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30 de Julio de 1954: Expropiacion de inmuebles a la familia Bemberg por el Gobierno de J.D. Peron

Otto Peter Friedrich Bemberg Drügg
En 1899, el señor Otto Bemberg, fundó la Brasserie et Cervecerie Quilmes, que desplazó a Bieckert del liderazgo del mercado.
La nacionalización de las empresas Bemberg fue el conflicto más importante llevado adelante con el fin de hacer justicia con una corporación empresarial en la Argentina.
Apoyado en una demanda impositiva, vinculada a la forma de organización del holding, Perón usó de las fuerzas del Estado contra el grupo empresario.
La nacionalización de las empresas constituyó también una respuesta a los abusos de la década Infame, que era recordada como una época de humillaciones para el movimiento obrero.
El gobierno peronista creó una nueva Empresa del Estado.
El control estatal de las empresas permitió al peronismo llevar adelante algunos de sus proyectos más ambiciosos con el traslado de la industria cervecera a una Cooperativa Sindical y la cesión del establecimiento yerbatero Puerto Bemberg a la Cooperativa Obrera 17 de Octubre.
La historia del grupo Bemberg arrancó cuando el padre de la dinastía, Otto Peter, se estableció en Buenos Aires, en 1850, como banquero e industrial, para fundar 40 años después, en 1890 en Quilmes, la Brasserie Argentine S.A. (Cervecería Argentina), la primera cervecería del país.
Otto Eduardo Bemberg Elortondo
Otto Peter Bemberg, fundó en 1890 la Brasserie Argentine Quilmes S. A.
Sostiene Belini en «La nacionalización de las empresas Bemberg» que en la historiografía "gorila" sobre el peronismo, el affaire Bemberg ha sido presentado como expresión del poder concentrado de Perón o bien como una venganza personal de su esposa, Evita.
El caso Bemberg se inició en 1937, por una denuncia ante los tribunales de justicia que condujo al gobierno nacional a iniciar un reclamo por la evasión del impuesto a la transferencia gratuita de bienes mediante la constitución de sociedades anónimas con residencia en el extranjero (tal vez una de las formas más utilizadas por los holding existentes en la Argentina).
Se paralizó al trámite ordinario y lejos de disminuir el interés de la opinión pública sobre el tema lo exacerbó hasta convertirlo en uno de los escándalos económicos más importantes de la restauración conservadora.
En 1901, el grupo inversor paso a llamarse Brasserie Argentine Quilmes.
A partir de 1946, el nacionalismo económico alcanzó nueva fuerza cuando el gobierno peronista nacionalizó el Banco Central, los ferrocarriles franceses e ingleses, la compañía de teléfonos y el comercio exterior mediante la creación del IAPI.
Con la argentinización del sistema bancario y la creación del I.A.P.I; la Argentina afirmará su potencialidad sobre pilares de oro, y alcanzará la plena manifestación de su grandeza.
Por entonces, la concentración económica y el desenvolvimiento de prácticas monopólicas estaban afectando a vastos sectores de la industria.
Entre ellos, la cervecera ocupaba un lugar de importancia debido a que se trataba de un producto de consumo masivo, cuya demanda crecía vertiginosamente desde finales del siglo XIX.
Durante la entreguerra se afianzó el control de esa industria por parte de la corporación Bemberg.
El «trust» Bemberg llegó a deber al Estado argentino, nada más que en concepto de impuesto a la herencia, la suma de $ 181.000.000 (año 1941).
Esta defraudación había sido tolerada y legitimada por los gobiernos de la Década Infame.
Los Bemberg eran los únicos propietarios de la Cervecería principal de Hamburgo: «La Altona».
Si bien Perón ensayó diversos instrumentos de contralor comercial y financiero de las grandes empresas, eludió la expropiación y la nacionalización de grandes sectores de la industria como la del cemento, los frigoríficos y, en gran medida, las compañías de electricidad.
El grupo Bemberg se había convertido en un símbolo de la influencia política del poder económico.
Luego de la sanción de la ley 14.122 de 1952, que dispuso la liquidación del grupo Bemberg, el Estado adquirió las empresas a precios bajos.
En 1909, sobre la base de su creador la firma Fernando Perés y Cía., se funda una empresa textil que en 1924 se transformaría en la Manufactura Algodonera Argentina.
A fines de la década del treinta Fernando Perés que poseía el 75% de las acciones, le vende a una controlada del grupo Bemberg, el 55%.
Éstos se convertirían en el principal accionista.
La aplicación de la ley 14.122 y la decisión estatal de adquirir las empresas de la ex corporación Bemberg significó virtualmente el control público sobre la industria cervecera.
En efecto, en enero de 1953, el estado adquirió cuatro de las firmas más importantes, a las que se sumarían, hacia fines de 1954, otras seis.
Las primeras cuatro empresas (Cervecería y Maltería Argentina, Cervecería Palermo, Cervecería Buenos Aires y Maltería Bella Vista) representaban el 88 % del personal empleado en la industria (unos 7.430 empleados) –a los que se sugirió la formación de cooperativas de trabajo- en ese entonces integrada por 16 plantas.
Durante el gobierno de la Revolución Libertadora (1955-1958) se continuan las investigaciones para deslindar responsabilidades.
Será recién por un convenio firmado el 14 de enero de 1993 que, confirmó que los Bemberg habían pagado al Fisco una suma cercana a los $ 60 millones, sobre un total de $ 97 millones establecidas en la multa fallada y confirmada en 1950 cuando se terminará el problema impositivo.
La oposicion pemberg, la oposicion de estos al régimen peronista y la negación a hacer "contribuciones voluntarias" a la señora Eva Maria Duarte, segunda esposa de Juan Domingo Peron, aprobechando como excusa la evasión impositiva.
Consideran una prueba de esto la inmensa evasión y negociados que otros grupos afines al régimen llevaban adelante con total impunidad como probarian los casos del Grupo "Jorge Antonio" (Negociado de Automotores y Negociado de Televisores) o "Automotores de la Capital Federal".
Luego, estos bienes expropiados a la familia Bemberg les fueron devueltos durnate la presidencia de Arturo Frondizi, en 1960. En abril de 2006 el grupo Bemberg cedió el control de la cervecería Quilmes a la belga AmBev.
Para entonces, Quilmes controlaba el 75% del mercado argentino, lideraba posiciones en América latina y era la principal embotelladora de Pepsi-Cola en la región.

Los Bemberg según Perón
Por Juan D. Perón 
La familia Bemberg en la Argentina es algo así como un inmenso pulpo venenoso que todo lo va emponzoñando y ocupando. La corrupción de funcionarios públicos fue su especialidad. La “coima” es una institución bembergiana. Penetró el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial. No hubo rincón de la Administración Pública donde Bemberg no llegara con su corrupción. 
Mediante este procedimiento delictuoso llegó a amasar una gran fortuna; como Al Capone, se dedicó a la cerveza y constituyó el más extraordinario monopolio, para estar también fuera de la ley en este aspecto. Sus abogados fueron también famosos como lo son en el foro los que se dedican a esta clase tan torcida del derecho. Bemberg fue tomando todas las cervecerías del país después de arruinar a sus legítimos dueños por la competencia desleal. Tomó todas las fábricas de levadura y monopolizó las malterías. Era desde ese momento el “Rey de la Cerveza”; como tal, había terminado con todos. 
Obtenido esto, se dedicó a la yerba mate y tal vez habría creado otro inmenso monopolio si las cosas no hubieran cambiado con la muerte de “Don Otto”. A la muerte de este señor sus herederos iniciaron juicio sucesorio, de esto hace casi veinte años y con gran sorpresa para el fisco, su fortuna se reducía sólo a seiscientos mil pesos. Terminado el juicio, frente a tan insólita y absurda simulación, el Consejo Nacional de Educación denunció la evasión de impuestos y el asunto pasa a la justicia federal. Allí el juicio durmió el sueño de las cosas olvidadas durante quince años, en los que los herederos Bemberg han de haber movido algunas “influencias” para que “no se hablara más del asunto”. “Hijos de tigre, tenían que salir overos”. 
En 1946, cuando recibí el gobierno y no tenía ni noticias del “caso Bemberg”, un señor José Luis Torres inició una campaña en los diarios y por folletos, sobre esta defraudación al fisco. En ese entonces se había creado el Ministerio de Educación, en reemplazo del antiguo Consejo Nacional de Educación, que era quien percibía los impuestos a la herencia y las herencias vacantes. Pedí al ministro que estudiara el asunto y cumpliera la ley. Desde entonces el juicio marchó. Sería largo historiar todo lo que se comprobó en ese juicio que, por otra parte, ha sido publicado en extenso. Las demandas eran de dos caracteres: una por defraudación al fisco y otra por monopolio. Eran tan abrumadoras las pruebas que ambos juicios aunque largos y laboriosos, terminaron condenando a la sucesión Bemberg y ordenando la liquidación de sus bienes en rebeldía porque todos los Bemberg habían desaparecido del país. 
Se comenzó la liquidación pero mientras se estaba en ello, se comprobó que algunos testaferros actuaban para adquirir para Bemberg lo que el mismo Bemberg vendía. Esta superchería hizo que el Congreso tomara cartas en el asunto y dictara una ley especial sobre cómo debía hacerse la liquidación. Mediante esta ley, dictada en resguardo de la justicia misma, fue posible que el Estado tomara cartas en el asunto y procediera a una real liquidación de los bienes. Mediante ello también fue posible que el Sindicato de Cerveceros y afines de la República Argentina, que agrupa a todos los obreros de Bemberg, pudieran comprar las cervecerías y los establecimientos afines, pagando un precio justo y convirtiéndose en propietarios, mediante el sistema cooperativo. Tenemos más cerveza y es del Pueblo. 
También en este caso los “libertadores” prometieron devolver a Bemberg, que los “financió”, sus bienes, despojando a los obreros que compraron de buena fe, mediante un fallo definitivo de la justicia una ley nacional que dispuso la liquidación. Aunque estos “libertadores” han dado muestras de desconocerlo todo, imagino que entre ellos habrán algunos que tensan algo de juicio y conozcan algo de derecho, aunque generalmente en las dictaduras militares el derecho suele ser la cosa más olvidada, másdesconocida y más aborrecida: los dictadores son el derecho. Por eso, Cicerón afirma: “La fuerza es el derecho de las bestias”.

Algunos LIbros

Caso Bembergante la Justicia de la revolucion, 1956





El Caso Bemberg en Cordoba



La injuria en en el caso Bemberg