por Lissette Fossa - 15/12/2019
Tras quedar cesante inició en 2013 su pequeña cervecería, la primera cerveza chilena producida solo por mujeres. Por su labor, El Mercurio la galardonó este año con el premio 100 Mujeres Líderes, sin embargo ella lo rechazó. “Viene de un medio que lo único que ha hecho es mentir y ocultar la verdad”, afirma.
El nombre de su pequeña empresa también se relaciona con su proyecto. Según la antigua mitología egipcia, la diosa Hathor era la deidad de las fiestas, el placer, la danza y de la cerveza, quien con sus propias manos habría creado este brebaje. Por eso, en sus festividades se tomaba cerveza, bebida clave en la alimentación diaria de los egipcios, junto con el pan y los cereales.
“Yo soy química, trabajaba en un laboratorio, pero cerró y quedé sin trabajo, con el finiquito. Y tenía ganas de hacer un emprendimiento, con Sujey lo habíamos hablado. Hicimos un curso básico de cervecería en Santiago y nos encantó. Nos gustó cómo nos quedó la cerveza. Y empezamos a vender altiro. En ese tiempo poníamos una etiqueta fotocopiada” recuerda Jiménez.
Luego de ganar un fondo capital abeja de Sercotec, la cerveza Hathor pudo formalizar el negocio, instalándose en el valle de Curacaví con su socia y sus mascotas, rodeadas de un paisaje campestre.
Hace años, los vecinos formaron una cooperativa para comprar el agua de la zona. Comenzaron a aparecer en locales, pudieron invertir en un auto, comenzaron a repartir a domicilio y construyeron un galpón para todo el proceso de producción. Hoy, en el proceso de producción trabajan cuatro mujeres y en la distribución, ellas cuentan con el apoyo de la madre y el padre de Marcela.
“Hathor es un proyecto de mujeres, pero siempre hay un cruce con el feminismo. Tiene que ver con una postura política de trabajar con mujeres, pero tiene que ver con la poca paridad que hay en Chile. A las mujeres se les hace difícil el acceso a educación, a trabajo. Yo estoy desde la parada de ser mujer, en una sociedad patriarcal, en el cual siento que tengo una responsabilidad política en llevar una pequeña empresa, en mi derecho a elegir con quien trabajar. Y siempre he elegido mujeres, para mi trabajar con mujeres es fluido, horizontal”, comenta Jiménez.
Es así como Hathor se transformó en la primera cerveza hecha solo por mujeres en el país, aunque hay otros proyectos de mujeres cerveceras más pequeños, de una o dos personas. El trabajo duro tuvo su reconocimiento: su cerveza de estilo stout ha ganado dos medallas en la Copa Cervezas de América en 2016 y 2018.
Jiménez fue informada el 16 de octubre que había sido galardonada con el premio 100 Mujeres Líderes, un premio creado por El Mercurio y Mujeres Empresarias, que existe hace 18 años.
Al principio Marcela Jiménez había decidido aceptar el premio. A raíz del estallido social la premiación se aplazó. Cuando le enviaron la invitación, se dio cuenta de que quien la organizaba era El Mercurio y que tenía el apoyo de grandes firmas, como Aguas Andinas y Wallmart. Tras las movilizaciones que comenzaron el 18 de octubre, y por el tratamiento informativo que tuvo el medio ante delitos de derechos humanos, Jimémez decidió rechazar el premio, tal como informó el portal Comunibeer.
“Mujeres Empresarias y El Mercurio están relacionado con algo que no comparto. Les dije que agradecía el premio, pero que la verdad yo no lo aceptaba. No recibiría un premio que viene de un medio que lo único que ha hecho es mentir y ocultar la verdad, no sólo ahora, si no que en toda la dictadura. Ha sido cómplice de violaciones a los derechos humanos. Muchas cosas que salieron en ese tiempo en El Mercurio rechazaban las violaciones a los derechos humanos, y ahora siguen en la misma dinámica”, afirma Jiménez.
Para Marcela, rechazar el premio venía de la mano con cuestionar también a las empresas que financiaban este galardón, que ella considera que se alejan del buen trato que debieran tener con sus trabajadores
“Yo creo que los mejores empleadores son las pymes. Hacemos un esfuerzo y hasta yo, que no tenemos grandes ganancias, hago el esfuerzo para pagar aguinaldo. Si yo lo puedo hacer ¿Por qué no lo pueden hacer grandes empresas? Entonces, cuando vemos que hay una perversa depredación en los grandes empresarios, cuando pagan el mínimo a sus trabajadores ganando tanta plata, es obsceno”, comenta a INTERFERENCIA.
Es así como Jiménez se suma a la científica Daniela Honorato Zimmer, bióloga marina miembro de la ONG Surgencia, quien también rechazó el premio 100 Mujeres Líderes de este año, por razones similares.