como otra de las fortalezas principales del proyecto, el hecho de que el fruto es “orgánico”; es decir, está exento de agroquímicos. Además, agregó Claudia, “confiamos en que la bebida va a ser aceptada por el público. Y que se va a constituir en una fuente laboral importante para nosotros. Los que la probaron se sorprendieron por el parecido que tiene con la cerveza hecha con malta y lúpulo”. En el Valle “había grandes algarrobales y los indios, está registrado en la historia, se peleaban por ellos pues tenían un gran valor, no como leña sino como alimento. La idea de realizar este producto, es también rescatar ese alimento tradicional y darle un aspecto más moderno” comentó el Ingeniero Químico Néstor Kaluski, docente del Instituto y promotor del proyecto. Además, el docente indicó sobre el novedoso producto que “ hay gente que dice que esta bebida no es cerveza porque la algarroba no es un cereal. Eso es cierto, porque es una leguminosa, es una chaucha, pero yo los invito a que vengan, la prueben y me digan con la mano en el corazón ‘esto no es cerveza’. Porque tiene el color, la espuma, el aroma y el gusto de la cerveza, con un suave aroma de la algarroba, es una roma muy agradable, muy rico, es un gusto novedoso, pero no es una cerveza aromatizada con algarroba, sino que está hecha de algarroba, por eso tiene ese gusto nuevo”, detalla. Habilitada la planta, los estudiantes se proponen ahora avanzar en su ampliación. Con ese objetivo presentaron el proyecto ante el Instituto de Desarrollo Productivo de la Provincia de Tucumán (IDEP) y aspiran a obtener $ 100.000 (aproximadamente U$s 18.000) para construir un nuevo ambiente y adquirir equipos de mayor capacidad de producción. “La cuestión es lograr una empresa autosustentable a través de una bebida que vaya ganando mercado y sea aceptada primero por nuestra gente”, remarcó Enzo Valderrama (de 23 años), otro de los emprendedores que confesó: “en verdad parece increíble que hayamos llegado a esta instancia de habilitar la fábrica que, aunque sea chica, nos llena de satisfacción y expectativas. Es una forma de ir buscando alternativas laborales, ya que en esta zona son escasas. Sin trabajo, los jóvenes se ven obligados a abandonar este pueblo. Es lamentable, porque sí hay recursos para salir adelante”. Sergio Maza es otro de los jóvenes que participa del proyecto, pero a diferencia de los demás, se incorporó al emprendimiento sin ser estudiante. “Es algo novedoso y muchos se mostraron asombrados por el resultado obtenido”, agregando que se unió a la propuesta porque considera que así como en un tiempo prosperó en la zona la Ñapa (bebida que se hace con el algarroba fermentada) y la Aloja (otra bebida pero de mayor período de fermentación), la cerveza también puede ganarse un espacio en el gusto de la gente. Más allá de los resultados económicos que pueda obtener el proyecto, lo destacable es que ayudó a crear un espacio de unión de los jóvenes en el trabajo y generó la aspiración de hacer próspero a su pueblo.
25 de febrero de 2017