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Balché

El balché es un hidromiel característico de la cultura maya. Considerada la bebida más sagrada por este pueblo, era usada para ritos religiosos y medicinales: servía para entrar en trance en ritos de divinización y como purgativo. Se elaboraba mediante la cocción de la corteza del árbol balché (Lonchocarpus longistylus) en agua proveniente de cenotes y miel de xtabentún, una planta con propiedades psicotrópicas (Turbina corymbosa). El resultado se fermentaba durante varios días y se consumía oralmente en recipientes denominados jícaras, o mediante un enema para acelerar su absorción. A pesar de su
prohibición por los conquistadores, el balché aún se elabora en Chiapas y en la península de Yucatán, lo que manifiesta su importancia en la cultura e identidad regionales.
Hay recetas tanto con miel de T. corymbosa (que se restringiría al uso religioso) como con sirope u otros compuestos azucarados (sin propiedades psicotrópicas).
Aquí nos hemos enfocado en la receta más tradicional.

Ingredientes

  • Corteza del arbol balché. Este árbol crece en los estados de Chiapas, Quintana Roo, Yucatán y Campeche. Lo reconocerás por su tronco  recto y corto,  su copa es grande de ramas finas con racimos de  flores púrpuras-violeta.
  • Agua, de preferencia que sea de cenote o de río de agua dulce. Puedes sustituir por cualquier agua bebible.
  • Miel, azúcar o aguardiente como endulzante

Preparación

  1. Calienta la corteza de balché en agua hasta el punto de ebullición (o hervir) para quitar la amargura propia de la misma.
  2. Una vez que comienza a hervir, retira la corteza del agua y déjala secar.
  3. Una vez seca, hiérvela nuevamente con agua. Los ancestros mayas lo hacían con aguas  obtenidas de un cenote o de río no contaminado para obtener la esencia y el color de la planta.
  4. Puedes dejarlo fermentar por dos o tres días
  5. Le puedes agregar posteriormente miel, azúcar o aguardiente, para endulzar su sabor.


El licor de balché es una bebida alcohólica ceremonial de origen prehispánico, usada ampliamente entre los mayas de la península de Yucatán y los mayas lacandones en rituales religiosos y curativos. La bebida se extrae del árbol Lonchocarpus longistylus Pittier (Fabaceae, Leguminosae), conocido igualmente como balché (Garza 1990, Nie­mbro 2003). Además de formar parte de la tradición religiosa maya (Bernard y Lozano 2003), el balché tiene otros usos más cotidianos para las comunidades mayas. En este ensayo abordaremos algunos de sus aspectos biológicos y sus usos tradicionales.
Lonchocarpus longistylus es un árbol na­tivo de América, se distribuye desde el sureste de México hasta la región del Pe­tén en Guatemala. En la Península de Yu­catán, este árbol crece en suelos calcáreos con rocas aflorantes. Dependiendo de la disponibilidad de agua puede ser perenne o caduco. Alcanza hasta 18 m de altura y de 20 a 25 cm de diámetro a la altura del pecho. El tronco es recto y corto, la copa es grande, extendida y se compone de ramas fmas, ascendentes con follaje den­so. Las hojas son compuestas, imparipin­nadas y tienen 15 folíolos de 3 a 8 cm de largo, oblongos u ovados, de ápice acu­minado a subcaudado. Su floración es durante septiembre y octubre y la fructifi­cación de abril a junio. Las flores son papilionáceas, púrpuras-violeta, y dis­puestas en racimos. Los frutos son vainas oblongas y aplanadas, indehiscentes y de color marrón claro cuando están maduros.
Cada fruto contiene de una a dos semillas. Las semillas son reniformes, aplanadas lateralmente, de 12.0 a 14.5 mm de largo, de 6.8 a 7.0 mm de ancho y 4.5 a 6.0 mm de diámetro. La cubierta de la semilla es rojiza oscura marrón a marrón oscura, lisa, opaca y coriácea (Corral 1985, Nie­mbro 2003). Esta especie es conocida con varios nombres comunes en diversos Es­tados del sureste de México: xbal-ché (Chiapas), palo gusano (Campeche), bal­ché (Quintana Roo), balché, saayab y xbal-ché (Yucatán), otros nombres son sakiab y palo de patlaches (Corral 1985).
Entre los diversos usos de este árbol, se puede mencionar que el té obtenido de la infusión de las hojas se utiliza en la medicina tradicional para tratar la tos y para la limpieza de heridas infectadas. También se ha descrito que el licor de balché tiene cierto efecto laxante (Bernard y Lozano 2003). Respecto a esto, Katz (2003) menciona que el licor de balché se usaba en ocasiones en forma de lavativa, también con el propósito de aumentar sus efectos embriagantes. Tal vez por esta modalidad poco familiar de consumo, los conquistadores españoles vieron "al dia­blo al acecho en el licor de balché, con el fm de convertirse en serpientes y gusanos que roían las almas de los maya". El árbol de balché se utiliza también como planta ornamental en calles, parques y jardines. Asimismo, la corteza contiene una serie de metabolitos secundarios (alcaloides, triteipenos-esteroides, taninos y grupos fenólicos) con propiedades insecticidas (Miranda 1975, Mendieta y del Amo 1981).
En cuanto su uso mágico-religioso, es utilizado como ingrediente principal de la bebida sagrada Maya por excelencia. El licor de balché es empleado en diversos rituales curativos así como también para lograr la purificación física y espiritual indispensable para alcanzar la comunica­ción con sus dioses, a quienes también lo presentan como ofrenda. La deidad rela­cionada con el licor de balché es Acán, dios del vino (Bernard y Lozano 2003, Niembro 2003). El licor de balché se pre­para con agua "virgen", es decir recién colectada de algún cenote, tiras de la cor­teza y miel de abeja. Se cubre el brebaje con hojas de palma o plátano y se deja fermentar hasta el día siguiente, momento en el cual se considera listo para ser bebi­do (McGee 1990).
El árbol de balché no se encuentra ac­tualmente en alguna categoría de conser­vación (SEDUMA 2014). Esta especie tiene un gran valor cultural y etnobotánico ya que más de una parte de la planta pue­de ser utilizada en la medicina tradicional. Por otra parte, su uso en los rituales y ceremonias de las comunidades mayas aún se extiende hasta nuestros días, con lo cual contribuye a preservar las costum­bres y tradiciones mayas.
Referencias
  • Bemard-Merma A. y Lozano-Cortés M. 2003. Las bebidas sagradas mayas: el balché y el saká. "Sincronía" Revista Electrónica de Estudios Culturales del Departamento de Letras de la Universidad de Guadalajara. <http ://sincronia.cucsh.udg.mx/menna con es03.htm> (consultado 30 Enero2015).
  • Corral-López M.G. 1985. Características anatómicas de la madera de once especies tropicales. Secretaría de Apicultura y Re­cursos Hidráulicos, Instituto Nacional de Investigaciones Forestales. México.
  • Garza M. 1990. Sueño y alucinación: otros ámbitos de la realidad entre los nahuas y los mayas. Centro de Estudios Mayas, Ins­tituto de Investigaciones Filológicas, Uni­versidad Nacional Autónoma de México. México, D.F.
  • Katz S.E. 2003. Wild Fermentation: The fla­vor, nutrition, and craft of live-culture foods. Chelsea Green Publishing Compa­ny, White River Junction.
  • McGee J.R. 1990. Life, Ritual and religion among the Lacandon Maya. Wadsworth Publishing Company, Belmont, California.
  • Mendieta R.M. y del Amo-Rodríguez S. 1981. Plantas medicinales del estado de Yucatán. Instituto Nacional de Investiga­ciones Sobre Recursos Bióticos, Xalapa.
  • Miranda F. 1975 La vegetación de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Gobierno del Estado de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez.
  • Niembro R.A. 2003. Lonchocarpus longisty­lus Pittier. En: Vozzo J.A. Ed. Tropical Tree Seed Manual, p. 550. USDA Forest Service, Washington DC.
  • SEDUMA. 2014. Balché.
  • <http ://www.seduma. yucatan .gob .mx/flora /fichas-tecnicas/balche.pdf > (Consultado: 30 Enero 2015).

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